31 de octubre de 2008

ESTADO Y DEPORTE: LLENOS DE MOCOS

 

Este artículo es parte de una colaboración con El Espectador, escrito por La Aguja.

En El Espectador y el Arco llevamos tiempo dándole vueltas a una manivela que muy pocos se atreven a coger: la de la separación de poderes entre lo deportivesco y lo político. Dicho de manera fácilmente entendible: al César lo que es del César y al negocio lo que es del negocio. Pensamos que, con el dinero de nuestros impuestos, el Estado y los gobiernos no deben pagar parte de la minuta que genera el negocio privado de los clubes y federaciones del deporte. Y viceversa, el deporte no puede utilizar en vano los símbolos y la representatividad nacional o local para así aumentar sus dividendos. El deporte profesional es un negocio privadísimo que da muchas perras y a él compete el costear toda la movida que genera, desde la seguridad, a las instalaciones, etc. A su vez, el Estado debe abandonar la utilización del deporte como medio de adoctrinamiento y distracción de masas. Los Estados y países no compiten deportivamente entre sí porque los deportistas no son representantes de nada, sólo de sí mismos o de sus propias federaciones y clubes. Así que sobran los himnos y la parafernalia  patriotera en forma de banderas, camisetas y ositos de peluche. Que cada palo aguante su propia vela y que se dejen de coñas marineras.

Recientemente hemos vivido dos casos paradigmáticos. La UEFA acusaba a la policía española de actuar negligentemente en un campo de fútbol. Ya sólo falta que Platini expulse del cuerpo a algunos maderos por no besar en la boca a los seguidores del Olympique de Marsella. Lo suyo es que, dentro de un campo o recinto privado, no haya un solo policía. La seguridad deben pagársela los que viven del tinglado de Champions, Ligas, Copas y Recopas. La ministra francesa del deporte, por su parte, pretende suspender cualquier partido de la selección “de Francia” en el que parte del público se mofe del himno de la Marsellesa. Si la patriótica tonada sólo sonase en los momentos y lugares adecuados, no habría estos problemas. Desde luego, en un campo de juego no pinta absolutamente nada.

Algunos intelectuales y gentes con cierto pedigrí, como recientemente en Le Monde, empiezan a escribir cosas altamente gratas a nuestros ojos: el fútbol es el opio del pueblo, no se debe pagar con dinero público la bunkerización cuasi militar de los estadios y de himnos ni gaitas, ni hablar: a palo seco. Las privadísimas organizaciones y gentes que se forran con el deporte competitivo y super profesionalizado deben rascarse el bolsillo y pagar todos los gastos que genera su tingladillo y negociejo. Exactamente lo contrario de lo que suelen hacer, como nos muestra claramente el movimiento olímpico: los Estados corren con los gastos y el COI y sus delegaciones se encargan de la mortadela y de las copichuelas. Bienvenidos al club de las moscas cojoneras y puñeteriles…


Hay situaciones en que el ridículo es espantoso. No sólo cuando los deportistas se dan golpes de pecho, como si su triunfo o derrota fuese a variar el discurrir de la nación a la que pretendidamente representan; o cuando son recibidos como héroes o villanos por la ciudadanía y los jerifaltes políticos tras un torneo de alto pedigrí. ¡Incluso algunos visitan a la Virgen para agradecerle los favores recibidos! (Se permite el ji, ji, ja, ja, jo, jo…).  Por no hablar de situaciones tan chistosas como que, tras una carrera de Fórmula I, se toquen los himnos del país del piloto (que a veces tiene su domicilio y pago de impuestos –para evadirlos- en otro país) y ¡de la escudería! Es como si, cuando usted va a comprar al Carrefour le recibieran con el himno francés por ser el hipermercado con más ventas. Ya puestos, sería deseable la coherencia y que también se tocase el himno del país del caballo ganador en una prueba hípica. O que en el Everest, justo en la cima, una banda de música reciba con los sones del chipón-chinpón nacional al alpinista de turno que ha conseguido coronar la sobada cumbre. ¿Y por qué no musicar por los altavoces el himno del país de donde se obtuvo la madera que permitió construir el velero que impulsó a buen puerto a la tripulación ganadora? ¿Por qué no suenan en los estadios los himnos del equipo arbitral? ¿O es que estos tipos son los únicos que se representan a sí mismos y a sus gloriosas y siempre vituperadas madres? Y si –un suponé-  el árbitro es inglés y, por no pitar un penalti, se le grita “hijo de la Gran Bretaña”, ¿se estará insultando de paso a su Graciosa Majestad y a toda la ciudadanía inglesa? ¿Podría llegar hasta la ONU el contencioso con la afición injuriante?

Ya vemos que en cuanto hurgamos un poco en la nariz deportivesca, nos ponemos perdidos de mocos. Sería deseable que dejáramos de mezclar las churras con las merinas, aunque sigamos hablando de ovejas. Ni el deporte es una razón de Estado ni el Estado tiene razón alguna para, con el dinero que nos sablea en cantidades industriales, inyectárselo en vena a los jerifaltes y practicantes del deporte local, nacional e internacional. Para empezar, sobran todos los Ministerios del Deporte. Ah, y todos los deportes que viven del Ministerio. Mucho cuento y mucha trola es lo que hay…   

30 de octubre de 2008

EL ABUELO SÍ QUE SABE...

¡Pero qué entretenidos estamos la plebe cuando se les calienta la boca a estos cantamañanas! Cuando no es uno (Mijatovic) es otro (Ferguson). Los de dentro y los de fuera. Y casi siempre con el fútbol de por medio, que es donde ha ido a parar el sector más inculto y cutre del deporte. (¡Pobre fútbol mío, qué mal lo tratáis!). El otro día el sempiterno entrenador a distancia del Manchester United dijo –en versión traducida- que “el Madrid, como club del general Franco, posee una historia, antes de que la democracia llegara a España, de conseguir a quien quiere y hacer lo que le dé la gana”. Todavía le dura el cabreo porque el calderoniano Calderón quiso fichar al cristiano Cristiano. Íbamos a defender aquí el honor del Real Madrid (no siempre va a ser el AS y el MARCA) cuando don Alfredo Di Stéfano nos ha echado una mano. A sus 82 años sigue conservando toda su retranca y frescura de chaval. ¡Bien por el genial abuelete! “Ferguson, ¿qué va a decir? Nosotros íbamos por toda Europa y en ese momento regía el gobierno franquista. ¿Y qué íbamos a hacer nosotros? ¿Tirar el balón al techo? Teníamos que ganar, teníamos buen equipo y los emigrantes estaban contentos con nosotros”. Pero, en otro terreno, ha dicho cosas también muy sensatas: “Los árbitros se equivocan como los jugadores y como todo el mundo". Aprende, Mijatovic, rico. "Ya manifesté que la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE) tenía que hacer una escuela de formación de árbitros, y que los árbitros salieran de ahí, porque el fútbol es para el fútbol. Es mi criterio, y que cada uno lo agarre como quiera". Si es que no quieren, querido, no quieren porque así les va muy bien… (Para más señas, véase la inminente colaboración entre El Espectador y El Arco. Próximamente en su pantalla).   

28 de octubre de 2008

EL SÍNDROME MIJATOVIC

Recuerdo a Mijatovic, actual director deportivo del Irreal Madrid, cuando su época de jugador: con las manos en alto, protestón y quejica. Ahora que ha subido muchos peldaños en el escalafón, sigue igual. Lleva quejándose esta temporada (y la anterior…) de los arbitrajes que le hacen a su equipo. Lo hace con escasos argumentos porque lo suyo nunca ha sido el darle a la pelota (me refiero a la que tenemos sobre los hombros). Este domingo bramaba: “Estoy disgustado y preocupado por los arbitrajes que estamos recibiendo. Me están preocupando de verdad. No sé qué está pasando y no quiero rajar demasiado, pero tenemos razón para estar preocupados”. Sí, está muy preocupado el hombre. Sin motivos, pero muy preocupado. Tiene uno la impresión que le pagan sólo para estar preocupado y decirlo a menudo con cara de malafollá.

¿Alguien se imagina al banquero Emilio Botín preocupado porque el precio de la leche o de las patatas está por las nubes? ¿O porque el fontanero que le ha arreglado la caldera de la calefacción le ha cobrado 200 euros por la chapuza? Sigan imaginando el despropósito, pero cambiando al millonario banquero por el todopoderoso Real Madrid y al tendero y al fontanero por un árbitro. Sencillamente, ridículo. O enfermizo, que viene de enfermedad y que por ahí, por el síndrome arbitral, podrían explicarse algunas salidas de banco de don Pedja. “Mi deber es mostrar la preocupación que tenemos” –ha recalcado. Sí, está preocupadísimo el hombre y la palabreja no se le cae de la boca. Así que si él está “mu preocupao” adivinen como deben de estarlo los del Osasuna, Gijón, Málaga, Almería… Acojonaos, porque si la “mafia” arbitral ningunea al todopoderoso, qué no será capaz de hacer con los mindundis y desgraciaos…

Pa mí que la cosa es sindromática. Tener mucho poder aleja de la cruda realidad y cualquier ligero revés, rasguño o contratiempo se ve –a ojos del poderoso- como una afrenta, una manía, una persecución o una conspiración. Les pasa mucho a los políticos, que se creen intocables porque tienen un boletín oficial en el que escribir sus paridas submentales. Así que, desde el modestísimo Arco, pedimos a don Mijatovic y su amiguete Schuster que se vayan a un club modesto de Primera para saber lo que es bueno. A lo mejor empiezan entonces a enterarse de qué va la película, aunque da la sensación que ni por esas. Menos mal que en la Masía barcelonesa ha aterrizado un Guardiola muy asentado por el momento y todavía es capaz de decir cosas tan sensatas como que “el Barça y el Madrid no se pueden quejar”. No pueden ni deben. No los cree ni el lucero del alba.

26 de octubre de 2008

AVENTURAS DEMASIADO ARRIESGADAS

 
La semana pasada la prensa informaba de la siguiente noticia: “Muere un bombero en el rescate de tres piragüistas que se cayeron al Duero”. Luis Angel Puente murió cuando trataba de salvar la vida a unos jóvenes que estaban practicando piragüismo en un tramo del río a la altura del pueblo de Villaralbo (Zamora). Al parecer, se soltó de la cuerda para dársela a uno de los jóvenes en peligro (un adolescente) y no pudo superar la fuerte corriente. Al caerse debió de darse un golpe en la cabeza. Los que lo conocían hablan de que era un experto en este tipo de rescates y que destacaba por su prudencia. Muy mal tendría que ver la situación para anteponer la vida del chaval a la suya. Los jóvenes tenían entre 15 y 16 años.

Es una noticia que a nadie deja indiferente pero que se despacha en una esquinilla de una página cualquiera de un periódico, cuando realmente debería ocupar lugares de portada, con la fotografía del héroe. Dudo mucho que algún medio haya llegado a tanto. Los héroes modernos son de otra condición: esos pelagatos y pelagatas que mueven el culo en una pasarela, en una peli, en un escenario cargado de decibelios o en un estadio. 

Por más vueltas que he dado por la web, no he avistado ningún reproche a la actitud de los piragüistas y el monitor que les acompañaba, que al parecer tuvo también una actitud bastante heroica. La mayoría de las informaciones se limitan a reproducir las mismas palabras, copiándose unas de otras. El Norte de Castilla publicaba que “la zona en la que se produjo el accidente está próxima a una presa, de ahí la corriente y el que los piragüistas quedaran atrapados en medio de la fuerza del agua y que tampoco se pudiera maniobrar con la lancha de los bomberos”. Todo apunta, de ser eso cierto, a una imprudencia, aunque en estas cosas todo el mundo ha de ser muy comedido, hasta que se cierre la obligada investigación. Lo cierto es que ya estamos curados de espantos porque cada vez más abunda el personal que se lanza a la aventura (a eso le llaman “deporte”) sin medir los riesgos, bien porque ello demuestra un plus de valentía del ego, bien porque su cerebrín no da para prever los inevitables riesgos. Eso sí, en cuanto se atisba el peligro (mami pupa, oh qué acojono…), estos valientes descerebrados llaman urgentemente a los servicios de urgencia pidiendo socorro y salvación, aunque ello implique poner en serio riesgo las vidas de bomberos, policías y otros ángeles de la guarda. Unos policías y guardias que acaban hace poco de manifestarse en Madrid porque cobran una miseria y unos bomberos que en ocasiones tienen que hacer calendarios con desnudos para recaudar fondos extra o llamar la atención sobre sus propios problemas laborales.

Eso sí, cuando pasan las desgracias todo son homenajes. Qué menos, pero mejor sería dárselos en vida en forma de buenos sueldos y mejores condiciones de trabajo. Y, sobre todo, concienciar a los “deportistas” descerebrados (piragüistas de río, alpinistas de pico y pala, pilotos de monte, atletas de campo, etc) que su divertimento puede tener trágicas consecuencias, afectando a veces a gente inocente que está para servir a la comunidad en los grandes problemas y no para resolver accidentes privadísimos de  niñatos imprudentes e inconscientes que se juegan la vida por amor al arte y a su propia adrenalina. ¡Pues jugárosla del todo, machos, y no pongáis en peligro la ajena!

Claro que no sólo es cosa de los “deportistas” de pacotilla. Ayer mismo los bomberos eran noticia en Málaga porque tuvieron que rescatar a una gata que se había quedado atrapada en el tejado de una vivienda. A este extremo de estupidez hemos llegado: llamar a los bomberos para que te rescaten a la mascota. Y gratis, claro, que encima estas virguerías no tienen lo que sería lógico: una factura posterior por el importe correspondiente al servicio desempeñado más un plus de peligrosidad, si ha lugar. La soplapollez (donde destaca la “deportiva”) no debe salir gratis y, mucho menos, arriesgar vidas ajenas.  

23 de octubre de 2008

DEL ENEMIGO, NI LA CAMISETA

Los videos de RTVE y la Cuatro no mienten. Justo al finalizar el reciente partido liguero entre el Atlético de Madrid y el Real Madrid (1-2), el fisioterapeuta del At. de Madrid –un tal Truyols, aficionado a coleccionar camisetas ajenas- le pide la suya a Casillas, portero madridista. Éste, cortésmente, se la da. En esto que alguien de la casa (parece ser que un utillero) recrimina al fisio semejante pecado mortal. La carne es débil... (No se ve en los vídeos, pero suponemos que se lo diría llorando a moco tendido por culpa del resultado negativo de su equipo en ese día infausto). Casillas debe oír la conversación y lo que escucha (probablemente un insulto hacia su persona) le pone de los nervios y se va del campo con grandes aspavientos y jurando en arameo. Hoy sabemos que los capos atléticos han destituido al fisioterapeuta, aduciendo que no cumplía bien su función, que si había muchos lesionados por su culpa, que si tralarí tralará. Cochinas mentiras que ningún agnóstico furbolero se cree. En la guerra religioso-balompédica no se admite del enemigo ni una mirada ni un cochino trapo. ¿Pero qué se ha creído el fisio éste? Al parecer, según Su Eminencia, en la religión colchonera no cabe que ningún buen feligrés pueda tener en casa alguna reliquia madridista, aunque sea la sudada camiseta del mejor portero del mundo. ¡Vade retro, Satanás! En una situación normal el utillero habría sido despedido por lenguaraz, maleducado y nulo fair play, pero esto es fútbol, señores, donde la mayoría del personal nos vestimos y desnudamos por los pies. No hacía bien su trabajo –han vuelto a  argumentar farisaicamente los jefazos del Pupas C.F. ¿Y éstos son los que hablan de injusticia porque los mamarrachos de la UEFA les han puesto dos championísimos partidos de suspensión? Algunos ven la viga en ojo ajeno pero de la que tienen en el propio es que ni se enteran.

21 de octubre de 2008

AULLANDO POR ALTAMIRA

Un buen amigo y colega me acaba de servir un plato frío que me ha dejado congelado. Es un vídeo de AS.com en el que se ve a dos “periodistas” algo afamados en el mundillo (un tal Tomás Roncero y otro tal Manolete) viendo en comandita el partido At. de Madrid-Real Madrid del sábado. No los han pillado desprevenidos. Eran plenamente conscientes de que estaban siendo grabados. Pese a ello (vean, vean el video) las imágenes que nos muestran al señorito Roncero merecerían unas cuantas tesis doctorales en las universidades más prestigiosas de Periodismo. ¿Se puede ser ante la cámara de video tan parcial, tan hooligan, tan gritón, tan insensato, tan mal hablado, tan borde, tan poco serio, tan maleducado, ta… tan…? ¡Sí, se puede! Como todavía el Puñetas no ha perdido su capacidad de escandalizarse –afortunadamente- el vídeo del camarada me ha dejado anonadado. ¿Qué credibilidad como periodista, crítico o lo que demonios sea, puede tener este tipo?

Yo propondría al Real Madrid ficharlo con contrato indefinido y millonario para que haga de Manolo el del Bombo, pero en versión merengue. Quizás sea esa su vocación frustrada… En todo caso, nos ha mostrado que ya a cualquier hincha acérrimo y sensacionalista se le puede llamar periodista deportivo. Espero y deseo que no sean así todos los escribientes del diario AS y de la competencia. Al amigo creo haberle visto en alguna telecaca opinando e impartiendo doctrina futbolera. Un poco más moderado en las formas pero igual de fanático en el fondo. O tiene muy buenos padrinos o es que el patio está más grillado de lo que yo pensaba.

Iniciábamos la actual temporada en el Arco hablando sobre el recientemente fallecido Vicente Marco. Comparar a este locutor de voz excepcional y de educación esmerada con el desafinador Roncero es como retroceder en el tiempo a la época de las cavernas. (A su lado, Manolete demuestra que es todo un señor). Alejado el Puñetas -por convicción y salud mental- de esta prensa amarillenta y marrón, el video que comento me ha recordado que, por mucho que salgan en las teleles (quizás por eso) y por mucha pasta gansa que se metan en el bolsillo con su fanatismo casposo,  algunos periodistuchos andan todavía aullando por Altamira. 

19 de octubre de 2008

LA VENGANZA

Había una vez un famoso tenista que, en uno de esos escasos días que deja libres la alta competición, estaba a las once de la noche dale que te pego con una fermosa moza.

-¡Uf, ag, og, gustazo, uf, ag, og…!

En estas que, cuando estaba cerca del climax, sonó el teléfono rojo. El único teléfono que no podía nunca desconectar.

-Buenas noches, querido… Soy de la Comisión Antidopaje y tengo instrucciones de la superioridad para hacerle en estos momentos uno de esos controles que tanto le gustan. Estoy en la entrada de su chalé. Le doy cinco minutos para que me abra o consideraré que se niega a colaborar con la justicia y la Comisión.

Hacía unos días que el famoso tenista había realizado unas declaraciones muy críticas contra las maneras en que se efectuaba el control del dopaje. El deportista tenía que estar siempre localizado, en cualquier momento le podían solicitar una muestra de orina y hasta los comisarios violaban su intimidad en la recogida de ésta. Así que un sentimiento de rabia e impotencia cruzó fugazmente por su entrepierna. Con lo difícil que era llevar a la Marianela a la cama y los capullos de la Comisión le jodían la noche. Así que decidió que esta vez alguien iba a salir más fastidiado que él. Mientras se vestía rápidamente con un horroroso pijama a rayas, marcó el teléfono de la Comisaría del barrio donde esa noche probablemente estaría de guardia su buen amigo Leoncio.

-Buenas noches. Le hablo en clave. Soy Sandokan. ¿Puede ponerse al teléfono mi amigo el Comisario?

Mientras acababa de abrocharse los pantalones pijameros, empezó a escuchar el sonido de la puerta. ¡Ring, ring…! Al otro lado del teléfono apareció una voz amigacha.

-¿Qué tal, Sandokan? ¡Te hacía disputando el Master de Honolulú…!
-Tengo un problema, amigo. Un vampiro me va a joder la noche y la Marianela se me va a ir de rositas ahora que la tenía casi en la cima del Everest… ¿Podrías echarme una mano?
-¡Tus deseos son órdenes, monstruo…!

¡Ring, ring…! Aquel tipo de la Comisión Antidopaje no paraba de aporrear el timbre. Se ve que traía muy malas pulgas esa noche. Quizás le habían dado las órdenes de controlar al famoso tenista justo cuando él tenía también entre las piernas un buen plan. Al fin el deportista le abrió con un gesto despectivo y, sin mirarle a los ojos, le soltó:

-No tenía otra horita para venir, ¿verdad?
-Las órdenes son las órdenes… Ya sabe que los de la Comisión son muy estrictos en estas cosas. Gracias a su enorme esfuerzo están desapareciendo los tramposos del deporte.
-Sí, pero ¿a qué precio? Con tal de conseguir sus fines no les importa usar los medios más barriobajeros o anticonstitucionales. Pero acabemos pronto. Déme el botecito para la orina y a ver si puedo mear pronto. Mientras, haga el favor de sostenerme esta vajilla de plata. Me ha pillado con ella en las manos cuando iba a prepararme una sopa a la coña marinera.

Justo en el momento en que el delegado de la Comisión Antidopaje tuvo en sus manos la vajilla (cuyo coste superaba lo que gana un ministro en un año) unas fuertes garras lo inmovilizaron.

-¡Alto ahí! ¡Queda usted detenido! Soy el Comisario Leoncio Martínez. Le hemos pillado con las manos en la masa, en la vajilla, quiero decir. ¿No es usted ya demasiado mayorcito para asaltar el chalé de una gloria deportiva nacional con el objetivo de llevarse todos sus trofeos, medallas y objetos de lujo?
-Yo…, no es lo que usted piensa… -balbuceaba aquel pobre hombre.
-Le hemos pillado in fraganti, camarada. Fotos, vídeo, mis dos agentes, el tenista… Todo juega en su contra… ¡Andando para Comisaría!

El policía guiñó un ojo a su famoso ídolo mientras se llevaba a aquel desgraciao. Cuentan las crónicas que aquella noche nuestro famoso deportista alcanzó un orgasmo con la Marianela muy superior al que había tenido cuando ganó Wimbledon. También cuentan que el delegado de la Comisión de Dopaje durmió aquella noche en la Comisaría y que nunca pudo demostrar su inocencia, por lo que le condenaron a un mes de arresto domiciliario. Sus jefes tomaron buena nota del suceso y nunca más enviaron a casa del tenista a ningún sustituto. Será casualidad o no, pero desde aquella noche nuestro amadísimo deportista está consiguiendo los mayores éxitos de su carrera. Y colorín, colorado este bello cuento se ha acabado.

16 de octubre de 2008

SILBIDOS, NO, GRACIAS.

No sabemos si la ministra francesa de Sanidad, Juventud y Deporte tiene mucha idea de Sanidad y Juventud. De deporte parece que poca. Se le ha ocurrido a la buena señora prohibir que en un campo de fútbol franchute se silbe al himno francés, aunque quienes lo hagan sean los hinchas rivales. Si eso ocurre “los miembros del Gobierno abandonarán el estadio” (¡qué drama, dios mío!) y “se anularán todos los encuentros amistosos contra el país rival durante un periodo de tiempo por determinar”. Dada la tropa habitual que pulula por los estadios (una minoría,  pero muy escandalosa) aventuramos que en un par de años la selección francesa no va a tener selecciones contra las que jugar, salvo consigo misma. Una solución al problema de las pitadas y los rebuznos sería dejar la Marsellesa en casa pues no pinta nada en un campo deportivo, donde sobran los himnos nacionales. (El invento de que los deportistas representan a los países tiene más trola que el de la Santísima Trinidad). Sin embargo, la doña –como buena política- pretende fabricar un mundo a su imagen y semejanza: todo el personal firme y tieso escuchando la música celestial patrioteril. Claro que lo mismo lo hace –¡si es que somos muy mal pensados!- porque no le gusta el fútbol y así tendrá un pretexto perfecto para largarse a casa desde el inicio del partido. ¡Que te hemos calao, Roselyne…!

14 de octubre de 2008

LOS MAMARRACHOS DE LA UEFA

Dicen los que saben de eso que la Justicia, por lo general, suele ser ciega, muda y sorda. Si nos referimos a la particular “justicia” que imparten los estamentos deportivos, podremos añadir, además, que suele ser soberanamente tonta.

La UEFA ha emitido un veredicto la mar de curioso en torno a los incidentes habidos en el partido de Champion entre el At. de Madrid y el Olympique de Marsella. Que sea duro o blando, en el Arco ni nos va ni nos viene. Quien participa en una competición organizada por este clan se somete a las consecuencias y a las arbitrariedades consiguientes. El día que algunos clubes den un portazo y decidan largarse de allí, lo mismo les dedicamos una copla laudatoria. Ahora bien; que estos tipos acusen a la policía de causar los incidentes del partido pasa ya de castaño oscuro.

Sabemos que hasta los gobiernos más altos y bajos se pliegan a los señoritos que mangonean y dirigen el deporte mundial, no digamos si es el fútbol. El reciente caso de la bajada de pantalones del Consejo Superior de Deportes y su presi, don Lissaqué, es un ejemplo antológico. No extrañe luego que los mamarrachos, por ejemplo, pretendan dictar a los mismísimos gobiernos democráticos las instrucciones de cómo la policía tiene que intervenir en los estadios.

Sin que sirva de precedente, el ministro Rubalcaba no ha tardado mucho en salir a la palestra para defender a la policía y hasta ha prometido que enviará los videos y la información disponible a la UEFA a ver si se enteran. Pero le ha faltado decir lo más importante: “Señores de la UEFA, desde el año que viene les vamos a pasar la minuta de lo que cuesta tener a la policía en sus partiditos. La ciudadanía no tiene porqué pagar sus vicios privados. Igualmente promulgaremos una ley que obligue a que en dichos encuentros haya una vigilancia privada -pagada por los organizadores, o sea, vuesas mercedes-, de acuerdo al aforo del campo. Mientras ustedes controlan la verbena dentro del estadio,  nosotros nos ocuparemos de repartir estopa, si procede, en la calle y aledaños”.

Le ha faltado valor al ministro, aunque lo comprendemos: es más fácil inyectar miles de millones a los vampiros de los bancos que enfrentarse a fondo a los mandamases del futboleo internacional. Si alguna vez lo hace lo elevaremos a la categoría de Héroe.  Vale ya que a estos señoritingos les salga gratis su particular invento. ¡Qué digo gratis, si encima tienen amplísimos beneficios!      

9 de octubre de 2008

DE REGRESO A LA BARBARIE

Holanda ya no es lo que era. Los antiguos progres derivaron en halcones y ahora -convertidos ya en unos degenerados- aplauden hasta con las orejas que niños de 6 años en adelante se partan la cara en un ring ante miles de espectadores sedientos de bellas emociones. El argumento es que hay que canalizar la agresividad y la energía de los chavales evitando así que la ejerzan en las calles. Los críos, los padres, los vecinos y hasta las prostitutas del barrio rojo se felicitan por tan maravillosa medida educativa e higiénica.  No es sólo en el país de los tulipanes donde se han emborrachado con esta creencia, pero uno tenía a los Países Bajos como un país un poco más serio y decente. Los chicos aprenderán a controlar la violencia, a reforzar su autoestima y a fortalecer la disciplina interior. Sí, eso dicen los desnortados expertos psicopedagógicos, vendidos al poder y a lo que haga falta. Tras llegar a la cúspide civilizatoria algunos están tomando el camino de vuelta, de regreso a la primitiva barbarie, a una velocidad verdaderamente admirable.  
 

7 de octubre de 2008

DEPORTE AUTOBUSERO

Oy mainvitao er Puñeta asu casa pa escribí enel Arco una paridamía. Y komo bibo lejo etenío quecojé lautobús. En asé 10 kilometro eh tardao en yegá más que un tío de maratón en hasé lamitá del recorrío. Paempesá veía quelautobús taba ya enla parada y yoen la asera denfrente, asín que he crusao la caye ala velosidá del Usain Bolt, pero pamí quel conductó ah esperao ha verme llegá pa pisá elaseleradó. Y como er siguiente autobú pasava a la mediaora, mepuse a corré asta la siguientepa rada. Pa mí quehe batío el recórd mítico delos 400 metros libre, poque eh conseguío llegá antequel bú.

Aluego mevoy asubí y ehtenío que asé saltodaltura poque estava rotalaplataformaesa donde tú poneun pié y aluegoyas tás dentro. Tráspagá, abíatanto gentío dentroque, pa penetrá al sentro eteníocasé másvirguerías quen los tresmil metro ostáculos. Kuandolatubú acomensao amoberse, sinollegoaagarrarme a las dosbarrasparalelas cabía, mestropicio. Aora comprendo lodifísí qués la gimnasia esa. Enla siguiente pará la estampía derpersoná ahecho que tuvieracagarrarme aunas anillascabía allí, que ma rekordao las asimétricas esa dela gimnasia esa. Kuando viun sitio libre arfiná del veículo palláqueme fui porelcarrilderecho, adelantandogente máomeno komo enla piscinadel barrio, que alas ochodela noche tié treintatíos por calle. A codaso limpio ehconseguío llegá ala meta. Justo entonse hemo pasao porla sonaonde tán asiendo el Metro De Malaga y noveas los trotes y botesqué pegao. ¡Paresíaquiba condusiendoel formulauno dAlonso!

Arfin emosllegaoadestino. Bajá asío como tirarsedun trampolín, pero sinagua. Gueno, sí, havíaun charcojusto debajo… Iva mámare ao quedespué dacabá decorré er maratón dercorte inglé. Aluego eteníoque cogé er siguienteautobú (como los relevos esosdatletismo) ypor fin e llegao acasa derPuñeta. ¿Yzabéis vusotro keme aofresío pa vebé? ¡Aguader grifo, quému sana, diseelagarrao! Ynomaecho  pasá er contróantidopin porquesabe kesoi un tiolegá. Y akíestoi, contandosus que pasédeporte der gueno y variao no ase farta máquemontarse en siertos autobusesurbanos a siertasoras. Ezta noche sique voi acaé rendío y reondo enla camuchi…  

                                                                                                    

5 de octubre de 2008

LOS FACHAS DEL DOPAJE

  
Le recomiendo –amable lector- que lea muy detenidamente el enlace siguiente. Si tras hacerlo no se le ponen los pelos de punta es que usted es calvo.

Hace unos días la prensa se hacía eco de la siguiente noticia: “Eliminado un ajedrecista del campeonato de España por negarse a un control antidopaje”. El ajedrecista se llama Manuel Rivas y los que estamos un poco al tanto de la calle sobre el tablero de las 64 casillas, sabemos que es un gran jugador y una gran persona. Su historial no puede quedar emborrado por esta noticia, que los medios se han limitado a transmitir como loritos sin ahondar en ella ni en sus implicaciones. Y como aquí estamos para mojarnos, máxime cuando nos tocan los cataplines de la razón y el sentido común, pues vamos a ello.

Resulta que los jerifaltillos del ajedrez (nacionales e internacionales) quieren que sea olímpico. No por amor al ajedrez si no por querencia a la pasta gansa que ello reportaría. Una de las condiciones es pasar por las horcas caudinas del movimiento olímpico, amigo de la peseta, el euro, el dólar y todo lo que huela a dinero. Así que desde hace un tiempo se han establecido los clásicos y obligatorios controles, considerando como sustancias dopantes a las típicas de estas ocasiones: cannabis, alcohol, anestésicos locales, esteroides, anabolizantes… Ya se sabe: el ajedrez está formado por señores que para jugar mejor no dudan en acudir medio borrachos a una partida, en fumar cannabis en sus ratos libres o profesionales o en chutarse opíparas raciones de mierdas sintéticas para fortalecer su musculatura cerebral, con el consiguiente aumento de ELO. Por tanto, leña al mono y que no pase ni uno en cuanto detectemos alguna de estas sustancias en su sangre u orina, que seguro que con tal de ganar millones de euros y mucha fama estos tíos son capaces de ponerse de esteroides  y asteroides hasta las cachas. Desde luego -escribiendo ya sin pizca de ironía-, hay que desconocer muchísimo el mundo del ajedrez y a los  ajedrecistas para ponerse en este suponer.

El gran problema, sin embargo, no es el de poner unas sustancias a voleo en la lista de dopantes y hacer pasar los controles a todo quisque, sin miramientos ni sensibilidad. Lo que entusiasma a los jerifaltillos, aparte de salvar descarriados y pecadores,  es lo que es consustancial a todo tipejo que tiene cierto poder político (y los mandarines deportivos lo tienen) sobre los demás: joder vivo al personal de a pie, demostrar quien manda y qué ocurre a los que no obedecen. Puro comportamiento fascistoide. Despertar a los ciclistas a las cuatro de la mañana para pincharles en los testículos. Acercarse a la casa del tenista cuando está echando un polvo con su novia para reclamarle unos mililitros de orina. Tener localizado al deportista a todas horas para -cuando nos dé la gana- importunarle y pedirle que mee. Lo que cuenta la ajedrecista austriaca en su escandaloso caso: saltarse a la torera los derechos más elementales del deportista, ciscarse en su privacidad, actuar como jueces sin serlo, expulsar a quien recurra a la justicia extradeportiva y otras exigencias arbitrarias. Ellos así lo quieren y dictan, ordenan, juzgan, condenan, castigan y expulsan. Con un par. Y quien rechiste, a las tinieblas.   

No sé las argumentaciones de don Manuel Rivas para negarse a pasar el control antidopaje porque no he visto por ningún lado un periodista decente que fuese a preguntárselas. (La noticia, claro, es la descalificación por no pasar por el aro). Pero me las imagino. Un tipo que ya en 1978 fue campeón de España, no va a estar dopándose ahora que está  cerca de los 50 tacos. Ni tiene porqué mear cuando les salga de las narices a los cabezas de huevo habituales.

Tenemos en el Arco suficientes artículos sobre el dopaje como para que nuestra posición esté bien clarita al respecto, pero hoy era preciso sacar no sólo los dientes si no toda la dentadura: hay que llamar fachas a esos tipos para los que todos los deportistas son sospechosos, drogadictos por tomarse una aspirina contra el dolor de cabeza y villanos porque –en defensa de su propia dignidad- se niegan a pasar por ciertas cosas. ¡El ajedrez es otro mundo, camaradas de la prepotencia y el desvarío! De haber sido el menda lerenda esa jugadora austriaca del enlace inicial de este libelo, saco la escupidera de la hija enferma y la estrello en la cabeza de esos desgraciados que se atreven a llamar a mi casa a la hora que les sale de las narices para pedirme 75 mililitros de orina.  ¿Pero quién demonios se creen que son estos tipejos?

2 de octubre de 2008

EL CACHONDEO DE LA DAVIS

Andan por Argentina buscando pista y ciudad donde jugar la final de la Copa Davis contra España. Como siempre ocurre en estos casos, el equipo local estudia qué tipo de pista es la mejor para que se estrellen los jugadores rivales. Como Nadal y compañía, a priori, son mejores que Del Potro, Nabaldían y cía, tanto en pista de tierra como de hierba, en pista dura o blandengue, no acaban de encontrar la solución apropiada, aunque todo se andará... A ver si se enteran de una vez en la Davis y la celebran en una especie de torneo del KO a disputar cada año en una ciudad y con el tipo de pista típico del lugar. Nos encanta el cachondeo, pero lo de la Davis ya pasa de castaño oscuro.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).