30 de marzo de 2007

ENTREMÉS SEMANASANTERO: LOS NOMBRES DE LOS EQUIPOS DE FÚTBOL


El siguiente artículo (un poco largo pero merece la pena) no es del Puñetas, aunque le hubiera encantado escribirlo. Pertenece a la bitácora “Humoradas”, para mi gusto, el humor más inteligente de la interné española . Su autor es Enrique Gallud Jardiel. ¿Les suena el apellido Jardiel? Pues eso…). El artículo lo publicó el 11 de abril de 2006 y hoy, aprovechando el breve paréntesis semanasantero, lo copio aquí para deleite de quienes no lo hayan podido leer. Lo hago así mío, como un hijo adoptivo, aunque su verdadero padre sea don Enrique. Aquí hay un enlace directo al mismo para el que desee la versión original.



“Sé que muchos me odiarán por lo que voy a escribir, pero mi deber filológico me compele irresistiblemente a que ponga en solfa todo tipo de asquerosidades y porquerías lingüísticas con las que me topo y la verdad es que a los nombres de nuestros amados equipos de fútbol no hay literalmente por dónde cogerlos. Me resigno a las iras del lector y cumplo estoicamente con mi deber. ¡Qué le vamos a hacer! Veamos lo que tenemos:


En primer lugar están los equipos con nombre normal, de ciudad, lo que es bastante lógico: Villarreal, Valencia... que se llaman Club de Fútbol. Estos dos barbarismos ya aceptados crean en problema del plural. Antes de decía «clubs de fútbol». Ahora la Academia quiere «clubes». (Esta forma de pluralizar palabras extranjeras acabadas en consonante es horrible. Por ejemplo pub, ‘establecimiento de bebida’, queda muy mal en la frase «Esta noche, yo y mis amigos nos vamos de pubes.»)


Pero siempre hay un listillo que quiere sobresalir y no sabe cómo. Y así, un club, en vez de Club de Fútbol quiere llamarse Fútbol Club (el Barcelona, Barça para los amigos). Este giro inglés, trasladado a oficios, por ejemplo daría «electricista perito», «industrial ingeniero», «bolsa agente» o «limpieza señora».


Luego están los que tienen delirios de grandeza y se llaman Real Madrid o Real Zaragoza, igualándose injustamente con la Real Fábrica de Tapices, pues «Real» implica patrocinio real. (A lo mejor el Real Madrid lo tiene. Eso explicaría muchas cosas.) Además, si sólo uno fuera real, estaría bien. Al serlo varios, se pierde prestigio. Yo propondría dejar Real Zaragoza como está (los maños que se aguanten) y cambiar el otro a Imperial Madrid. ¡Todavía hay clases!


Ahora bien, pase por que una ciudad sea real, ¡pero una sociedad!. La Real Sociedad es casi una contradicción en términos y no está muy clara su relación con el deporte. Podría ser la abreviatura de la Real Sociedad para el Cultivo del Champiñón.


Y después vienen los otros que quieren ser distintos: el Bétis Balompié, más castizo. Pero «balompié» no es buen castellano, sino un calco lingüístico, traducción literal del foot-ball inglés. Y luego el nombre del río, lo que ya no tiene lógica. ¿Y si otros equipos siguieran esta norma? ¿Qué tal quedaría Manzanares Balompié? ¿O Pisuerga Balompié? ¿Y si la ciudad no tiene río? ¿Y si dos ciudades comparten el mismo río? ¿Qué hacen entonces, se lo rifan? ¿Cómo debería llamarse el Córdoba: Bétis Balompié Más Lejos de la Desembocadura? ¡Qué ganas de complicarse la vida!


¿Y qué me dicen de los que se ponen étnicos? Como el Celta de Vigo. Normalizada esta costumbre, tendríamos quizá el Vándalo de Sevilla, el Astur de Oviedo, el Visigodo de Valladolid, el Hebreo de Toledo o el Fenicio de Barcelona. Acabaríamos de un plumazo con nuestro bonito y fructífero mestizaje.


Otros definen su actividad, lo que no está mal. El Deportivo de La Coruña es uno de los nombres más logrados. Son deportivos, en efecto. Pero ¿y el Recreativo de Huelva? Si se lo toman como una jira campestre o una tarde de recreo en el Zoo o en el Parque de Atracciones, no deberían competir.


Otros definen su actividad, pero en inglés y naufragan miserablemente. El Sporting de Gijón hace el mismo deporte, pero en plan snob. Y el Rácing de Santander ya no se explica, pues racing significa ‘club de carreras’. Puede que, en efecto, sus jugadores corran mucho, pero ¿y la pelota? No parece que le hagan mucho caso a la pelota. Se limitan a correr y llegar antes a no se sabe dónde.


En cuanto a snobs liantes, nadie como el Athletic. Para no confundirse con el Atlético de Madrid, lo dejan en inglés para que así todo el mundo sepa que son de Bilbao. Buena lógica.


Luego está el Osasuna, palabra vasca que significa ‘la salud’. Ellos son así de raros. Si alguien lo entiende, por favor que me lo explique.


Cuando una ciudad grande tiene dos equipos, se suele armar también el lío. Sevilla lo resuelve con un río, como ya hemos visto. Valencia opta por Levante. Barcelona, en vez de hacer lo mismo y tener el Catalunya, lo llama Espanyol y eso allí ya es empezar con mal pie.


Soria opta por recordar su heroísmo pasado y denomina a su equipo Numancia. Así, el Valencia podría llamarse Sagunto C.F. Y ¿qué otros sitios heroicos tenemos? El Barcelona... ¿en qué localidad nació el Tambor del Bruch? El Real Madrid podría denominarse directamente Móstoles, por aquello del famoso alcalde que se rebeló contra Napoleón. Y los de Móstoles, si se quedan sin nombre para su equipo, que se chinchen. A fin de cuentas, en este país el Real Madrid tiene prioridad.


Los nombres mitológicos están bien. El Hércules de Alicante suena estupendo. Y el mundo greco-latino da para mucho. Podríamos tener el Prometeo de Santander, el Sísifo de Cádiz, el Ícaro de Córdoba o el Rómulo y Remo de Zaragoza.


En otros países tampoco son mancos en eso de poner nombres estúpidos. Algunos son combativos, como el Arsenal, que parece decir: «Tenemos guardadas armas de destrucción masiva. ¡Cuidado con nosotros!». Otros usan nombres de héroes, como el Ajax de Amsterdam. (¿Qué tal quedaría la noticia «Hoy se juega el derby regional El Cid-Viriato»?) A otros les ha quedado el nombre irreconocible, más allá de toda explicación, como el Boca Juniors. Otros parecen querer demostrar algo, como el Juventus (¿Es que creen que en los otros equipos sólo juegan viejos?) o el Manchester United (¿Es que iban a jugar los once por separado? ¿No se pensaban pasar la pelota?). El mejor es, sin duda, el Paris Saint Germaine (que equivaldría aquí al Madrid San Isidro Labrador.)


En un afán de llevar la cultura al mundo del fútbol, yo propongo cambiar los nombres de los equipos por otros tomados de la literatura (las novelas de Emilio Salgari, por ejemplo, dan mucho juego: podríamos usar Los Tigres de Mompracem o Los Piratas de la Malasia). Si se ha de mencionar el número de jugadores, se podrían adaptar los títulos. Habría equipos como Los Once Mosqueteros o Los Once Jinetes del Apocalipsis.


Se podría recurrir también al cine y tendríamos Once del Patíbulo, Once Negritos, Once Samuráis, Once Hombres sin Piedad.


O a la ópera: Deportivo de los Maestros Cantores de Nuremberg, Los Nibelungos F.C.


Sé que mi propuesta no fructificará y dentro de unos años las empresas acabarán adueñándose de los equipos. Una quiniela del futuro podría ser:


Unión Fenosa - Campofrío
Endesa - Pescanova
Santander - Repsol YPF
Telepizza - Catalana Occidente
Telefonica - Sos Cuétara

Ése sería definitivamente el final del fútbol en nuestro país, porque entonces los partidos los iba a ver su tía la del pueblo!"

27 de marzo de 2007

NUESTRA MEJOR DEPORTISTA ACTUAL


Acaba de finalizar el Mundial de Natación Sincronizada en Melbourne, allá por las Australias, o sea, el Quinto Pino y parte del Sexto. Nuestras chicas se han traído para acá seis medallitas, que no es moco de pavo ni de piscina. De entre todo el equipo, quien se lleva el peso mediático y, por tanto, las bofetadas y los abrazos, es una chica de 20 añitos, 1,73 metros de estatura, licenciada en piedras preciosas (gemología), estudiante de arquitectura, diseñadora de los bañadores del equipo, que hizo sus pinitos en la pasarela, y que desde los 8 años anda siempre con el agua al cuello, aunque en su caso el tema no es para tenerle lástima si no todo lo contrario.



En su propia página web afirma que se levanta a las 7 de la mañana y que se tira entrenando entre 8 y 11 horas. Tres días hace natación para coger resistencia (no menos de 4 kilómetros por sesión) y cruza unas 8 ó 10 veces por debajo del agua la piscina de 50 metros. Cuatro horas de coreografía ensayando, repitiendo hasta el agotamiento, para después hacer danza, ballet, acrobacias y un montón de cosas más que ni el Puñetas ni la mayoría de los mortales harían ni hartos de vino. Pero así es ella, esta chica tan trabajadora y sacrificada, a la que no le falta un detalle y que tiene todo perfecta y sabiamente repartido, tanto en su cuerpo serrano como en su mente despierta e inteligente.


¿Y cómo se llama esta mujer que ha sido capaz de traerse media docena de medallas de natación sincronizada, unas con el equipo, otras a dúo y otras individualmente? Pues hemos salido a la calle, con el micro en una mano, y hemos escuchado de todo a la pregunta de, ¿sabe usted quién es Gemma Mengual?



-¿No es una chica que salió hace poco en Gran Hermano? … Yo creo que es una cantante famosa…. Pues no tengo el gusto de conocerla, pero me gustaría… Sí, es una actriz de “¡Aquí no hay quien viva!”…. Yo creo que es modelo, me suena haberla visto en bañador en algún sitio… Ni puñetera idea, oiga, y esto ¿en qué emisora sale?... Ah, sí, esa chica que llegó el otro día a Barcelona cargada de medallas y que yo creí que venía de una romería…



Mucho tuve que buscar y preguntar hasta que por fin di, en la piscina, con un monitor de la cosa que me dijo:



-Sí, hombre, Gemma es nuestra mejor nadadora de todos los tiempos, lo que pasa es que su especialidad no tiene mucho seguimiento en España porque, entre otras cosas, es muy sacrificada y difícil. Hacer lo que ella hace sola, y luego con todo el equipo, tiene un mérito increíble. A mí me encanta verla, aparte que está como un tren…



Admiraciones físicas aparte, lo cierto es que doña Gemma es un as mundial de su especialidad y del deporte en general. En diversas ocasiones he tenido ocasión de comprobar sus exhibiciones y entre la música, la plástica y la física es un verdadero placer disfrutar de su esfuerzo. Pero ya se sabe, aquí sólo nos embobamos con la dichosa pelotita bananero-futbolera, algún que otro raquetazo, un canastón de vez en cuando y el rugido de las motos y de un bólido. O sea, todo lo que no es sensibilidad y estética. A pesar de todo, Mengual está haciendo historia, pese a que en un deporte en que el triunfo depende de la puntuación de los árbitros (o sea, mucha subjetividad), no es fácil acercarse al número uno, casi eternamente copado por las grandes potencias en la especialidad: Rusia, China…


Nada más que por el trabajo tan minucioso (y yo diría que aburrido) que lleva a cabo desde hace tanto tiempo, merecería la Medalla al Mérito al Trabajo pues, a diferencia de cualquier currante habitual, ella lo hace por placer, espíritu de sacrificio y de superación. Es, en resumidas cuentas, una deportista de los pies a la cabeza a la que encima siempre verás con la sonrisa en los labios cuando se tira a la piscina a desempeñar su labor, por la cuenta que le trae. No es por señalar, pero lo que hace esta mujer, lo puede hacer muy poquita gente. Y hacerlo tan de rechupete, todavía menos… Vistos los últimos ejemplares que hemos y estamos padeciendo, yo la votaría para presidenta del Gobierno, oiga…



PD: Si las Matemáticas no engañan, Gemma nació en 1977 así que ahora tiene 30 años y no 20 como erróneamente calculé en el artículo. Jo, ya no podré aspirar al premio Nóbel de las Matemáticas de este año...

23 de marzo de 2007

NI HABLAR DEL PELUQUÍN


El miércoles pasado se montó un buen pollo en el Barcelona, tras la sesión de entrenamiento, porque ningún jugador quiso salir a la sala de prensa para decir las cuatro banalidades (a veces, gilipolleces) que suelen ocurrírseles en estos casos a preguntas también banales (y a veces, gilipollescas) que la prensa deportivesca les plantea. Cierto que media plantilla estaba de picos pardos aquel día, repartida en sus respectivas selecciones nacionales, pero los que se quedaron por el Nou Camp debieron acabar muy cansados de piernas y dijeron que no les salía de la lengua el ponerse ese día a contar las consabidas historietas:



-A vé, Saviola, ¿po cuanto vai a ganá el próximo partío?


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña, si hay suerte, si los rivales no tienen un mal día… yo creo que les meteremos cuatro.


-Ahora me toca a mí, conejito... Una pregunta transcendental para el país: ¿estás con ganas de ser titular indiscutible del Barça?


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña, si hay suerte, si el partido va mal… yo creo que el míster me sacaría unos minutos, y así poc a poc…



-Soy Paquito el de la Moto, del Mundo Chismoso-Deportivo: ¿qué talla de calzoncillos gastas? Es una curiosidad de mi señora…


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña y la señora está de buen ver, la talla puede dar de sí hasta el 69…



-Oye, tú, ¿qué le dices a los que te silban porque eres muy pequeñito de estatura?


-Bueno, no sé, si el tiempo acompaña y hace calor, suelo aumentar unos centímetros…, pero si hace frío me encojo… El frío no lo soporto, mamón…



Aquel día el departamento de comunicación del club culé ya había avisado que, después del entrenamiento, ningún jugador atendería a los periodistas, porque los dos a quienes les tocaba hacerlo no estaban "en disposición de hablar". Entonces, los chicos de la prensa se cabrearon porque ese día iban a dejar a la parroquia sin las diarias reflexiones filosófico-deportivas de los campeones de turno, y aunque reclamaron al director de Comunicación del Barcelona (el tío ni apareció pues estaría haciendo cosas más importantes…) y al mismísimo, Frank Rijkaard, al final se quedaron con un palmo de narices, con lo que ese día –sin las declaraciones de los ídolos- fue de alto riesgo: algún forofo pudo coger una depresión de caballo o, incluso, suicidarse. Los plumillas y televivillas estuvieron esperando un rato pero como por allí nadie abría la sabia boca, decidieron largarse la mar de cabreados. Alguno sugirió que el desplante era una venganza porque la semana anterior no quisieron que fuera ese chico… ¿cómo se llama?..., ah, sí, Thuram, el que les contara las trolas habituales tras el entrenamiento. Mas fuéronse y no hubo nada.


Así que la guerra está declarada y adivina tú si no puede acabar la cosa peor que en las Termópilas, ahora que los yanquis las han puesto de moda: los jugadores tirando pelotazos a los periodistos y éstos arrojándoles botellas de agua congelada a aquellos. Un desastre y una calamidad. Lo mismo hasta hay que llamar al nuevo mandamás de la ONU, para que ponga paz en el asunto.



-¿Y por qué la ONU, graciosillo Puñetas?


-Porque dado que los vestuarios de los equipos más poderosos están formados por gentes de numerosos países, es a ella a quien corresponde poner paz, neutralizar y dirimir en las trifulcas y grescas multiculturales y verborreicas. De paso, el famoso organismo internacional hace algo útil a la humanidad, pues lo que es en otros terrenos…



En verdad, no comprendo como a gente tan poco dotada para la gramática, la dialéctica y los juegos lingüísticos como los peloteros, la tienen a todas horas largando delante de los micros y de los bolígrafos de los periodistas. Alá no los ha llamado para la oratoria y la concordancia entre sujeto-predicado sino para que trabajen, se entrenen y consigan éxitos históricos en los coliseos deportivos, pero se ve que a los chicos de la prensa y las telecacas les gusta el masoquismo y sólo les interesa lo que piensa Ronaldinho o Raúl sobre la cuadratura del círculo peloteril, en vez de ir a por los políticos de turno para preguntarles por lo que nunca se dejan preguntar, o detrás de esa gente culta que jamás sacan en los medios porque entonces los oyentes y espectadores podrían aprender cosas interesantes, sabias y tal y –entonces- la jodemos. Un pueblo culto no lee el Mundo Chismoso-Deportivo y en vez de acudir al Coliseum, prefiere una buena conversación en un pub tranquilito discutiendo sobre el ardor plumífero de los/las avestruces en celo.



Esperemos que el conflicto hoy comentado se solucione rápidamente pues no sé qué vamos a hacer si los futbolistas y entrenadores se declaran en huelga de micro. ¡Los telediarios se reducirían a cinco minutos y la vida sería muy aburrida!

20 de marzo de 2007

INDURÁIN, EL CAMPEÓN HUMILDE


No soy nada fetichista. Ni siquiera me gustan las fotos personales o de los lugares a donde viajo alguna vez. Pero en casa tengo una estantería donde, mezcladas entre decenas de libros, hay dos bicicletas de carrera en miniatura y un muñequito de plástico. Entre los libros, uno de Javier García Sánchez titulado “Induráin, una pasión templada”. Una de las bicicletas es la famosa “Espada” con la que el ciclista navarro batió el record del mundo de la hora en 1994, la otra una copia de las utilizadas habitualmente en sus famosas carreras contrarreloj del Tour. El muñeco representa una pose habitual de Miguelón, saludando tímidamente con una mano y en la otra un ramo de flores, tras un sufrido triunfo.


Hace poco se cumplía una década desde que Induráin dejó el ciclismo activo y me tenía prometido un breve recuerdo sobre su figura y lo que representó. De hoy no pasa, ahora que la actualidad nos deja un hueco.



Como señalaba hace poco el citado Javier García “con Miguel se terminó toda una época del ciclismo, aquélla en la que este bello deporte aún parecía noble y con un sentido épico de la existencia”. A Induráin le debemos el asombro de haber roto barreras que parecían infranqueables, la planificación concienzuda en un país lleno de improvisadores, la capacidad de sacrificio con la mayor de las modestias, el saber ganar sin menospreciar jamás a los rivales, el tomarse las victorias con la misma humildad con que sufría las derrotas y el conseguir unos triunfos deportivos jamás soñados por el deporte español.



Pensar que un tío de 80 kilos podía superar, y hacerlo a veces el primero, cimas tan míticas como el Tourmalet era impensable antes que llegase Induráin a sus años de mayor gloria. Nadie, ni sus descubridores, pudo imaginar nunca que subiría las montañas de Francia tan bien como para ganar cinco veces consecutivas el Tour. Todos le veían inicialmente como un hombre de pista o un clasicómano cuando a los 18 años ganó el campeonato de España de aficionados con su 1,88 y casi 90 kilos de peso. Ocho años más tarde gana su primer Tour, donde siempre destacará gracias a una concienzuda preparación anual orientada hacia la prueba francesa y sin la cual nunca hubiera logrado sus triunfos pues el hándicap del peso y la estatura era considerable. Sus triunfos los cimentaba en unas contrarreloj fabulosas por las que le llegaron a llamar “el extraterrestre”, una defensa férrea en la montaña donde siempre acababa cazando (y a veces ganando) a los grandes especialistas, una técnica depurada sobre la bicicleta tanto en el llano como en la montaña y en los peligrosos descensos, un ahorro de esfuerzo innecesario, una mente privilegiada para aplicar tácticamente lo que más le convenía y un saber prever el peligro en cada curva. El sol le daba alas y la lluvia y el mal tiempo se las cortaba, así que lo suyo también dependía de los dioses y de su propio autocontrol y leal saber.


Los cantamañanas empezaron a valorar poco las sucesivas victorias del “extraterrestre”, como si tener un equipo acompañante muy inferior a otros equipos y el inconveniente del peso y la estatura no fueran suficientes elementos en contra como para pensar que Miguelón pasaba las de Caín cuando la carretera se empinaba. Pero todo esto queda en un segundo plano si el campeón es un ser odiado por los rivales y poco respetado por los suyos. En el caso de Induráin la unanimidad es plena: nunca quiso acaparar todos los triunfos (tipo Merckx, Hinault o Amstrond), siempre respetó a sus oponentes (y estos le respetaron) y jamás mereció un reproche por falta de deportividad, falso orgullo o exceso de protagonismo. Fue, y sigue siendo aunque ahora no corra, un deportista de los pies a la cabeza que actuó con esa deportividad y fair play que hoy echamos en falta a tantísimos deportistas fatuos y creídos. Siempre me viene a la mente su proceder en el Mundial de Colombia 95 cuando -controladísimo por sus rivales- mandó escaparse a Olano, mientras él se quedaba al frente del pequeño grupo templando y frenando la persecución, pese a que era consciente que se le escapaba la medalla de oro. Una actitud de generosidad y de disciplina que él siempre mantuvo hasta cuando, estando plenamente capacitado para ganar el Tour, su jefe de filas era Pedro Delgado.



Luego llegaría el último Tour del 96, en cuya preparación demostró que estaba con una fuerza plena para ganarlo y ser el primer ciclista que conseguía seis victorias de la famosa prueba gala. Los primeros días de lluvia bloquearon los músculos del navarro y sufrió las consecuencias con una gran pájara en la primera etapa montañosa. Cualquier otro hubiera abandonado al día siguiente, pero su orgullo profesional le impidió bajarse de la bicicleta y aguantó hasta el final. Aquel Tour fue la demostración (y quizás ya, el hastío de tantos años de brutal sacrificio) de que la hora del adiós se acercaba. Un mes después acudió a los Juegos Olímpicos de Atlanta para darse el gustazo de ganar el oro en la contrarreloj, aunque su sueño –nunca lo ocultó- fue siempre el Tour, así que poco después anunció que se retiraba. Lo hizo con la misma modestia y deportividad con la que llegó. Por eso, diez años después, no sólo el Puñetas sigue teniendo en sus laicos altares (habitados por muy poquita gente y escasísimos deportistas) a don Miguel, si no que todavía muchísima gente se acuerda de sus hazañas y su humilde forma de ser: a finales del año pasado la Junta de Castilla La Mancha le concedió su Premio Nacional del Juego Limpio, destinado a estimular a los chicos y chicas para que sepan que, en la vida, como en el deporte, hay que practicar el juego limpio".


Así que le debía este comentario a Miguelón, con la misma admiración que la de Javier García en un artículo recordatorio reciente que finalizaba así de bien: “La vida toda, y ahí se incluyen las pasiones que despierta el deporte, se fundamenta, en buena medida, en los recuerdos. Pues bien, nosotros estamos orgullosos de haber conocido la época de Miguel, y ese milagro no nos lo quitará nadie. Así sea”. Amén.

16 de marzo de 2007

NAUFRAGA LA “OPERACIÓN PUERTO”, AUNQUE LOS TIBURONES SE HAN HARTADO DE CARNAZA


Hace unos días nos desayunábamos con la noticia de que el juez que llevaba la “Operación Puerto” ha dado carpetazo al asunto tras considerar que no hubo delito contra la salud pública y que a los imputados no se les puede castigar con una ley que no existía cuando se instruyó el proceso. ¿Por qué se desarrolló el despliegue de película de acción de la Guardia Civil antes de la implantación de la nueva ley antidopaje? Ah, misterio. Ah, nadie lo sabe. Ah, pues qué bien. Ahora nadie sabe nada, nadie hizo nada y nadie se enteró de nada. El director del CSD, Rafael Blanco, ya se ha largado del cargo para presentarse a la alcaldía de Córdoba (cambio de chiringuito y tiro porque me toca). Los caballeros de la Federación Española de las dos ruedas y el manillar andan desaparecidos, o alguien les ha comido la lengua tan larga que tuvieron cuando empezó la movida portuaria. Y hasta el mismísimo Lissavetzky, máximo mandamás del deporte español, versión politicoide, acaba de decir que él se enteró de todo por la prensa. Más o menos como me pasó a mí. ¡Tiene bemoles la cosa!



Por si hay algún lector despistado (que creo que no), la Operación Puerto comienza allá por mayo del año pasado, cuando se detiene y encarcela al doctor Eufemiano Fuentes (un pájaro de altos vuelos) y a Manuel Saiz, director del equipo Liberty Seguros (y uno de los tíos más preparados en el mundillo del ciclismo, según los pelotas de turno). A partir de ahí empezaron a circular muchas listas negras de ciclistas implicados en darle alegría al cuerpo con sustancias prohibidas y la insinuación de que también estaban metidos en harina otros deportistas. Un diario francés de mucha fama (quiero decir, de mucha mentira y embustes) llegó a publicar que jugadores del Real Madrid, Barcelona y Valencia estaban o habían estado metidos hasta las cachas en esto del dopaje. Después no hubo nada, porque hay demasiados especialistas en tirar la piedra y esconder la mano. La piedra le abre la cabeza a los aludidos (a veces simplemente les produce un chichón), pero eso entra dentro de la cuota de miserias a la que tiene derecho el “cuarto poder” o a la “libertad de expresión” de los que todos los días tienen que inventarse algo para vender periódicos o programas de radio y televisión. (A veces la realidad está huérfana de noticias impactantes).



Sin resolución judicial en firme, los que suelen medrar en el ciclismo –o sea, los que no se montan en la bici y se tragan 200 kms diarios durante tres semanas seguidas- empezaron a tomar decisiones: expulsen a fulanico y menganito, que no participe tal equipo, que se vaya al paro zutano y perengano … Así, Ullrich, Basso, Mancebo, Sevilla, el equipo Astaná y muchos otros tuvieron que plegarse a las exigencias de los dirigentes del Tour, de algunos patrocinadores y de los directivos de turno de la cosa. Y menos mal que el juez impidió que hubiera sanciones deportivas en algunos casos conocidos, porque a los inquisidores de los despachos y de la prensa les faltó tiempo para sacar la guadaña y empezar a liquidar cabezas o, dicho como corresponde, a merendarse la carnaza servida en alta mar tras las primeras detenciones y subsiguientes filtraciones. Los tiburones tenían abundante alimento entre los dientes y no era cosa de desaprovecharlo. ¡Si hasta el Puñetas pensó que un día aparecería la Guardia Civil por su piso y le acusaría también de dopaje, a pesar de que no sé montar más que en la bicicleta estática…!



Era por mayo cuando, al hilo de varias noticias similares, escribía el Puñetas: “Los pobres ciclistas profesionales llevan siendo carne de cañón desde hace muchos años y en vez de intentar humanizar su profesión y las carreras, a los dráculas que viven de ellos y a los políticuchos que holgan a costa de todos, sólo se les ocurre aumentar la dureza y exigencia de las pruebas ciclistas e imponer controles de dopaje para cazar a los más osados, no vaya a ser que en vez de morirse cuando ya estén jubilados, lo hagan en plena etapa dolomítica, con el escándalo consiguiente de los que nunca se enteran de nada porque siempre les pilla mirando para otro lado”.



Ciertamente que las sospechas de dopaje vienen de antaño y, casi con total seguridad, las hay más de lo demostrado, pero mientras que no volvamos a la época medieval en que bastaba señalar con el dedo a una señora acusándola de bruja y poco después la quemaban en la hoguera sin derecho ni al patalaleo, en los tiempos más o menos “civilizados” en que vivimos la costumbre es condenar en firme con pruebas tangibles y en los juzgados. Aquellos que son listos logran escaquearse, claro. Igual que aquellos que no saben hacer leyes adecuadas o actúan con intereses torticeros. Son los riesgos del sistema. Lo que no se puede hacer es volver a los viejos tiempos, disparar con balas de fogueo y juzgar sin presunción de inocencia alguna. Así que ahora, tras el naufragio judicial de la Operación Puerto, algunos deberían pagarse una ronda (y no precisamente los ciclistas afectados), pero para estos casos está esa ley no escrita intitulada “tururú que te vi”.


Quizás, como la sentencia es recurrible, los que se enteran de todo por la prensa, se pongan nuevamente las pilas y busquen la Operación Puerto, segunda parte. Pero mientras tanto, el ridículo más espantoso les va a acompañar durante unos cuantos días (en un país de amnésicos, es demasiado tiempo). De resultas del temporal, en alta mar han desaparecido dos equipos ciclistas, hubo varios médicos procesados, unos cuantos directores y medio centenar de corredores se fueron el paro, unos pocos adelantaron su jubilación y una escombrera de bicicletas hechas polvo quedó como restos del naufragio. Y hasta el próximo…

13 de marzo de 2007

EL BARÇA-MADRID VISTO EN LA SEXTA POR "EL ARDILLA"


Por una vez, y sin que sirva de precedente, ofrecemos en el Arco la crónica de un partido de fútbol, de esos de máxima rivalidad: el disputado el pasado sábado entre el Barcelona y el Madrid. Tuvimos suerte y no logramos dormirnos viéndolo. Y digo “tuvimos” porque conmigo estaba el primero tercero del Koala, el Ilustrísimo "El Ardilla", sí, nuestro enviado especial al triste mundial de Alemania del año pasado, y cuyas crónicas provocaron la estupefacción de medio país. Así que le pedí que me escribiera la crónica del partido y aquí está. Disculpen su deficiente ortografía y gramática pero el pobre es que sólo ha estudiado en la universidad de la vida, aunque si lo conocieran verían que el tío es más listo que nuestro mismísimo presidente del gobierno. Que ya es decir…



“Grasias ar Puñetas, que ma antenizao la Sexta, pude ver el barselona-real madrí. Asi que to vestío de sabado sabadete, resién lavao y hasta con esmoquin, me indispuse a vé el partío de furbo. La cosa enpesó con la musiquilla de la película Gladiator, asin que pensé pa misadentros que lomesmo habia sintosinao mal la emisora. Luego oí desí auna señorita kestaba enel coliseo, asi que pensé quelo mesmo tié rason el exagerao, sí ombre, el Puñetas, que dise kel furbolin es hoi lo que el sirco romano eraen tienpos delos caligula, neron y sia.


Enesto kempiesa el partío y el locutó prinsipá dice que vamo a ver furbol con patata, así que me fui pa ladespensa y agarré tré borsa de papas fritas po lla nome daba tiempo a freirla enla sarten. Y ya, porfin, enpiesa el partío tras escuchá el hinno del barsa kés tela de mosionante , según los locu tores, pero llo nomenteré de ná de lo que dise porque tá enun idioma mu raro. Jo, sino sé cribí ni leé er mio, voy a comprendé er de lo demás…


Y na, que na máempesá el nistelroy ese laenchufa uno al valdés, que por el apellio paese qués de colombia, como el café. Y ez que nome dio ni tienpo dir a por una serveza pa picá con las papas kuando zumba!, el messi empató el partío. En esos momentos yastaba bastante mosqueao conel locutó que radiaba lacosa, poque desía que jugaba hamfry bogat y pa mi queste la espichó aseya tiempo, y tanvien desía que yebaba la pelo ta un tiburon, asta queme di cuenta quera er Pujó, que se parese a un tiburón comollo auna cabra. Y también jugava un decodificadó, que digo llo, sería er Deco ese de Portugal. A los tios der Madrí noles ponía ningunmote, será ke les kaen meno simpaticos…


Y taba io en esta reflexione y tate, otra ve el Madrí sela enchufa al valdés, esta ve de penalti y poco espués, kuando taba echando ar buche un trago de chevecha, cataplom, otro golete del messi. Noveas, en media ora ya shabian jalao cuatro chupetes los 2 porteros y esque las defensas taban más flojas kuna bieja de 90 años. La jente del barsa sempesó a cabreá con el arbitro y má kuando expulsó al tio ese del Olegué, si, ese que juega mejó ala politica cal futbo. Asin quempesé a oí eso de que así gana elmadrí, cuando la verdá ezque iba empatando, peroes quen estos partíos de másima ribalidá to el mundo pierdela chaveta. Asta los locutore paresían salíos dun psiquiatrico, que si la vida pué sé maravillosa, que si losombres no puén tené caspa en la cabesa, que si tachin, tachin, empesaban a canturreá una lesche de cansion del año lapera, de nuevo quesi el furbo con fatata y asin tol rato. Cuando un partío seaburrío ar menos los espectadores dela Sexta no saburrirán con estos tíos delmicro, cáblan má que sien mil loros borrachos.


La segunda parte fué ma aburría poque el barsa paese queno juega bien condié jugaores y tambien poque taba mas cansao queyo kuando me levanto dela siesta, asin quel Madrí hempesó a echarse ar monte hasta quel vestia der Ramos, que tié unacara deborde queno se pué aguantá, landiñó patrás con la cabesa y fue el ultimo detó er campo quesenteró cabía metío el gól. Enfin, quella taba vendío el pan y er chocolate, asta quel messi otra vé dijo tiro porqueme toca ise saltó al casillas otra vé. Con 3 a 3 finalisó el partío patatero, con tó er mundo contento, meno el capelo, que tié una cara quedespide huéspedes. Lo presidentes se saluaron sin tené que sacá la faca enesta ocasión y zolo er público protestó al arvitro poque el tío no abía pitao al barsa dos penaltys, no había erpulsao a tres jugaores der Madríz y no havía consedío má goles, aunke fueran imaginario. La gente, ya ve tu, que po pedí que no quée…


Yastá. Sacabó el partío y el royo delo locutores. Me gusta, oyes, esto dela Sexta poque paese quetá retranmitiendo el mayó especta culo der mundo kuando solo é un vulgá partío de furbo. Demasiá dentaura y boca pa tan poco pescao. Ah, las fatatas me las zampé enteritas. Despué sené follo.

9 de marzo de 2007

"EL OCASO DE LOS DIOSES" O "CONDENADOS A GANAR"


“Sniff, sniff… Llevo varios días afligido por la congoja, llenando pañuelos sin parar (qué digo, sábanas) con raudales de lágrimas, con dificultades respiratorias debido a la depresión que corroe mis pulmones, mirando con melancolía infinita hacia la pantalla de la caja tonta, con la vana ilusión de que no sea verdad lo que he vivido en estas últimas horas. Pero ni hablar del peluquín: tendré que asumir que todo ha sido una cruel realidad y no un simple sueño. Mi Barça del alma y mi Real Madrid de la almeja han sido eliminados de la Champion Li en plenos octavos de final. Una muerte prematura, casi fetal, que nos va a ennegrecer las largas tardes de primavera que se avecinan. ¿Qué vamos a hacer, a partir de ahora, cuando enchufemos algunas telecacas y encontremos que el Territorio Champions está más vacío que el frigorífico de un anoréxico o que el Canal Plum sólo nos ofrecerá el desconsuelo de un Roma-Manchester? ¡Qué dura es la vida del forofo culé y merengue! Con que yo, que soy de ambos equipos a la vez, es que las estoy pasando canutas… ¡Dios mío, apiádate de mí…!”


Lo hasta aquí escrito es, pasado a limpio y adjetivado con cierta sorna, lo que mi primo Teo, alias el Potajes, me ha contao en estos últimos días. Si ser hincha de uno de los dos clubes más grandes del Universo tiene delito, no digamos serlo de los dos, pero así es Teo y por eso (es que es igual para todo) quien le conoce comprende perfectamente lo atinado de su apodo. Un día de éstos lo presentaré a los feligreses fijos o esporádicos de esta iglesia deportiva atea llamada “El Arco…”.


En verdad que las reflexiones a moco tendido del Potajes me han llevado directamente al cine (de ahí lo de “El Ocaso de los dioses”) pero como lo mío es más la filosofía que la filmografía, rápidamente me he puesto a filosofar y he llegado a una fina idea: “Condenados para ganar”. Un titular de portada que ya quisieran para sí el As o el Marca. Y es que, no me digan que no, lo del Madrid y el Barça es pura ontología peripatética. Dos clubes condenados a que sus aficiones respectivas, que se desparraman por toda la geografía española, extranjera y galáctica, les exijan siempre ser campeones de la Champion Li o, cuando menos, de la Liga o, si no hay más remedio que contentarse con una copichuela, con la de Su Majestad el Borbón. Fuera de los dos primeros trofeos, sólo existe el fracaso. La nada. ¿No es este destino fatal lo más sublime y patético que ha imaginado y deseado mente humana sensata desde el inicio de los tiempos?



El estado natural del humanoide, del animaloide y del equipoide (sea cual sea el color de su vestimenta) es el fracaso, la derrota, o cuando menos, el ir tirando. En el caso del Barça y Real no hay más cera que el triunfo y como es muy difícil que los dos puedan obtenerlo simultáneamente, el duelo a cara de perro está servido y los éxitos del uno son los fracasos del otro. Lo normal es que ambos se la peguen (menos en la Liga, pensada para que uno de los dos se la meriende y cepille), pero son tan poderosos y es tanta su ambición que ya hasta la competición nacional se les queda pequeña, les aburre, les encocora, les encoge.


-¡Otra vez los cojos esos de la Real Sociedad! –se queja uno.


-Pues yo juego el domingo con los mendigos esos del Levante… -replica el otro.


-¡Así no hay motivación para el triunfo ni para alcanzar nuestro destino de triunfadores vitalicios! –se quejan ambos con un rictus de amargura.



Al final, asumen estos enfrentamientos con los equipos del montón como vulgares entrenamientos y luego pasa lo que pasa… Pero lo cierto es que es muy duro, qué digo duro, pedernalesco, el tener que ganar siempre todos los años la Champion o la Liga. Tanto triunfo no hay cuerpo que pueda aguantarlo, piensan los jugadores y entrenadores, pero vaya usted con esas a la exigente afición que paga religiosamente lo que les piden a cambio de sacar pechonalidad en la Cibeles o la Plaza de San Jaume todos los años diciendo hasta la afonía: “¡semos los mejores!, ¡semos los mejores”, y así hasta llegar al orgasmo múltiple y colectivo.



¡Hombre! con esos presupuestos tan elevados que manejan y esa vanidad que les caracteriza –“¡semos el mejor equipo del mundo!”- raro sería que no ganasen todos los años, aunque fuese jugando al parchís, pero sabemos los que sabemos de esto, que el mundo está muy mal repartido y que pululan por ahí, por el extranjero, clubes facinerosos que tienen la osadía de jugar al fútbol habitualmente mucho mejor que nuestros “condenados a ganar”, y que también tienen pasta por un tubo aunque presumen menos de ello, así que no extraña que nos jodan habitualmente los sueños y nos devuelvan a la cruda realidad: la vida es ir de derrota en derrota hasta la victoria final, la muerte. Sí, pura filosofía, machotes. Por eso no me extraña que mi primo el Potajes ande el pobre frecuentemente ensombrecido, pese a lo cual comienza cada competición con la absurda esperanza de que uno de sus dos equipos del alma y almeja logren coronarse con la Champion Li esa. En vista del fracaso de hace unos días, hombre práctico, ya está pensando en hacerse también del Liverpool y del Bayern para garantizarse así un mayor porcentaje de éxito.



-Como no te hagas de todos los equipos, no hay tu tía… –le digo para animarle.

6 de marzo de 2007

ENTRE PIRÓMANOS Y CAFRES ANDA EL JUEGO (Y II)


Joé, es que voy a tener que cambiar el titulillo a la bitácora y llamarla “EL CASO… DEPORTIVO”, en recuerdo de aquel periódico ya fenecido titulado “EL CASO”, especializado en la época del franquismo tardío en informar sobre sucesos acaecidos en el país (asesinatos, peleas, delincuencia común…). Periódico que tenía una buena tirada y acogida, siendo a menudo más interesante que las mismísimas novelas de Agatha Cristhie, Georges Simenon o Sherlock Holmes. Luego llegó la democracia y la basura del humanoide hispánico se esparció por las telecacas y radios, así que se se fue a pique aquel diario que sólo informaba sobre lo peor del género humano.



Al grano. Cuando ya tenía decentito y adecentado mi último articulillo, veo las imágenes de la tangana o pelea entre los jugadores del Valencia y el Inter, al final del partido de la Champion Li disputado hoy. Así que, cómo no repetir la jugada del post anterior, pero esta vez con el colmillo todavía más retorcido.



Ya no son los presidentes y directivas los culpables de que un terreno de juego se convierta en un desfile de cafres y exaltados. Ya no son esos infelices espectadores capaces de llorar a moco tendido porque pierde “su” (?) equipo o de matar a un rival si hace falta para cumplir una venganza o aliviar una calentura futbolística. Si ya lo avisaba el otro día: “Violencia de espectadores contra espectadores y de jugadores contra jugadores”. El espectáculo brindado por los millonarios chicos del Valencia y el Inter (no todos, pero muchos de ellos) es para clasificar el fútbol de algunos como espectáculo XXX, por pornográfico y violento.


Todo empezó con un rifirrafe entre Burdisso y Marchena. A partir de ahí, leña al mono dentro del campo y en los vestuarios. De regreso a Milán, el tal Burdisso, que sufrió la fractura de la nariz en la refriega, ha afirmado que “no es de hombres pegar por la espalda”. No sé si lo que le han fracturado ha sido la nariz o el cerebro, porque lo que no es de hombres es pegarse de la manera que lo hizo él y otros tipejos ante la atenta mirada de tropecientos millones de espectadores, niños y amas de cría incluidos. Se ve que al amigo le parece respetable dar leña, siempre que sea por delante. Pero la nariz no se la han hecho polvo por atizarle por la espalda si no por delante, salvo que el apéndice nasal lo tenga detrás de la columna vertebral. Así que, visto el cacao mental que se gasta el leñador italiano, no sé a qué se va a dedicar en la vida ordinaria cuando deje de pegarse en los campos de juego futboleros, donde no se exige todavía ningún certificado de buena conducta ni de tener un coeficiente intelectual corrientito. Luego, claro, pasa lo que pasa…


Para los que justifican la violencia o la comprenden (el Puñetas mandaba al paro directamente a la mitad de los equipos del Inter y Valencia), lo del italiano descerebrado tiene un pase, pero ¿y lo del camarada David Navarro? Un tipo que ha contemplado el partido desde la barrera del banquillo, y que cuando se lía el pifostio sale al centro del campo y le arrea un puñetazo al tal Burdisso poniéndole la nariz mirando a la Meca… Luego vendrían las disculpas: “Quiero disculparme por lo que ocurrió porque no me parece bien lo que hice. Es una falta de respeto para todo el mundo del fútbol, por eso quiero pedir disculpas al jugador del Inter. Nunca me había pasado algo así porque no soy una persona violenta. No soy un ejemplo a seguir, sobre todo siendo un futbolista de la cantera”. Pues menos mal que no es violento Davidito, porque si llega a serlo hay que sacar a Burdisso metido en una caja de pino.


Esto de que el personal la haga y luego se arrepienta, me hace mucha gracia. ¿Para qué demonios tenemos el cerebro? La naturaleza nos lo puso ahí (y no en la bragueta, por ejemplo) para pensar primero y luego actuar. No para actuar primero y luego pensar en las consecuencias de las acciones. Parece que algo tan elemental y tan trabajado por la especie humano-animal a lo largo de miles de años, todavía sigue siendo bastante complicado de practicar o asimilar por algunos congéneres.



Luego quedan en la retina los hachazos a las piernas que le endilgaron a Navarro diversos jugadores del Inter, en represalia, aunque no consiguieron su objetivo sangriento. O el intento de asalto del vestuario valencianista por parte de algunos jugadores del Inter, lo que necesitó la presencia de los antidisturbios que, naturalmente, no llegaron a intervenir porque lo suyo sólo es pegar manporros a los mineros, los metalúrgicos o los sin empleo cuando éstos se ponen en huelga o se manifiestan pidiendo aumento de sueldo. Menos mal que la trifulca ocurrió en Valencia. No quiero pensar qué habrían hecho si sucede en su estadio. De allí no sale vivo ni el masajista ché.


En cualquier caso, la prueba del nueve de lo sucedido en Mestalla es que no hace falta que solivianten a los espectadores unos presidentes soplapollas o una prensa canallesca. Se bastan solitos los propios jugadores en cuanto se les calienta la sesera por cualquier estupidez. Da lo mismo que los estén viendo millones de incrédulos espectadores (o no tanto) a través de las telecacas. Así que los meapilas de la UEFA deberían verse el vídeo del encuentro un millón de veces (hasta que los ojos se les salgan de sus órbitas) y no dejar sin castigo a ningún jugador que no hiciera lo único (sí, digo lo único) que era sensato en aquellos momentos de alta tensión gilipollesca: largarse de allí con viento fresco. Eso hice yo una vez en un partido de baloncesto de hace ya tiempo y me quedé más ancho que alto. Porque, a ver si se enteran estos gallitos de pelea de una maldita vez: lo valiente no es liarse a mamporros perdiendo el juicio y la vergüenza. Lo valiente es mandar a paseo a los violentos e indeseables (aunque sean del propio equipo) e irse avergonzado del “tomate” antes de que la irracionalidad de éste le pille a uno a medio. Comprendo que esta inversión de valores “establecidos” escueza a muchos testiculines, pero el Puñetas –sin ser Ghandi- es de los que piensan que dos no se pelean si uno no quiere. Sobre todo en un campo de juego, donde para eso hay unos árbitros y un comité de competición que después castigará a quien corresponda. Ah, y unos tribunales de justicia ordinaria por si la cosa pasa a mayores…

2 de marzo de 2007

ENTRE PIRÓMANOS Y CAFRES ANDA EL JUEGO


Confieso que ya me quedan pocas cosas que decir respecto al tema de la violencia en el fútbol. Violencia fuera y dentro de los terrenos de juego. Violencia de espectadores contra espectadores y de jugadores contra jugadores. Para un tipo cuyo equipo es “ninguno”, resulta inconcebible que halla majaderos y subnormales que pierdan la chaveta por el color de una camiseta, llegando algunos al extremo de poner en grave riesgo su vida y, lo que es peor, la de otros.



Cuando la muerte del policía en Italia, a raíz de la cual muchos encuentros se están jugando con las gradas casi vacías, escribí que “se veía venir pero todos estaban ciegos”. Allí está dicho casi todo así como en decenas de articulillos a lo largo de estos dos últimos años, por algunos de los cuales algún lector forofamente futbolero me habrá tomado como alguien anti-fútbol. Y sí, mientras que este deporte sea refugio de cafres, mangantes, maleducados, fanáticos y desnortados (no son todos los que están pero sí están todos los que son), al Puñetas no le verán pisar un campo de fútbol ni harto de gaseosa. Uno elige todavía a la gente que le rodea y, francamente, que me tocase en suerte en el asiento de la izquierda un gilipuertas de esos que pierden los estribos y la objetividad cuando echa la pelota a rodar, calentándome la cabeza durante noventa y tantos minutos con sus alaridos de guerra, sería algo que no aguantaría mi salud mental. Y si encima me cae a la derecha un tonto del haba de esos que se tira todo el tiempo lanzando ventosidades por la boca contra el enemigo, entonces ya no estaría seguro de poder mantener el equilibrio y la cordura. Cierto que de los miles y miles de espectadores que acuden a un estadio, sólo unos pocos pueden llegar a ser potencialmente unos criminales y otros pocos más a ser calificados de locos de atar, pero la gran masa inocente y anónima no debería darse por no enterada y salir diciendo cuando pase algo gordo, lo ya clásico y habitual: “yo no sabía…”, “se veía venir…”, “nunca imaginamos…” o “parecía buen chico…”, refiriéndose al capullo de turno, una vez cometida la tropelía.


Desgraciadamente, no toda la culpa está en un sector minoritario de los espectadores y en la mirada para otra parte de la gran masa vociferante. Si nos fijamos crítica y atentamente en lo que ocurre en el césped, con esas broncas y peleas, esos codazos y patadas, esa mala leche que se traen entre sí los “profesionales” del tinglado, tendremos que llegar a pensar que algunos se han equivocado de profesión y que en vez de darle a la pelota deberían estar destripando terrones en una era o cortando yugulares en un matadero municipal. Y si miramos hacia esos seres trajeados que suelen sentarse en el palco, y que son los que cortan el bacalao directivo de unos clubes que andan columpiándose habitualmente en el filo de la navaja de la legalidad financiera, entonces puede que hasta Jack el Destripador o el mismísimo Drácula nos resulten gente más simpática y bondadosa.



Tras regresar del hospital, con el alta en una mano y el susto en el pellejo (se pudo quedar como la mojama por culpa del certero botellazo que le propinó un animal disfrazado de humanoide), el entrenador del Sevilla, Juande Ramos, ha dicho algo tan evidente que –pese a su extremada dureza- no causará rubor alguno a todos los que se nutren del negocio del fútbol: “Los profesionales y los dirigentes somos los que tenemos que dar ejemplo, aunque somos los que peor nos hemos comportado. (…). Se ha alimentado mucho la violencia, la agresividad por las personas que tenemos que poner cordura en esta situación. Somos los que más gasolina hemos echado al fuego y los que realmente somos culpables de esa situación. No se puede pretender que la gente vaya al fútbol a comportarse luego como corderitos".



Las directivas del Sevilla y del Betis actúan ante los derbys (e incluso fuera de ellos) como unos auténticos pirómanos y, de seguir con esta actitud chulesca y suicida, cualquier día habrá una batalla campal en toda regla entre los seguidores béticos y sevillistas. Pese a la actuación policial, los prolegómenos y finales de los partidos son escaramuzas de trinchera que, por ahora, sólo afectan a los contenedores de basura, los bancos y las papeleras. Puro fascismo y matonismo futbolero, amamantado por directivos ególatras y barriobajeros. La historieta del busto de Lopera, don Manué, presidiendo el palco del estadio del Betis como si aquello fuese su cortijo, merece pasar a la antología del disparate si no fuese porque el bufón (y los que le bailan el agua) ya nos tiene acostumbrados a estas miserias.


Más, quietos paraos, que no pasará ná. Porque aquí, si es que hablamos de violencia, todo está casi permitido. Es curioso que hablemos de esto el mismo día en que un psicópata etarra se va de rositas a su casa tras 25 asesinatos y 18 años de estar en prisión a cuerpo de rey. No pretenderá nadie que al cafre del botellazo de agua a Juande le caiga un año de condena, ¿no? Tan curioso como que en Málaga hay un árbitro que se está haciendo famoso porque (pita encuentros de categorías inferiores) ha prometido suspender un partido de fútbol si en el campo o en las gradas se escucha un solo insulto. Con esta iniciativa persigue que los equipos infantiles aprendan a ver el fútbol como un deporte y no como un juego para proferir insultos. Ya ha arbitrado 6 partidos y cuenta –no sabemos por cuanto tiempo- con el respaldo del colegio de árbitros. Imaginen si la medida se extiende a todos los niveles: se acabó la afición al fútbol por parte de las masas. El trencilla se llama Ángel Jiménez y cualquier día de éstos algún padre descerebrado es capaz de llevárselo por delante con una faca, una piedra o un puñetazo. Yo que don Ángel me enrolaba en una ONG y me iba a Afganistán, donde seguro que tendría menos riesgos físicos que arbitrando en un campucho de futbolín donde -no hay que ser muy listo- pronto tendremos un muerto sobre el césped o la grada. Llegado el caso, los hipócritas y cínicos del balompié volverán a violentar el aire con sus lamentos de plañideras. Ya nos conocemos la historieta: mucho ruido y pocas nueces…

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).