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8 de noviembre de 2009

DAVID EL MALO Y GOLIAT EL BUENO


 
El sábado pasado se disputó en Alemania el título de la WBA de los pesos pesados entre David Haye (el aspirante) y Nicolay Valuev (el campeón). Confieso que le he perdido la pista al boxeo desde hace muchos años. Concretamente desde que fue relegado a las puertas del infierno mediático al considerar que eso de que se peguen dos tíos en un ring es un plato que nuestra civilizadísima sociedad occidental no puede digerir sin echar los higadillos al exterior. Execrable violencia, dicen los puros y arcangélicos críticos, mientras que ellos mismos y sus hijitos ven películas donde la sangre corre más que el agua o juegan con la Play a cosas audiovisuales dignas de psicópatas y asesinos en serie. En fin, que al boxeo los bien pensantes le echaron la cruz y raya hace tiempo (ahora le toca a los toros) y ahí sigue, sí, pero malviviendo en la penumbra como si fuera un deporte de apestados.

La casualidad quiso que el Puñetas leyera unas manifestaciones del aspirante Haye, horas antes de enfrentarse al campeón. “Es la cosa más fea que he visto nunca”. “Tiene un pecho realmente peludo, enmarañado y es repugnante”. "Nunca he sido un gran aficionado a tener pelo enmarañado en mi cara. Por mi talla, le llego a su pecho y la palabra para decirlo es que él no huele demasiado agradable”. "No tiene la habilidad técnica para batir a alguien tan rápido y experimentado como yo". “Lo considero una rareza de circo que está en el boxeo”. “Es asqueroso”.

Uno ya sabe por la historia que los fanfarrones abundan en el mundo del boxeo (aunque menos que en la política, ojo). Pero este tipo de insultos iban más allá de lo razonable. Lo primero que hice fue buscar el careto del campeón y ciertamente es para dar susto. Un tipo de 2,13 de estatura y de casi 150 kilos de peso. Y en efecto, más peludo que un mono. Cosa, por cierto, nada habitual en el boxeo donde los púgiles se depilan hasta el escroto. Luego encontré la foto del campeón junto al aspirante y la diferencia de estatura y de percha causan cierta hilaridad. Máxime cuando el aspirante faltón no es precisamente un Adonis. Encima es británico de Londres pero la flema y el humor típico de su país se ve que todavía no le ha dado tiempo de aprenderlo. Total, que sentí curiosidad por estos dos personajes, el David malo y el Goliat bueno pues por mucho que rebusqué por la internet no encontré ninguna grosería ni falta de educación del campeón ruso. Y es que, como dice el clásico, el burro grande suele ser más noble que el asno pequeñín.

Como para ver el combate había que pagar a Canal Pus, me quedé con las ganas de ver pelea tan desigual. El propio Haye manifestó que se había preparado para la ocasión calzando unas botas con plataforma y muelles para así poder llegar a la altura del rival. Lo cierto es que esperaba que se hiciera justicia en el cuadrilátero y que saliera de allí hecho papilla el inglesito injuriador, pero se ve que eso de que “cada cual debe tener lo que se merece” es una cosa muy antigua: el mequetrefe ganó al gigantón por puntos y hasta pudo enviarlo a la lona en un par de ocasiones. Mi gozo en un pozo.

A un boxeador de 36 años las victorias se le empiezan a poner muy difícil, máxime si tienes poca idea de técnica, eres lento y los kilos te rebosan por los cuatro puntos cardinales. Así que un día puede llegar un pobre desgraciado como el Haye y te envía al asilo. Eso es lo que más me fastidia, que un tipo mal encarado como éste (y que encima no tiene dos tortas) se haya liquidado a un gachó que será más feo que Picio pero –que yo sepa- sabe ir por la vida sin insultar ni mofarse de nadie. Quizás porque está acostumbrado a que se mofen de él. Espero que más pronto que tarde a este Haye le pongan en su sitio en el cuadrilátero: es decir, lo coloquen a cuatro patas. Lo que no logro entender es porqué la WBA no le ha multado por los insultos que ha lanzado al ya ex campeón ruso. Una cosa son las gracietas dichas en el ritual del pesaje, incluyendo las miradas asesinas en plan teatrero, y otra las “lindezas” que ha tenido que oír el gigantón del Valuev. Por una vez, qué quieren que les diga, me habría encantado que hubiera ganado Goliat.

PD: Y como no siempre triunfan los malos, Elizabeth Lambert, jugadora de la Universidad de Nuevo México, ha sido expulsada del equipo por su juego violento y marrullero. El video con sus hazañas la han convertido en súper famosa y lo mismo se forra de dólares en el futuro pero al menos no lo hará sobre el césped de un estadio de fútbol. ¿Quién dijo que sólo el boxeo es violento?

22 de junio de 2005

LA SUCIA TOALLA DE MIKE TYSON

El comedor de orejas ajenas, allá por los 80 famoso boxeador, llamado Mike Tyson dice que deja definitivamente el pugilato. Vamos, que se retira del ring para meterse a misionero. La conversión a la bondad puede ocurrirnos en cualquier instante, pero pasar de ogro universal a cuidar negritos famélicos allá por África, es un salto cualitativo tan importante que –para darlo- hay que tenerlos bien puestos, cosa que no se adivina en don Mike.

Releo los datos biográficos más destacados del amigo y es que se podría hacer una película con ellos. Supongo que se hará cuando estire la pata un día cualquiera de éstos. Del antiguo y admirado “Hombre de Hierro", campeón de los pesos pesados y repartidor de mandobles a diestro y siniestro dentro de las cuatro cuerdas, sólo queda un abotargado fantasma. El otro día un boxeador del montón lo envió a la lona. En realidad ya estaba en ella desde hace casi quince años, una vez pasados sus momentos de máxima gloria, aquellos en que los músculos acompañan, la mente está despierta, el sacrificio se impone y la gente te dice guapo, guapo. Desde hace años el malo de Tyson tiene los músculos de estaño, suficientes para descargar contenedores en el puerto, pero insuficientes para defenderse ante obreros del ring como el último, un tal McBride, conocido sólo en su casa a la hora de comer.

Es una pena que la gente no sepa retirarse a tiempo, cuando el éxito acompaña, las buenas mozas o mozos te doran la bragueta y la cuenta corriente la tienes repleta de billetitos que te pueden garantizar una buena y larga jubilación. Es en el mundo del boxeo, donde hay tanta épica y tanta trola, donde más se cuece este tipo de gente. Será que los boxeadores llegan con escasa formación y la poca que tienen la pierden con las batallas en el cuadrilátero, o será que a su alrededor hay mucho sacamantecas suelto o quien sabe si es una maldición más de las que acompañan a un “deporte” que siempre está rozando el fuera de la ley.

Cuentan sus cronistas que ha dilapidado más de 300 millones de doláres y que ahora está arruinado y endeudado hasta las orejas, esas que tanto le gusta arrancar, como demostró con luz y taquígrafos en una pelea para olvidar. En su última batalla ha dilapidado hasta lo que no tenía: la dignidad. Desesperado, el ex campeón golpeó deliberadamente con la cabeza a McBride, viendo que lo suyo era un desastre anunciado. "No puedo soportar más esto", dijo Tyson. "Lo más probable es que no pelee jamás. No voy a faltarle al respeto a este deporte perdiendo contra boxeadores de este calibre". A buenas horas mangas verdes. El cabezazo llegó después de que Tyson trató aparentemente de romperle el brazo a McBride, mientras lo sujetaba, tal como lo hizo alguna vez contra otros rivales. Además, el ex campeón lanzó varios golpes bajos contra su oponente. Así que el paquete irlandés que tenía enfrente se puso rojo de ira y lo mandó a la lona a comer alfalfa. Y ahí se acabó la fantasmada Tysoniana, a la que puso remate deportivo McBride dándole un beso en la mejilla izquierda cuando el ex campeón de los pesados se levantó para felicitar a su oponente, una vez vuelto a la cruda realidad. Unas bellas imágenes de despedida que quizás algún día veremos reflejadas en los fotogramas de alguna película biográfica sobre “el boxeador más grande que ha creado Dios”, según sus propias palabras de cretino engordado por los dólares y fama que nunca tuvo antes.

Abandonado por su padre, un obrero de la construcción, siendo un niño, tras cometer varios robos y atracos, fue internado en un reformatorio, donde conoció al entrenador de boxeo Cus D'Amato, quien se convirtió en su tutor legal. Tras una brillante carrera como amateur se hizo profesional en 1985. Para 1989 su récord profesional era de 37-0, con 33 victorias por K.O. A pesar de su éxito profesional, volvió a tener problemas personales y legales. Se separó turbulentamente de su mujer, demandó a su mánager y despidió a su entrenador de siempre. Un bala perdida el Tyson. En 1990 perdió inesperadamente el título de los pesos pesados. Dos años más tarde fue acusado de violar a una joven que participaba en un concurso de belleza y fue sentenciado a diez años de cárcel. Tras ser remitida su pena por buena conducta, quiso reemprender su carrera de boxeador. En 1997 Tyson protagonizó una de las más desagradables burradas de la historia del boxeo cuando resultó descalificado tras arrancar de un mordisco parte de la oreja de su oponente.

Burrada tras otra, hasta aquí ha llegado el que tuvo todo (menos la inteligencia y el ser buena persona) y ahora no tiene nada. Lo de mala persona lo ha dicho él mismo, que conste. “Mi vida ha sido una pérdida de tiempo. Soy frío, cruel y mala persona. No reconozco a quien fui en 1986 ó 1987”. Si cumple su palabra (que no lo creo), tira la sucia toalla del boxeo y se va de misionero al África tropical, a lo mejor allí se acabaron los mosquitos. Éste es capaz de matarlos a todos a puñetazos, cabezazos o mordiscos. Mientras no se lleve a ninguna negrita por delante…

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).