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29 de mayo de 2011

EXTRATERRESTRES


El Puñetas hace años que llegó a una sesuda conclusión: el mundo del futbolín es de otro planeta. Eso o que … yo soy un extraterrestre (que todo podría ser).

—Hace poco los vampiros del dopaje (esos tíos que cuando menos te lo esperas asaltan a los deportistas en plan cuatrero para sacarles jugos y muestras íntimas) se dieron un garbeo por el Nou Camp. Iban a hacer un control antidopaje y como los futbolistas, ni los del Barcelona ni los del Jabalcuerno del Porrón, están poco acostumbrados a estos personajes, su visita provocó cierto revuelo en la plantilla barcelonina hasta el punto que alguno les afeó que ya habían estado por allí hacía poco. Los vampiros iban a por la orina de unos cuantos campeones de liga a ver si encontraban en ella alguna sustancia prohibida. Como es natural se fueron con el rabo entre las piernas porque lo suyo era –simplemente- una visita protocolaria, de esas que sólo sirven para hacer como que se hace algo. En cambio, mire usted por donde, a los ciclistas del Giro de Italia, que se disputaba en esas fechas, además de hacerles estar algunos días hasta siete horas encima de la bicicleta, de hacerles subir tropecientos puertos de montaña y de llevarles de romería por carreteras, carriles y vías donde sólo pastan las ovejas, además de eso, los han tenido todos los días haciéndoles agujeros en los brazos para ver si les descubrían algo más que restos de macarrones y glucosa. ¡Y luego llegan algunos futbolistas y se quejan de los vampiros! El día que les apliquen los mismos criterios que a ciclistas o atletas, las Ligas y Champions no podrán jugarse por falta de jugadores sancionados. En asuntos de dopaje… al futbolín se le trata como si fuera un deporte de otro planeta.

—El 30 de mayo del año pasado, tras el fichaje de don Mourinho por parte del Irreal Madrid, nos lanzábamos a la piscina conociendo a don Floren y al entrenador luso. Cogimos nuestra bolita de cristal, hicimos unas cuantas pasadas mágicas por ella y nos atrevimos a pronosticar que don Mouporqué no llegaba al 15 de junio, fecha en que creíamos finalizaría la Liga. La cosa se ha adelantado y el luso no sólo continuará haciendo de las suyas en el Bernabéu (sobre todo en la sala de prensa) sino que se ha llevado por delante a don Valdano, el chico listo y guaperas de los despachos. Tan listo que no se sabe a qué se dedicaba, excepto a lucir su brillante piquito de oro. A diferencia del mundillo futbolero que pronostica y pronostica, y falla y falla en sus vaticinios sin reconocer sus errores, aquí decimos las cosas como son: hemos fallado estrepitosamente. Don Mou seguirá en el Madrí al menos otro añito más. Tras analizar la causa de nuestro error observamos que no íbamos tan descaminados, sólo que erramos el tiro por falta de hábito. En la bolita de cristal se veía a alguien recibiendo una patada en el trasero y nuestra lógica terrenal nos impulsó a suponer que tendría que ser el entrenador, don Mou. Nos equivocamos. El mundo extraterrenal del futbolín nos ha vuelto a dar en todos los morros: ¡era don Valda el que la palmaba deportivamente! Nunca sabremos qué hacía exactamente don Val en el Madrid pero de una cosa ya sí estamos completamente seguros: don Florentín no tiene ni pajolera idea de fútbol.

—El Kun Agüero ha dicho que se larga del Atlético de Madrid y es que se larga, oyes… Da igual que tenga contrato para varios años. El chico es serio, responsable y –sobre todo- tiene palabra. ¡Que me voy, ha dicho, y se va! Ni leyes laborales, ni contratos que cumplir ni leches. Y luego, para arreglarlo, llegan los que mal dirigen el Pupas C.F. y dicen que si se quiere ir, que se vaya, pero que al Real Madrid ni hablar. ¡Pecado mortal! “Es una cuestión de principios” –ha dicho con todo el careto uno de los hijos Gil de aquel don Gil de nefasto recuerdo. ¿”Principios” en el fútbol? ¡Juá, juá, juá! Principios… ¿Y por qué narices -si dejan irse al chico, previo pase por taquilla- van a vetar que se vaya a donde le salga del níspero?

—Para extraterrestres, los alegres chicos del Barça que hace unas horas acaban de ganar la Champions esa. No insultaremos aquí al perdedor, el Manchester de las Inglaterras, como van a hacer otros: que si fue un pelele en manos del Barça, que si este los hizo desaparecer del mapa, etc. Simplemente diremos que hay tanto fútbol técnico en las botas de los Guardiola boys que casi todos los equipos a los que se enfrentan acaban sucumbiendo a su fútbol-adormidera. De no tener posesión del balón y de correr y correr detrás de él acaban por creerse que la pelota se ha vuelto invisible y luego les pasa lo que les pasa. Sólo el Madrid supo enfrentarse hace poco a este efecto adormecedor saliendo al campo como elefantes cabreados con la táctica del patadón y tentetieso. Táctica muy guerrera pero que tiene un ligero inconveniente: suelen expulsarte a alguien por exceso de ímpetu y cabreo. Que luego llames a esto “robo” es simple cuestión de usar mal el diccionario. La clave culé es que adormece a los rivales. Incluso a muchos espectadores, esos que prefieren un futbolín de más velocidad, de pases largos y de partidos en un pañuelo. Un fútbol más imperfecto y terrenal…

4 de mayo de 2011

¡POR FIN ACABARON LOS CLÁSICOS DEL COPÓN FURBOLERO!


Alabado sea San Cucufato y el Santo Prepucio. ¡Por fin acabaron los clásicos del copón furbolero! Ya han hecho su agosto la UEFA, el Madrí y el Barsa, los medios de incomunicación y otras malas hierbas. Ya se acabó el invento, ya la palmó el burro. “Proeza”, calificó  Guardiola el triunfo de los suyos. Joder, a cualquier cosa llaman proeza los filósofos de hoy día. “Genialidad”, calificaron los mass media a los goletes de Messi, el divino. Nunca cayó tan bajo el ingenio y la inteligencia. “Poema”, así llamó un intelectualoide de pacotilla al futbolín. ¿Habrá leído alguna vez una poesía?¡Qué despiporre, qué disparate!

De higos a brevas nos gusta traer al Arco algún enlace a un artículo de opinión que nos ha llamado la atención. Hoy traemos dos, para que no se diga. Me gusta la polémica que siembran. Uno sólo de estos artículos encierra más chicha que todos los ejemplares del año de un diario deportivesco, o que el extensísimo minutaje dedicado al mundejo del futbolín por cualquier telecaca. Sin embargo, artículos así no llegan a la gran masa porque ésta, además de borde e ignorante, está encantada de que le cuenten trolas que endulcen su modorra o que exalten su infantilismo. La masa siempre es infantil, que dijo un verdadero clásico, no ese Madrí-Barsa de las pelotas. La masa: ese gentío anónimo y monocolor que se mete en un estadio, canta con ardor guerrero el himno de siempre, chilla y grita como si la estuvieran matando y es capaz de aguantar la lluvia durante 90 minutos sin rechistar ni quejarse, pese a haber pagado un buen billetaje.  Mientras algunos –que desprecian a esa misma masa, aunque les doran la píldora por la cuenta que les trae- se crean que en un campo de césped se fabrican proezas, genialidades y poemas, adelante con las milongas y gansadas. De todo tiene que haber en la viña de San Balón y Santa Pelota, pero sin abusar, oiga, que los descreídos y ateos futboleros también tenemos alguna que otra neurona sana y nuestro corazoncito. 

"El fútbol es poesía colectiva". (Jorge Echeverri González)
"José Mourinho y Tarquino el Soberbio: yo, yo y yo". (Pedro G. Cuartango)

29 de abril de 2011

EL PUTO FÚTBOL

Todavía está por explicar científicamente el enorme exitazo del fútbol, el deporte “rey”. Aquí lo vamos a hacer tirando de las cuatro neuronas que aún nos quedan vivas (ojo, tras presenciar el no-fútbol y las tanganas de los tres últimos clásicos churriguerescos).

¿Por qué es tan abracadabrantemente popular el futbolín? Pues por lo mismo que lo es Belén Esteban, un suponer: porque sale en las telecacas y medios de comunicación enseñando sus vergüenzas. La chica es más simple que el mecanismo de un chupete, pero eso es un mérito para mostrar el careto a todas horas en los mass media del grito, el encefalograma plano y la mangancia intelectual. Igual le ocurre al deporte rey: simplicidad para lelos, grito pelado y comedura de coco audiovisual hasta la náusea. ¿Ustedes han visto que escritores, sabios, médicos, investigadores, etc, gentes que tienen muchas cosas que decir y la mar de variadas, salgan en las telemierdas tanto como la Esteban, Mourinho o Guardiola? Pues eso, blanco y en botella.  Deje usted de hablar de fútbol y de mostrarlo día y noche al alienado y desnortado público y tendrá menos fuelle que un boxeador tísico.

Pero además de la publicidad y la propaganda a todas horas, hace falta otro ingrediente fundamental. Como la Esteban, el fútbol vive gracias a su esencia característica y prefabricada: la polémica más mema. De todos los deportes es el más discutido y discutible porque así lo quieren sus rectores y practicantes. Donde hay polémica, como donde hay pelo, hay alegría. Con la polémica que suscita –ampliamente difundida por unos medios que sacan buena tajada del negocio futbolero- no puede competir ningún otro deporte. Un partido de peloteros no dura noventa minutos: dura la semana previa y la posterior, con millones de panolis discutiendo si aquello fue o no penalti, si la expulsión fue o no merecida mientras que no conocen –ni les preocupa- el nombre de quienes todos los días les están robando la cartera y el cerebro. ¿Y cómo se llega a esa polémica esencial y estructural? Con unas reglas de juego de la señorita Pepis y un reglamento del hombre de Cromagnon. Ya lo hemos escrito en el Arco en varias ocasiones y no volveremos a repetirnos como el ajo (que, por cierto, es lo que hace el futbolín).

¿Alguien se imagina un fútbol regulado por una especie de “ojo de halcón” al modo del tenis? ¡Se acabaría gran parte de la polémica y el personal dejaría de hablar y discutir días, semanas o años porque a ver quien polemiza sobre lo que es indiscutible o evidente!  Da igual que las nuevas tecnologías permitan que el espectador que está en el campo compruebe inmediatamente que lo que el árbitro ha pitado como fuera de juego no lo ha sido. Mandará la opinión del árbitro (que no es precisamente un robot dotado de ojo de precisión milimétrica), un tipo que en cuestión de microsegundos debe intentar ver y descifrar lo que le muestran 22 actores de teatro que trotan a su alrededor más pendientes de engañarle que de jugar al fútbol. Tipos que ya en los entrenamientos son aleccionados en la práctica  de revolcones, alaridos, descogorzamientos y otras expresividades corporales para así engañar mejor al trencilla en el día del partido. Claro, la  expulsión de un rival o provocar un penalti es garantía de tener la victoria casi en el bolsillo. (No hay ningún otro deporte en que haya dos jugadas tan determinantes). De ahí la preocupación de muchos jugadores en provocar este tipo de jugadas. Da igual que haya cámaras delante que luego puedan sacarles los colores de farsantes, mentirosos,  caraduras y sinvergüenzas por tanto teatro barato y chungo. Al final lo único que vale –aunque vaya en contra de la realidad más palmaria- es lo que pita el árbitro pues el fin (la victoria al precio que sea, incluido engañar al arbitrucho) justifica todos los medios.

En el último clásico majaderil entre merengues y culés, el caso de la expulsión del sargento Pepe, ese jugador del Madrid al que deberían suministrarle un ansiolítico en todos los partidos, ha sido muy elocuente. Hay tropecientas mil imágenes sobre la posible falta (o no) y nadie se aclara. Si desde múltiples perspectivas videográficas, vistas a cámara lenta, no hay unanimidad ni claridad en lo que se ve, ya me dirán qué credibilidad podemos dar a lo que “vio” el árbitro cuando la patada (o no) ocurrió en milésimas de segundo y, tras ella, se armó el cristo que se armó. ¿Para qué leches debería estar la tecnología moderna si no para ayudar a desentrañar -en el propio campo- estas vulgaridades millonarias?

Es un axioma: si no hay polémica no hay fútbol. Mira que hubiera sido sencillo que el árbitro alemán, ante los alaridos y revolcones del defensa del Barça (un experto teatrero desde hace años), se le hubiera acercado, le mirara la pierna y viera el cuerpo del delito: los restos sangrantes del presunto planchazo del sargento Pepe. Ni actitud tan simple se le ocurrió al pardillo ni –seguramente- estaría autorizado a realizarla. O que un médico revisara la pierna del teatrero para determinar si había razón o no para sus alaridos. Tampoco: sentido común y razón…¡para qué os quiero!   

En fin, el puto fútbol lo han hecho así  para mayor gloria del negociete económico e ideológico de quienes viven del mismo. Un sarao privadísimo pero que chupa enormes recursos públicos. Y que conste, por último, que hablamos del fútbol de élite y profesional, no de ese que juegan cuatro chavales en un parque arreándole patadas a una pelota de goma, aunque si se observa bien la escena verán ustedes muy pronto como la chavalería –a sus pocos años- ya ha sido pervertida y contaminada por el circo del fútbol de los grandes. Un asco, vaya. Por eso tiene tanto éxito el puto fútbol, el puto amo de nuestras vidas, vidillas y vidorras.

28 de abril de 2011

COÑAZOS DE MADRÍS-BARÇAS

AVISO EN PLATA DE LEY: Si a alguna feminista de pitiminí (las serias, las de pelo en pecho, hace siglos que desaparecieron) le indigna sobremanera el titular (el más llamativo y descarado de los siete años del Arco), estoy dispuesto a cambiarle el palabro por otro de igual talante. ¿Qué tal "pollazos"?

Ni metiéndose debajo de la tierra se puede uno escaquear de este tipo de encuentros. Lo he intentado retirándome a un monasterio o algo así pero me han decepcionado los curas: ellos también ven estos partidos.
Mourinho, el incendiario, consiguió por fin que Guardiola mostrara su verdadero rostro. “Mou aquí es el puto jefe”. El santito y filósofo que meaba colonia era más falso que Judas. Lo que pasa es que cuando ganas siempre puedes permitirte esos lujos.
Tres partidos y el fútbol ha brillado por su ausencia. Este es el único espectáculo en el que te dan gato por liebre y encima el personal queda contentísimo y no pide el libro de reclamaciones.   
En este tercer round la táctica del Madrid estaba clara: el cero a cero. La del Barça también: que expulsaran a uno del Madrid.
¡Qué buenos actores se pierde el mundo del cine y del teatro con los jugadores de fútbol, sobre todo, los de élite! ¡Qué expresividad la de Pedro, Alves, Pepe, Di María…! ¡Con qué gracia y caradura se retuercen en el césped, mirando de reojo al árbitro a ver si saca tarjeta al rival! Luego, en cuanto ocurre, recuperan la sobriedad y se levantan más chulos que un ocho.
Algunos jugadores del Madrid tendrán su vida asegurada cuando se retiren del fútbol. Serán unos magníficos leñadores… Hay que ver con qué maestría siegan las piernas ajenas, o les clavan los tacos silbando para el cielo… Ay, Pepiño, Arbeloa, Ramos, Marcelo…¡qué leñadores más buenos se han perdido los bosques!
¿Quién paga los tropecientos mil policías, sanitarios y gentes diversas encargadas de velar por la seguridad del tinglado, incluyendo a los perros policías que vigilan los partidos? ¿La UEFA, el Real Madrid y el Barça al alimón o los españolitos de toda laya y condición? Pues está claro… Unos (la inmensa mayoría)  se rascan el bolsillo y otros (unos pocos) se llevan todas las ganancias. En los Madrí-Barça siempre hay un mismo perdedor: el ciudadano que paga y paga y paga con su dinero público un espectáculo la mar de privado.
Del Bosque, muy preocupado por las secuelas de tantos enfrentamientos merengues-culés y los piques y golpes que “sus” chavales se están propinando en estos encuentros. Baje de la higuera, don Vicente, baje de la higuera…


“Vivimos por ti… vence por nosotros”. Es la pancarta más tontaina que he visto en mucho tiempo. Sí, llenaba toda una gradería del Bernabéu, pero su enorme tamaño hace ver todavía más la tontería de tal palabrería. ¿Vivimos por ti? ¿Vence por nosotros? ¡Anda y que os zurzan! 
¿En el fondo, no será Mourinho un nacionalista catalán? Lo digo porque siempre que le oigo está llorando y quejándose… ¡Pobre victima inocente!
Otros cuatro clásicos más como estos y la crisis económica y los cinco millones de parados habrán pasado a la historia de la irrealidad. Lo único real, por lo que se ve, son estos partidos “históricos”, con rivales “históricos”, pese a que practican –visto lo visto- un fútbol “imaginario”.
¿Por qué será que cada vez que oigo eso de “la alineación del equipo…” entiendo “la alienación del equipo”?
Objetivo cumplido: los medios de comunicación han hecho su agosto con los Madrí-Barça. Sólo les ha fallado el último partido de la eliminatoria de Champions, que ya está completamente decidido, aunque ya se inventarán algo en esta semana para atrapar a los incautos y papanatas…
En el partido de hoy el Real Madrid fue más merengue que nunca…
El tikitaka del Barça me aburre, me adormece, me deja frito… Recomendado a los que tengan problemas de sueño. Yo mesmo...
Si la entrada de Pepe fue merecedora de expulsión directa, el partido debió haber acabado 5 a 4 a favor del Barça. Quiero decir, jugando 5 jugadores contra 4. Hubo otras muchas faltas igualmente merecedoras de tarjeta roja pero el futbolín, ya se sabe, no es una ciencia. Es una polémica buscada y perseguida. De ahí su éxito.
Y a todo esto, algunos hablan de política cuando llegan estos partidos merengones-culerenses. En el estadio y en las redacciones ya no cabe un tonto más…
“Pues para un muermo de clásico, dormirse en el partido y repelerle este tratamiento bastardo y económico del furbo, lleva usted la tirilla de articulillos y paridas escribiendo sobre el particular.”  Tiene razón, señor. Yo, como todos los aficionados al fútbol, también soy masoquista. Aquí no se salva ni dios.
Y colorín colorao, este cuento chino de los clásicos se ha acabao. (El partido pendiente será un mero trámite, aunque también con posibles polémicas: ¿qué jugador madridista será expulsado? ¿Qué jugador barcelonino tendrá una rotura de tibia y peroné por un hachazo rival? ¿A qué conspiración judeomasónica se referirá esta vez el incendiario Mou? ¿Tras ganar la Liga y la Champions, se retirará a un monasterio el bueno de don Guardiola, como un paso más para que lo suban a los altares? ¿Qué nueva trola se inventarán los medios para seguir chupando de la teta de la vaca futbolera? Chi lo sá…)

21 de abril de 2011

SHAKIRA 0 CARBONERO 1 (LA FINAL DE COPA, DE COÑA)


Segundo round del combate (a veces literal) entre los equipos capitalinos de las Spains. A la izquierda el Barça C.F., algo más que un club, o sea, lo que ustedes quieran o imaginen. A la derecha el Madrí Real, el mejor equipo del siglo XX y de la eternidad. Ayer tocaba el partido de la Copa del Rey, que no es del Rey sino de la Real Federación Española de Fútbolín, un ente organizador de entelequias varias, entre ellas -y con mucho éxito- la selección española de furbo, la de todos, la que representa al país y otras coñas marineras increíbles.

Tropecientos mil aficionados de Madrid y Barcelona (y alguno de Japón), en pleno periodo de crisis económica, gastándose un potosí en gasolina, cerveza y paella para ver un encuentro que desde la telecaca pública podían haber disfrutado en casita gratis total, en HD, con cámaras que registraban hasta el movimiento de las pestañas de los jugadores y en la comodidad del sofá. Nunca entenderé el masoquismo hiperbólico de los muy futboleros y que me perdone San Balón y Santa Pelota.

Las dos Españas. No son la republicana ni la monárquica, la de izquierdas y derechas, la creyente y descreída, la rica y la pobre, la que trabaja y la que está en el paro, la de Intereconomía y la Sexta. Eran las dos Españas del Madrid y el Barça, esas que están repartidas en todos los pueblos y ciudades de la vieja y carcomida piel de toro. Las dos multinacionales del peloteo hispánico tienen seguidores hasta en el infierno. Allí estaban las dos Españas reunidas en total desarmonía en el campo de Mestalla, juntas pero no revueltas, dispuestas a darse mamporros dialécticos de principio a fin, a gritarse la una a la otra como reza el primer mandamiento del futbolín, a reírse de las novias famosuelas de los contendientes, a llamar hijop… a los jugadores rivales porque toda buena afición que se precie debe demostrar siempre la educación y el señorío que la adorna. “El público se comportó correctamente durante todo el partido” –publicarían luego los periódicos y medios teleatontados, como si fuese normal el pandemónium, griterío, cortes de mangas, reproches y violencia simbólica (a veces no tanto) de una España hacia la otra y viceversa. Sería por eso, por la enorme concordia de las aficiones por lo que, pagados con dinero de todos (incluidos los millones de gentezuela a los que el fútbol les da náuseas) en el campo y alrededores había cientos de cámaras para registrar los posibles incidentes, dos mil cien policías, vigilantes de seguridad, bomberos, cruz roja, protección civil, voluntarios, ambulancias, geos, caballería, unidades de refuerzo, vigilancia área... Todo eso mueve el pacífico mundo del futbolín, el que hermana a los pueblos y tal y tal. ¡Será en la cerveza!

Animación en el preámbulo del encuentro, con Celtas Cortos cantando una canción para la masa aborregada y despidiéndose con un “Majestades, Viva la República”. Chicos listos y con principios, que se dejan invitar en una Copa del REY, cobran su buena pasta por hacer unos cuantos gorgoritos y encima van lanzando mensajes subliminales. Cortos estos Celtas. Y luego el himno de los cien mil voltios. ¿Qué pinta un himno en medio de una batalla peloteril? ¿Es que Messi, Ronaldo, Alves, Ozil y un largo ecétera son españoles? Como rezan los tópicos, los unos pitaron y los otros aplaudieron. ¿Y qué pintan en ese decorado de cemento y hormigón cientos de banderas españolas y catalanas? ¿Acaso los gladiadores del césped representan a las banderas de la plebe? ¿Sufren sus mismas penurias y estrecheces, viven en pisos hipotecados y escuchimizados como quienes les aplauden a rabiar, ganan al mes la nominilla que les permite ir tirando igual que a quienes les jalean? ¿Pero esto qué es: un mundo de sueños o de locos?

Comienza el partido. Sigue el partido. Todo muy bonito y bello. Patadón y tentetieso. Tensión hasta en el cielo de la boca. “Un hermoso y épico partido” dicen por la telecaca los que cobran por decir esas sandeces. ¿Bello partido y hasta el minuto setenta no intervino uno de los porteros para detener una pelota con peligro? ¿Sensacional un partido en el que tras 120 minutos de jueguecito leñero sólo hubo 8 remates a portería ¡entre los dos equipos!, seis paradas ¡entre los dos porteros! y 179 balones perdidos en total, fruto de tanto buen juego y tino? ¿Dónde está lo sublime, que no lo veo? ¿Dónde lo épico, dónde el éxtasis? Será que en el futbolín, como en la vidorra o vidilla misma, cada cual ve lo que quiere ver. Don Mou saliendo del banquillo como un poseso cuando el árbitro sanciona con falta un pisotón de un jugador de su equipo. Don Pep tirándose de los pelos por un gol anulado a los suyos en claro fuera de juego. Debería ser obligatorio que los partidos de fútbol los patrocinasen las ópticas, incluyendo de regalo unas gafas de cien mil aumentos para cada aficionado, entrenador y periodista forofo. A ver si así algunos se enteraban de lo que ocurre realmente en el terrenillo de juego.

En esas, cuando ya pensábamos que aquellos jugadorazos (los mejores del mundo en la mejor copa del mundo del mejor país del mundo y tralará tralarí…) eran incapaces de meter un gol ni con el culo, llegó Cristianito Ronaldo, se elevó como si fuera a levitar y dio un cabezazo magistral, de esos que le meten a uno en los libros de historia. Poco importa que todo fuera fruto de la casualidad: la vida es azar, que dijo un santo varón hace la tira de años. Un centro  del argentino Di María a ver qué sale, el portugués que anda por allí esperando al destino, la pelotita que llega diciéndole “cómeme” y él que salta y la mete entre dos postes virginales situados entre Pinto y Valdemoro. Delirio por acá, abatimiento por allá. Un gesto tan nimio, tan poquita cosa  (¡qué es sino dar un cabezazo a un balón de cuero!) y millones de posesos gritan “Ah, oh, sí!, no!, gloria, infierno”. Hasta en Libia y Afganistán celebraron el golete, tiene bemoles la cosa. 

Por fin acaba el circo. Cada mochuelo a su olivo, los perdedores recogen una medallita de la Virgen de la Consolación, los ganadores se dedican a dar saltos como saltimbanquis y  las autoridades estrechan las sudorosas manos de los gladiadores, envidiándoles su popularidad. Mientras estuvieron corriendo por el césped el país (14 millones de hipnotizados, según los estadísticos) se olvidó de insultar a quienes lo representan en capitales, ciudades, pueblos, cortijos y villorrios ejerciendo el oficio más viejo del mundo: la política. Los aficionados regresan a sus ciudades respectivas en espera del tercer round, que amenaza con paralizar completamente al país.  Quiero  decir, paralizarlo aún más de lo que ya está paralizado por la crisis y la mangancia. El filósofo Pep consuela a los suyos con una verdad de Perogrullo: “La vida no es ganar siempre”. Agraciado él que gana algunas veces porque hay millones a los que la vida sólo depara una derrota tras otra. Don Mou, como se salió con la suya, no dijo ni mu. Por si las moscas, ya lo había dicho la víspera: “La gente de mente pequeña y mediocre siempre está en mi contra”. Que le den el Nobel de la Soberbia. No tiene competencia.

Luego, ya en Madrid, subidos al carro de los vencedores, el Ilustrísimo Señor don Sergio Ramos hacía una más de las suyas (¿este chico qué come?) y se le caía la copichuela entre las ruedas del autobús merengue. Tanto soñar, pelear, sudar y combatir por el famoso copón y ahora estaba ahí abajo, en el asfalto, semidestrozado. Por la fuente de Canaletas los culés debían estar partiéndose de risa. Más vale así que estar de morros toda la semana hasta que llegue la revancha.

Al día siguiente, a plena luz del día, con la resaca de millones de copas de cerveza y un copón malherido, leo una genial frase de Rafael Amargo, en el torneo Godó de tenis: “El fútbol son 22 tíos con una pelota y el tenis es un tío con dos pelotas”.  No es para tanto hombre…  Y la prensa deportivesca, a la que tenemos ojeriza, a lo suyo:

MARCA Y AS, con su Madrí del alma: “¡Campeones!   
MUNDO DEPORTIVO Y SPORT, con su Barça del corazón: “¡A por la Champions!"

Colorín: Ser novia famosa de un jugador del Madrí o Barça tiene premio. De insultos, se entiende… Mestalla estuvo lleno de ellos, por ambas partes. Hay amores que, además de ciegos, deberían ser sordos…

Colorao: el árbitro. El auténtico héroe del partido. El ser puro y virginal al que todos quisieron llevárselo al huerto.

Este cuento se ha acabao…

20 de abril de 2011

LA CANALLESCA TAMBIÉN JUEGA

Como no son prensa seria (ni responsable), cada cual intenta desestabilizar al rival con los medios que tiene a su alcance. A los ojos de una persona normal tienen menos credibilidad que Zapatero creando empleo pero su público son los forofos, esos que ni piensan ni padecen, esos que se tragan lo que les echen.

* Diario Marca del Real Madrid: "Piqué dio la nota en el túnel de vestuarios".

* El Mundo Deportivo del C.F. Barcelona: "Ronaldo: si no fuera por mí estaríais a 20 puntos del Barça".

Y, por si fuera poco, los tontos útiles e inútiles del himno. ¡La madre que los parió a todos!

19 de abril de 2011

EL TETRACLÁSICO: MUY IMPORTANTE

Leo en la prensa que los cardiólogos temen un aumento de infartos por los Madrid-Barça que nos traemos entremanos. Ya es tontorrón morirse, pero hacerlo porque no has sabido aguantar la presión de un partido que se repite más que el ajo, es para nota.

17 de abril de 2011

PRIMER BARÇA-MADRID: LA TONTERÍA.

Como era previsible, la mayor tontería tras el primer Barça-Madrid se publicó en el boletín oficial del equipo merengue. Tampoco estuvo mal el diario AS, el otro boletín oficial: "Con diez mejor que con once". PUES VALE, PUES QUE JUEGUEN SIEMPRE ASÍ, CON UNO MENOS. ¿Qué habrá pensado Mourinho de estas tonterías de los periódicos de la casa?

MOU: "Estoy cansado de jugar contra el Barcelona con uno menos". 

Alguien necesita un aclarado...

20 de febrero de 2011

LA MEJOR LIGA DEL MUNDO, JI, JI...

 
Una de las mayores trolas que los futboleros de este país se han inventado es que la Liga Española es la “mejor Liga del mundo”.  Lo dicen los señoritos de las radios y telecacas, lo escriben los que viven del cuento de contar cuentos en torno a la pelotita, lo publicitan los propagandistas de la nada tipo Liga de Fútbol Profesional, jugadores interesados por aquello de elevar su caché, directivos que no tienen otra cosa que dirigir y, en fin, gente que pulula alrededor del futbolín para sacarse un buen sueldo a fin de mes. Lo más gracioso es que quienes ponen la pasta gansa para todo el negocio (los aficionados) también se lo creen. Lo pagan a precio de oro y todavía están encantados de haberse conocido.

¿Es la Liga española la mejor del mundo, tal y como rezan sus voceros de chichi y nabo? Pues no. Y esto no lo dice el Puñetas, quien actúa a modo de notario, sino gente entendida e independiente que usa el cerebrín para algo más que llevar el pelo, además de para poner en cuarentena lo que dicen tantísimos lumbreras como hay en este país.

La mejor Liga del mundo no se define así porque en ella, a golpe de talonario, jueguen los dos “mejores” jugadores del mundo. Eso de “mejores” habría que verlo porque el furbo es un deporte colectivo y ni Messi ni Ronaldo, de jugar en un equipo del montón, lo serían pues los goles, las jugadas, los desmarques, los pases y toda la parafernalia que se da en un partido dependen de todo el equipo. Si el equipo tiene excelentes jugadores, como es el caso, su máxima estrella brillará más que un sol. En caso contrario las estrellas argentina y portuguesa no darían más luz que una triste vela.

Una Liga como don Balón manda tiene que ser, por encima de todo, competitiva para el mayor número de equipos. La diferencia entre los 10 ó 12 equipos más punteros no tiene que ser excesiva y aunque en un torneo de largo recorrido en el tiempo al final siempre se impondrán los equipos más ricachones, lo cierto es que les debe costar mucha sangre, sudor hasta reventar  y alguna lágrima que otra. Así, las ligas inglesa, alemana o italiana son mucho más igualadas que la española y en algunos casos hay que remontarse a la mitad de la tabla de la clasificación para encontrar una diferencia tan elevada como hay en la Liga española entre el primer y segundo clasificado respecto al tercero, cuarto o quinto. Sin cierta igualdad no hay competitividad ni interés real ni gaitas.

Esa falta de competitividad real, que haría que cada domingo y fiesta de guardar el Madrid y el Barcelona las pasasen canutas para ganar su partidín, es lo que hace que luego cuando salen a Europa se encuentren muchas veces sobrepasados por los acontecimientos, no pudiendo demostrar esa aparente superioridad que tienen por presupuesto y por jugadorazos. Los equipos italianos, alemanes o ingleses están acostumbrados a pelear con la máxima tensión y hasta  el último minuto contra la mayor parte de sus contrincantes ligueros, lo cual les hace fuertes mentalmente, muy competitivos hasta en las circunstancias más adversas y por eso saben resolver la papeleta en encuentros de máximo nivel, pese a jugar aparentemente en desventaja. Los equipos españoles no suelen estar habitados a semejantes esfuerzos cotidianos y por eso se quedan en bragas (perdón, calzoncillos) habitualmente cuando traspasan los Pirineos.

Llevamos sólo parte de la primera eliminatoria de la Champions y League Europea y ya hemos visto los resultados. El Arsenal se merendó a “todo” un Barça, el Valencia no pudo pasar del empate con un Schalke que no hizo nada del otro jueves ni miércoles, el Villarreal se estrelló contra la muralla del Nápoles y el Sevilla la palmó contra un sencillito Oporto, otro equipo que juega en una liga muy poco competitiva como es la portuguesa, donde junto al Benfica son los únicos reyes de la pista. Y así les luce el pelo…

Si no hay competitividad y cierta igualdad en la competición liguera los equipos más perjudicados, a largo plazo, son los gallitos, los que presumen de ser los mejores porque cuando se enfrentan con otros equipos europeos acostumbrados a sudar la camiseta hasta la última gota partido tras partido, juegan en desventaja. Muchas manitas de goles ha hecho hasta la fecha el Barça messiano en la Liga española pero en cuanto se ha encontrado con un equipo guerrero, de esos que cada partido de la Premier League tiene que salir con el cuchillo entre los dientes o el decimoquinto de la tabla se lo merienda con patatas, el club de la Masía se ha quedado en cueros. Y es que el duopolio de la liga española es el origen del fracaso que luego tienen los equipos españoles en el mercado europeo, donde suele haber pocas peritas en dulce por lo que todos los partidos, especialmente los que se juegan “a cara de perro”, en plan eliminatoria, exigen una intensidad muy superior a la que se da en el mercado nacional, donde a veces se gana casi sin bajarse del autobús, o marcando goles como churros.

Sí, ya sabemos que los encantados de la vida se conforman con que cada cinco años se gane una copichuela europea (y a veces ni eso) pero teniendo en cuenta el potencial económico y social de los grandes de la liga española (Madrid y Barça), no deja de ser ese triunfito una escasa retribución.  O dicho de otra manera: un sonoro fracaso. Claro que se lo tienen merecido porque nadie consigue grandes gestas y llegar a la cima del fin del mundo si en su país muy pocos le rechistan y se lo ponen difícil. Aquí, en "la mejor liga del mundo, ji, ji", los dos grandes caciques suelen ir bajo palio por falta de competencia y luego -cuando salen al extranjero- les pasa lo que les pasa. Y al resto de la tropa que tienen por debajo, a muy larga distancia, ni te cuento...

13 de febrero de 2011

LA QUE SE AVECINA


Lo que está sucediendo en Túnez, Egipto, Argelia y otros lugares de por ahí se va a quedar pequeño comparado con el follón y el “cacao maravillao” que se va a montar por las Españas, esta vez sin distinción de cortijos autonómicos, a causa del paro patronal que se avecina para los días 2 y 3 de abril en el mundejo del fútbol profesional. Ahí es nada dejar a los españolitos dos días sin poder ver trotar por el campo a los Messi, Ronaldo y la compaña. Todas las protestas sociales que no se han producido con cinco millones de parados, con la corrupción que nos rodea en todos los frentes, las congelaciones y bajadas de salarios, la subida de los productos básicos, el aumento de la edad de jubilación y la disminución económica de las pensiones, se van a juntar en una tormenta perfecta a poco que se haga realidad el preaviso de los alegres chicos de la Liga de Fútbol Profesional. Será el llorar y crujir de dientes.

El problemón del copón que tienen los chicos de la LFP es que hay una ley que proclama que dentro de los acontecimientos de interés general que han de emitirse en abierto por las telecacas también deben contemplarse los partidos de fútbol, uno al menos cada semana además de las semifinales y finales de la Copa del Rey y los partidos de la selección española de la cosa. Esto de dar gratis un acontecimiento al populacho, han dicho entre sollozos los “elefeperos”, es una injusticia y se va a acabar

El argumento esgrimido por la LFP es que esto no pasa en Europa, donde todo tiene un precio y a ti te encontré en la calle. ¿Y qué? Chicos, Europa no puede servir como argumento para lo que me interesa, y para lo que no me interesa el viejo continente ni existe ni se le espera. Por ejemplo para evitar el trato fiscal claramente favorable a los clubes españoles en relación al que tienen los ingleses, alemanes, franceses, etc. También podrían homologarse a Europa la LFP y sus clubes separando cuanto antes su negociete privado con la admisión de subvenciones y tratos de favor públicos, tanto municipales como autonómicos, así como no permitir privilegios tales como que el Estado (Seguridad Social y Hacienda) te vaya posponiendo la deuda que tienes con el país mientras que cualquier otra empresa (y no digamos un particular) ya habría sido embargada y cerrada a cal y canto. Ya se sabe, siempre ha habido clases y gente más lista que otra. La de la LFP, por ejemplo.

La gestión de la mayoría de los clubes es un desastre, gastan más que ingresan, el campeonato siempre lo encabezan los mismos y el resto de los equipos están de comparsas, pero de esas minucias la LFP pasa cantidubi. Ellos quieren que todo el mundo desfile por taquilla porque el fútbol profesional es un espectáculo guay, exclusivo, único. Por eso también quieren quitar los resúmenes de los partidos, reduciéndolos a 90 segundos de telediario, poner un canon a las radios por retransmitir los encuentros, aumentar el porcentaje de los beneficios de las quinielas y otras iniciativas más encaminadas siempre a lo mismo: aincrementar todo lo posible los ingresos. Los gastos, ni tocarlos.  No es de extrañar que siempre estemos huyendo hacia adelante y así nos vaya: endeudados hasta la médula.

Aquí, tan cultos e ilustrados como siempre, no solemos movilizamos por las cosas verdaderamente importantes. A pesar de los grandes problemones que llevamos arrastrando como país en los últimos años, la mayor movida y protesta que el personal ha realizado ha sido por no poder fumar en los locales públicos, así que cabe prever hechos auténticamente revolucionarios tras las geniales ideas crematísticas que la LFP pretende implantar. Seguramente, para evitar esos males mayores, don Zapatero y sus cuates ya estén moviendo frenéticamente el culo para salvarnos del cataclismo que se avecina (y, de paso, salvarse ellos). Así que me temo lo peor: condonación de deudas, aumento de las desgravaciones fiscales, más subvenciones a fondo perdido… El fútbol es un fenómeno de cohesión social la mar de efectivo y un perfecto invento de atontamiento general (al menos por ahora). Todos los esfuerzos que se hagan para que se mantenga el status quo tendrán su recompensa…

Celebro que los listorros de la LFP quieran cobrar todo lo cobrable sobre su futbolín adormecedor. Supongo que estarán muy seguros de que el personal pagano se lo va a tomar con mucha filosofía, justa resignación y holgada billetera. Una vez inoculada en la gran mayoría social la necesidad perentoria de fútbol un día sí y otro también, seguramente piensan que ya se ha convertido en un bien de primerísima necesidad. Lo que no sé es cómo resolverán la gratuita propaganda que les hacen a todas horas la prensa, radios, telecacas… y con la cual estos medios se ganan la vida. Lo mismo les da también por exprimir la naranja y pretenden cobrar a cualquier rompelotas que quiera salir en ellos. Puestos a mirar la pela hasta sus máximas consecuencias, no estaría mal que algunos le aplicasen a la LFP su propia medicina: ¿qué tal unas cuantas semanas silenciando clamorosamente todo lo que tenga que ver con la banal banalidad del futboleo liguero hasta que aquella se plantee pagar también por la información y propaganda que le hacen gratis los demás?

Probablemente todo siga como está. O quizás los políticos de turno tiren de chequera –pagamos todos- y ¡¡que viva el fútbol profesional!! El Puñetas nunca se ha gastado un penique en ver fútbol y ya está muy mayor para hacerlo de ahora en adelante. ¿Saben la cantidad de cosas que pueden hacerse y comprarse con lo que un aficionado medio se gasta en un año con el fútbol como pretexto? Hagan la cuenta y se sorprenderán. Más cosas que con lo del fumar…


6 de febrero de 2011

EL FURBO COMO CIENCIA

El Puñetas iba a escribir esta semanita sobre la entrada del fútbol como elemento de estudio en nuestras universidades (donde ya se estudia cualquier cosa) y su consideración en sesudos estudios económicos y hasta filosóficos, cuando me encuentro en el diario El Mundo un artículo de mi admirado Jose Antonio Gómez Marín que trata sobre el particular mucho mejor que lo pudiera hacer yo. Aquí va el mencionado artículo, sin desperdicio alguno, completado con la viñeta de rigor, en la que derramamos toda nuestra más mala baba criticona y satírica, como es habitual por estos pagos.


LA CIENCIA REDONDA

"La experiencia vivida en torno al Mundial de Fútbol no deja dudas sobre la relevancia de ese deporte en la vida social. Pocas veces hemos vivido una sublimación colectiva tan próxima a la histeria y en pocas hemos visto derivar el sentimiento nacionalista por derroteros semejantes. El fútbol es un deporte/negocio de primer orden, no hay duda, aunque no sé yo si ello justifica la atención académica que se le viene prestando en los últimos tiempos, en especial desde que esas universidades han incorporado su estudio poco menos que convirtiendo la materia en una inconcebible disciplina tan definitivamente lejana ya del trivium y el cuadrivium como de nuestros planes de estudio convencionales. Un estudio reciente presentado en la universidad de Castilla-La Mancha se enfrasca en una reflexión comparativa entre los modelos que encarnan entrenadores como Mouriño y Guardiola, cuyos liderazgos son cuidadosamente valorados en él y propuestos como ejemplo a la generalidad de los mortales afectados por la necesidad de liderazgo. Ya ven. Por su parte, en la Universidad de Valencia se ha convocado un Máster de Fútbol de cuyo programa entresaco epígrafes intelectualmente tan sugestivos como el que versa sobre “Tácticas, estrategias y sistemas de juego” o “Elementos tácticos individuales y colectivos del portero de fútbol”, interesantes materias aunque no más que la del arbitraje femenino de los partidos, que ha sido premiada no hace tanto en la Universidad de Cantabria. La broma de que el fútbol es una ciencia exacta puede que acabe tomando cuerpo en este contexto cultural tan preocupado por incorporar materias extravagantes como resignado a vivir en la lamentable mediocridad que tanto en sus aulas como en sus campus detectan los observadores internacionales y, por supuesto, los propios. Como ven hay innumerables maneras de dinamitar la cultura sin salir de la universidad.

No somos pocos los que pensamos que la regeneración de nuestra enseñanza superior deberá pasar por el abandono de estas fantasías programáticas que han convertido nuestra clásica oferta cultural y nuestro repertorio de saberes genuinos en la huerta sin vallar a la que acabo de asomar al lector, una vez superada esta etapa infantiloide de las enseñanzas inventadas o de aventuras tan audaces como la que supone meter el fútbol de hoz y coz en unas aulas de las que, sin prisa ni pausa, se viene procurando alejar hace años la historia o las lenguas clásicas. Mientras nuestras universidades se entretengan, como ahora, estudiando el márketing deportivo o los problemas del césped en las canchas no parece verosímil, en todo caso, el sueño de esa recuperación".

Publicado en el diario El Mundo el 1/2/2011

23 de enero de 2011

BIENVENIDOS JEQUES Y REYES DE ORIENTE

Como las teleles y los periódicos deportivescos habitan en Madrid y Barcelona, hasta ahora se habían enterado muy poco de la existencia de un jeque (o Rey Mago) por aquí abajo, por Málaga. Un ricachón de Qatar llamado Absullah Bin Nasser Al Thani, que traducido debe ser algo más o menos como Pedro Antonio García Rodríguez. ¡Digo yo! El hombre, un tipo tan normal como usted y yo, je, je, que bebe agua mineral y fuma rubio, compró al  Málaga por unos milloncejos (el equipo estaba en quiebra), allá por el verano, y desde entonces no ha hecho nada más que cosas buenas por él y por la afición. Desde poner el campo de la Rosaleda de dulce a dotar de una seriedad organizativa a la entidad, algo impensable por estas latitudes.  Gracias a ello el campo se llena todos los días de partido y la afición ha vuelto a recobrar el “orgullo” por su equipo. Los alegres indocumentados de Madrid y Barcelona que se dedican a la cosa informativa del peloteo en el césped todavía no se han enterado del gran cambio que se ha realizado por estos pagos pero es que ellos están muy entretenidos en sus cosas, que sólo pasan por los grandes caciques del futbolín nacional: esos Barça y Madrid que no “se puén aguantá”, que escribiría nuestro amigo el Ardilla.

Las últimas noticias hablan de que el Racing de Santander  va a pasar a las manos de otro millonario, esta vez de nacionalidad india. Un tipo joven para el cual hacer dinero es tan fácil como beber agua. Así que los alegres chicos de la cosa deportiva andan ya preocupados porque lo mismo la moda se extiende y al final tienen que hablar de otros clubes, aunque sólo sea porque se gastan un potosí en fichajes.

Ya va siendo hora que los equipos del montón, esos que llevan años subiendo y bajando de categoría, esos cuyo triste destino es recoger las migajas que se les caen de la boca a los grandes de la Liga, se puedan vestir de smoking algunos domingos para intentar romper el status quo que tan acomodaticiamente defiende la gente bien instalada del futboleo nacional. Como es evidente, no se ganó Zamora (es decir, Madrid y Barcelona) en una hora pero si la moda continúa y empiezan a llegar a los equipos modestos de Primera los petrodólares y otras monedas de alto copete, es posible que el duopolio imperante en el futbolín patriotero empiece a temblar. Ya con eso nos conformamos quienes miramos el espectáculo con cara de aburrimiento y ganas de que el patio se revolucione. ¡Ay, aquellos años tan lejanos en que la Real Sociedad ganaba la Liga (1981-82) o el Atletic de Bilbao (1983-84)!

Mientras los patrones del Real Madrid y el Barça se han repartido hasta ahora 51 títulos ligueros, los señoritos del Atletico de Madrid y Valencia 15 y el capataz del Atletic de Bilbao 8, los proletarios sólo han conseguido 5 titulines (dos la Real y uno el Deportivo de la Coruña, el Betis y el Sevilla, allá por los tiempos de las Cruzadas). El resto de los equipos han sido y son meros indigentes, parias, desgraciaos que lo único que han podido hacer en todos estos años ligueros ha sido sorberse los mocos y las lágrimas. Así que urgía, urge y urgirá un golpe de timón. Y como este juego de la pelotita sólo funciona con pasta gansa, hete aquí que algunos equipos han empezado ya a globalizarse y a ponerse en manos de gente a la que le sobra el parné. Equipos que no tienen nada que perder y sí mucho que ganar. El precursor ha sido el Málaga pero detrás viene el Santander y quien sabe quiénes serán los próximos. ¡A ver si así la competición –en unos cuantos años- se iguala y los patrones y los señoritos pasan las de Caín para ganar a los antiguos mendigos y proletarios! ¡A las barricadas, que diría aquel!

El futbolín español adeuda 5.000 millones. Ha jugado con fuegos artificiales y está hecho unos zorros. Igual que el país. Así que necesita que lo rescaten y, dado que en Spain la gente que tiene pasta la tiene en Suiza y el cerebro en el culo, qué mejor que vengan los ricachos del mundo mundial a dejarse aquí una propinilla de su fortuna para hacer negocios de paso y elevar su autoestima y fama. Ojalá algunos viniesen para sanear las cuentas del Estado, que buena falta hace. Total, eso de las patrias y las querencias nacionales es una memez y una patochada en tiempos como los que estamos. La única patria es el dinero y a ti te encontré en la calle. Cuando alguien habla de país, patria y querida nación me pongo a temblar y echo siete llaves a la cartera y al trasero.

Cuando les han preguntado a algunos jefezuelos del firmamento futboleril qué les parece el probable desembarco de los Reyes Magos de Oriente en los clubes modestos, algunos han salido con sensiblerías tales como “se pierde identidad” (Enrique Cerezo) o “emocionalmente no me gusta” (Cortés Elvira, ex presi del CSD). ¡Menos identidades y más sentido común, mozuelos! El futbolín es puro parné. Y si no que se lo pregunten al Madrid y al Barça... Ah, y a los alegres chicos de la prensa deportivesca y telecacas afines.

16 de enero de 2011

EL BALONCETE DE ORO

Dos meses dando la vara con la concesión del dichoso “Balón de Oro” tenían que hacer su efecto. Así que el lunes 10 de enero allí que estaba clavado el Puñetas delante del televisor para ver en qué quedaba tanta comedura de coco y tanta tonelada de papel y video sobre si el famoso baloncete se lo llevaba Xavi o Iniesta o Messi. Millones de repeticiones de goles marcados por estos jugadores, tropecientas mil biografías de los susodichos, oras pro nobis televisuales a San Barça C.F. y así hasta el hartazgo. ¿Cómo no íbamos a estar ese día millones de inocentes ignorantes delante de la caja tonta para ver el desenlace final de una película de intriga publicitada por los medios (“publicitada” viene de “publicidad”, claro) durante días y días?

Vergüenza ajena. Eso sentí cuando acabó aquel aburrido momio de la Fifa. Pero no por el resultado de las votaciones, que me importaron un higo, sino porque tras dos meses de estar dando la tabarra por tierra, mar y aire; tras sesenta días de comer el tarro a los futboleros y no futboleros de medio mundo; tras llevarse a Zurich a los más famosos protagonistas del mundo de la pelotita mundial… en un par de minutos se despachaba el hecho histórico, devenido ahora en un mero coitus interruptus balompédico tras días y semanas de tenaz y sistemático precalentamiento. ¿Tanto montaje y tanta gaita para dos minutos decadentes donde un Guardiola en plan casi funerario leía una cartulina con el nombre de Messi, donde éste se levantaba sin saludar siquiera a sus amiguetes de terna –ay, el ego freudiano de los futbolistas-  y acudía al estrado para –echándose sobre él como si estuviese en la barra de un bar- soltar cuatro palabrejas insulsas y archisabidas, dignas de un alumno de Primaria,  y luego aquí paz y allí –en la Fifa- gloria? ¿Para esta memez mediática, para ese momento “cumbre”, estuvieron lamiéndonos y comiéndonos el cerebrín durante miles de horas?

Humo. La conclusión es que durante semanas nos estuvieron vendiendo humo y al final la puesta en escena ha sido infumable. (Como ocurre, por otra parte, en este tipo de festejos, en cuya lista destacan los premios Óscar del Jolivú ese y raleas de parecida especie).  Un premio que venía organizando un diario deportivo francés, que premiaba a quien le salía de las gónadas con los criterios deportivescos que su empresa periodística tenía a bien de acuerdo a sus intereses empresariales, y que este año había sido “comprado” por la FIFA, esa organización del futbolín mundial donde el primer interés es la pasta gansa, el segundo el dinero y en tercer lugar el parné. Money, money, money… Al final (tras lograr que todo el mundo picase en el anzuelo) la gala resultó una vulgarota filfa destinada casi en exclusiva al lucimiento de la propia Fifa y de su máximo jefezuelo, un tal Blatter, mientras que los deportistas y personal invitado se limitaban a formar parte del insípido decorado, aplaudiendo cuando así se lo requerían.

Nunca tanto bombo dio para menos platillo. Sobraba reunir a tanta gente y concitar tantas expectativas para elegir a quienes eligieron y darles coba durante un minuto publicitario. Estas cosas se hacen empleando la mayor economía de medios –estamos en tiempos de crisis, ¿no?-, enviando un correo electrónico a los elegidos (sin ternas previas para evitar vencedores y vencidos), remitiendo luego por Seur o MRW el ridículo trofeíllo y pagando a los medios la inserción de la noticia propagandística en sus telediarios, carruseles deportivos o páginas de deportes. Nos habríamos ahorrado toda la tinta corrida, todas las comeduras de coco televisuales, los tropecientos vuelos del personal allí reunido y hasta los smokings de algunos (a quienes vemos ridículos cuando su traje de faena habitual son los calzones cortos y el sudor corriéndoles por el careto), por no hablar de las sanas o insanas envidias entre gentes del mismo equipo o país por ver quién se llevaba el baloncípedo a casa para colocarlo en una vitrina haciendo juego y rima con las cortinas.

Además, nos habríamos evitado el absurdo de premiar individualmente a deportistas cuya razón de ser y trabajo se desarrolla dentro de un colectivo, de un equipo. Sólo la estúpida manía de pensar siempre en “buenos y malos”, en “mejores y peores”, en “jefes y sulbaternos” lleva a creer que, por ejemplo, Messi es el mejor jugador del mundo. Como si él jugase solo en el campo. Ya se ve lo estupendo que es el hispano-argentino cuando juega con su selección, donde suele rendir muy por debajo de cómo lo hace en el Barça. Pero, en fin, vivimos de ficciones permanentes, así que hacer recaer los méritos y los triunfos en un solo personaje viste mucho a los ignorantes y cantamañanas de siempre.

Sólo faltó en el festejo que la FIFA se concediera a sí misma otro Balón de Oro, pero el cinismo de sus miembros todavía no ha llegado a su máximo nivel. Quizás en las próximas ediciones… Por otro lado, que sólo 400 tipos participasen en las votaciones demuestra que el baloncete de oro y el resto de los premios sólo responden a lo que piensa una minoría seleccionada a mano por la Fifa. Pero qué más da. Lo importante se ha conseguido en este primer año de baloncete de oro fifosón: que millones de personas en el mundo estuviéramos haciendo el panoli ante el televisor contemplando cómo los fifosuelos se montaban un acto publicitario bastante cutre pero efectivo mediáticamente. Hasta el Puñetas cayó en la trampa y se zampó atónito aquella estupidez. Y es que no somos “nadie”…

25 de noviembre de 2010

LA NADA


Ya está aquí. Tan puntual como siempre. Como la lotería de Navidad, la declaración de la renta, la gripe o el agua de abril. Ya está aquí,  un año más, el Barça-Madrid de mis amores. Meses llevan algunos charlando, declamando, soñando, suspirando, aullando por el encuentro de la eterna rivalidad de la cosa liguero-futbolera. Ya está aquí y el Puñetas no va a dejar pasar la oportunidad de efectuar también –al hilo de tan planetario acontecimiento- una sesuda reflexión que vengo rumiando desde hace semanas. Aquí les dejo con la misma y espero que valoren mi esfuerzo y entrega a la causa. Nunca antes habrán leído un discursete tan atrevido, sensato, culto y ameno como este, en relación al enésimo partidazo del siglo entre culés y merengues. Va por Mou y Guardi, por Cristian y Messi, por Casi y Xavi. Va por todo el orbe…




—Oiga, Puñetas, le va a tomar el pelo a su señora madre….
—Eh, un respeto a mi esfuerzo, a mi sabiduría, a mis sesudas reflexiones sobre el partidazo que se avecina…
—¡Pero si no ha escrito usted ni una sola línea!
—Efectivamente, caballero. Ni una sola línea. ¿Le parece a usted poco?  ¿Le parece a usted poco que mi enorme sabiduría la haya concentrado en unos cuantos renglones vacíos? ¡Esto jamás se le ha ocurrido a nadie! Otros años me he cachondeado de este tipo de encuentros del siglo, me he cabreado con las cosas que se han dicho, me he exiliado, lo he comentado con cínica ironía… Esta vez he tomado la decisión de enfrentarme a pecho descubierto ante lo inevitable, con benevolencia y bonhomía, y tras varias semanas de gestación acaba usted de comprobar la enorme reflexión final que he obtenido sobre el evento próximo e irrepetible: ¡nada! Donde otros llenarán miles de páginas, millones de minutos y trillones de discusiones bizantinas y alborotadas, a este menda lerenda se le ocurre lo más sublime, lo más razonable, lo más excelso: ¡nada!
—Es usted un no-se-qué digno de ser echado a los leones…
—Ya será menos, oiga, ya será menos…

7 de noviembre de 2010

LOPERA Y LA AFICIÓN BÉTICA: QUIEN LES HA VISTO Y QUIEN LES VE

 En esta España de botijo y pandereta, en un tris-tras los mismos que se daban besitos en los morros y achuchones en la entrepierna son capaces a los diez minutos, o a los cinco años, de tirarse los trastos y las piedras a la cabeza con un ardiente odio equiparable al amor de otros tiempos. Veletas, exagerados, simples… No abusemos de los adjetivos porque los carga el diablo.

De ser el presidente más valorado de la historia del Real Betis Balompié ha pasado el señorito Lopera a ser el más odiado. Tanto es así que los que no dijeron ni “mu” cuando el campo bético pasó a llamarse Ruiz de Lopera, bautizado así por el ídem, hace poco emprendieron una cruzada para cambiar el nombre del estadio y retrotraerlo al viejo Benito Villamarín (antes Heliópolis). Lo ya escrito: hoy nos hacemos carantoñas y mañana nos damos patadas en las espinillas; hoy nos amamos hasta la náusea y mañana no nos podemos ni ver en pintura.

Aquellos polvos del mamoneo y el sobeo han traído estos lodos. Como dijo el clásico: se veía venir. En el Arco ya pusimos las peras al cuarto al señorito Lopera en articulillos bien lejanos (años 2005 y 2006). “Mi mujer está orgullosa de que me haya gastado 36.000 millones en fichajes”. “Una madre me pidió ir a la autopsia de su hijo desnudo, envuelto con la bandera del Betis, fui y lloré”. “Hay muy pocos ateos que sean del Betis” “Hay apuntados niños que aún no han nacido porque tienen que ser béticos por gracia de Dios y antes de nacer”. Únicamente por estas perlas el personaje ya se definía, es decir, se descalificaba por sí solo. (Perlitas del 2005, no de ahora, cuando muchos han descubierto la crudeza real del personaje demasiado tarde).

Tan bien iban las cosas entre don Lopera y doña Afición hace un lustro que el buen hombre decía por aquel entonces: “Los béticos se dirigen a mí no como presidente sino como algo suyo. La afición me considera más bético que el escudo. Soy un hombre que he sido bético antes de nacer”. Hoy, para esa misma afición, el caballero se ha vuelto un indeseable.

En realidad la crisis matrimonial empezó a hacer aguas menores a finales de 2006, cuando er Beti inició su caída deportiva en picado. Ya se sabe, si fallan los resultados hasta el tío que riega el césped es más inútil que un cero a la izquierda. Por eso, atónitos ante el cambio tan radical de actitud, escribíamos entonces: “Cuando los buenos resultados no llegan porque las cosas se hacen mal o regular, los primeros que te saltan a degüello son aquellos que meses atrás te daban besos hasta en el cielo de la boca. Y eso le está pasando al ínclito Lopera, de un tiempo a esta parte. En algo más de un añito ha pasado de estar en la cumbre del éxito a caer en la mayor de las desgracias. Los que antaño lo consideraban más bético que la madre que los parió, ahora le llaman de todo menos “bonico”. ¡Quién le ha visto y quién le ve, don Manué!”

La filosofía del “usar y tirar”, madre intelectual del mundejo del futbolín profesional, era ajena a don Manué, siempre tan creído de que él era un ser especial, un enviado de Jesús del Gran Poder. Algo tan absurdo y falso como que la afición bética era la más simpática de España y parte del extranjero. Bastó alcanzar algunas mieles triunfales, (con Lopera, por cierto) para demostrar que tan “ilustre” afición era como las demás: con mala sangre en las adversidades y con escasa virtud crítica en los éxitos. Del “viva er beti manque pierda” se pasó a frases y espectáculos lamentables que están en las hemerotecas para quienes gusten saber.

La situación de encono fue agravándose hasta límites grotescos. Del viejo idilio ya no quedaban ni las raspas. En 2009, ayer como quien dice, se celebró en Sevilla una manifestación histórica. “Con gentes de todos los pelajes sociales, desde el cantante de fama al obrerete anónimo. Todos juntos y unidos bajo un mismo lema y único clamor…” No se protestaba contra el paro endémico, contra un gobierno andaluz incompetente y corruptillo o contra la crisis de nuevo cuño. El clamor de aquella afición, otrora tan satisfecha con su líder, era “Por un Betis libre y con sentimientos”, “Lopera, vete ya”, “No nos hagas sufrir más”, “Resurgiremos de las cenizas”… 

Ahora, a finales del 2010, ya ni el estadio recuerda en su nombre al señorito Lopera, acuciado por los aficionados que tanto le querían, acosado por la Hacienda pública y seguramente harto de tanto amigo devenido en traidor, incluyendo a sus hombres de paja. Que se lo merezca o no nos la trae al pairo, pero ese pendulazo entre el señorito y la simpática afición nos deja un regusto agrio en el gaznate. La sobreactuación, la falta de sentido de la realidad, la hipérbole, el nulo  espíritu crítico adornan a la gran mayoría de los aficionados futboleros y a los personajillos que pululan por los palcos y el césped. Gentes que hoy te aclaman, mañana te aporrean (a un presidente, a un entrenador, a un jugador…) y, todo es posible, pasado mañana puede que vuelvan otra vez a subirte a los altares para acto seguido trocarlos en calentorro patíbulo. Señor, señor, qué voluble y qué cantamañas es mucho personal futboleril. A grandes amores, ya se sabe, grandes divorcios…

17 de octubre de 2010

EL FÚTBOL LOS VUELVE...


La otra noche, vagabundeando por la internet, encontré un “poema del fútbol” que me llamó la atención.  No sé porqué, francamente, pero me hizo tilín tolón. Que alguien pierda el tiempo haciendo una loa al futbolín me resulta, o edificante o estrambótico. En todo caso, es algo llamativo.  Luego comprobé que el tal poema está mil veces repetido en otras tantas páginas interneteras, señal de que lo bueno se contagia y lo malo no lo plagia nadie, ji, ji. Aquí dejo una breve selección para aquellos amantes de los renglones poéticos.  (Abstenerse aquellos con facilidad para el vómito).
Cómo vas a saber lo que es el amor si nunca te hiciste hincha de un club.
Cómo vas a saber lo que es el dolor si jamás un zaguero te azotó la tibia y el peroné.
Cómo vas a saber lo que es el placer si nunca le ganaste un clásico a tu eterno rival.
Cómo vas a saber lo que es llorar si jamás perdiste un clásico sobre la hora con un penal dudoso.

Cómo vas a saber lo que es la solidaridad si jamás saliste a dar la cara por un compañero golpeado desde atrás.
Cómo vas a saber lo que es la humillación si jamás te hicieron un caño.
Cómo vas a saber lo que es la amistad si nunca devolviste una pared.
Cómo vas a saber lo que es un orgasmo si jamás diste una vuelta olímpica de visitante.
Cómo vas a saber lo que es el pánico si nunca te sorprendieron mal parado en un contragolpe.

Cómo vas a saber lo que es morir un poco si jamás fuiste a buscar la pelota adentro del arco.
Cómo vas a saber lo que es la xenofobia si en ninguna cancha te gritaron " negro de mierda".
Cómo vas a saber lo que es la soledad si jamás te paraste bajo los tres palos a doce pasos de un fusilero dispuesto a acabar con tus esperanzas.
Cómo vas a saber lo que es el egoísmo si nunca hiciste una de más cuando tenías que dársela al nueve que estaba mejor ubicado.
Cómo vas a saber lo que es el arte si nunca inventaste una rabona.

Cómo vas a saber lo que es la injusticia si nunca te sacó tarjeta roja un referee localista.
Cómo vas a saber lo que es el odio si nunca hiciste un gol en contra
y cómo vas a saber lo que es la vida, hijo mío, si nunca, jamás, jugaste al fútbol.

Hay quien, en vez de escribir finas poesías prefiere dedicarse al mundo de la pintura, aunque sea en su propio cuerpo. El menda del video y foto canta más que una almeja pero si esa era su ilusión, pobrecillo, ya la tiene. Menudo cante el suyo pero, ya se sabe, en estos tiempos desnortados e idiotas, hay gente “pa tó”.

Aquí le pongo, lector/a, los enlaces del video y de la noticia. Porque hoy día cualquier gilipollez es una noticia...

Aquí ER VIDEO y acá LA NOTISIA
Valore usted, lector/a, la poesía y el tatuaje futboleros.
El Puñetas, para ayudarle en la propuesta y en la faena, le propone unos cuantos palabros sugeridores de la cosa.

VOMITIVO – GLORA MAREÁ – IMBECILIDAD – IMPRESIONANTE – IDIOCIA - ¡JODEEER! - VAYA TROPA – LÓGICO… - SUBLIME – MAJADERÍA – DE NOBEL – DABUTEN - ¡GENIAL! – QUÉ HORROR – JA, JA,JA - ¡PUAG!

12 de julio de 2010

SNIFF, SE ACABÓ EL MUNDIAL...


Toquen fanfarrias y trompetas. Que no se ponga el sol en los cuatro puntos cardinales del país. ¡Somos campeones del mundo del futbolín!

Y como somos campeones, habrá que repartir toda la millonada de euros que nuestros muchachazos se van a llevar por defender tan brillantemente la camiseta de la Roja. Porque somos campeones del mundo, ¿no?

Ah, que no me he enterado bien, que los aficionados (incluso los desplazados a Sudáfrica, como el muá) no tenemos derecho ni a un céntimo. En todo caso, será el Carrefour o Banesto o alguna empresa la que deberá reembolsarnos lo gastado si compramos en esa promoción que prometía devolver el dinero si los rojillos se quedaban campeones del mundo. 

Bueno, y qué más da… Al menos nos han hecho pasar muy buenos ratos, pues aunque los auténticos campeones del mundo son ellos y no nosotros, hay que ver lo que hemos padecido durante todos los partidos, la de uñas que nos hemos comido, la de uuuyyys que se nos han escapado de las gargantas por ese gol que no llegaba, que se hacía de rogar pero que al final –partido tras partido- nos mantenía una eliminatoria más en la agonía. ¡Santa y feliz agonía!

Ya hay algún malicioso que va diciendo por las esquinas que era natural que en un mundial disputado en África ganase un equipo local. Y ya no que no ha podido ser uno de los del continente, al menos ha sido el más cercano: ¡Spain! Pero no vean malicia por ninguna parte porque esto se lo he escuchado decir a lugareños que han apoyado a la selección hispana desde el momento en que todas las africanas quedaron eliminadas. ¡Ser africano, desde la vieja Europa, debería ser tenido como una bendición y no como una maldición! Claro que siempre hay gente mala. Durante el partido de hoy me decía un afrikáner, de esos que dan ganas de cogerlos por el pescuezo y rebanárselo: “Sois los más africanos de todas las selecciones y por eso os apoyo. Corréis como negros y ganáis como blancos. Me recuerda los tiempos queridos del apartheid…”. 


Jacinto RX –disfrazado de negro mulatón, que hoy prefirió dejarme la piel blanquecina- ha fulminado al afrikáner con la mirada y lo ha convertido en ceniza sin que nadie reparase en ello. Lo hizo justo en el momento en que Iniesta marcaba el gol de la victoria, ese gol que los españolitos veremos millones de veces hasta el fin de nuestros días. 

Ahora tocar recoger las banderas, los bártulos y los cantos corales para volver de nuevo al redil patrio. Regresar a la crisis, a la bancarrota, al dispendio, a la corrupción, a la pelea entre hermanos, a los cuarenta grados a la sombra, al estado de la nación y a la rutina de todos los días. Se acabó el sueño, ahora que nos interesaba a todos que se prolongase otro mes más, al menos. Bienvenidos a la realidad, paisanos y paisanas. Pero como dijo aquel tío tan listo: que nos quiten lo bailao y lo presumío.

EPÍLOGO

Con todo el pescado vendido, sólo nos quedaba al Puñetas y a Jacinto RX retornar de nuevo a las Españas a través de esos agujeros negros espaciales que tan bien sabe camelarse mi extraterrestre favorito. Una vez en casa –fue cuestión de segundos- todo volvía a la placidez habitual aunque en la calle los aficionados más forofos seguían -y siguen- con su matraca de bocinazos y petardos. Entonces recordé que la fiesta del Mundial había sido un gesto de despedida de Jacinto y que, obligado a regresar a su planeta, era cosa de minutos el que lo perdiera de vista, quizás para siempre.

—Muchas gracias por todo —le dije sin saber qué decir.
—Gracias a ti, terrícola. Sois una especie primitiva y en vías de extinción por vuestra mala cabeza pero hay que reconocer que sabéis sacarle placer a la vida. ¡Hasta a lo que es más soso que un asteroide: el fútbol! Me lo he pasado my bien contigo en Sudáfrica, de verdad… (Piiiiii…) Perdona, pero tengo un mensaje del jefe. A ver…, sí…, no…, qué va…, cómo puedes pensar eso…, ¿el síndrome de Estocolmo?... ¿y eso qué es?... ¡Anda y que te den!... Ah, Puñetas, era mi superior, que se ha enterado del resultado del Mundial de Sudáfrica y me preguntaba que si yo tenía algo que ver en eso. Me ha sacado de quicio… Tú has visto que a mí me daba igual quien ganase… En fin, que me voy… Cuídate y no cambies, machote.

Entonces desapareció igual que en otras ocasiones sólo que esta vez creo que es para siempre. No es que yo sea un sentimental pero no pude evitar que unos lagrimones brotaran de mis ojos dejándome sin visión al mancharse las gafas. Cuando las limpié pude comprobar que el ordenador estaba encendido mostrando unas letras en la pantalla: “Puñetas, yo sólo ayudé un poquito pero esto no se lo cuentes a nadie… Y aunque lo cuentes jamás te creerían. Buena suerte, terrícola…”    

8 de julio de 2010

APROVECHAR LA OPORTUNIDAD

Anoche, tras la victoria de la selección de Del Bosque sobre la de Low, releía desde suelo sudafricano el estupendo libro de John Carlin “El factor humano. Nelson Mandela y el partido que salvó a la nación”. (Basándose en él, Clint Eastwood ha realizado una estupenda película: “Invictus”).


El libro detalla, paso a paso, toda la estrategia de Nelson Mandela para –ya presidente- usar el deporte del rugby, el deporte mayoritario de los afrikáners (el 65 % de los blancos sudafricanos), como elemento de cohesión social, como símbolo de la nueva época que esperaba conseguir para un país que había sido denostado en el mundo entero por el apartheid que se practicaba sobre los negros, la gran mayoría. Letreros de “solo blancos” en aseos públicos, bares, fuentes, cines, piscinas públicas, parques, paradas de autobús y ferrocarril. Un país dividido condenado a una eterna guerra civil.

Mandela, poco después de su liberación,  había estado en Barcelona, cuando las Olimpiadas del 92, y sacó de allí un claro mensaje: “Vamos a usar el deporte para la construcción nacional y para promover todas las ideas que creemos que conducirán a la paz y la estabilidad en nuestro país”. Tras conseguir que la Copa del Mundo de Rugby se pudiera disputar en Sudáfrica, comenzó a desgranar –con enorme y elevadísima dificultad- toda su estrategia de reconciliación nacional y racial.

La selección sudafricana de rugby tenía fama de violenta y era un símbolo más del apartheid: los colores de su camiseta, su himno, su bandera, la procedencia blanca de todos sus jugadores… Por todo ello numerosos países del mundo tenían prohibido que sus selecciones jugasen contra ella. El deporte era un elemento muy importante en la política exterior de aquella Sudáfrica para hacer que el apartheid no fuera tan inaceptable. “En cuanto a la política interna el deporte era la barrera que separaba a los jóvenes blancos de los negros; por eso contaba con un enorme apoyo del gobierno y las grandes empresas tenían grandes rebajas fiscales por patrocinarlo. Era el opio que mantenía a los blancos en una ignorancia feliz: el opio que tenía adormecida Sudáfrica.”

Mandela entendió pronto que el nuevo país que él quería construir necesitaba los partidos internacionales del rugby afrikáner. Era un apasionado partidario de utilizar el rugby como instrumento de reconciliación.  “Debemos utilizar el deporte para la construcción nacional y promover todas las ideas que creemos que contribuirán a la paz y la estabilidad en el país. Antes los negros apoyaban a los equipos de rugby extranjeros cuando jugaban contra Sudáfrica. Mi idea era asegurarnos el apoyo de los afrikáners, porque el rugby, para ellos, es una religión”.

Aquel campeonato del mundo de rugby, disputado en Sudáfrica bajo el slogan “Un equipo, un país”  fue todo un éxito a pesar de las enormes dificultades que tuvieron que superarse y que el libro de Carlin detalla minuciosa y emotivamente.  “Fue muy difícil convencer a la gente de que los Sprinbok podían ganar el mundial. Aquello era una oportunidad política inmejorable, aunque el propio Mandela también se vio arrastrado por el fervor y se convirtió en otro aficionado patriota y enloquecido”. La selección sudafricana consiguió ganar aquel campeonato. En las calles se desató la locura. Unas escenas que se repetían en toda Sudáfrica. Sólo habían pasado cinco años desde la liberación de Mandela. “Nunca imaginé que ganar la Copa del Mundo pudiera tener tanto impacto. Nunca me lo esperé. Todo lo que hacía era seguir adelante en mi tarea de movilizar a los sudafricanos para que apoyaran el rugby e influyeran en los afrikáners, sobre todo con vistas a la construcción nacional”.

De todo lo que pasó y se dijo en aquellos históricos momentos, me quedo con la siguiente reflexión del delantero francés al que el árbitro le anuló un ensayo en las semifinales contra Sudáfrica, lo que permitió a la postre que el equipo africano pasara a la final: “Lloramos desconsolados cuando perdimos aquel partido. Pero, cuando fui a ver la final el fin de la semana siguiente, volví a llorar, porque sabía que era más importante que no estuviéramos allí, que lo que estaba ocurriendo ante nuestros ojos era más importante que una victoria o una derrota en un partido de rugby”.

Bien, lejos del país, tras la victoria de la selección española sobre la alemana en las semifinales del Mundial de fútbol (la religión de la vieja Europa y de casi todo el mundo), me puse a releer el libro citado porque aunque ni los tiempos, ni las sociedades, ni las selecciones ni casi nada de nada son equiparables, sin embargo tiene uno la sensación –o quizás la ilusión- de que lo que ocurra el próximo domingo en la final contra Holanda pueda representar –en línea con lo que ya viene sucediendo- un antes y un después en las viejas rencillas que tienen amordazado y semi parado a este viejo país llamado España, repleto de gentes muy diversas, de rasgos culturales, lingüísticos e históricos diferenciados, pero que lleva siglos y siglos encajado geográficamente entre los Pirineos y el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico (junto a su otro hermano, Portugal) y, por ello, siglos y siglos disfrutando y padeciendo en común las mismas batallas, idénticas penurias y alegrías.  

Nos falta (y nos ha faltado -un mal histórico casi crónico) unas elites y unos gobernantes de altas miras, no ombliguistas, respetuosos con el bien general de todos los ibéricos, dispuestos a escuchar a las gentes sencillas de sus respectivos localismos –sea el supranacional, el nacional o el local- para las que el día a día no se hace odiando o enfrentándose a los que se encuentran en las tierras de más abajo o arriba sino uniendo esfuerzos entre todos, aunando voluntades comunes dentro de las inevitables diferencias geográficas y personales que hay en cualquier lugar pero que en vez de servir de elemento disgregador deben contribuir a la cohesión. Esta mezquindad y cortedad de miras que nos ha llevado en algunos momentos de la historia común al más absoluto fracaso (cuando en otros momentos nos condujo a la mayor de las victorias) viene amenazando con repetirse en los últimos tiempos. Y la gente de bien, los currantes, la morrallita, no nos lo merecemos, aunque con nuestro pertinaz individualismo y nuestro clásico aborregamiento (basado en el buen vivir de estas tierras) no hagamos nada por evitar los fantasmas de siempre. Quizás, aprovechando la marea roja de Sudáfrica (como hizo Mandela en un país muchísimo más complicado que el nuestro), sería el momento de mostrar a las claras que somos como la mayoría de los países de nuestro entorno, que tenemos nuestras rencillas como las tienen todos los que viven codo con codo pero que sabemos distinguir perfectamente lo esencial de lo accesorio y que la unión de todos es lo que nos da la fuerza para no acabar hundidos en el abismo.

A la caspa de mangantes, trileros, falsificadores de la historia, gobernantes de salón  y cínicos elitistas de campanario que en este país se enrocan en proclamar las diferencias legítimas de los pueblos sobre las bondades de una historia común y voluntariosa de todos los que vivimos bajo el mismo techo ibérico, quizás sería el momento de arrojarles a la cara –y algo más- la famosa letra de Rafaelito Alberti. Con ella les dejo, además de con la vibrante y libertaria voz de Paco Ibáñez.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).