Acaba de publicarse un “Estudio de la Infancia y la Adolescencia de Andalucía”. El informe fue presentado a la prensa por la consejera para la Igualdad y el Bienestar Social de la Junta de Andalucía, la socialista Micaela Navarro. Doy pelos y señales del asunto porque ya se sabe que cuando el poder, aunque sea de un cortijillo autonómico, se gasta los cuartos en un estudio es para apalancar y reforzar sus intereses. Así que cuando los resultados salen de pena, cabe pensar que los políticos no mienten. Se falsifica en la loa, el parabien y el éxito, pero ¿qué sentido tiene hacerlo en el fracaso más ostentoso? ¿O debo escribir “esplendoroso”?
Al grano, Puñetas, que te enrollas más que las persianas: “Sólo el 5 % de los niños practica deporte de forma habitual en Andalucía. (…) Casi el 27 % nunca hace ejercicio físico en su tiempo libre. (…) En el periodo de los cinco años estudiados –de 1999 a 2003- el sedentarismo de la población ha aumentado del 19,8 % a dicho 27 %, alcanzando en las chicas el 31 %. La mayoría de estos menores, especialmente los que se acercan a la adolescencia, prefieren aprovechar sus momentos de ocio para salir con sus amigos (3,1 horas diarias) y ver la televisión (unas dos horas y media). Pero les parece poco pues si pudieran dedicarían mucho más tiempo a salir y divertirse. En su tiempo libre también utilizan el ordenador, principalmente para descargarse música, jugar y para los trabajos escolares”.
Bellos números y porcentajes, vive Alá. ¿Extrapolables al resto de los cortijos autonómicos? ¿Representativos de la realidad plurinacional, plural o unidimensional de este país? El Puñetas no sabe tanto (por no saber no sabe ni como llamar al país en que vive), pero si según los meapilas socialistas de la Junta de Andalucía tenemos capacidad de liderazgo, la ejercemos y encima hacemos reír al resto del personal con nuestros chascarrillos, chirigotas y morancos, y sacamos ese pleno al cero patatero en la práctica deportiva, pues habrá que pensar que tenemos ante sí un inmenso erial. Claro que a lo mejor se salen de esta mediocridad absoluta los cortijos catalán, vasco y madrileño, que son los que aparecen siempre en los periódicos y donde están los únicos políticos que cortan el bacalao, hacen el cocido y ponen el cava de postre. No sé, hoy me he levantado muy ignorante y tras el fiasco de la Rienda me parece que sólo sé que no sé nada. Cada vez me falta menos para ser tan sabio como Sócrates, je, je.
Si en muchísimas escuelas la práctica deportiva se reduce a pegarle patadas a un balón en la hora de la “gimnasia” para intentar imitar (escupitajos y revolcones por el suelo incluidos) a los héroes del Madrid y el Barça. Si en los recreos –siempre suponiendo que el colegio tenga unas pistas deportivas, que eso a menudo es mucho pedir- los chavalotes siguen con el futboleo o se dedican al bello arte de darle bocaos al Bollycao o al Donut, al final obtendremos un monocultivo deportivo y gastronómico impropio de una sociedad medianamente civilizada y plural.
Si en los institutos, cuando las gónadas de los adolescentes empiezan a picarles en la entrepierna, siguen faltando instalaciones y ya correr detrás de una pelota empieza a ser demasiado “pesao y esforzao” (en las chicas, es que ni llegan a pensarlo), entonces ¿qué se puede esperar si no que aquí no hagan deporte nada más que los cuatro mataos de siempre? No digamos en la Universidad donde, salvo las consabidas excepciones, la práctica deportiva es tan rara como la del estudio. A lo más que llegan las masas estudiantiles (caso de Sevilla, por ejemplo) es a practicar una maratón extraordinaria de botellón por haber acabado los exámenes del cuatrimestre. Y si abandonamos los centros de vagancia estudiantil y nos vamos al sector de los adultos, sean trabajadores o personal en paro, la realidad es que deporte poco y obesidad mucha. Si es que cada vez que mira el Puñetas un culo femenino es que, oiga, a su lado mi mesa camilla parece de juguete. Cada vez se come más, se folla menos (lo dicen otros informes muy sexudos) y así no hay manera de tener buen cuerpo, ni sano humor, ni sentido crítico ni leches. Con estos mimbres ya somos –lo dicen otros informes, será por informes- el país de más gorditos de la Europa europea. Medalla de oro aunque la meteorología no acompañe.
Nos falta cultura deportiva de la buena. Pero no hay que preocuparse que estamos tan en los mínimos como lo podamos estar en el ámbito de la cultura histórica, política, económica o religiosa. Aunque me lapiden los bienpensantes, seguimos siendo un pueblo de incultos desde la ceca a la meca. Y entre ellos se encuentra el Puñetas, que ya adelantaba que sólo sabe que no sabe nada. Quizás todo este exceso de sátira masoquista de hoy lo mismo es simplemente un exabrupto ocasionado por la frustración porque hoy uno esperaba ilusionado el pleno al quince en los Juegos de Turín: sólo una deportista española con posibilidades de ganar y no sólo no gana sino que encima se queda en el puesto…trece. ¿No había otro número menos fatídico, María José, rica?
PD: Espero comentarios que contradigan mi tesis, vamos, que hacemos bastante deporte, que utilizamos el chandall para algo más que ir a comprar al Carrefour, que hoy tengo un ataque de delirums tremens no alcohólico que no me deja ver el bosque… Sed bienvenidos a la crítica, aunque sea llevándome la contraria. Todavía no tengo el ego tan inflado como mi estimado Zapatero. Uno que juega al baloncesto, ¿ no? ¿O todavía no se sabe a lo que juega?