31 de octubre de 2007

EL BARÇA NO SE MUDA A SUIZA

LA CONSEJERÍA DE EDUCACIÓN DE LA GENERALITAT CATALANA HA REALIZADO UN DOCUMENTAL PARA LAS ESCUELAS. Dicen que para los alumnos inmigrantes, pero eso no nos lo creemos ni hartos de cava. En el mismo sólo se alude al Barça. A lo demás clubes, les dan morcilla. O escalivada. O pan con tomate. Menos mal que el Español (que aunque parezca mentira es un club de Barcelona, de Cataluña y hasta de primera división) ha dicho que se siente ofendido y discriminado. Al parecer, los capitostes de la deseducación catalana piensan corregir el error. Fuentes del Puñetas afirman que en el nuevo documental, en una tierna escena, se incluirá al club banquiazul pidiendo limosna a la puerta del Nou Camp. Laporta, todo sonrisa, le ofrecerá una comida de hermandad para las próximas navidades bajo el lema “Siente un pobre a su mesa”. Del resto de clubes deportivos catalanes ni se sabe ni se les espera. La patria no se hace con migajas ni desgraciaos.



EL PILOTO BRITÁNICO LEWIS HAMILTON HA DECIDIDO MUDARSE A SUIZA. Es el primer paso para poder ganar alguna vez un campeonato de algo, aunque sea de mus. Ya se sabe que los grandes campeones tienen su residencia en Suiza. Algo tendrá el agua y el bollo suizo cuando lo bendicen los éxitos deportivos. Pero don Hamilton ha dicho que no se va por eso sino porque está harto de la presión mediática que ha vivido este año y que acabó por ponerle nervioso en las últimas carreras. En realidad se va –como todos- para evitar pagar tantos impuestos, pero como el chico es muy educado lo ha explicado de otra manera: “No puedo ni ir al cine, ni siquiera puedo ir al baño en una gasolinera porque la gente entra y me pide autógrafos”. Empiezas corriendo en Fórmula I y acabas enseñando el culo hasta en el baño de las gasofas.



28 de octubre de 2007

EL PELOTAZO DE JUANDE RAMOS Y LA MORALEJA...


Cuando es noticia habitual que un club de fútbol despida abruptamente a un entrenador porque el equipo no gana tres partidos seguidos, resulta curioso y extraordinario que ocurra al revés: que un entrenador le dé la voleta a su equipo, incluso cuando las cosas marchan bastante bien.



Como ya sabrán, ese ha sido el caso de Juande Ramos. El Tottenham inglés se ha encaprichado del ya exentrenador del Sevilla y le ha puesto en todos los morros la bonita cantidad de 6,5 millones netos por temporada (más o menos su sueldo anterior multiplicado por seis). Una cantidad a multiplicar a su vez por cuatro temporadas si es que el amigo consigue buenos resultados, que si no le ocurrirá lo que es habitual en estos casos: le darán puerta y de lo firmado ni hablar. Así que ya tenemos a un entrenador español como el mejor pagado del mundo. Algunos patriotas han empezado a sacar pecho. ¡Como si a ellos les fuese a caer algunas migajas de tan fabuloso contrato!



Como ya he escrito en alguna ocasión, en el mundo del futbolín los contratos son papel mojado, además de mentiroso. Están para incumplirlos. Habitualmente suelen ser los clubes los que se los pasan por el arco del triunfo, pero es frecuente también que los grandes ases lo hagan, con el cuento ese de que “ya no son felices en el equipo” (que traducido quiere decir: “me pagan más en otro sitio, así que me largo”).



Los clubes modestos (y el Sevilla lo es, pese a los éxitos de las últimas temporadas) están siempre con el culo al aire. Cuando menos se lo esperan llega la poderosa zarpa (o verga) de algún equipo ricachón y y les da por detrás, llevándose al mejor del equipo, al entrenador o al utillero si hace al caso. Les dejan, sí, una buena porrada de millones para curarse el escozor, pero con la cual nunca saldrán de modestos o pobres. (A veces se llevan a tus jugadores simplemente para hacerte más débil, pues ocurre que después su nuevo club apenas cuenta con ellos y son carne de banquillo. Así funciona el negocio entre ricos y pobres).



Regresando a Juande Ramos, como era natural soltó sus lagrimitas cuando se despidió de la plantilla sevillista. Un teatro que por demasiado habitual ya resulta sonrojante. A los pocos minutos un jet privado lo trasladaba a Londres, suponemos entre las risas del personal de a bordo. Y con los dedos haciéndole ascuas ante tanto billetaje como van a contar de ahora en adelante, hasta que los hijos de la Gran Bretaña le den el portazo un año de éstos, aunque en esto hay que reconocer que son algo más serios que los hijos de la Gran Spain.



MORALEJA.



Algo huele a podrido en el mundo del fútbol y del bufoneo en general. Cuando leo que un equipo de Primera División (el Almería) tiene un presupuesto para todo el año que es inferior a lo que gana Ronaldinho en el Barcelona. O cuando escucha uno las mareantes cifras del nuevo contrato de Juande, pienso no ya en la miseria del mundo, si no en esos contratos miserables que cobran quienes se dedican a investigar contra el cáncer, por ejemplo. O a hacer el bien en otras tareas igualmente mal pagadas. Y, claro, así nos luce el pelo. Porque se me dirá que el fútbol y el deporte de élite (como el cine, la música, la moda, la televisión y otros lugares donde campan los bufones modernos) generan muchos ingresos y, por eso mismo, dan para comer opíparamente a quienes más destacan en ellos. Aún comprendiéndolo, me parece una completa obscenidad.



El Puñetas tiene el deber y casi el derecho de maldecir este estado de cosas: que se despache con dos reales y medio lo que es más necesario y sensible para nuestras vidas (incluidas las de los nuevos bufones) mientras que a muchos de éstos les sueltan la pasta a manos llenas simplemente por tener entretenido al personal. Claro que quien paga es el personal de a pie. O sea, que me cago en la leche del personal de a pie que gasta su dinerín en cosas y gentes tan insustanciales mientras, al mismo tiempo, exige que le curen gratis el futuro cáncer, le compren gratis los muebles que se llevó la riada, le eviten gratis los efectos negativos del cambio climático, le salgan gratis los libros de texto de sus hijitos, ecétera, ecétera. Porca miseria y porca ecétera…

23 de octubre de 2007

SE ACABÓ EL CULEBRÓN DE MCLAREN


El domingo 21, con la finalización de la última carrera de Brasil, se acabó por fin el culebrón que durante más de medio año nos ha sorbido el coco a los españolitos de a pie, fuésemos o no amantes de la Fórmula I. Está archidemostrado que lo que más une a un país es tener un enemigo exterior. En este caso, lo era Mclaren, el jefe Ron Dennis y el futuro yerno, un tal Hamilton. El pobre puteado: nuestro Fernandico Alonso (que también tiene un trago), pero que es español y eso aporta muchas razones a su/nuestro favor. De igual modo, en la Inglaterra ha ocurrido idéntica visión de la jugada pero al revés. Por eso no extrañará que, con la derrota final de Alonso y de Hamilton, todos se hayan alegrado: los finlandeses, por el triunfo de Raikkonen, los ingleses porque no ha ganado Alonso y los españoles porque ha perdido Hamilton. ¡Todos más contentos que unas pascuas! El único cabreado ha sido Massa, que pudo ganar en su país la última carrera, pero Ferrari le obligó a que aparentase un despiste para que el triunfo final quedase en la casa italiana y en el piloto finlandés. Y, claro, eso a Massa le sentó como un tiro.

En nuestra encuesta de la columna derecha del Arco, los pocos que han votado se han decantado en un 50 % porque a ellos el asunto de Hamilton-Alonso les importaba un pimiento, pero –para mí- que no eran sinceros. El culebrón nos ha engachado bien enganchados a lo largo de todo el mundial y aunque su final ha sido sorprendente, era el mejor de los posibles ya que a todos dejaba contentos.


-¿Y a Mclaren, también, Puñetas? ¿Con la de pasta que le ha costado no ganar nada, ni siquiera el reintegro?



Pues sí, caballero. A Mclaren y Mercedes les sobra la pasta gansa pues venden coches a “puñaos” ya que sus clientes habituales suelen ser gentes de abultada cartera y a ellos no les afecta la crisis inmobiliaria, el cambio climático ni que gane Sapatero o Ansar, Bush o Putinov. Tienen garantizado el mercado por los siglos de los siglos. No sería necesario que participase en el Mundial, pero ya se sabe que a los ricachones les encanta presumir y hacerlo con un coche fabricado por una empresa que pelea siempre por el título del Mundial viste mucho. Que es de lo que se trata…



Gracias a esta rivalidad entre España e Inglaterra, la cosa ha estado este curso la mar de entretenida. Así que esperemos que Alonso aguante otro añito más en Mclaren para garantizar la continuidad del culebrón, al que debería sumarse Ferrari con sus dos pilotos, el Raikkonen y el Massa, que también tienen derecho a picarse entre ellos. Es más, lo están deseando. Al fin y al cabo, este deporte es más soso que mi tio Abundio, salvo accidentes o imprevistos (corren muchos pero al final son cuatro gatos los que se la juegan; los demás van de comparsas). Así que hace falta echarle un poco de salsa y perejil al asunto. Nadie me negará que este año rebosaba la Fórmula de lo uno y lo otro.


Por eso, desde esta página tan poco seria en según qué cosas, proponemos que al culebrón Mclaren (¡Fernando, sigue otro añito, por fa!), se añada Ferrari con el suyo, se realicen más espionajes (eso siempre da bastante emoción al cotarro) y, sobre todo, se incorporen al circo de las cuatro ruedas novedades que ya existen en las carreteras habituales. Así, por ejemplo, no estaría nada mal que se soltasen varios perros y gatos en mitad de cada carrera, para que los conductores de a pie viéramos como los sortean los mejores pilotos del mundo. O que se incorpore un piloto borracho que vaya en dirección contraria, tal como suele pasar a menudo en las carreteras españolas.



Puedo seguir dando ideas, pero me temo que nadie me va a hacer caso. Pensarán acaso que son demasiado peligrosas. ¿Y qué? Millones de conductores mediocres nos exponemos a ellas todos los días del año y la mayoría sobrevive. ¿Por qué no lo van a hacer los Alonso, Hamilton, Raikkonen, Massa y toda la morralla que va siempre detrás con un coche de baratillo y a tropecientos minutos del primero?

19 de octubre de 2007

¿POR QUÉ LA MAYORÍA DE LOS PROGRAMAS DEPORTIVOS DE LA RADIO SON A PARTIR DE LAS DOCE DE LA NOCHE, EIN?


Esta semana estoy preguntón. Si en el post anterior me planteaba el gran dilema universal de si los banquillos de los entrenadores son sillas eléctricas, hoy toca hacerse una pregunta todavía más trascendental: porqué a partir de las doce de la noche las principales cadenas de radio de este país llamado Spain se dedican al rollo deportivo durante una o dos horas.



El Puñetas, que no se chupa el dedo ni el calcetín, anda bastante mosca con el tema. Y no logra encontrarle respuesta satisfactoria. ¿Por qué a partir de la hora de las brujas, esos pedazos locutores deportivos que tenemos salen a las ondas herzianas a contar las destrezas y destrozos de la vida deportiva (en realidad, casi el único deporte del que hablan es el fútbol…) y no lo hacen a horas más tempraneras? Hoy he decidido poner al coco en el programa de centrifugado y me han salido unas cuantas razones, a cual más peregrina:



1ª) Nuestras estrellas de la cosa radiodeportiva adoran al amigo Drácula, tanto en el fondo como en la forma. (Recurran a su cultura general, por fa, recordando el modus vivendi del famoso vampiro de Transilvania).


2ª) A esas altas horas de la noche los oyentes, cansados de la dura jornada diaria, se creen todo lo que les echan, siempre que sea banal, insulso y entretenido. Y les ayuda a dormir, claro.



3ª) En España al personal le encanta fornicar escuchando a De la Morena y Cía. El hecho de que ya seamos el país de la UE con más tasa de divorcios significa que De la Morena y Cía tienen la culpa. Lo cual que deberían solicitar derechos de autor.



4ª) También se admite la inversa. Es decir, que darle marcha sexuá al cuerpo cuando el pariente o la parienta está que se sorbe los mocos escuchando a sus periodistos deportivescos preferidos, no incita demasiado al meneo y a la revolcadura. ¿Será por eso que también Spain es el país de toda la UE y casi del mundo donde menos hijos fabrican los españolitos en edad de merecer? (Dejemos a un lado a los inmigrantes, a los que De la Morena y Cía les importan tres pepinos y dos tomates, y por eso son los únicos que contribuyen a aumentar la tasa de natalidad de esta cada vez más avejentada tierra).



5ª) Los españolitos suelen dormir en el trabajo o en la siesta, así que cuando llegan las doce campanadas están más frescos que una lechuga. Eso explicaría también que en Spain la mayoría se acuesta cuando en la admirada UE todo el mundo se levanta. Las discotecas cierran a las ocho de la mañana, los botellones públicos finalizan a las seis de la madrugada, las telecacas publicitan los programas más interesantes (incluido el cine de la época dorada) a partir de las dos de la mañana, y así sucesivamente.



El mismo Puñetas, sin ir más lejos, suele acostarse a la hora en que empieza a ladrar el gallo y a cantar el perro, con los ojos ya legañosos. Así que si un ser tan formal y corrientucho como el muá luce estos adornos horarios tan a destiempo, ¿no será normal que Ronaldinho ande en plan discotequero hasta las tres de la madrugá, o que Diarra escuche Radio Mali hasta que sale el sol? ¿Por qué echamos en cara a nuestros gladiadores lo que la plebe hacemos todas las noches, a pesar de no tener ni el aguante ni la resistencia física de aquellos?


Que conste que todo este desbarajuste lo empezó aquel innovador e irrepetible periodista llamado Jose María García. Desde entonces todos lo han continuado en la creencia de que así se le parecen un poquito en el éxito. ¡Ni por esas! El menda lerenda que escribe hoy esto con tanto desparpajo, piensa que hay que desterrar estas malas costumbres. Lo que corresponde a esas altas horas de la noche, tanto en radios como en televisiones, es repetir hasta la saciedad los discursos de nuestros políticos más adyectos (o sea, casi todos). Sólo así conseguiríamos que el personal regrese al salutífero fornicio, a dormir como unos benditos y a estar al día siguiente con fuerzas y ganas para enfrentarse al duro papelón que les ha tocado vivir en un país llamado Spain donde, a estas alturas del siglo XXI, nadie sabe la hora que es.

16 de octubre de 2007

¿BANQUILLO O SILLA ELÉCTRICA?


La princesa está triste. ¿Qué tendrá la princesa?


Perdón, quise escribir: Schuster, Sánchez Flores, Aragonés, Rijkaard, Aguirre, Ramos… están tristes. ¿Qué tendrán los principitos?



Pues, habitualmente, suelen tener un cabreo de mil pares de narices. Mitad porque sus subordinados (los jugadores) ganan habitualmente más que ellos y mitad porque la prensa suele traerles por la calle de la amargura. Lo primero entra en el sueldo, pero lo segundo es un plus que algunos tragan por contrato más que por devoción. “¿Qué coño puedo decirles a estos tíos casi todos los días? ¿Es que no tienen otras noticias más importantes que cubrir que venir a darme por saco en unas ruedas de prensa que me la sudan por innecesarias, inútiles y absurdas?” –suelen preguntarse los entrenadores de los clubes más importantes del firmamento liguero.



Al final no les queda más remedio que tragar y aguantar a esos pelmazos de la prensa deportivesca (habitualmente los más tontos de la redacción) que se dedican a incordiar y a preguntar tontadas en unos interrogatorios infames que para lo único que sirven es para desprestigiarles (ni un presidente del gobierno, ni una calentorra actriz aguantarían prestigio y fama saliendo casi todos los días por las telemierdas), para ponerles en unos aprietos absurdos, para echarles la gente encima y, lo que aún es peor, para hacer negocio y caja ajena a cuenta de uno mismo.



Pero así está montado el sarao y ellos, los Bernardo, Quique, Luis, Frank, Javier, Juande… tienen que tragar y achantar porque lo mismos impresentables que les aupan y dan carrete y publicidad para que les fichen, son los que pasados unos meses empiezan a roer el pedestal para tirarlos abajo. A más entrenadores, unos en la cuerda floja y otros aspirantes a sucederles, más ventas de periódicos, más anunciantes en los programas deportivos de la radio y de las teleles. ¡Oye, y da igual que vayas el primero en la clasificación!


-Es que si el equipo juega muy mal, no vendemos periódicos, oiga, que al personal le gusta que se canten las gestas y las florituras… Si todo es muy soso, la gente se aburre en los partidos, aunque se ganen, y luego no le apetece leerse nuestras gloriosas crónicas…



Así que los deportivescos de la poca pluma y el mucho sable andan siempre sacándole los higadillos a los entrenadores, que notan cómo en vez de en un banquillo se sientan en una silla eléctrica. Decía que si ganas siempre, pero jugando mal, te ponen a parir. (“Para esto no te ficharon, Bernardito” –dicen algunos). Más si juegas como dios pero pierdes dos partidos seguidos, entonces también lo estás haciendo fatal. (“Si no hay resultados positivos, no sirve de nada hacerlo bonito” –suele decir algún indocumentado con micrófono). Si no convocas a Raúl, porque te cae gordo o sencillamente no te da la gana (que para eso eres el seleccionador), se acuerdan de tu madre y hasta algún tonto del haba te llama “despojo”. Y si hubieras convocado a Raulito y se pierde el encuentro, entonces otro destripamicrófonos te echaría en cara que porqué lo seleccionaste si el hombre ya está acabao. Y si Ronaldinho la caga durante varios partidos porque el tipo es humano y de tanto reírse también se cansa, entonces le buscan una noche de parranda y te echan a ti en cara que no controlas el vestuario ni las noches de tus estrellitas. Pero si el brasileño comienza a funcionar dos días seguidos, entonces todo son flores para el genio y lo tuyo, querido Frank, no tiene mérito alguno. “Con jugadorazos como ese es muy fácil ser entrenador” –insinúa un listo que no sabe nada. (Por ejemplo, es lo que decían de Vicente del Bosque cuando ganaba Ligas y Copas de Europa con sus galácticos).



En fin, que no se puede tener todo en la vida: ser joven, tener éxito, dinero, fama y prestigo, que es lo que les suele suceder a los entrenadores de los clubes de postín. Siempre tiene que haber álgunos pájaros que amarguen la fiesta y ese papel saben representarlo a las mil maravillas esos juntaletras y juntapalabras, de escasa inteligencia pero de abundante mala leche, con los que interesa llevarse bien pues en caso contrario te echarán enfrente a la jauría habitual de los domingos. Por esta y otras razones, andan estos tipos tan tristes, aunque la diosa fortuna les sonría. ¡No se puede tener todo en la vida, queridos Schuster, Quique, Luis, Rijkaard, Aguirre, Juande…!

12 de octubre de 2007

LA REPÚBLICA CATALANA DEL BARCELONA


Todos los años, por estas fechas, se celebra en Fráncfort (Frankfurt-Alemania, para los amigos de las salchichas) una feria comercial de libros. Dicen que es una de las más importantes del mundo, junto a la de Buenos Aires. Aquello, dicho en plata, es una reunión de amigos del mundo editorial, de la publicidad, de las empresas multimedia y tal, donde se dedican a chalanear y negociar los derechos publicitarios y de venta de sus productos, ante las narices invitadas de miles de periodistas. (En el 2004, uno por cada tres visitantes). Mucho negocio y demasiada propaganda. Eso es la cultura actual.



Este año una de las estrellas invitadas era Catalunya y su cultura autóctona. O sea, la hablada y escrita sólo en catalán porque los señoritos del tripartito desgobernante están politizadamente convencidos de que el castellano allí sólo deben hablarlo los guiris y los emigrantes de paso. Eso sí, a cambio no reniegan ni un ápice del tremendo negocio económico que reporta al país la masiva producción editorial en castellano, que se exporta al resto de España y Sudamérica. Ver para creerlo.


Derivando hacia lo deportivo, era esperable que el Barça no faltara a la importante cita cultural y libresca alemana, aunque fútbol y libros se lleven a matar. Nadie mejor que su presidente, el camarada Laporta, para darse un baño de masas ante los cientos de micrófonos y cámaras de televisión y largar lo bueno, bonito y barato que es su club (algo más que un club). De tanto repetir las mentiras, algunos hasta se las creen.



Que el fútbol profesional sea considerado “cultura” es algo que dice muy poco de la cultura que hoy día se lleva, ya suficientemente devaluada y depauperada. Y que ese fútbol plagado de mercenarios venidos de todos los confines del mundo sea considerado como una manifestación cultural de un pueblo o país, roza lo esperpéntico. Ya lo he escrito alguna vez: el Barça, el Madrid o el Bollullos sólo se representan a sí mismos. Me parece muy bien que ahora al personal se le lave el cerebro con tanto fútbol y tanta leche, pero algunos no nos chupamos el dedo. El Barça es un club privado que gana y gasta el dinero a espuertas gracias a un negocio muy sencillito y banal: meter unos golitos en una portería.


Como ese día de Frankfurt don Joan estaba cachondo (o se había pasado en la cata de vinos del Priorat) y se sentía mucho más importante que cuando está en el palco del Nou Camp, dejó para la posteridad algunas perlas que recogeré a continuación en colorines desvergonzados:


Quiero que el Barcelona continúe siendo en el futuro un instrumento de promoción de la cultura catalana. (…) Me gustaría que mejore el uso del catalán para no tener que crear la República Catalana del Barcelona. (…) El Barça es un nervio esencial de Catalunya. (…) El Barça tiene el catalán como idioma oficial. Tenemos cien millones de seguidores que, como mínimo, "saben el himno", que es en catalán, "rasgo fundamental" de la cultura catalana.



¿Pero cómo pueden decirse tantas sandeces seguidas? ¿Desde cuando Ronaldinho, Deco, Etoo, Mesi, Henri y otros famosos cracks barçeros representan a la cultura catalana? ¿Qué tiene que ver con la cultura el pegarle cuatro patadas a un balón? ¿Acaso es cultura un himno deportivo que –como todos- no dice más que vulgaridades? Y si millones de personas de todo el mundo se saben el himno del Barça, ¿qué? ¿Ello prueba que la cultura catalana llega a todos los confines del planeta? (También el menda se sabe de memoria, en inglés, el Yesterday de los Beatles, y no por ello me considero culturalmente anglófono). ¿Por qué no obliga don Joan a sus jugadores profesionales a que parlen en catalá, si ese es el idioma oficial del Barça? (Una duda: ¿debería presumir el Real Madrid de tener como idioma oficial el castellano o el Arsenal, el inglés?). ¿Y eso de la República del Barcelona, qué demonios quiere decir? ¿Acaso que –llegado el momento- veríamos a Etoo de ministro de Asuntos Exteriores o a Oleguer de jefe de los Mossos D’escuadra? No, si yo hasta los preferiría en tales menesteres antes que a los actuales incapacitados del tripartito…, pero lo que ya sería insufrible es tener al camarada Laporta como president de la República Catalana del Barcelona. ¿Sustituiría el himno del Barça al actual de Els segadors? ¿Y los colores amarillo y rojo de la actual bandera pasarían a ser azul y grana? Y lo más importante y crucial: ¿Sería obligatorio –por republicano Decreto- ser socio del Barça?


¡Mare de Deu, cuántas tardes de gloria nos están dando los presis del nuestros miillonarios clubes futboleros, ese Madrid calderoniano y este Barça portiano! Tanta pasta como manejan (su única patria) no les da derecho a tomarnos por idiotas un día sí y otro también, sea desde España o desde Alemania. Como dijo aquel, ¡sólo es fútbol, majarón!

9 de octubre de 2007

TIEMPO DE CHORIZOS


El chorizo no es sólo una tripa rellena de carne picada (normalmente de cerdo, puerco o guarro) que frito en aceite, a la plancha o con sidra está para relamerse el gaznate. Ya no hay chorizos como los de antes, esos que preparaban nuestras tías y abuelas allá en el pueblo, tras matar un gorrino, y que -guardaditos en aceite o colgados de la techumbre en una fría habitación- servían para hacer un buen apaño gastronómico (junto con las morcillas, salchichones y otras menudencias) durante todo el año.


Ya digo, la calidad de los chorizos comestibles ha caído en picado, al haber desaparecido lo artesanal. En cambio, los chorizos de dos patas han crecido como setas y no se andan con chiquitas. (Nota aclaratoria: llámase también “chorizo”al ratero, al descuidero, al ladronzuelo que arrambla con cualquier cosa que no le pertenece). Hoy día roban los cables telefónicos o de la luz, dejando incomunicados o a oscuras a barriadas enteras o pueblos. Pero no sólo está el trincador andrajoso, que luego vende en el mercadillo el fruto de su chorizada. Hay otra rama choricera que luce más que un sol, viaja en coche de lujo y hasta tiene tratamiento de excelencia o ilustrísima. Unos dirigen bancos, otros empresas de telecomunicaciones, otros presiden gobiernos…



-¿Y a cuento de qué viene esta ristra de chorizos? –se preguntará el amable lector-. ¿No nos irá a contar usted ahora que en el deporte los chorizos también pululan por doquier, ora en los campos de juego, ora en los despachos? ¡No será usted capaz, señor Puñetas!



No va el lector muy descaminado. Pero como ya hablamos metafóricamente de ello, sin nombrar la palabreja, en los dos articulillos anteriores, hoy nos ceñiremos estrictamente a la definición más habitual del término “chorizo”, cercana a otros como “mangante”, “caco”, “ratero”…


En la ciudad en que uno vive abundan más de debido. En las navidades algunos se llevan las plantas que el Ayuntamiento pone en ciertas calles para adorno y alegría de los viandantes. Pero lo que nadie podía esperar es lo ocurrido hace unos días: “Sustraen de la rotonda del Marqués de Larios el enorme balón instalado por la NBA con motivo de la visita a Málaga del Memphis Grizzlies. (…) El esférico, de más dos metros de diámetro, precisa tres horas para desinflarse. El edil de Deportes cree que tuvieron que pincharlo para poder llevárselo”. (Diario SUR).



Hay que ser muy chorizo y muy sinvergüenza para robar un balón que no podrá guardarse en un armario, ni dejarlo en un patio, ni venderlo, ni siquiera con el que poder jugar a baloncesto. Cuesta imaginar para qué demonios se entretuvo o entretuvieron los chorizos en desinflar un balón de dos metros de diámetro, pinchándolo y esperando más de tres horas a que se desinflara, sin que nadie se percatara de ello y lo denunciara. Un balón que estaba amarrado al suelo a través de varios vientos terminados en cierres.


Es más que probable que al chorizo (y a sus cómplices) jamás se les llegue a localizar y detener. Tampoco creo que les pudiera caer encima demasiado castigo o multa. Aunque el menda, en plan justiciero, si se lograra detenerlos les obligaba a dejar el balón de nuevo en el mismo sitio de donde lo hurtaron y en las mismas condiciones. O sea, que tendrían que inflarlo en plan artesanal, soplo tras soplo hasta el llenado total. A ver si a estos majarones se les quedaban los pulmones más tiesos que la mojama. Aunque, como todo es posible, lo mismo a los tiparracos les da por llevárselo a Gasol para que les firme un autógrafo en el logotipo de la NBA.



........MÁS...........

QUEJA CHORICERA: Un crítico punto de vista.

5 de octubre de 2007

LA SEMANA DE LOS ESCÁNDALOS


Finaliza la primera semana de octubre, donde los escándalos y las trampas han batido todo un récord. Tipos que engañan, estafan y mienten siempre los ha habido, pues es consustancial a una parte importante del género humanoide. Si encima hay dinero por medio, más trampa y más cartón. Desde el dopaje para sobresalir artificialmente sobre los demás hasta la mentira más burda, pasando por la falta de respeto a los rivales o los árbitros, que es otra forma de no jugar limpio. O el uso del dinero público en manos de unos irresponsables para menospreciar a un sector de la población. De todo ello hemos tenido en esta semana que se está yendo a freír espárragos. Se ve, pues, que las habas duras no sólo se cuecen en los despachos y entre la clase dirigente si no también en los deportistas de cualquier deporte (¡hasta en el golf, mare de deu!). Veamos cinco hechos gloriosos habidos esta semana:



* El Hamilton de las narices realizaba una serie de maniobras irregulares en la salida del Gran Premio de Japón de Fórmula I, una de las cuales llevó a provocar un accidente. Investigado por la FIA, al final le han dado un tirón de orejas solamente, pero cualquiera que vea el vídeo se da cuenta que ese día y a esa hora más que el coche lo que le patinaba al inglesito eran las neuronas.



* En el torneo de tenis de Metz (la France) un tenista llamado Koubet, por una decisión arbitral que no iba a impedirle poder ganar el encuentro, empezó a montar un pollo de tal calibre que ríanse ustedes del de la Pantoja. Por su boca salieron rayos, culebras e insultos vomitivos hacia el árbitro del partido, quien no tuvo más remedio que enviar al jugador austriaco a los corrales, con los aplausos del respetable que había pagado su entrada para ver un partido de tenis y no un monólogo de descalificaciones y borderías. Para mí que el tipo se hartó de jugar y no encontró mejor modo de abandonar el encuentro que mentarle toda la parentela a los jueces de silla y árbitro.


* Algunos catetos del Metro de Madrid, sector marketing, decidieron presentar en sociedad un bodrio de video-anuncio elaborado para ganar clientes. Como son tan listos, no se les ocurrió mejor idea que presentar a un tipo del Real Madrid yendo en metro al partido, mientras que metían en un coche a otro que representaba claramente a un seguidor del Atlético de Madrid. Un chaval tontuno, que mientras conduce habla por el móvil o fuma y que, claro, llega tarde al partido. Los atléticos se han cabreado, y con razón, no sólo por la memez del anuncio si no por el maniqueismo del mismo. ¡Con qué facilidad dilapidan el dinero público unos chiquilicuatros que se creen la mar de ingeniosos!


* Ya no te puedes fiar ni de las chicas guapas. La de veces que el Puñetas ha visto correr a Marion Jones, admirando su cuerpo serrano y su poderío atlético. Sus cinco medallas en los JJOO de Sydney todavía la hicieron más grande a los ojos de sus anónimos admiradores. Y mire usted por donde, ahora se descuelga la chavala con que le daba a los esteroides y a otras sustancias dopantes. Aunque al menos la moza ha demostrado que tiene conciencia, la conclusión es que de ahora en adelante –visto como está el patio- ¡ya no nos vamos a poder fiar ni de nuestro padre!



* Pero el escándalo más gracioso y burdo se ha producido en un campo de fútbol. Como no podía ser menos, allí donde más trampas y escándalos suele haber. Una obra de teatro en toda regla. Un portero llamado Dida, un aficionado escocés que salta al campo en los últimos minutos y que se va al otro córner, pasando por delante del portero milanista. En estas que le da un cariñoso manotazo, de esos que no matarían ni a una mosca, y en esas que el Dida –tras la sorpresa- sale detrás del espontáneo y decide que lo mejor es tirarse al suelo y simular una lesión, o una lipotimia o un yuyu. Total, que tras la salida de las asistencias, se lo llevan en camilla y aquí se cierra el telón. El teatrero no tuvo la deferencia ni de salir a saludar al centro del campo, una vez finalizada su magistral interpretación. Si el jugador brasileño tuviera vergüenza, no volvía a salir nunca más a un campo de fútbol. De ahora en adelante que se dedique al cine o a las bambalinas.



Y luego dicen algunos que el deporte es aburrido. Hay semanas en que da más de sí que el espectáculo más tramposo y escandaloso que ha parido mamá: el de la política. Esta semana los chicos del deporte mundial han ganado por goleada.

2 de octubre de 2007

CUANDO LOS CONTROLADORES DEL DOPAJE SE MEAN EN LAS LEYES DEMOCRÁTICAS. (Y LOS POLÍTICOS LO TOLERAN)


Cuando me enteré el domingo por la tarde que Bettini había ganado el campeonato del mundo de ciclismo en ruta en Stuttgart, di un un salto de alegría tan grande que casi me cargo la lámpara del salón. Los organizadores del evento habían intentado evitar por todos los medios que el italiano corriese. Le acusaban de nada, porque nada han podido demostrar. A lo máximo, de no haber firmado una carta antidopaje que algún burócrata gilipollas se sacó de la manga. Cuando, pese a todo, se presentó en Alemania, le enviaron a la poli para amedrentarlo. Ni por esas. Luego recurrieron a los tribunales de justicia y el juez, finalmente, tuvo que decir que no había ninguna base legal para impedir la presencia de Paolo en la carrera. Es más, certificó que la famosa carta antidopaje era una gilipollez. Bueno, no lo dijo con estas palabras, si no que no tenía validez legal alguna, aunque hubiera quedado más bonito y exacto emplear un término semejante al que el Puñetas aquí emplea. Por todas estas cosas, me alegré sobremanera que el simpático Bettini ganase la carrera. Ya habrán visto su foto en la llegada: haciendo el gesto de disparar. Contra los políticos, los organizadores, la UCI, la televisión alemana, los periodistas amarillentos. No era para menos.

Al españolito Oscar Freire también quisieron empapelarlo con la infamia y la calumnia. De la noche a la mañana salió su nombre en una lista de sospechosos, esta vez, de la muy sospechosa Unión Ciclista Internacional. Muy cabreado, decía el cántabro: “De sospechosos de no sé qué. Se han divulgado datos sin mi permiso y les voy a denunciar. (…) Yo no he dado permiso a nadie para me ponga en una lista junto a corredores que han dado positivo, o que están inmersos en procesos por dopaje, junto a otros que tampoco sé por qué están. Nadie me ha dicho todavía por qué estoy ahí”. Y acto seguido señaló que denunciará a la UCI cuando llegue a Suiza, donde tiene su casa él y su sede la citada unión de vividores y chupones de los ciclistas. A ver si es verdad y no da marcha atrás. Un tío que sólo en el último mes ha pasado 12 controles antidoping en la Vuelta Ciclista a España y dos más en su propia casa, parece libre de toda sospecha. Así que, al juzgado y a ver si a los miembros de la UCI les cae una multa que tienen que poner en venta hasta los calzoncillos de hojalata y los colmillos de oro.



Pero vayamos de lo particular a lo general. No es que el Puñetas justifique el dopaje, pero sí que está hasta el gorro de leer y escuchar en boca de algunos deportistas valientes que hay métodos de control anticonstitucionales, mafiosos e indignos. Que los ciclistas y otros famosos atletas los toleren, allá ellos, pero aseguro desde aquí que algunas de las prácticas realizadas por el Comité organizador del Mundial de Ciclismo, de la UCI y de otras instancias similares rozan el juzgado de guardia. Yo, como deportista, jamás permitiría que unos “guarros” vinieran a mi propia casa a la hora que les saliera de las pelotas para hacerme un análisis de sangre y orina al objeto de comprobar si estoy “limpio”. (Si no puede entrar la policía en nuestro domicilio salvo con el permiso de un juez, no va a hacerlo un medicucho enviado por la UCI o la madre que los parió). Y, por supuesto, jamás permitiría que a las tres de la mañana, antes de correr una etapa de 250 kms, un vampiro entrara en mi habitación del hotel para despertarme y chuparme la sangre. Lo echaría por la ventana o le clavaría la aguja en el culo.



En cualquier caso, parece que el nulo respeto por el deportista no sólo se da en el ciclismo. Acabo de leer una extensa entrevista a Rafael Nadal en XLSemanal en la que dice algo que me ha puesto los pelos de punta: “El año pasado pasé 17 controles antidopaje y este año llevo más de diez. De sangre, de orina, de todo. Lo peor es que terminas el partido y no te dejan ni ducharte. Tienes que hacerlo con la puerta abierta para que te vean los inspectores, cuando saben perfectamente que no tienes nada más que una toalla. ¿Estamos locos o qué? ¿En qué mundo vivimos? (…) Cuando terminas la temporada y tienes unos pocos días de vacaciones, tienes que rellenar un formulario para indicarles dónde vas a estar y qué vas a hacer cada día. Que a las nueve de la mañana de un sábado, que a lo mejor es mi único día libre, me piquen la puerta de casa para hacerme un control me parece increíble. Es una falta de intimidad total. (…) Es un show tan grande que no te puedes tomar ni una Aspirina. El Vicks Vaporup, ese que se inhala para respirar mejor, da positivo. Es la locura total. (…) Pero lo increíble es que los periodistas escriban sin tener ni idea”.



Está más claro que el agua. Aquí los únicos dopados son estos majaderos y mercachifles a los que la estricta aplicación de las leyes democráticas más elementales debería llevar a la cárcel y a pagar de su bolsillo las multas más elevadas. Por fachas y por ineptos.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).