30 de enero de 2007

¿Y TÚ ME PREGUNTAS LO QUE ES DEPORTE? ¡DEPORTE ERES TÚ!


El martes pasado tenía la ocurrencia de escribir unas cuantas letrajas a partir de una conversación con un amigo, "quien es de los que piensa que sólo es deporte lo que admite competición, enfrentamiento entre varios o realización de actividades extremas”. Para el susodicho la práctica del yoga, pilates, Tai chi u otras formas de actividad física son poco menos que chorradas. A ello le respondía el Puñetas que “el ejercicio físico que cultiva a un tiempo el cuerpo y la mente y lo hace de manera suave, armónica y relajada también es deporte”. Mi reflexión fue comentada por dos fieles amigos de esta santa casa, completándola y abriéndola en canal. Para los que dicen saber de esto (gente académica, profesional y tal) sólo es deporte aquel juego, con carga física, que se universaliza y se establece en una competición.



¿Estaremos confundidos algunos y, más torpes que un cerrojo, no distinguimos el vulgar ejercicio físico de la actividad reglamentada, competitiva y espectacular que se nos vende como “deporte”? Como uno no se fía del lenguaje, que no sólo no es neutral si no que –a veces- modela la realidad y hasta el pensamiento, vamos a comernos un poco el coco con este tema para dejarlo medianamente digerido, con permiso del resto de comensales.


Yerran quienes definen la competición como “lucha”, “pelea” o “juego” entre al menos dos humanoides vestidos con camisetas o dos grupos de individuos equipados bajo el mismo escudo. La competición también se da aunque sólo haya un jugador. Para ello se precisa que éste compita consigo mismo, establezca un plan de entrenamiento y actividad, se fije unos objetivos iniciales y consecutivos, evalúe su rendimiento y fruto de todo ello mejore finalmente en sus aptitudes físicas y mentales. Este tipo de competición me parece a mí que es la saludable y verigüel, no como algunas que yo me sé. Naturalmente que si la práctica física se realiza sin control, sin objetivos, sin periodicidad y hasta con una copichuela en la mano, estaremos ante un simple divertimento, sea de yoga, ajedrez, futbito o tenis. Una actividad descargadora de energía física no es por sí misma una actividad deportiva si no va acompañada por una metodología de entrenamiento y ejercicio, con sus objetivos, pautas de seguimiento y evaluación. Entre otras cosas, para poder ir comprobando que uno se está superando a sí mismo con dicha práctica, es decir, que el menda es cada vez más competitivo (tiene más nivel de competencia) en el ámbito físico-mental trabajado. Con estas condiciones, por ejemplo, practicar yoga es hacer deporte. Creo que la cosa está meridianamente clara, aunque uno pueda ser muy torpe explicándola.



Pero quiero ir más allá, sembrando la polémica y que brote la hierba que quiera. Afirmo, y me quedo tan pancho, que “si la práctica deportiva no favorece la salud, entonces huelga, sobra, es nefasta, no cumple para lo que está pensada”. El deporte tiene entre sus componentes esenciales la mejora del cuerpo del individuo que lo practica. O sea, de su salud. Así se ha entendido siempre menos hoy en día, en que sólo consiste en el medio de ganar dinero enfrentándose a unos oponentes del mismo calibre. Es el marco de lo profesional, lo “competitivo”, el fenómeno de masas en que se ha convertido actualmente la especialización de la actividad física, aireada en los grandes estadios, vitoreada por miles o millones de espectadores zangolotinos y convertida en un mercadillo de gladiadores donde ya no interesa la salud de los unos y los otros si no el triunfo, la sangre, las lágrimas, las banderas y la pasta. Un pobre espectáculo aunque lo vistan de seda.


Dicho en roman paladino: lo que hoy se suele llamar “deporte” ya no tiene casi nada que ver con lo que tradicionalmente así ha sido considerado (vean de nuevo la peli “Carros de fuego”, por ejemplo), por lo que hoy día lo menos “deportivo” y menos “saludable” es el “deporte” que nos venden por tierra, mar y aire. Ahora es otra cosa, un circo, un numerito de saltimbanquis, una secuencia popeyesca (de Popeye, el marino, soy), pero ¿deporte? ¡A otro oso con ese madroño!



¿Pero como van a ser deporte unas prácticas físicas absolutamente superlativas e intensas como el ciclismo profesional, el fútbol del Barça, el baloncesto de la NBA y la ACB, el balonmano actual, etc, en que los tipos que las realizan son sobre-explotados físicamente, visitan el quirófano más que el frigorífico, andan lesionados cada dos por tres y acaban su vida “deportiva” listos para la tienda de los despojos? “Un estudio reciente confirma que la mayoría de los atletas con alteraciones en el ritmo cardiaco tiene disfunción ventricular. Señala como posible culpable a la actividad larga e intensa”. (El Mundo, 27 de enero). “Los médicos calculan que un pivote o un lateral de balonmano puede recibir cerca de 300 golpes por encuentro en un torneo como el actual Campeonato del Mundo”. En diez partidos, necesarios para llegar a las semifinales, dichos jugadores habrán recibido más de 30.000 impactos en sus articulaciones. ¿Y a esta barbaridad la calificamos de “deporte”?



-A ver, Pepito, déme su curriculum deportivo y su historial de lesiones.


Jugadores con más de 60 u 80 partidos al año a sus lomos. Con más kilómetros recorridos que la maleta de El Fugitivo. Con más estrés encima que una perdiz coja perseguida por una jauría de cazadores. Si eso es vida, si eso es placer, si eso es equilibrio, si eso es salud, yo soy Cervantes.



Así que, acabamos de darle la vuelta a la tortilla y nos quedamos tan panchos. Deporte es, por ejemplo, lo de mi cincuentón profe de yoga, que a su edad tiene una columna vertebral y músculos más flexibles, fuertes y resistentes que una goma elástica, mientras que lo que hacen el gordito Ronaldo, el amigo Gasol o el camarada Nadal es un puro disparate corporal y psíquico. Eso sí, mi profe es un bicho raro sin un duro en la talega mientras mis queridos monstruos tienen la cartera repleta y a todo el mundo babeándoles. Yo preferiría ser el primero. ¿Y vuesas mercedes?


PD INFORMATIVO: “El esfuerzo cardiaco de un músico en un concierto es igual al de un deportista de élite. Una tesis doctoral demuestra que las pulsaciones de un instrumentista clásico son equiparables a las de un futbolista o un ciclista. (…). La media de pulsaciones se eleva a 136 durante un concierto (lo normal es entre 60 y 80), pero puede llegar en algún momento a las 200. (…). El estudio tiene un fin claro: concienciar a los músicos de que tienen que cuidarse, de que su corazón realiza un esfuerzo importante cada vez que se suben a un escenario. Estar en forma, hacer deporte y practicar hábitos de vida saludables es fundamental para los instrumentistas. Y lo es también para los jóvenes que se forman en el conservatorio, que deben hacer un hueco en su agenda para mover las piernas y el corazón”. (Diario El Comercio. 4 de enero 07).

26 de enero de 2007

ARRIVEDERCI, GORDITO...


Dos sábanas llevo ya empapadas de lágrimas y creo que voy a necesitar una tercera. El motivo: la salida de Ronaldo del Real Madrid y de España. Jamás pensé que llegase el caso, por mucha inquina que el Capello de las narices le tuviese al gordito calvorota más famoso del mundo. Pero parece que el adiós ha llegado. ¿Y a quien vamos a llamar de ahora en adelante “gordo”, “vago” y otras lindezas? El chico ya era como de la familia, tras seis temporadas en que lo mismo le coronaban como rey del futbolín que le arreaban castañazos por un tubo. Lo vamos a echar de menos. Vaya que sí…



El mismísimo Puñetas -abusando de los tópicos- en estos años ha usado el nombre de Ronaldo en vano, cayendo en el más vil pecado mortal. (No sé si el segundo o el tercero del Decálogo divino. Disculpen, pero no piso una iglesia desde que tengo uso de sinrazón). “Ronaldo sería estupendo como propagandista de MacDonald”. “Del dedo artrítico del pie de Ronaldo nos hemos enterado esta semana hasta la saciedad”. “Cuando viene el Madrid a Málaga te clavan 300 euros para ver a Ronaldo atarse los cordones de la bota”. “Es seguro que Gary Kasparov gastó en esos 60 minutos de partida más calorías que Ronaldo en toda la Champion Li”. “No ha llegado a los tres meses y el romántico Ronaldo ya se ha separado de su amada Daniela Cicarelli, con la que acariciaba esta temporada conseguir el Pichichi. Pues… ni Pichichi ni Pichicha”.



Y, sin embargo, con todo lo que le ha caído y llovido al gordito, nunca ha perdido la sonrisa infantil, a lo máximo, lo hemos visto con el ceño fruncido o el morro tieso, aunque –eso sí- él pasó de las críticas y siguió haciendo lo que le dio la gana. Como debe ser. Ronaldo es así y ya lo sabían cuando lo compraron. Un artista al que los entrenadores más zopencos pretenden hacerle trabajar haciendo que se deslome en los entrenamientos y campo de juego cuando lo suyo son las pinceladas, los remates, el redondeo de la obra artística. En eso es un maestro pinturero. Ya sé que no vivimos tiempos aptos para la lírica y la poesía, pero a los artistas hay que tratarlos con delicadeza. Si Picasso no hubiese fumado y follado tanto, nunca habría compuesto su fantástica obra. Si Dalí no hubiese estado más zumbado que un sonajero (y no por eso le metieron en un psiquiátrico), ¿acaso habría producido algo de valor? A los artistas y genios hay que consentirles todo y tratarlos con muuuucho cariño, muá, muá, porque siempre acabarán sorprendiéndonos con alguna genialidad. Pretender que porque el pobre gana un millón de euros al año (mínimo) tenga que trotar diez kilómetros en cada partido y entrenamiento es como pedirle al diario EL PAIS que sea un diario independiente: una temeridad. Así que Capello demuestra no entender de fútbol y Calderón no tener ni idea de psicología social. Qué torpes, los tíos. Ahora, ¿quién se llevará las broncas? Si vendéis el pararrayos, ¿quién os librará de achicharraros en la tormenta? Pobrecillos ignorantes…


Ahora que nos lo echan de nuestras biografías con una patada desabrida en el trasero, rescato algunos párrafos que escribí en el Arco allá por mayo del 2005 en un articulillo titulado “Colocón intelectual con Ronaldo al fondo como metáfora del futboleo”. Ave, César, los que te echaremos de menos, te saludan pierna en alto:



“Ronaldo es al fútbol lo que el fútbol es a Ronaldo. Dentro y fuera del campo. O sea, ambos son caprichosos, veleidosos, irregulares, sorprendentes, amados y odiados a la vez, cínicos y sinceros, santo y seña de la vaciedad y la plenitud. Una pura contradicción. Si alguien quiere adentrarse en los círculos mágicos que explican el mundo del futbolín, que busque en la cuadratura ovalada del amigo Ronie, cuando está dentro y fuera de la verde pradera. (…) Como Ronaldito, así es el fútbol. Inmaduro y caprichoso. Hoy te persiguen los aficionados para besarte la pirula, mañana te la quieren capar. Si metes un gol, aunque sea con la cabeza, renaces de tus cenizas y regresas al éxtasis. Si no entra la pelotita te llaman gordo y comilón. En el fútboleo los amores tampoco duran más de 86 días. A menudo ni siete. Qué digo: el miércoles eres fantástico en la Champion y el domingo no vales ni para plantar cebollas. Hoy te renuevan por nueve temporadas pues eres un genio y mañana te pegan la patada en el culo porque eres un incompetente. Me caso y me descaso con la misma facilidad con que la meto y la saco (la pelota, ojo, de la portería rival). Si hoy tengo ganas, corro como un gamo y si no, que le den morcilla al respetable. Lo mismo estoy en una fiestecilla junto a los más zánganos del planeta que voy a Ramala a una cuestión de esas que llaman “humanitarias”. Valgo para cualquier tostada. Por eso hoy me aplauden y mañana me silban. Como el mismísimo fútbol, macho”.


Nos has dejado huérfanos, querido… Aunque a ti seguro que no te afectará. En Milán y alrededores hay una comida mediterránea de chuparse los dedos. Sniff, sniff, con tu marcha el caprichoso fútbol hispano está de luto. La Liga de las estrellas se ha estrellao. ¡Forza Italia!

23 de enero de 2007

CUANDO EL DEPORTE ES SIMPLEMENTE SALUD


El otro día charlaba con un amigo al que hacía bastantes años que no veía. Tras la revisión pormenorizada del tiempo en que no supimos el uno del otro, le pregunté si continuaba haciendo deporte, tal como lo recordaba de nuestros años mozos. Su respuesta:



-Ya no estoy para esos trotes. El deporte ha acabado para mí.



Mi amigo es de los que piensa que sólo es deporte lo que admite competición, enfrentamiento entre varios o realización de actividades extremas. Hasta la caza la considera una práctica deportiva, pero si le hablas de actividades físicas como Pilates, yoga o Tai chi, te dice que “tururú”, que eso son “mariconadas” aburridas. Me dejó de una pieza y poco después pude comprobar que son muchos los que consideran estos ejercitamientos físicos poco menos que entretenimientos de gente snob y chorra.


Urge por tanto poner a cada cual en su lugar. No atacaré cual águila rapaz a aquellos que se juegan la vida practicando deportes de riesgo. (Hoy mismo, la prensa informa de la muerte de 3 montañeros españoles en el Himalaya y Huesca). Tampoco a los que les encanta machacarse físicamente aunque sea a costa del exceso muscular antinatural, como el culturismo, la halterofilia y otros deportes para los que el humanoide estilizado y fibroso es considerado una flor de pitiminí. Pero sí defenderé a capa y espada a todos aquellos jóvenes y maduros que han descubierto que para estar en forma física, psíquica y mental les basta con una gimnasia suave, un buen plan de estiramientos (stretching), unas largas caminatas, la práctica continuada de la natación, la realización de sesiones de yoga, pilates o taichi. Sin necesidad de jugarse el cuello, la tibia o el peroné, hoy día cualquiera que desee estar en forma puede apuntarse a estos deportes saludables, muy alejados de la rivalidad con el prójimo, de la competición, del abuso del cuerpo, de la especialización física que a nada bueno conduce, por no hablar del riesgo de lesiones y otras gaitas.



Los humanoides de andar por casa sólo necesitamos (y no es poco) tonificar nuestros músculos para que el esqueleto no se venga abajo; compensar las pésimas posturas que la descacharrante vida moderna nos obliga a ejercitar (la primera, estar tumbados varias horas diarias en unos potros de tortura corporal llamados sofás); tener flexibilidad suficiente para no sobrecargar nuestro sistema músculo-esquelético; despejar la mente de tanta basura como nos introducen a golpe de propaganda, desconectando de la mierda diaria con la práctica del ejercicio físico y mental; enriquecer nuestra vida con una alimentación pobre en cantidad pero rica dietéticamente; disfrutar de unas sensaciones placenteras, dotándonos de equilibrio psicológico y mejorando nuestro autocontrol y discernimiento.


¡Tenemos tanto que aprender de todas estas técnicas, unas milenarias, otras modernas, que cuidan el binomio cuerpo-mente y que aún son consideradas por muchos como teorías y filosofías de salón! Técnicas y actividades físicas que hablan de ejercitar la respiración de manera adecuada, de practicar la relajación, de evitar la rigidez y la tensión excesiva, de favorecer la concentración, el control y la fluidez corporal. Y si todo ello lo completamos con la ejercitación mental mediante la lectura, la escritura, los juegos de mesa, el diálogo reposado con la gente de nuestro entorno, el cultivo de la memoria, la creatividad manual y la imaginación calenturienta, entonces esto ya será la repanocha, el no va más.


La ignorancia es muy atrevida (todos caemos en ella, y el Puñetas el primero), así que antes que ningunear o despreciar lo que no conocemos, mejor sería hacer un cursillo acelerado sobre ello. Y entonces, con los datos básicos sobre la mesa, empezar a largar por esa boquita de piñón que todos tenemos debajo del bigote, sea piloso o no. Algo así le dije a mi amigo reencontrado y el tío, que no es tonto, prometió retornar a la práctica deportiva mucho más relajada y completa que contemplan las disciplinas de que le hablé. Uno, en su modestia, lleva unos añitos zambullido en algunas de ellas y como lo ve bueno para el muá, lo recomienda a todo hijo de vecino.


Hoy, ya ven, me salió la vena magisteril y bienhechora. (Hay que variar de vez en cuando el discursito, descolocando al personal). Será cosa de la edad o del asco que me produce ver cómo tantísima gente desperdicia su juventud o madurez dándole al alcohol, las drogas, el cigarrito, las telecacas o al tresillo a jornada completa. Cada cual se suicida como puede (todos tenemos un método particular e intransferible) pero algunos no saben lo que se pierden por no abrir los ojos como platos y mirar al mundo que les rodea con un poquitín de asombro y sabiduría. Lo peor es que, encima, se las dan de listos. Pues bueno, pues vale…, pero como dejó escrito el genio, “ande yo caliente y ríase la gente”.

19 de enero de 2007

LA CASA MADRIDISTA DE TÓCAME ROQUE


Tócame Roque no fue el nombre de ningún personaje, como algunos piensan, sino que así se llamaba una casa de vecindad ubicada en la calle del Barquillo, en Madrid. La vivienda, fea e insalubre, fue demolida en el año 1850. Este inmueble castizo estaba en boca de todo el mundo por los mil zipizapes que en él se armaron. Según el Diccionario, se denomina “la casa de Tócame Roque” a aquella en la que reina la confusión y hay con frecuencia alborotos y riñas.



Y ahora, adivina, adivinanza. ¿Cuál es la actual casa de Tócame Roque del deporte español? .... ¡Bingo! En efecto, no puede ser otra que la del Real Madrid, al que hace una semana le dedicábamos en el Arco un saco de sarcasmos. Siento tener que volver sobre el tema, pero ya lo decía ese mismo día: “largas tardes de gloria, y no precisamente deportiva, nos va a dar este Irreal Madrid”. ¡Vaya si nos las está dando! Yo es que estoy disfrutando como un mono en una fábrica de cacahuetes. Empieza la temporada contratando a gente experimentada y ya cercana a la edad de jubilación para amarrar al menos un título. Todo el objetivo del cuerpo técnico era armar una defensa en plan numantino, al estilo del librillo de instrucciones del entrenador Capello. Pese a la mano dura de éste, el equipo no funciona, le meten más goles que a la Obregón y sólo la suerte de los ricos hace que no se descuelgue demasiado de los que van por delante.


Cuando llega el fin de año, el enfermo empieza a dar síntomas alarmantes de estar volviendo a las andadas de los años anteriores, pese al látigo de don Fabio: abulia, anorexia, fiebre, tontuna y desorientación. El entrenador empieza también a perder el norte. Igual que existe el síndrome de la Moncloa, que hace que presidente del gobierno que pasa por allí, a los cuatro días se vuelva un idiota orgulloso y marciano, algo parecido ocurre por la Casa Blanquita del Bernabéu. Por las Navidades se decide cambiar de táctica: hay que contratar sabia nueva y aguerrida porque el equipo está artrítico y artrósico perdido. De Argentina y Brasil se traen tres piezas que, a las primeras de cambio se ponen a jugar en el equipo. Los novatos desplazan a los tíos con galones pero la crisis alcanza su cenit con la derrota en Riazor tras los turrones vacacionales. Entonces se produce el derrame cerebral más insólito que ha visto madre. Se hace una lista negra con varios jugadores (Beckham, Ronaldo, Cassano, Salgado…) y se cierran a cal y canto las sesiones de entrenamiento. De los señalados, el primero, el más glamouroso, anuncia a los varios días que él se larga con dólares frescos a los USA. Y pese a que tiene contrato en firme, le dicen que de ahora en adelante va a chupar sólo el cemento del campo. Eso sí, le siguen pagando a tocateja y puntualmente. Bonita manera de tirar el dinero. A Ronaldo lo quieren vender como sea y de 18 milloncejos que podían haber sacado en su venta a inicio de temporada, ahora no sólo nadie da un duro por él si no que (en vista de la devaluación que desde el propio club se hace del jugador), habrá que dar una propina a quien quiera llevárselo. El gordo de Cassano sigue comiendo pasteles con total tranquilidad: sabe que no hay club en el mundo donde gane más que en el Madrid y trabaje menos. Y así sucesivamente…



Se habla hasta de diez jugadores en situación de transferibles a final de temporada. De golpe y porrazo, tras la trombosis futbolística, el inicial equipo de veteranos se troca en uno de parvulitos. Eso sí, al menos corren como galgos por el campo, aunque de poco sirve: los juveniles del Betis les eliminan de la Copa del Rey, entre el aplauso general del Bernabéu, entusiasmado porque los suyos siguen perdiendo pero al menos sudan la camiseta. Y en estas que al Presi se le descuelga su ya habitualmente calentorra lengua, y ante un grupo de futuros abogados del diablo, pone a parir a toda la plantilla, calificándola de poco formada, inmadura, glamourosa y tal. Incluso personaliza en algunos jugadores metiéndoles los dedos en los ojos.”Guti es una promesa de 31 años que nunca ha contado de verdad”. Lo que no dice es que varios meses atrás le había renovado el millonario contrato. Con lo cual, o don Calderón de la Barquichuela tiene amnesia o su incontinencia linguomental de grado cuarto no conoce las más elementales normas de la lógica. Total, un verdadero escándalo y un fuego que ha tenido que apagar charlando con todo el vestuario, incluido el sir Beckham, que se llevará un buen recuerdo de su estancia por estos pagos y quizás hasta un estupendo guión para interpretar en su primera peli (una comedia de enredo y mucha guasa) allá en Los Angeles de Charlie, con Tom Cruise de coprotagonista.


La Casa tradicional de Tócame Roque era un chabolilla comparada con la maison del lenguaraz y desnortado equipo técnico y presidencial del Irreal Madrid, incluido el entrenador Capello, al que le quedan dos telediarios, máxime desde que tiene enfrente a toda la jauría de la prensa deportivesca madrileña. Si don Ramón de la Cruz, que inmortalizó para la literatura la famosa Casa de Roque, volviera a nacer tendría material suficiente con el Irreal Madrid para escribir una segunda parte, que alcanzaría un nuevo éxito, esta vez con repercusión internacional. Eso sin contar lo que aún está por llegar…

16 de enero de 2007

DE PUÑETAZOS Y PEINETAS


No contentos con que los jugadores de futbolín se arreen en cada partido una buena manta de estacazos y tentetiesos; no satisfechos con que a veces la cosa acaba a puñetazo limpio, como la semana pasada, entre un tipo del Zaragoza y otro del Sevilla; no bastando semejantes faltas de fair play, a las que se suman las de los aficionados y espectadores, que disfrutan una morterá cagándose en la mamaíta que parió a los árbitros y a los jugadores y técnicos rivales (a veces, también, a los propios), ahora la cosa amenaza con extenderse, cual fiebre amarilla, al ámbito de los entrenadores, incapaces de contener también sus emociones, fobias y tirrias.


Este fin de semana el entrenador del Barça, ese “hombre tranquilo” que parece tener la sangre de horchata, le arreó un enorme castañazo al lateral de su banquillo, haciendo pedazos el plástico protector. El tío ni se inmutó, mientras los servicios operativos del Español hacían sus cálculos para reparar aquello, mirando de reojo a aquel bestia habitualmente plácido y bonachón. Ya en rueda de prensa, Rijkaard adujo que no se había dado cuenta de nada y que hasta pensaba que no había plástico. Hombre, el Español no tiene el potencial económico del Barça, pero de ahí a insinuar que ni siquiera tiene pelas para cerrar los laterales de los banquillos (con el frío y viento que corre por Montjuic) va un abismo. Y menos mal que en vez de plástico no había un cristal o un trozo de madera, porque a estas alturas –de creer al bueno de Frank- estaría con el brazo en cabestrillo. La prensa catalana, que es muy apañada para estas cosas, ha echado tierra sobre el asunto y la Sexta, que retransmitió el partido, ni se enteró de la película.



En Madrid, en cambio, con estas cosas se hace una buena y refrescante sangría. Así que (retransmitía Canal Plus), la “peineta” que Capello dedicó a dos aficionados al finalizar el encuentro Madrid-Zaragoza ha recorrido ya medio mundo, ha provocado cien mil repeticiones en todas las teleles y no extrañaría nada que un juez mande un día de éstos a la guardia civil en busca de don Fabio. Este se disculpó al final del encuentro aduciendo que esos dos tipos llevan toda la temporada insultándole, que esa noche habían sobrepasado los límites y que en su anterior etapa en el Madrid (hace unos diez años) ya eran los mismos quienes continuamente le vituperaban.



Total, que la presión sacude a los dos primeros espadas del entreno de la actual Liga de las Estrellitas y quizás la semana venidera (de extenderse la enfermedad) podamos ver a Caparrós tirarle una llave inglesa al cuarto árbitro o al temperamental Luis Fernández hacerle la zancadilla al linier de turno. Incluso es posible que si la tensión aumenta de caudal, en algún palco se líen a insultos y salivazos un par de presidentes de club, que los hay excesivamente temperamentales y con la cabeza bastante loca. Cosas que pasan en el deporte, que dicen los castizos…



Pero volviendo a la famosa “peineta” del italiano. ¿Tiene derecho Capello a cabrearse con unos tipos que no dejan de insultarle partido tras partido? Según los chicos de la prensa y las telecacas, no sólo no debe hacerlo (estamos de acuerdo), si no que las impertinencias de los espectadores “entran en el sueldo”. Y ahí, queridísimos verdugos, nati de plasti. Pagar una entrada, aunque sea a precio de jamón de Jabugo, no da ningún derecho a insultar, vejar y ofender particularmente a nadie. No sólo es falta de educación si no que es probable que se contemple en algún articulillo del Código Penal, aunque confieso que no me lo he leído ni estoy dispuesto a hacerlo, pues suelo tener un tipo de lecturas más placenteras.



Hemos convertido este país en un estercolero infumable donde, como señala Pérez Reverte esta misma semana en un famoso suplemento, “hasta la gente que viene de fuera pierde la educación en contacto con nuestra grosera realidad nacional”. En el sueldo nadie lleva incluido el insulto ajeno, aunque ya sabemos que médicos, profesores, policías, inmigrantes, gente de color, bajitos, gordos, famosos, viejecitas y tímidos varios (entre otros especimenes) tienen que soportan el hedor palabreril de gentuza que –muy seriamente- les impreca, atosiga, arremete verbal y hasta físicamente porque desconocen el respeto al prójimo, las buenas maneras y formas, la cortesía y la mínima educación. Así que, si yo fuera un jerifalte del Madrid, investigaría el asunto a fondo, y de confirmarse echaba a la calle muy finamente a esos dos amigos que se ha echado Capello. O los mandaba a la última fila del estadio, previo regalo de unos prismáticos. Nadie en su sano juicio puede afirmar que entran en el sueldo de un entrenador o de cualquier otro profesional las impertinencias e insultos ajenos. Vamos, creo yo…, aunque tratándose de Capello, tampoco estaría mal que el camarada se mirase también en el espejo y se aplicase el mismo cuento. La paja en el ojo ajeno a veces es viga en el propio.

12 de enero de 2007

HISTORIETAS DEL IRREAL MADRID


Jodé, si es que empiezo a bordarlo. En mi parida de reentré tras las festejuelas navideñas, ya anunciaba con mi bolita de cristal que “a final de temporada los grandes centuriones del equipo merengón estarán camino de las Malvinas. Por lo menos.” Pues ya tenemos colocado al primero, el metrosexual Beckham. No va a ser el último. Le tocaba empezar el desfile por méritos propios. Pero para explicarlo más cachazudamente, tomemos aliento y vayamos al siguiente párrafo.



Iba diciendo que el desfile de bajas comienza con el famoso inglés pues, acostumbrado como está a las pasarelas, era él quien debía iniciar el desfile. “Se nos va a Hollywood”, escribe la prensa, llorando a moco tendido. “¿Pero alguna vez ha dejado de estar allí?” –pregunto puñeteramente. Se veía venir que este hombre-anuncio, incoloro, inodoro e insípido, hábil como un lince para ganar dinero poniendo el careto en donde haga falta, iba a hacer pocas migas con don Capello, ese macho italiano de pelo en pecho. Como al Irreal Madrid le sobra la pasta, perder 13 milloncejos de euros al año con la marcha de Davicito, es una minucia. Lo importante es que con su adiós empieza a rejuvenecerse el vestuario, a ver si pronto lo reconvertimos de residencia de ancianos a jardín de infancia. Los humoristas y sátiros nos quedamos sin una de nuestras musas preferidas. (¿O debería escribir “muso”?). Se nos va sin que haya aprendido un poco a chapurrear algo de español, catalán, euskera, gallego y bable. Tampoco ha aprendido a bailar sevillanas ni a comer berberechos y sabemos que no se ha integrado al país porque sigue afirmando que le encanta el jamón de York, en vez del de Jabugo, que ahí don Fabio Capellini sí que es listo y de los nuestros. En fin, que el marido de la chica más sosa de las Spice Girl cambia de galaxia ganando un pastón con la mudanza. Lo que menos le importa, claro, es que en el aspecto deportivo continuará sin ganar nada destacable. Se conforma (se está haciendo viejo) con el glorioso recuerdo del 2001, en que se cepilló a la archiconocida y famosa Liga Inglesa. Sniff, sniff, qué va a ser de nosotros sin su glamour y su señorío perfumado...



Pero, tranquilos, que el desfile continuará. El Irreal Madrid anda en busca de su identidad perdida tras deambular unos añitos por la ya artrósica galaxia Florentina. En cuanto tire por la borda el exceso de kilos y años de parte de su tripulación y, simultáneamente, el látigo del domador Capello funcione a la perfección, pis, pas, llegarán los nuevos y anhelados éxitos. Eso piensa, al menos, la inmensa legión de infectados por la incurable enfermedad de la “madriditis aguda”. Veremos a ver en qué queda la cosa pues, como dijo el poeta muy sabiamente, “el infierno está lleno de buenas intenciones”. ¡De eso los periodistas deportivescos saben mucho desde la segunda semana de enero! Pasen y vean: desastre ante el Deportivo de la Coruña, reuniones urgentes de la cúpula del Irreal y aceleración de las medidas previstas de saneamiento, bisturí y berbiquí en mano. Se puede perder, pero dejándose la sangre, el sudor y las lágrimas en la batalla. En Riazor, sin embargo, a algunos jugadores no les llegó a abandonar ni siquiera el desodorante. La primera medida quirúrgica ha sido muy sabia: en los entrenamientos del equipo sólo estarán los jugadores y el cuerpo técnico. Nada de prensa. Se acabó fisgonear e ir con el chisme a Antena Puaff, Telepingo y tales. Oye, no veas como se han puesto las telecacas y la compaña. Hasta hicieron un plantón y se largaron. Ya no podrán filmar las interesantísimas carreritas pedestres de los jugadores madridistas y los consiguientes gritazos de don Fabio:



-¡¡ Ronaldo, me píííí en tu píííí píííí, corre de una píííí vez!!



-¡Mister, es que hoy me he levantado con lumbago, tendinitis, conjuntivitis, otitis y vaguitis! ¡Que la tiene usted tomada conmigo, píííí!



Pero, ¿cómo va a permitir un club tan serio como el Madrí, que semejante espectáculo se grabe por la prensa verdulera y luego lo repitan cien mil millones de veces en “El Tomate”, “La Banana” y los “Telediarios”? No son unos genios, pero sus dirigentes tampoco son tontos. Además, que no entiendo cómo se permite que la prensa esté en los entrenamientos, una actividad que me parece debería ser claramente privada, confidencial y con presencia única de los empleados de la casa y de sus abogados. ¿Aceptaría usted que en su oficina, aula, consejo de ministros, comida de negocios o revolcón con la parienta, hubiera una patulea de extraños con cámaras y bloc de notas para ponerlo luego a parir en la caja tonta y arradios? Pues yo, tampoco. Ya no es la prensa la que da de comer al fútbol sino el fútbol el que alimenta a la prensa. Así que donde manda patrón, no manda marinero. Por cierto, ya puestos, a ver si los chicos de las cámaras y los micros se ponen a hacer también un boicot a los políticos, que esos sí que los tratan a patadas, como si fueran simples chicos de los recados y vulgares correveidiles.


-A ver, que venga la prensa que tengo que contar a los españoles una cosa muy importante que se me ocurrió anoche cuando estaba limpiándome los colmillos… Hablaré diez minutos, me filmarán desde mi lado bueno, el izquierdo; publicarán sólo los titulares ingeniosos que yo les diga y no quiero después ningún tipo de preguntas, ni impertinentes ni de las otras. Y si alguno se sale de madre, ya sabe donde está la puerta del paro. ¿Está claro? Pues, andando…


Al lado de estos politicastros, Capello es un gatito bonachón. Finiquito: largas tardes de gloria, y no precisamente deportiva, nos va a dar este Irreal Madrid, en busca del Arca perdida. El siguiente Astro en el ocaso está a punto de anunciar su nueva galaxia de destino. Todo apunta a que también se irá a Hollywood. El único inconveniente es que allí hay demasiada gente anoréxica (pese a las hamburguesas XXL), pero con un buen fajo de billetes todo se puede arreglar. Seguiremos la estela del próximo centurión defenestrado silbando la canción “¡Qué bello es vivir con un buen plan de pensiones!”.

10 de enero de 2007

DE VUELTA, CON UNA BOLA DE CRISTAL


De vuelta de nuevo por estos pagos, el Puñetas va a iniciar el año deportivesco del Arco mirando una bolita de cristal que se ha comprado a precio de saldo en los Encantes de Barcelona.


-Jamalají jamalajá, tomaté tomatá, dime bolita mágica qué cosas van a pasar en el año 2007 para así estar preparado y evitar soponcios y alegrías inesperadas.



Bolígrafo en ristre he tomado buena nota de lo que veía tras el cristal y ahora lo traduzco a word mediante las teclas de rigor. Ya que todos los medios mediáticos han iniciado el añito que nos espera con la ristra minuciosa de acontecimientos deportivos que acabarán rompiendo nuestros nervios y cartera, el Puñetas no iba a ser menos y –más chulo que el mismísimo Zapatero- se dispone a echar un ojo al futuro para brindar algunas primicias a sus pacientísimos lectores. Y si no acierto, tralarí tralará, tómense los fallos a cuenta de inventario, como ha hecho el camarada de marras con el reciente zambombazo etarra en el aeropuerto de Barajas.


Veo, veo que el Real Madrid tampoco se comerá una rosca esta temporada. La verdad es que no hace falta ser un adivino para llegar a semejante conclusión, pero cuanto antes desilusionemos a medio mundo, mejor para sus nervios. Por no ganar, no ganará ni al mus. Eso sí, a final de temporada los grandes centuriones del equipo merengón estarán camino de las Malvinas. Por lo menos.


Veo, veo que la selección española de baloncesto volverá a mojarle la oreja a la de fútbolín, ganando el europeo tras el verano mientras nuestros cojitrancos del sabio de Hortaliza harán un sonoro ridículo.



Veo, veo que Carlos Sainz estará en los primeros puestos del Paris-Dákar hasta que una avispa le pique en el cogote y le deje fuera de combate. Peor lo llevarán otros que acabarán haciéndose literalmente polvo en el rally más escandaloso e indecente que parió madre. A estas horas que escribo ya va un piloto muerto. Es sólo el principio…



Veo, veo que el escándalo del doping salpicará hasta a nuestros directivos deportivos más insignes, empezando por el mismísimo Lizzaveski o como demonios se escriba. A la salida de una cena muy famosa les harán mear (a eso de las 4 de la mañana), descubriéndose que los tíos iban hasta las cachas de guisky, vodka y otras drogas de mal vivir. Mas todo quedará en agua de borrajas, quiero decir, que se le echará mucha agua a tanto alcohol para rebajarlo y que ni siquiera dé positivo en un control de carretera. Los ciclistas, como casi siempre, tendrán dolores de muelas viendo que sólo a ellos se les toma el pelo y los hematocritos.



Veo, veo que la pelea Diogo-Fabiano se repetirá varias veces a lo largo del año, aunque con otros renombrados protagonistas futboleros. Alguno recibirá proposiciones deshonestas para pasarse del deporte de los tres palos al de las cuatro cuerdas. Lo que no veo es quien será el émulo de Rocky ni si aceptará el reto. ¡Al fin y al cabo no hay mucha diferencia entre partir piernas o dar derechazos a la mandíbula!



Veo, veo que este año Fernando Alonso echará de menos a Renault. También veo, veo que Pedrosa tendrá la misma nostalgia respecto a los 250 c.c., donde era el rey del mambo, no como en los 500, en que el doctor Rossi seguirá haciendo de las suyas. Todavía es joven nuestro piloto, así que ya le llegará la hora de reverdecer viejos laureles pero eso ya no se ve en esta bola encantada del 2007.



Veo, veo que no está claro quién ganará la liga española. Sigo viendo que el Barça continuará con la enfermería a tope y que eso le complicará bastante revalidar el título. No está claro el asunto. Veo un pedazo de dentadura con un rictus de tristeza. No puedo ser más explícito porque cada vez que lo intento las gafas se me empañan y no me dejan ver la dichosa bolita cristalina. Paciencia y a barajar…



Resumiendo, que es gerundio. Veo, veo que este año los éxitos del deporte español en las disciplinas más conocidas serán bastante escasos, incluida la Champion Li, donde no habrá más que berrinches. Un campeonato de balonmano, algún otro en tenis, una vuelta ciclista de poca monta y pare usted de contar. Por si fueran pocas desgracias, acaba de romperse premonitoriamente la puñetera bolita de cristal tras abrirse de par en par la ventana por un traidor golpe de viento, aunque el muy mamón insinúa que él no ha sido, que la culpa la tiene exclusivamente el ventanuco. ¿A qué me recuerda esto, córcholis? Más haya paz, requetepaz, suprapaz y cantidubipaz, aunque no me quito de la cocorota que la rotura es un mal presagio. Así que bienvenidos a este año horribilis que acabamos de recién estrenar. Y levanten el ánimo los muy pesarosos porque más se perdió en la guerra de Cuba. Al menos, eso dice mi vecino favorito, que ya calza los 90 y sigue estando como una rosa, el muy gachón.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).