31 de octubre de 2006

LOA AL EJERCICIO FÍSICO CON GIMNASIO AL FONDO


El Puñetas (embutido en el cuerpo y mente de su creador, y sin embargo, amigo) acude varios días a la semana a un centro deportivo de esos que cada vez abundan más por los corrales hispánicos. Un chiringuito donde puedes meterte en un completo gimnasio a destrozarte toda la musculatura, donde se imparten cursos para todas las edades y estados anímicos (estiramientos, ciclismo indoor, pilates, body combat, GAC, gimnasia suave, yoga, taichi, aquagym…) o donde, si lo prefieres, puedes ponerte a remojo como los garbanzos en una mona piscina o relajarte en las termas, baños de vapor o sauna. Una gozada para el cuerpo y un agujero más para el bolsillo, aunque es preferible gastarse la pasta en la realización de un ejercicio físico placentero, tonificante y vitalista a estar enchufado al sofá durante horas mientras ves una telecaca o a calentar el bar botellín de cerveza va, chato de vino viene. Ya digo, mi jefe se dedica a estas cosas y un servidor –ser de ficción e inmaterial, al fin y al cabo- se aplica a ver qué se cuece por ahí mientras él suda la camiseta.



De mis observaciones y escuchas por los vestuarios de dicho centro deportivo deduzco varias cosillas chiripitifláuticas. La primera y fundamental es el espíritu gregario que tienen algunos miembros de las nuevas generaciones, incapaces de escurrirse de las modas e ideas estúpidamente imperantes. El tatuaje, por ejemplo. He visto a pocos tipos de la tercera edad o cincuentones que luzcan en espalda, brazo o mortadela un dibujito horrible, de esos que se graban para hacer bonito pero que acaban siendo una horterada y una birria con la que -encima- deberás cargar el resto de tus insensatos días. Se ve que para muchos jovencitos (e itas) no eres nadie si no calzas un tatuaje impreso en la epidermis siguiendo los dictados de los correveidiles de la moda. Algo parecido ocurre con la depilación varonil. Cada vez escucho a más chavales decir que se están depilando las piernas y hasta el pecho. No logro entender el porqué, pero debe haber alguna razón –aunque sea estrafalaria- por la cual a muchos jóvenes asiduos al gimnasio y amantes del ejercicio físico les ha dado por hacerse la cera, dejándose las piernas (mínimo) más peladas que el culo de un mono. Semejante sacrificio no entra en mi cerrada mollera, aunque mi jefe me lo intenta explicar pacientemente.



-Puñetas, piensa en positivo. Yo creo que se afeitan no porque sean masoquistas sino porque alguien les ha metido en el entrecejo que es lo más in, moderno y guay del paraguay. Y porque comprueban que los que van por ahí mostrando pelo en pecho no se comen una rosca ni un rosco, aparte de parecer unos osos madroñeros.


Pues vale, me digo, tú dirás lo que quieras pero esto es puro y duro masoquismo. Además, que donde hay pelo hay alegría, según decían los clásicos. Pero en fin, uno es un antiguo o un carcamal. Pero lo que más me irrita es cuando, aplicando indiscretamente la oreja en algunas conversaciones, oyes que tras varios meses de gimnasio los músculos todavía siguen flojitos y que les han contado que lo estupendo es meterse entre pecho y espalda unos botes de proteínas especiales que –a modo de levadura- hacen que la masa muscular suba como la espuma. Y, oye, que da resultado la cosa y que te evita tanta sudoración y esfuerzo mientras que te pone de un cachas que no veas. Tanto que las chatis te miran, remiran, tocan y retocan. O sea, que para algunos lo importante es la fachada y si acuden a un gimnasio o centro deportivo es más por cuestión de moda y estética que por asuntos de salud y mejora física. ¡Hay que echarle bemoles a esta deformada manera de pensar! En esto también coincide plenamente mi jefe creador:



-Mira Puñetas, además de los beneficios físicos que proporciona el deporte hay que sumarle los psicológicos y emocionales. La práctica del deporte y el ejercicio (no digamos cuando te metes en la piscina y te pones nada que te nada) nos abstrae de la realidad cotidiana, libera tensiones, aumenta nuestra capacidad de concentración, agudiza la mente, fomenta la autodisciplina y encima nos aporta un bienestar del carajo. Ya ves que tras darle marcha tres horas al cuerpo en el gimnasio, el yoga, la sauna, la piscina y las termas, acabo más suave que una seda. Cuando me echo en la cama duermo como los angelitos. No sé lo que es un resfriado desde hace años. Mejora mi crónico malhumor y hasta parezco un chaval canoso. ¡Si es que hasta soy capaz de saludar a la vecina del octavo, a la que detesto más que a sus tres perros y cuatro gatos! Así que, Puñetas, escribe hoy sobre esto en ese engendro de bitácora que tienes sobre asuntos deportivos.



Y así lo hago ahora. No porque él sea mi jefe ni porque yo sea tan gregario como ciertos jóvenes de ahora. No. Es que, como decía aquel, “el hombre no deja de jugar porque envejece, envejece porque deja de jugar” y el deporte y el ejercicio físico y mental es un juego que nunca deberíamos dejar de practicar por nuestro bien. Si es que presumimos de homo sapiens, claro…

27 de octubre de 2006

LA HORROROSA COPA DEL REY


Se la van a cargar. Quiero decir, que a este paso no dura unos cuantos años más. Y es que, en unos tiempos de sobresaturación futbolística, o se organiza una competición copera como dios manda o al invento le quedan cuatro telediarios. La jornada de la Copa del Rey del miércoles fue un desastre completo de espectadores, en consonancia a eliminatorias tan emocionantes como el Écija-Real Madrid, el Portuense-Valencia o el Badalona-Barcelona. Ojo, eliminatorias nuevamente a doble partido, no a uno como hubo en las temporadas precedentes, en las que siempre había algún equipo pequeñajo que abatía a un Goliat grandón con un patadón directo a las redes de la portería. Pero, claro, el negocio televisivo peligraba y no digamos las arcas de los equipos de campanillas. Así que había que regresar a estas eliminatorias dobles para asegurarse de que a los cuartos y semifinales llegan los elegidos de siempre.



En un país que presume de psocialista y donde hay más progresistas de pacotilla por kilómetro cuadrado que abejas en un panal de miel, sorprende este ninguneo a los equipos modestos y del montón. Si algún interés debería tener la Copa (como en otros países) es que la emoción de un solo partido permita que los equipos de más presupuesto y fama lo ganen sudando la camiseta y que los equipuchos de clase turista se batan como corsarios en alta mar por apresar la fama y la pasta en un partido a noventa minutos donde es más fácil que pueda pasar de todo: hasta que el débil gane al fortachón. Pero no, aquí hay mieditis aguda, abundan los cagones de medio pelo, trotan dirigentes apocados, mafiosean intereses mediáticos a favor de los de siempre… Claro que –dirá el lector- lo primero es el negocio y el negocio lo aportan los equipos con lustre y fama, ¿no? Pues niet, querido amigo. Para eso ya está la Champion, la UEFA, la Liga y todas las competiciones internacionales. La Copa (se llame del Rey o del Mago de Oz) debe ser un torneo igualitario, sorprendente, bucanero y rumboso. Pero no les da la gana.


Partidos jugados en auténticos patatales. Equipos de primera jugando con todos los suplentes. Menos espectadores que en una conferencia de Bush sobre la belleza del mosquito. Y emoción, puaf: sequía completa. ¿Esto es la Copa o la Sopera? Así que como hoy me he levantado espléndido (gracias a que por el Sur por fin ha comenzado a llover para abajo), aquí voy a dar unas sugerencias puñeteras para convertir la Copa en un torneo atractivo, emocionante y políticamente correcto, en el que los equipos pobres puedan sentarse –con suerte- a la mesa de los grandes y comerse una sabrosa caldereta de langosta acompañada de un reserva de Rioja. Va por ellos, caro y apreciado lector.



Para empezar, una primera fase autonómica. Para que algunos conozcan el porvenir que les espera si su nacioncita, nacionalidad o realidad nacional vuela en solitario. Partidos entre los ocho mejores equipos de la comunidad, según historial deportivo. Dos grupos de cuatro. Eliminatorias a un solo partido, disputadas en un campo como dios manda, con su hierba, sus focos, su vestuario y todo. Final entre los vencedores de los dos grupos. Ya tenemos a Míster Corralito: el andaluz, el catalán, el vasco, el murciano… De los 17 ganadores (uno por cada chiringuito autonómico), se elimina al más requetemalo. ¡Hay que espabilar! Un suponé: el equipo que haya marcado menos goles. Y si hay empate, el que haya encajado más goles. Y si hay empate, el que tenga más tarjetas amarillas. Y si hay empate, eliminado aquel cuyo entrenador sea más feo, de acuerdo a una votación popular en un programa rosa de Telepingo. Echado al cubo de la basura el sobrante (la vida es dura, chaval), con los 16 restantes empieza la segunda y última fase. Eliminatorias a un solo partido, por sorteo. La suerte también juega, como en la Copa Davis, donde puedes ganarla jugando siempre en tu campo. Y así, todo seguido, hasta la final.


Y para que los aficionados acudan a los campos, aparte del factor sorpresa que lleva implícita siempre la eliminatoria a un único partido, sorteos y regalos entre los aficionados, stripteases masculinos y femeninos (que esto viste mucho y a todos gusta, aunque ello impediría que los niños acudiesen al partido, cosa que vengo reclamando desde hace años por salud mental de los tiernos infantes) y cualquier otro tipo de atracciones para epatar al personal, sea hetero u homosexual. (Echen una mirada al baloncesto y verán qué bien se lo monta en el torneo de Copa). Y nada de exclusivas televisivas. Todas las telecacas, por Real Decreto, en bien del interés general, a retransmitir todos los encuentros y en directo. Así no habría tiempo para esos debates políticos y culturales que ahora tampoco se hacen, ni para informar de nada más que de lo verdaderamente importante: el furbo, chaval. Con lo cual conseguiríamos una sociedad más libre, igualitaria, democrática y tal y cual, Pascual.


La idea la ofrezco gratis, sin patentar ni pedir subvención alguna. Puede ser aceptada sólo en la parte deportiva o en su totalidad, desnudos y telecacas incluidas. Self- service. De manera parcial o completa, eso sería una señora competición de Copa y no la patochada que nos han endilgado este año. A veces, paciente lector, el Puñetas se levanta garboso y pinturero y quiere prestar un servicio crucial a la comunidad que le aguanta. Hoy ha sido uno de esos días. Amén.

24 de octubre de 2006

UN DOMINGO MUY DEPORTIVO


Anoche se me apareció mi ángel de la guarda. Yo creía que, con esto de la modernidad, el laicismo y otros perendengues, el cuento de ese ser protector que nos evita males mayores superiores a los que ya tenemos era algo trasnochado o finiquitado. Pues no, se me apareció el amigo y me soltó una filípica:



-Ya es hora, caro Puñetas, que te marques un articulillo optimista, positivo y halagador en ese Arco del Triunfo que te sorbe el poco cerebro que tienes. Hay que sorprender de vez en cuando, hombre, a los escasos lectores. Entre col y col, una berenjena. El domingo pasado la deportividad brilló con luz propia en muchos acontecimientos deportivos de primer orden y es tu obligación ser justo y reseñarlo de la calenturienta manera que sabes, en vez de despotricar otra vez contra cualquier cosa que se mueva.



Y el tío se evaporó. No es cierto que el Puñetas se dedique a despotricar siempre. Para mí que este ángel se duerme a menudo en sus guardias. Pero hoy es cosa de hacerle caso pues, más o menos en duermevela, hasta ahora no me han ido mal las cosas con su compañía, si es que el gachó no miente cual vulgar político o banquero. Así que, ¡síííííííí!, la deportividad aún no ha muerto del todo, lo que demuestra que el espectáculo todavía es posible y existe.



Master Series de Madrid. Federer da un baño al chileno González, al que ya había ganado antes en siete ocasiones. En situaciones como ésta, el ganador se ceba en el rival hasta humillarlo. Y el rival, de perdido al río, intenta sacar peces a la menor oportunidad. Pero el suizo es un campeón con la raqueta y sin ella y lo mismo te atrapa con golpes magistrales e imprevisibles que te cautiva por su mesura en la victoria, su profesionalidad en la cancha y su respeto con los oponentes. Perder con Federer no es una deshonra. A veces hasta es un éxito. Verlo por la noche en el Bernabéu con su máximo rival, el Rafaelito Nadal, compartiendo amigablemente el Madrid-Barça, reconforta a cualquier amante del deporte y del sano compañerismo aunque luego en una pista lluevan los raquetazos.



Más antes de ir al Bernabéu era imprescindible el viaje a Brasil para contemplar en qué iba a quedar la última carrera del mundial de automovilismo. De creer a alguna prensa sensacionalista, uno esperaba poco menos que antes de la carrera se produjera el secuestro de Alonso por parte de unos cuantos mafiosos contratados por Ferrari. Cierto que la escudería italiana suele tener algunos favores de los mandamases de la Fórmula I, pero tampoco hay que exagerar. Y Alonso ganó porque este chico es un genio del volante capaz de superar a un siete veces campeón del mundo como el Schumacher y a un coche como el Ferrari que sigue dándole cien mil vueltas a Renault y al resto de los bólidos del circuito. Pues oye, no pasó nada más que lo previsible: que el alemán es un bicharraco conduciendo y que el asturiano tiene el don de la genialidad y de la juventud. Ha madurado Fernandito gracias a los contratiempos y a las putadillas que le han puesto dentro y fuera de Renault, así que el tío se ha despedido como todo un señor. Y ese último encuentro ante las cámaras entre los dos ases (el que se va y el que nos deja un futuro prometedor) indica que por encima de la rivalidad, las estrategias y las coñas marineras, el uno y el otro se admiran mutuamente como pilotos y como personas.



Y por la noche, un Madrid-Barça muy entretenido, donde la deportividad reinó dentro y fuera del campo. Ni se dieron esas tanganas entre los jugadores típicas de todos los años, ni los aficionados se portaron con el energumenismo habitual, ni siquiera los presidentes y entrenadores calentaron el encuentro o se desfogaron contra el rival una vez acabado el partido. Unos señores el Laporta y el Calderón en la entrevista en directo que les vi, hasta el punto que pensé que al final se iban a dar un beso en todos los morros. Y esas charletas de amigos entre los jugadores, en el mismo campo, una vez finalizado el encuentro. Así debería ser siempre:



-Oye, que habéis jugado muy requetebién…


-Pues vosotros no veas, lo que pasa es que habéis tenido mala suerte…


-Bueno, otra vez será… Y a ver si cuando pases por Barcelona vienes a casa a echarte unas risas y unas cocacolas…


-Si te deja el holandés, te vienes a la mía ahora mismo y mañana que te lleve la avioneta del Real…



En fin, que así da gusto. ¡Hasta el césped del Bernabéu cumplió como un señor, a pesar del tremendo chaparrón que tuvo que aguantar durante todo el encuentro!



-¿Ves como no es tan difícil hacer un comentario positivo y pelotilla, poniendo bien a todo el mundo? –creí oír en la lejanía al angelito de la guarda.


-Así cualquiera, amigo… -mascullé entre dientes empastados.


-Eso sí, el articulillo te ha salido algo sosón –remató el pelmazo, y fúese-. Y es que, claro, si no hay pimienta, ni ajo ni cebolla…, ya se sabe… es normal…


-Eres un jodío demonio, angelito…

20 de octubre de 2006

UNAS CUANTAS PILDORITAS


Empezamos la semana no sabiendo de qué escribir y la acabamos sacándonos unas cuantas píldoras de la nariz deportiva. ¿Está el Puñetas en tan baja forma como el risueño Ronaldinho? ¿Estarán ambos enamorados de una jai jamona que les sorbe el cerebro y otras cosas? Pues el astro brasileño no sé (lo suyo será simplemente un esporádico eclipse solar), pero el Puñetas sigue tan pitufo como siempre, lo que pasa es que a veces hay que tomarse ciertos respiros para poder seguir dándole a la manivela. Así que pista va, que hoy hablamos de unas cuantas cosas en plan pildorilla, breve y concisamente.

* Horror, otro nuevo Madrid-Barça. Me exilio a Portugal el sábado y domingo. Que ustedes lo horroricen bien.

* Parece que no sólo se confirma que el camarada Lissavetzky (llamémosle Pérez de ahora en adelante) viajó al mundial de Baloncesto a Japón con la señora del bracito (pagaba gratis-total la Federación) sino que también lo ha hecho sin costarle un duro toda una patulea de politiquillos provincianos por aquello de que donde caben dos caben veinte, bien arrejuntaditos. Hay que fomentar la afición al baloncesto: tú, querido lector, puedes ser el siguiente invitado si sabes arrimarte bien a la canasta del señor Pérez y del señor Sáez, el desprendido y generoso presidente de la FEB.

* ¿Ganará Alonso su segundo campeonato mundial de ese deporte tan popular que todos los conductores quieren imitarlo en las carreteras españolas y luego pasa lo de los tres mil muertos anuales? Lo contaremos el próximo día si logramos sobrevivir a las toneladas de pegajosa baba peloteril que los chicos de Telepingo echarán por su boquita en la retransmisión del evento.

* Los aficionados griegos siguen haciendo de las suyas, no sólo dentro de los campos sino fuera. El otro día, como premio a su victoria en campo heleno, al autobús de la Roma le tiraron piedras (bueno, esto es lo normal en todas partes) y luego un cóctel molotov que afortunadamente no llegó a explotar. Si se pusieran de acuerdo todos los equipos europeos para no viajar a Grecia ni a Turquía (otros que tal) se acababa tanta manga ancha. Claro que a lo peor tal medida era el inicio de la tercera guerra mundial.

* Leo en Bar Deportes que en los juegos de la Lusofonía (un invento de nuestros amigos portugueses y brasileños), la selección de Timor Oriental encajó 56 y 76 goles respectivamente frente a Portugal y Brasil en sendos partidos de fútbol sala. Y sigo leyendo -atónito, pasmado e incrédulo- que las crónicas de los partidos han recalcado el alto grado de profesionalismo y deportividad de los jugadores portugueses y brasileños pues en ningún momento menospreciaron al rival. El compa de la Aguja habla de “sordidez deportiva” en vez de “juegos de la confraternización”. Aquí el Puñetas afirma, sin que se le caigan los anillos, que lo de marcar a un equipo contrario 76 goles es de juzgado de guardia, un abuso de menores, una vergüenza. Si hay algo que un deportista debería tener claro es que jamás hay que humillar al vencido y esos 76 goles son como 76 puñales clavados en el equipo contrario. Pues ya está dicho…

* Tarde, muy tarde, pero al final lo he visto. Ese gol de Agüero conseguido con la manita enguantada en el partido del At. de Madrid contra el modesto Recreativo de Huelva. Oiga y el tipo, un niñato como quien dice, celebrándolo por todo lo alto: “Estoy muy contento por mi gol, que es el primero en el Calderón. Fue una jugada muy rápida; todos queríamos conseguir el tanto. Entré con todo y al rematar, la pelota me tocó en la mano. Fue un acto reflejo". Igualito, igualito que un tal Daniele Rossi, que en un partido de la Liga italiana de la temporada pasada, el Roma-Messina, marcó también un gol con la mano. Los jugadores rivales ni siquiera tuvieron tiempo de protestar al árbitro, porque el jugador romano, nada más ver que la pelota se metió en el arco, fue directamente hacia aquel para decirle que el tanto había sido ilícito. "Hice lo que debía por mí mismo, mis compañeros y mis rivales", manifestó Rossi. No sé si Agüero llegará a ser una figura del balón, pero lo que sí sé es que el niñato no tiene ni puñetera idea de lo que es el fair play y la deportividad. Arrieritos somos…

* Y colorín, colorado estas pildoritas se han acabado…

17 de octubre de 2006

DE CÓMO EMPEZAR A ESCRIBIR SIN SABER DE QUÉ...


Hay días que el Puñetas no está para muchos trotes. Como es así de especial, suele ponerse manos a la obra bitacoril cuando faltan un par de horas para el cierre del día previsto y a veces ocurre que no le sale de la tecla ni un vulgar temilla de su interés. Afortunadamente la inspiración suele acudir deprisa y corriendo tras las amenazas de rigor y se salva el invento. Pero hoy, mira tú por donde, nati de plasti, niet, ná de ná… ¿Y AHORA QUÉ HAGO?



Me he acordado que ya le pasó algo parecido al prolífico Lope de Vega, quien empezó a escribir una poesía sin saber nada sobre el argumento y burla burlando la acabó y le quedó la mar de aparente. Como el Puñetas se parece a Lope de Vega lo que el Real Madrid a un equipo de fútbol cuando juega contra el Getafe (o sea, en nada), no tengo mucha confianza en salir indemne del envite. Quizás podría juntar unas letras escribiendo precisamente del Real, de cómo a Capello ya le están fabricando el ataúd pero así empezó Frank Rijkaard cuando llegó al Barça hace un par de temporadas y miren donde está el buen hombre: en los altares. Así que mejor esperar que el césar italiano esté de cuerpo presente (deportivamente hablando, claro) para hacer su obituario elegíaco.


No quedaría mal referir la odisea del Sevilla con Audiovisual Sport, o sea, con Sogecable, o sea, con Polanco, el Gran Manitú que tiene cortadas todas las cabelleras televisivas de los equipos más importantes del futbolín español a cambio de pagarles un pastón que luego los federativos se gastan en jugadores mediocres, en copichuelas y viajes a costa del club. Como Del Nido, el presi del Sevilla, tiene pasta por un tubo gracias a que el Ayuntamiento de Marbella le pagaba a precio de diamante los informes “técnicos” que emitía para tan corrupta corporación municipal y como el camarada se considera un genio de la abogacía y cree que su Sevilla es el mejor equipo del mundo porque ha ganado una UEFA y una supercopa europea, se ha puesto gallito exigiendo a Polancone mucho más dinero de lo que éste quiere darle, así que todavía nadie sabe como juega el Sevilla esta temporada porque aún no se ha retransmitido por televisión ni un solo partido. Tal hecho es inaudito. Audiovisual Sport, que sólo sabe jugar al monopoly, no acepta que otra empresa (Santa Mónica Sports, la poseedora de los derechos televisivos del Sevilla) meta la gamba en su negocio, así que unos y otros están echando una partida de póker, esperando ver desfilar frente a su casa el cadáver del adversario. Pero como no se sabe quien será el primero en morirse (bicho malo nunca muere), para qué vamos a echar más leña al fuego desde el Arco.


Quizás no estaría mal meterle el dedo en el ojo al gran Jaime Lissavetzky, Secretario de Estado para el Deporte gracias a su amistad con el presidente Zapatético, una vez que la emisora de los obispos y las avispas ha denunciado que llevó a su señora a Japón para ver a Gasol y compañía con el dinero de la Federación Española de Baloncesto. Autor de un Código de Buen Gobierno hace un par de añetes, en el que aseguraba “que no se debe hacer uso indebido del patrimonio federativo ni valerse de su posición para obtener ventajas patrimoniales”, justo ha hecho lo contrario de lo que predicaba. Unos 6.000 euros de viaje en Gran Clase (a la señora hay que tenerla siempre contenta) más los gastos de la estancia, que ni se sabe. Pero bueno, como estas cosillas del gratis total ya las damos por supuestas los que conocemos el percal desde hace 50 años, pues bueno, pues la próxima vez saldrá más caro, pues qué va a hacer el hombre tantos días en Japón sin la compañía de la parienta… Mientras don Jaime no hable y rebaje a sólo 3.000 euruchos el gastillo federativo, no sacaremos los incisivos y los caninos para morderle en la yugular. Eso sí, si hay falsedad en la noticia de la COPE, que todas sus avispas vayan directas al infierno. Qué menos.



O, en fin, podríamos largar unas parrafadas sobre futuribles próximos como lo de Fernandito Alonso (el machote de la publicidad), en su última carrera para lograr por segunda vez consecutiva el Mundial de Fórmula I o del modesto Federer que va a subir (o bajar) las faldas de las recogepelotas del próximo Master Series de Tenis de Madrid. También podríamos dedicar sesudas reflexiones al partido Madrid-Barcelona del próximo fin de semana pero, por favor, ya no estamos en edad de masturbarnos. Así que, en vista de que no se me ocurre nada, voy a dar por acabado el presente articulillo, del que burla burlando estoy llegando a su final sin comerlo ni beberlo. Espero la comprensión del lector, aunque el tirón de orejas ya me lo daré yo mismo. Au revoir, que dicen los franchutes…

13 de octubre de 2006

TÚ ME LO PRESTAS Y LO PAGAS


No habrá polémica porque todo está atado y muy atado. Porque a los hombres-lobo de la FIFA se lo permiten todo los dráculas de los políticos, saltándose las propias normas y legalidades que ellos fabrican para luego aplicar sólo las que les salen de las narices. El miércoles, en un partido amistoso absurdo, se lesionó el argentino Maxi Rodríguez, defendiendo la camiseta de Argentina. Eso dicen las crónicas, aunque los muy críticos sabemos que en realidad defiende la camisola de la Asociación de Fútbol Argentino, una institución privada a la que han otorgado la posibilidad de reclutar a futbolistas como si fueran soldadesca para defender a su país en la guerra del fútbol mundial. En España el puesto lo desempeña esa casa de corruptelas llamada Federación Española de Fútbol, mangoneada actualmente por el señorito Villar. El tipo nombra a dedo al seleccionador y éste escoge a los jugadores que le sale del pinganillo para que “representen” a España en los torneos y partidillos internacionales que organiza la mamá fifosa. “Tú me lo prestas y lo pagas”. Una filosofía comercial sólo presente en el genialoide mundillo deportivesco.



Ya digo, se acaba de lesionar Maxi Rodríguez en el reciente España-Argentina y durante 6 meses estará en paro forzoso. Y su equipo, el Atlético de Madrid, echando las muelas. No podrá disponer laboralmente del jugador durante medio año aunque deberá seguir pagándole íntegramente un sueldo millonario, pese a que la lesión se produjo cuando el jugador jugaba con otro equipo. El club que dirige el peliculero Enrique Cerezo piensa pedir a la AFA que se haga cargo de las consecuencias económicas derivadas de la lesión. "Es lógico que la AFA se responsabilice económicamente de la baja de Maxi, un futbolista al que nosotros nos cuesta mucho dinero al año y que era hasta hoy un futbolista referente para el equipo. Su ausencia en el Atlético de Madrid es muy importante", apuntó Cerezo.

Los mangantes de la AFA y los de cualquier otra Federación “nasioná” lo tienen claro pues se encuentran a cubierto con el paraguas mafiosillo de la FIFA. "Es el club el que debe asegurar a un jugador cuando éste es convocado a jugar con la selección de su país, según figura en el reglamento de la FIFA” –han cacareado los muy cínicos. Dicho en lenguaje popular, y perdonen la expresión, el Atlético de Madrid hace de puta y paga la cama, el preservativo, la copichuela y hasta el orinal. Un negocio redondo que lleva a la ruina propia y a la riqueza ajena.

Ya lo decía hace unos días el compañero de la Aguja con esta elemental pregunta: “Si usted fuera dueño de un equipo profesional, y pagara astronómicas sumas de dinero a sus deportistas —trabajadores millonarios que usted mantiene no sin riesgos económicos y con grandes quebraderos de cabeza—, ¿aceptaría que sus asalariados trabajaran para otra entidad privada (léase federación nacional) que obtendrá por ello beneficios económicos de los que usted no percibirá un duro?”. La respuesta para cualquiera que no sea idiota (o de la AFA, FEF, FIFA, etc) es evidente: ¡¡¡¡¡ NOOOOOOOOOOO !!!!

Esto sólo sucede en el mundo del deporte, sección prehistórica, apartado F de felonías intitulado “sobre selecciones nacionales, de cómo disfrutar y chupar del frasco, Carrasco, sin arriesgar ni un solo duro”. Un derecho de pernada futbolístico. Al respecto, escribía el clarividente amigo de la Aguja: “Los propietarios de los equipos NBA no están muy de acuerdo con la participación de sus asalariados —a los que pagan enormes cantidades de dinero— en las competiciones de selecciones nacionales”. Por eso les importa un higo el Mundial y las Olimpiadas y si los equipos USA hacen el ridículo, ese no es su problema, que la Casa Blanca constituya y pague un equipo de jugadores para sacarlos a pasear cuando quiera por esos mundos desconocidos.


Está cantado: el Atlético de Madrid se quedará con la cara de tonto durante seis largos meses viendo como la AFA, la FEF, la FIFA y restantes entidades privadas a las que se ha concedido la fantasmagoría de la “representación del deporte nasioná” se ríen en sus morros. Y si el club colchonero tuviera la osadía de recurrir a la justicia ordinaria, lo echarían del tingladillo futbolero sin la más mínima contemplación. Sólo cabe esperar que esta impresentable cuadratura del círculo (con la anuencia de los gobiernos de turno) algún día un juez lanzado y suicida la ponga en su punto de mira y acabe con tanta tropelía y mangancia como encierra.


Hoy ha sido Maxi Rodríguez, pero mañana pudiera ser Ronaldinho o Casillas. Si yo fuese presidente de un club de fútbol importante me gastaría un potosí en velas para rogar a todos los santos del cielo y del infierno la protección divina hacia mis mejores futbolistas. Porque es que no queda otra vía ante el negocio tan bien montao de la FIFA y sus federaciones "nasionales".

8 de octubre de 2006

A DEGÜELLO CON LUIS ARAGONÉS



El sábado 7 de octubre tuve un ramalazo masoquista y me dispuse a tragarme enterito el partido de furbo de la Eurocopa entre Suecia y España. Los antecedentes presagiaban tormenta. “Luis contra todos”, “España contra un fantasma”, “España, principio o fin ante Suecia”, titulaban algunos periódicos antes del encuentro. Se acercaba el acabóse, el Apocalipsis, el fin del mundo si los chicos de Luis no rascaban bola a los suecos. Y, claro, no la rascaron. Cuando juegas con un país en contra (Suecia) y casi todo el tuyo también, hay que ser un mago, un genio o un héroe para no sucumbir en la pelea. “Nuestros” jugadores son gente normalita por mucho que los vistan de seda y ganen cientos de millones, así que milagros hacen los justos. Y por mucho que Luis intenta sacarles el mejor rendimiento, resulta difícil cuando la materia prima es un paquete más bien oscuro que sólo se visualiza claramente cuando tiene a su lado talentos del tipo Ronaldinho, Ronaldo y Cïa. Antes que Luis, otros lo intentaron y también sucumbieron en la tarea. Lo que no pué sé, es que no pué sé y, además, es imposible. Menos mal que si lo echan de la selección, con su experiencia en el tratamiento de paquetes, podrá ganarse la vida en Seur o en MRW.


Así que, una vez producida la derrota de la Armada siempre Vencible ante los primitivos suecos, me dispuse a beber el cáliz de la derrota, escuchando en caliente a la gente del “Rondo”, un programa “deportivo” que la TVE pone a la indisposición del público. Allí había cuatro señores que sabían bastante de fútbol (entrenadores y jugadores –el mejor, Caparrós, el entrenador del Deportivo) y otros cuatro tíos (periodistas deportivos) que ni sabían de fútbol, ni de educación ni de nada. Pese a ello, me divertí cantidubi con estos cuatro pringaillos. No me quedé con sus nombres, pero ni falta que hace. Por lo visto son habituales en el programa y deben ser los que aportan la parte analfabeta, gritona, forofa y mostrenca al programa que dirige (es un decir, claro) el páter Guash.



Mientras los cuatro futboleros hablaban con tranquilidad, hilvanando unas palabras detrás de otras (lo que ya es difícil en gente de la pelota), ponderando que el fracaso de la selección no es para tanto, que hay de dejar reposar el asunto pues hasta marzo no hay nuevo partido oficial y, en fin, tomándose las cosas con la tranquilidad debida, los cuatro "periodistas" echaban espumarajos por la boca, entrando a degüello contra Luis al que, por lo visto, se le ha olvidado entrenar desde hace un par de meses. Faltó el canto de un euro para que dijeran del seleccionador que chochea. Gritando, no dejando hablar a los demás, tal como si fuesen hinchas ultra, proclamaban a grito pelado cómo tiene que jugar al fútbol la selección y hasta quienes deben hacerlo. Un dechado de virtudes estos juntaletras, excelsos representantes de un periodismo deportivo hispano que da auténtico asco. Una prensa ciegamente partidista, vocinglera, descerebrada, incapaz de informar objetivamente, chabacana, ciclotímica, esquizoide… Al día siguiente sus portadas eran un canto al exilio de Luis. Sólo les faltó un “Luis, al paredón” para darle el tiro de gracia.



Estos cantamañanas pasan de la euforia a la desafección en menos segundos que Fernando Alonso en poner su bólido a 300 por hora. No es que Aragonés sea un dechado de virtudes, pero ni antes era un Sabio (para genio, Einstein, Da Vinci…) ni ahora es un tonto del haba. Cuando tienes a todos estos buitres detrás tuya desde hace varios meses mordisqueándote la cabeza porque el becerro de oro (ese futbolín del que viven opíparamente estos y otros especímenes) necesita periódicamente sacrificios humanos ante su altar, hay que ser muy templado para no ponerse a las elevadas velocidades de Fernandito. Le está pasando a Luis, le pasó a Sáez, a Clemente, a Camacho y le pasará al siguiente, aunque sea el bendito Vicente del Bosque. Al final, a todos acaban echándolos de mala manera porque el negocio necesita candela nueva cada poco tiempo para que no se consuma en su propia inanidad.



Al día siguiente, leyendo las portadas de bastantes diarios españoles, me encontré con esta curiosidad: EL PAIS, ABC y EL PERIODICO DE CATALUÑA no informaban en ellas sobre el mal resultado de la selección española. Ni un titular, ni una foto, ni una lágrima, ni una simple esquela. Curioso, ¿verdad? Tan curioso como que son los tres periódicos más progubernamentales de los que se publican en España. Oiga, francamente sospechosa esta coincidencia. Unos tanto y otros tan poco…

6 de octubre de 2006

TOPALOV Y KRAMNIK, VAYA PAR DE PIEZAS...


Si hay algún acontecimiento interesante en estos momentos en el ámbito deportivo, político y cinematográfico, ese es el enfrentamiento por el campeonato del mundo absoluto de ajedrez que se disputa en Elista, capital de la república rusa de Kalmikia entre el búlgaro Vesselín Tópalov y el ruso Vladímir Krámnik. Un campeonato que pretende superar el cisma protagonizado en 1993 por Gari Kaspárov, gran dominador del ajedrez entre 1985 y 2000, cuando provocó la ruptura en dos grandes bloques irreconciliables, tras años y años de mangoneo y politiqueo. Ya sólo por esta reunificación merecería echarle unas letras al evento. Pero la cosa está dando mucho más de sí, aparte de unas partidas la mar de majas y emocionantes. (Se llevan disputadas ocho de las doce previstas y hay empate en el marcador).



Hace una semana el búlgaro Tópalov abrió la caja de los truenos al acusar a Krámnik de hacer trampas en el baño y dijo que no le daría la mano al principio y al final de cada partida, a lo que el ruso replicó que se retiraría si no se respetaba su privacidad. Resulta que el ruso iba demasiado al WC, donde prácticamente vivía, excepto cuando movía la pieza correspondiente. Y esto le olía a chamusquina a su rival.


-Seguro que el Vladímir habla sobre la partida con un entrenador disfrazado de urinario –debió pensar el jugador búlgaro. Y protestó porque le extrañaba tanta meada rusa.


El jugador ruso se cabreó y dijo que él mea cuando y donde le da la gana, que le estaban violando su vida y picha privada, que como se cabrease un poco más se iba a largar a Moscú dejando al búlgaro con un palmo de alfil y que -a este paso- de reunificación del título nasti de plasti (más o menos así se dirá en ruso el castizo “ná de ná”). Para calmar la mala idea del búlgaro el comité que vigila la competición le mostró en video las imágenes de los lugares de descanso, recreo y meada del jugador ruso. Y parece ser que se quedó satisfecho. Y más cuando Kramnik (al que todavía duraba el cabreo) hizo huelga de tablero en la quinta partida.



-Que juegue hoy el búlgaro contra su puñetera madre –vino a decir el chico, pero en ruso, con lo cual casi nadie se enteró de nada. Menos el Tópalov, que vio como le llovía un puntito del cielo.



Al final, el ruso reconsideró su postura (algo tendrá que ver en ello el que cada jugador ganará un milloncejo de dólares por disputar el campeonato) y dijo amén, yes, sí, jamalajá y algo equivalente en ruso. También juró en arameo que se las pagarían, pero de eso hablaremos en el párrafo siguiente, tras la publicidad.



(Publicidad. ¿Puede decirme alguien en qué competición deportiva va a encontrar espionaje, política, meadas, dos millones de dólares, una tortura mental como es la práctica del ajedrez a niveles de alta competición, la confrontación intelectual de un par de geniecitos humanos durante decenas de horas y la belleza estética de dos tíos como dos castillos metiéndoles mano a sus damas respectivas ante la atenta mirada de toda Rusia y Bulgaria? Porque allí se ven las partidas hasta en las teles, no como en España, donde el ajedrez es considerado por el populacho sólo como un divertimento de mariquitas. Fin de la Publi.)



Y llegó la revancha. El otro día, el equipo del ruso expresó su temor de que algún miembro del equipo de Topalov pueda colocar algún dispositivo electrónico o algún objeto similar en la sala de juego -probablemente en su área de descanso o en su retrete- con idea de agudizar la guerra sucia. Y proponía inspecciones de la sala, cacheos y registros del personal. ¿Alguien da más, además de la emoción que se traen entre pieza y pieza ambos maestros de la intriga y, también, del ajedrez?


No sabemos cómo acabará la cosa, pero pierdo la chaveta por saberlo. Es más, me gustaría ver en directo las partidas para saborear mejor el dulce, pero me temo que en España a ninguna telecaca le interesa el show que se disputa en Elista. Y no lo entiendo, porque más aburrido me parece ver a una cuadrilla de vagos y vagas tumbados en un sofá discutiendo sobre banalidades en ese Gran Hermano de Telepingo regentado por la sargenta Milá. “Si pudieramos observar el interior de la cabeza de un jugador de ajedrez, encontraríamos ahí un mundo lleno de sentimientos, imágenes, ideas, emoción y pasión” (Alfred Binet). A lo mejor ahí está el problema…

3 de octubre de 2006

LA TRISTE Y DESVENTURADA HISTORIA DE JACINTO PICAFLOR


Supe de Jacinto Picaflor desde hace unos diez años. El nombre es ficticio por razones del guión y porque no quiere ser identificado. Era un deportista nato. Desde pequeñajo siempre había estado dándole a alguna pelota, fuese de baloncesto, fútbol, tenis, balonvolea, balonmano… “Lo mío siempre ha sido una cuestión de pelotas. Me parece aburridísimo el atletismo, la natación, el ciclismo y tantos deportes en que uno actúa básicamente en solitario. Prefiero los deportes de equipo, de choque, de amigos”. El caso es que desde sus años mozos anduvo dale que te pego con el deporte, siempre en plan aficionado, pues nunca destacó en ninguno.


A lo largo de su larga trayectoria jamás tuvo una lesión más o menos seria. Todas las que le acontecieron fueron de risa: un tobillo inflamado que se desinflamaba al cabo de varios días sin dejar huella ni tarjeta de visita; una heridas en las espinillas que en cuestión de horas cicatrizaban y “sé finí”, que dicen los franchutes. Una uña perdida, una ligera tendinitis, una brecha en una ceja. Y nada más. Picaflor sabía cuidarse el esqueleto. Hasta que un buen día notó que la rodilla izquierda no podía doblarla del todo, y que agacharse para abrochar los cordones de los zapatos era una ardua tarea. “Bueno, será a consecuencia de algún golpe en el partido del otro día” –se dijo el inocente de Jacinto.


Como ni con hielo, descanso ni remedios de la abuela aquello mejoraba, no tuvo más remedio que –por primera vez en su vida- acudir al médico generalista de la Seguridad Social para decirle lo que le pasaba. El galeno le mandó una radiografía. Tras varias semanas de espera, Picaflor se fue tan ufano a ver al médico de cabecera con la fotografía en blanco y negro de su rodilla.



-¡Bah, un ligero desgaste del cartílago, propio de la edad y de la práctica deportiva! Te envío tres pomadas antiinflamatorias, dos relajantes musculares, medio kilo de jarabe calcificado, cuatro tipos de pastillas para controlar el dolor y un gel refrescante para cuando te vayas a la cama. Y en tres meses, como una gacela…



Simpático aquel tipo. Y Picaflor se tragó durante un trimestre toda la metralla que el matasanos le había recetado. Pero la rodilla seguía dando la lata y ahora, encima, el estómago estaba hecho polvo con tanto potingue y tanta mierda como se había tomado. Eso sí, iba a todos sitios la mar de relajadito. Hasta en su trabajo le llamaron la atención por falta de rendimiento. Cuando regresó a la consulta había un nuevo médico, que quiso recetarle lo mismo. Al final le hizo unas rebajas y quedó la cosa en medio arsenal. Al cabo de otro trimestre, nuestro amigo seguía como siempre –jodido- y regresó de nuevo. Había otro doctor (cosas de las rotaciones de interinos y subcontratados), que tras oír los lloros y súplicas de Picaflor, lo remitió al traumatólogo, el especialista en huesos y osamentas. Tres meses tardaron en darle cita. Y el tío, cuando le vio, mandole una nueva radiografía.



-La voy a tener repe –le dijo Picaflor, haciéndose el gracioso.


-No voy a ver en ella casi nada, pero es la única prueba médica que mis superiores no consideran muy lesiva para el erario público.


Se confirmó el diagnóstico y recetó nuevos potingues. Picaflor picó el anzuelo. ¡Un especialista es… un especialista! Pero a los seis meses, fue a verle de nuevo. "No asimilaba la medicación", así que ahora la cosa sólo tenía dos remedios: o aguantarse y dejar cualquier práctica deportiva que forzase la rodilla u operarse en plan sorteo de lotería de la Navidad por si había suertecilla. Roberto le pidió que le mandase pruebas más determinantes: una resonancia, por el amor de dios… “Se mandan con cuentagotas: son caras, sirven para según qué casos y no hay un duro para malgastarlo en casos como el suyo”.



Y así está Picaflor. Esperando que algún siglo de éstos la Inseguridad Social le pague una resonancia magnética para ver y diagnosticar mejor la maldita rodilla. Mientras tanto, nuestro camarada observa cómo lesiones gravísimas se producen todos los días en los campos de fútbol de primera y segunda división y que en cuestión de horas los jugadores (el último, Etoo) son operados o reciben tratamientos milagrosos que en poco tiempo les devuelven a la normalidad. Pero claro, ellos son famosos, cumplen una función social importantísima (que la gente se entretenga y no piense en cosas más peligrosas) mientras que él es un simple pelagatos, un don nadie, un tonto del haba, un desgraciao. Desde que le pasó lo que le pasó, se ha pasado a los deportes de mesa, incluido el parchís, ha engordado diez kilos (ahora está en su peso) y dice que de ahora en adelante va a hacer deporte el puñetero padre del traumatólogo de la Seguridad Social y el puerco del Consejero de Sanidad correspondiente.



MORALEJAS: Los desgraciados no tienen derecho a una resonancia magnética. La Seguridad Social te ampare, imbécil. Todos los españolitos somos iguales ante la ley. Jugando al parchís con la pata quebrada y en casa. El que no se consuela es porque no quiere. Quien fuera Ronaldo… Picaflor, eres un paria…

1 de octubre de 2006

Pachi. Diario SUR, domingo 1 de octubre

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