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1 de diciembre de 2010

LOS TRINCONES

Hace poco escribíamos en el Arco un articulillo de esos que, de vez en cuando, nos salen por las teclas cuando el colmillo se nos retuerce demasiado a fuerza de ver tontolinadas y atracos mil. Allí, entre otras cosas, clamábamos al cielo (en vano) porque la Unión Ciclista Internacional exige el impuesto revolucionario del 70 % anual a los ciclistas que dan positivo en un control antidoping, lo cual –viendo la porquería de alimentación que hay hoy en día y las porquerías específicas que se meten en el cuerpo los tíos de las dos ruedas para poder subir el Mortirolo a velocidad de liebre- es garantía de réditos multimillonarios para la mencionada Desorganización Ciclera. ¡A  más positivos más engorda sus arcas y sus bolsillos la dichosa UCI!


Sin embargo, el record de trincar por todo el morro se lo lleva la UEFA, esa Unión de Especuladores que ya citaba Jose María García cuando el Puñetas era un veinteañero. Porque el trinque eufero de estos días es de los que merecen figurar en cualquier Manual al uso, además de ser recompensado con el Premio Nobel del Mamoneo. Vean si no: el Realísimo Madrid –al que ya le toman el pelo hasta en los despachos- acaba de ser multado por los trincones de la UEFA con 215.000 euros (casi 40 millones de las antiguas pesetuelas) simplemente por perder el tiempo durante un minuto de la basura en el partido de Champions contra el Ajax disputado hace una semana. Nadie podrá argumentar a partir de esta golosa decisión eufera que el tiempo no es oro. Un minutejo, repartido en dos pérdidas de tiempo de 30 segundos, cuarenta millones de calas, pelas o rubias. Y todo porque en vez de hacer bien las cosas, es decir, que Sergio Ramos le arrease por la espalda y sin avisar un puntuapié a un jugador rival o que Xabi Alonso le diese a la pelota con la mano en plan pelota vasca, ambos jugadores le echaron un pésimo teatro al asunto y perdieron unos preciosos segundos en poner de nuevo el balón en juego a ver si el árbitro, cual perrillo de Pavlov, les sacaba tarjeta amarilla y el próximo partido lo veían desde la grada y, de paso, se compraban un nuevo tarjetero.


¿Y qué, amiguitos trincones? ¿Qué pasa por perder unos segundos de tiempo en un partido que está prácticamente acabado, con victoria visitante bien holgada, y en donde los espectadores ya están haciendo cola para desalojar el campo? Vale que a los “infractores” se les saque la tarjetita amarilla, que es lo que buscaban, pero ir más allá de esta pobre actuación teatral y meter la mano en el bolsillo de estos, de su entrenador, de los porteros del equipo y de la propia entidad, para sacarles cuarenta millones de rupias, sólo invita a llamar a estos tipos del Comité de Competición Uefero de una manera: trincones. (En el diccionario hay sinónimos más fuertes y soeces pero ya saben que aquí no gustamos de las palabras gruesas, salvo cuando la mano penetra directamente en nuestras carteras).


Que el Irreal Madrid y sus millonarios obreretes del balón y el entreno tengan que aflojar la pasta gansa a los trincones de turno es un problema que no me afecta. Lo que sí me molesta es el hecho objetivo, en sí, porque de un tiempo a esta parte (en realidad, siempre) hay una funesta manía en sacarle la manteca y la pasta gansa al ciudadano, o sea, a usted y  a mí, con la misma arbitrariedad y cara dura con que la UEFA ha actuado ahora. Si a los idolillos de barro del futboleo les trincan miles de euros por un quítame allá esas pajas, no quiero ni pensar qué no serán capaces de hacer, qué inventarán todavía los que nos hurgan el sueldo ganado a golpe de sangre, sudor y lágrimas para llevárselo calentito a su covachuela y disponer luego de él con la arbitrariedad más absoluta. Bancos, Hacienda, políticos de todos los pelajes, DGT, Ayuntamientos, Timofónicas, Endesas, Repsoles, Iberias, ecétera son UEFAS instaladas en nuestra vida cotidiana que viven gracias a que nos chupan todos nuestros líquidos vitales a cambio de un servicio manifiestamente mejorable cuando no muy dudoso. Por eso me molesta el trinque uefero, porque temo que a su socaire los grandes dráculas del mamoneo y el apalancamiento propio nos estrujen todavía un poco más, ahora que ya estamos en los huesos más descarnados. En este sentido, atentos al próximo viernes en que el señorito Zapatero anunciará nuevas medidas económicas de ajuste que -¿adivinan?- van a ir directas a nuestras yugulares de pobres parias trabajadores.


Entre trincones anda el juego y cuando las barbas de tu millonario vecino veas pelar (Casillas o Mourinho, un suponer) pon las tuyas (y las mías) a remojar. El que avisa no es traidor y llegan tiempos en que, tras dilapidar nuestro dinero sacado a golpe de mangazo sin derecho a protestar, ahora han cogido directamente el trabuco y la navaja pues en los tiempos de crisis, tiempos duros, tiempos tristes, andarse con remilgos y buenos modales es una ordinariez. Lo único que no cambia, en verano o en invierno, es el trinque que hacen los amigos de lo ajeno.

18 de noviembre de 2010

PUTEANDO, QUE ES GERUNDIO

Uno de los objetivos intrínsecos al ejercicio del poder es el de putear a los subordinados. Los gobiernos están para putear a los ciudadanos y ay de aquellos que, sin mamar de sus ubres, creen que están siendo tratados magnánimamente por sus dirigentes. ¡Qué ingenuos! Los jefes de recursos humanos disfrutan como enanos teniendo cogidos por el cogote a quienes controlan vía reglamento o simple mirada. En el mundo deportivesco los reyezuelos de cualquier federación o club pierden el culo por tener bajo sus botines a lo más granado de los currantes de a pie, que no son otros que los deportistas. Incluso aunque éstos sea de elite.

Hace poco pusimos a parir a la UCI –cambien las siglas por otras similares, que da igual- acerca del soberano marcaje que hace de los ciclistas a cuenta del control del dopaje. Dicen que son tropecientos mil los productos incluidos en la lista de prohibidos, unos por razones directas y otros indirectas al estimarse que pueden actuar de agentes enmascarantes. Un día de éstos pondrán en la lista de sustancias dopantes los cereales, las bananas y los macarrones. Cualquier pretexto será válido.

—Pero, ¿cómo se le ocurre a usted, un tío sensato, señor Puñetas, escribir estas cosas? —me dirá un lector serio y formal—. ¿No estará ya chocheando a su avanzada edad?

Pues nanay del peluquín, amiguitos y amiguitas.  Sigan leyendo. En la edición escrita del diario EL MUNDO del pasado 10 de noviembre leía con los ojos llenos de asombro: “Si Contador es castigado con dos años, la UCI podría multarle con el 70 % de su sueldo, cifra que supera los tres millones de euros. Así lo marca una norma que fue recurrida por Vinokourov”. Los ojuelos se me salían de las órbitas (casi tengo que agacharme a recogerlos) cuando en el interior de la noticia se escribía lo siguiente:

“La UCI obligó en 2009 a firmar a los corredores unas normas de comportamiento que establecen que los condenados por dos años por dopaje deberán abonar el 70 % del sueldo bruto anual. (…) Las cantidades recaudadas a los ciclistas dopados van destinadas a una Fundación Antidopaje. Estas sanciones económicas han indignado a los corredores, que se sienten maltratados por un organismo que en lugar de representarles y ayudarles se dedica a “extorsionarles”. Así lo entienden en la Asociación de Ciclistas Españoles”.

Es genial, ñoras y ñores. ¡A más positivos más engordan las arcas de la UCI! O sea, en roman paladino, que a la UCI le interesa que haya muchos ciclistas dopados. Así de claro y que no me vengan con cuentos, como nos viene la DGT cuando pone multas gordísimas a los conductores por sobrepasar la velocidad permitida en sólo un par de kilómetros. ¿Medidas de seguridad y protección al sufrido automovilista? ¡Y un rábano! ¿Preocupación por la salud de los ciclistas? ¡Y dos rábanos! Pasta, mucha pasta es lo que hay en juego. 

Como era previsible algunos ciclistas ya han pagado la extorsión. Otros, como Vinokourov, recurrió al TAS (un tribunal pastelero y poco edificante, a mi entender, puesto ahí para que las tropelías ocurridas en el mundejo deportivesco no trasciendan a la esfera de los tribunales ordinales), el cual le ha dado la razón –mira tú por dónde- al sostener que no hay base jurídica para imponer la sanción económica. Una sanción de 1,2 milloncejos de euros, que no es moco de pavo. La UCI debe estar que trina.

No vamos a alabar aquí a los deportistas tramposos pero tampoco a poner a caer de un burro a quienes padecen la rigurosidad y el puteo de unas normas que se pasan tres pueblos y que, encima, facilitan el enriquecimiento ajeno. Ya bastante parné obtienen estos sacamantecas del poder ciclista gracias al esfuerzo de los sufridores de la ruta (en condiciones normales) como para que también pretendan lucrarse en las excepcionales. Sí, ya sé que hay gentes muy sensatas en el ejercicio del poder, aunque se les nota poquísimo, pero -hablando de la UCI- yo sigo su ejemplo: es sospechosa hasta que no demuestre lo contrario. Eso mismo hace con los ciclistas y mira qué bien le luce el bolsillo. Pues eso… ¡tres rábanos!

10 de noviembre de 2010

FÓRMULA GUÁN: MÁS DIFÍCIL TODAVÍA

Aviso a los amantes de la Fórmula Guán. Este articulillo es vomitivo. Abstenerse aquellos con acidez de estómago y facilidad para la arcada.
 

Está a punto de acabar el circo de la Fórmula Guán por esta temporada. Sí, esa ruidosísima competición donde unos conductores muy osados se meten como pueden en el cuchitril de un cochezucho para intentar llegar los primeros a la meta, escuchar los himnos nacionales respectivos (incluyendo el del país donde se ubica la marca del coche, que tiene bemoles la cosa) y ponerse chorrreando de champán o cava ante las miradas abobadas de los admiradores. Un derroche energético y contaminante de aquí te espero. Un deporte (ji, ji, la palabreja me da risa) que luego unos periodistillos muy listillos (y muy bien pagados) nos venden a través de los medios televisivos –en España, la Secta- dándole una emoción de película de Hitchcock, cuando la cosa es más aburrida que una ostra gigante (bueno, menos cuando hay algún accidente y se arma entonces la marimorena).

Ya se ve que al Puñetas la derrochadora fórmula guán le cae bastante gorda y ya la hemos puesto a caer de un burro (o burra) en otras ocasiones pues siete añitos de Arco dan para mucho, teniendo en cuenta que el mundejo del deporte se repite más que un tartamudo recitando un trabalenguas. Pero es que, como ocurre en el circo, siempre hay un más difícil todavía. Y en esas estamos. Ahora el montaje formulero no acaba la temporada en Brasil, como en los últimos años, sino que ha añadido otra carrera más en su largo peregrinar haciendo el chorra. Supongo que para cumplir cien por cien con el protocolo de Kioto, ji, ji. Ahora, en menos de una semana, los artistas de la pista se desplazan desde Sao Paulo a Abu Dhabi, que como todo el mundo sabe, está a la vuelta de la esquina, o sea, a 2.300 kilómetros de distancia. Así que mueva usted 500.000 kilos de chatarra (que es todo el material que mueve la F1) de un lado al otro del planeta para que todo siga igual de sucio. Está muy bien pensado el itinerario circuitero, ¿eh? Es como si en la Vuelta Ciclista a España la primera etapa empezase en Los Lagos de Covadonga, la segunda se realizase en Sierra Nevada, en la tercera se subiese al Teide y así sucesivamente.

Claro  que todo este despilfarro qué narices importa. Si mueve lo que hay que mover, derrocha lo que hay que derrochar y se pringa lo que hay que pringarse es porque el NEGOCIO que lleva aparejado (en realidad lo único serio del asunto) es redondísimo. De eso entiende mucho el pobre paria don Bernie Ecclestone, capo de la fórmula guán. Nunca un negociejo tan privado quemó más recursos y movió más material en tan poco tiempo si exceptuamos el desplazamiento de los soldados americanos en alguna de las últimas invasiones a terceros países por estrictos motivos de “aquí mando yo”.  Al Puñetas le encantaría saber cuántos impuestos paga el circo de don Bernie en los distintos países en los que desembarca con sus locos cacharros. Saber si las organizaciones ecologistas lo tienen en su lista negra, esa que debería estar siendo estudiada en los tropecientos Ministerios del Mierdo Ambiente. Conocer qué chanchullos políticos y económicos maneja el pobre paria para que su circo ambulante cada vez haga perder el culo a más gobiernillos y jerifaltones, que luego sacan pecho y foto ante un Ferrari o un MacLaren de muchos quilates, cuando lo que gustaría al personal sensato es verlos enseñando las facturas que todo ese montaje cuesta al erario público.

En fin, con su pan y su gasolina se lo coman. Desde aquí invito a esos politicastros que se dicen de izquierdas y de altísima sensibilidad ecologista y medioambiental a que graven la carrera de la fórmula guán que se realice en su país –Spain sin ir más lejos- con una millonaria  tasa contra el derroche energético, la contaminación ambiental y el mal ejemplo a la ciudadanía. Esa que luego se monta en su cuatro latas, se echa a la carretera y –creyéndose que son un diez por ciento de Fernandito Alonso o Hamilton- se salen de una curva a 140 por hora o se estampan contra un árbol que estaba donde no debía. No caerá esa breva impositiva porque lo bueno de este y otros circos deportivescos es que entretienen un montón al personal y le hacen olvidar las heroicas chaladuras y corruptelas de sus politicastros, tan perfectamente prescindibles.

31 de enero de 2010

TODAVÍA HAY INGENUOS QUE SE CREEN QUE CON UNA PELOTA EN LOS PIES SE HACE PAÍS


LOS HECHOS:
8 de enero de 2010. El autobús de la selección de Togo es tiroteado en la frontera entre el Congo y Angola, país donde se disputará la Copa de África, organizada por la Confederación Africana de Fútbol (CAF). Dos días después se contabilizan cuatro muertos. El capitán informa que la intención del equipo es, dadas las circunstancias, no participar en la competición. Incluso están tratando de convencer de la misma idea a los otros tres equipos encuadrados en el grupo. Al mismo tiempo, la CAF y el gobierno angoleño empiezan a presionar a Togo para que no abandone, pero el capitán Enmanuel Adebayor lo dice muy clarito: “Conversaré con mi equipo y tomaremos una decisión por el bien de nuestras carreras, nuestras vidas y nuestras familias. Al final, sólo es fútbol. Muchos jugadores se quieren ir. Ellos han visto cerca la muerte y quieren regresar con sus familias." Poco después decidían dejar el torneo. Por la otra orilla, mientras tanto, no tenían dudas: "Nuestra prioridad es la seguridad de los jugadores, pero el torneo seguirá adelante", cacarea el portavoz de la Confederación Africana de Fútbol.

Poco después los jugadores volvían a deshojar la margarita. El centrocampista togolés Alaixys Romao afirmaba que “el conjunto de la delegación nos hemos reunido y hemos acordado estar en el campo el lunes para jugar contra Ghana. La decisión ha sido unánime. Algunos compañeros han muerto y otros han resultado heridos por acudir a la Copa de África. No podemos defraudarles y huir como cobardes. Permaneceremos aquí por ellos, pero también para no darles la satisfacción de huir a los rebeldes. Nuestro Gobierno no parece que esté de acuerdo con nosotros, pero todos hemos decidido que vamos a disputar esta competición." Efectivamente, las órdenes del gobierno togolés eran claras y terminantes: “Se prohíbe a la selección jugar en la Copa de África”. El primer ministro, Gilbert Houngbo, advierte que "si algún equipo o alguien se presenta bajo la bandera togolesa, será una representación falsa”. Y añade: “La decisión del Gobierno no ha cambiado, es una decisión meditada y firme. Entendemos el punto de vista de los jugadores, que quieren honrar a sus compañeros caídos, pero sería irresponsable por parte de las autoridades permitir que continúen". Los jugadores, finalmente, acceden a la petición de su gobierno y se retiran de la Copa de África. Los señoritos de la CAF y del gobierno angoleño se quedan con un palmo de narices, mascullando por lo bajini: “cobardes, lo vais a pagar”.
EL ANÁLISIS PUÑETERO:
Llevamos sosteniendo aquí, desde el Pleistoceno, que los jugadores de las selecciones nacionales no representan a sus países sino a las federaciones deportivas nacionales correspondientes. A sus federaciones, que  son pura y llanamente unas entidades privadas, con sus propias normas de funcionamiento, su afán explícito de hacer negocio y su voluntad de hacer de su capa un sayo mientras les dejen, lo que no significa que no quieran aprovechar la importancia social de su deporte (sobre todo, las federaciones de fútbol) para intentar sacar los cuartos a papá Estado –más parné para sus particulares bolsillos- y hacer colar la mistificación absurda de que los jugadores que ellas seleccionan no sólo les representan sino también al país del que son origen.

El invento de mezclar nacionalismo con pelota (que no otra cosa son las selecciones “nacionales”) engorda las arcas de las Federaciones de Fútbol y satisface de rebote las ansias de comunión identitaria de poblaciones acríticas a las que se les da de comer todos los días toneladas de anuncios, propagandas, cuentos y otras merdés ideologizadas para que pierdan la noción precisa y exacta de la dura realidad, de “su” realidad. Así, la Real Federación Española de Fútbol, que hace en su casa lo que le da la gana sin que nadie de fuera le rechiste, participa en torneos y competiciones deportivas bajo el nombre de “España”, en un uso torticero e impresentable de una marca (España) que no le corresponde; nombra a dedo a un señor como seleccionador, presentándolo ante la opinión pública como el seleccionador “español” (en vez de seleccionador de la Federación); éste escoge a los jugadores que desea de acuerdo a sus gustos e intereses pero dichos jugadores ya no son los futbolistas de Luis o Del Bosque, sino los futbolistas “de España”; luego, tanta ficción propagada y propagandística, acaba lógicamente con millones de gargantas coreando el “España, España”, como si en el campo de juego aquellos gladiadores representasen al país y estuviesen defendiendo en el césped el honor nacional. ¿En nombre de qué y de quién, demonios, si sólo se representan a ellos  mismos y a quienes les eligieron?

A su vez, los gobiernos respectivos también se muestran encantados con la ficción representativa denunciada más arriba. Un relativo éxito en una competición deportiva les permitirá sacar pecho y recibir a los jugadores en el palacete del primer ministro, rey o presidente como si aquellos fuesen héroes nacionales, cual si fueran un James Bond al servicio de su majestad, del gobierno y del país. Por otro lado, esa ficción “nacional” permite la integración territorial del personal, que odiándose o dándose mamporros los días de diario, en los de partido de la selección se unen como hermanos para aupar hacia la gloria a sus idolillos de sangre, bandera, himno y camiseta común. Ya no hay, un suponer, Real Madrid ni Barcelona. Todos son ya España, y el país, a una, insufla sus ánimos a los tíos de corto para que logren elevar a los altares del exitazo futbolero el buen nombre y el pabellón de la patria mía, afligida casi siempre menos en tiempos de ganancia de algún campeonato peloteril. Entonces, para celebrarlo, se hacen manifestaciones de alegría pública, con banderas y pancartas, como si se estuviese celebrando el primero de mayo o la toma de la Bastilla.

Las privadísimas Federaciones nacionales y los públicos gobernantes tienen un punto en común: aborregar al gentío con la tontez de una representatividad nacional de los equipos, cuando es más falsa que Judas. Claro que a ambos les interesa semejante embuste pues mutuamente salen beneficiados. Tanto que los mismísimos gobiernos –en nombre del bien común- dedican ingentes dineros públicos para construir estadios e infraestructuras, tomar las oportunas medidas de seguridad con cientos de policías, etc para que la Gran Competición Deportiva (pongamos por ejemplo, la Copa de África congoleña) sea un escaparate para el país. Una vitrina que será vista a través de millones de pequeñas pantallas, con lo de propaganda y fama que da eso, mientras que los federativos engordan su calcetín con ganancias completas que luego depositarán en desconocidas cuentas corrientes. Dinero público para bolsillos privados.

Pero de pronto, mira tú, un mal día esos interés compartidos saltan por los aires y entonces las Federaciones salen con la cantinela de que ellas son instituciones privadas, con sus propias reglas de juego, no sujetas ni al ordenamiento jurídico de su país pues dependen directamente de sus organizaciones superiores (la FIFA, la CAF…).  Algo de eso ocurrió no hace mucho con la RFEF en uno de los más bochornosos episodios que uno recuerda y eso es lo que acaba de pasar ahora con la CAF de las narices.

Aquí mando yo, ha venido a decir la CAF al gobierno togolés. Los jugadores de Togo están a mis órdenes, tienen ficha federativa de la Federación de Fútbol de Togo, que es una sucursal directa y disciplinada de nosotros. Así que usted, primer ministro, dirá misa en su país pero nosotros estamos al margen de su ley. Los jugadores tienen que jugar porque nos deben obediencia debida (laboral y contractual) y usted no es nadie para inmiscuirse en nuestros asuntos. Y como los jugadores, al final, decidieron hacerles caso a ustedes, su gobierno, en vez de a nosotros, la CAF, aquí tienen  ahora el resultado: "Hemos tomado la decisión de suspender al equipo nacional de Togo para las dos próximas ediciones de la Copa de África y de imponer una multa de 50.000 dólares a la federación nacional de fútbol togolesa, de acuerdo con el artículo 78 de la Copa de África de Angola 2010".

Así, con un par. Y encima tienen la desfachatez de hablar de “equipo nacional de Togo”. Pues si, en verdad fuese el equipo nacional de Togo, a quien deberían obedecer y acatar los jugadores y la federación togolesa sería a su gobierno y a no a esta pandilla de vividores mafiosillos de la CAF que, por no respetar, no respetan ni la memoria de los difuntos, siguiendo la máxima de “el muerto al hoyo y el vivo y el vivales, al bollo”. Si hay ciegos que todavía no quieren ver, es su problema, pero este ejemplo de la sanción de la CAF es como un relámpago en mitad de la noche: por si alguien no se había enterado, ellos -los federativos y sus chiringuitos futboleros-, son de otro planeta y hacen con "sus" jugadores lo que les viene en gana.

¿Y qué debería hacer el gobierno de Togo ante el órdago de la CAF? Pues muy sencillo: no permitir de ahora en adelante que el nombre de su país lo lleven en la camiseta unos jugadores que, por muy togoleses que sean, en realidad no representan al país sino a una organización privada enmarcada dentro de otras organizaciones supranacionales, las cuales aplican sus propias normas pasándose por encima las directrices de los gobiernos, cuya representatividad sobre el país que dirigen es muy superior a la que puedan tener la CAF, la FIFA y la madre que las parió. (Y a todo esto, para más inri, se llevan gratis a los futbolistas mientras que los clubes que los mantienen a precio de oro se quedan con un palmo de narices, rezando porque Diarra, Etoo o Kanouté no regresen del torneo de selecciones con un agujero en la tibia o el peroné. Mayor trinque y desvergüenza, no cabe. Y que encima lo revistan con el patrioterismo habitual, ya clama al cielo. ¡Cielo, envía un rayo purificador y convierte en fosfatina a estos trileros profesionales!).
CONCLUSIÓN:
Ya verán que ni el gobierno togoleño se atreve a mi propuesta de las camisetas, ni a declarar personas non gratas (dignas de ser llevadas al patíbulo o a la cárcel) a estos tipos de la CAF en cuanto pisen suelo togoleño. Y es que, salvados estos momentos estelares en que se descubre el pastel con nata que tienen montados unos y otros, la confraternización les conviene muy bien a ambas partes. Unos, los federativos, para su privadísimo negociete de mucha pasta y poco esfuerzo, y otros, los gobernantes, para el suyo del borreguismo popular y la “conciencia” nacional de su gente, a la que así distraen y entretienen evitando que se preocupen de asuntos muchos más importantes que ganar a Somalia por cinco goles a dos. Señor, señor…, todavía hay millones de ingenuos que creen que con una pelota en los pies se puede hacer país. ¡Alabados sean los pobres de mente porque de ellos será el mundo de la vana ilusión!

13 de diciembre de 2009

MEAR FUERA DE TIESTO

Que  el golfista Tiger Wood se haya acostado con el ciento y la madre de mujeres, o que haya engañado a su santa esposa, es un asunto que al común de los mortales nos debería importar un pimiento. Y a la prensa, otro. El norteamericano es conocido porque mete la pelotita mejor que nadie en los agujeros de los campos de golf. Que meta otras cosas en otro tipo de agujeros es asunto privadísimo del cuate por lo que el follón que se ha montado en torno a él es indecente, absurdo e inmoral. Si se hubiese tratado de un político, todavía. Como la mayoría de los electores yanquis, soy de la opinión que si el gobernante es capaz de engañar a su cónyuge, en vez de irle con la verdad por delante, qué trolas y embustes no será capaz de usar ante desconocidos. Ante los ciudadanos que le votan, por ejemplo. Don Tiger es famosuelo en el mundo del espectáculo por sus buenas artes en un campo de golf, así que todo lo que se aleje de ese tinglado, es pura y simple vida privada del negrito guaperas. Lo lamentable es que se monte el circo que se ha montado por sus líos de faldas y que al final el propio deporte se quede huérfano de su concurso por culpa del show que la prensa basura ha fabricado en torno a sus devaneos amorosos. O no tan devaneos, porque ahora salen hasta de debajo de las piedras amantes y  fulanas que –al olor del dólar fácil- quieren hacerse famosas contando asuntos de su propia vida privada y de la del golfista. Gente sin escrúpulos que no sabe guardar un secreto nacido –se supone- en la intimidad más íntima. O a lo peor, es que el Puñetas es un antiguo y eso de la intimidad es cosa de otros tiempos. Que todo puede ser…



15 de noviembre de 2009

EL MURO DEPORTIVO DE LA RDA

Cuando se acaban de cumplir 20 años de la caída del Muro de Berlín pocos recuerdan que, en el ámbito deportivo, también caía otro gran muro: el del dopaje en la RDA (República Democrática Alemana, aunque de Democrática no tenía ni un pelo del bigote de Stalin). Nacida en 1949 tras la Segunda Guerra Mundial, se estableció en una parte del territorio alemán, siendo ocupada por la Unión Soviética. Hoy, afortunadamente, la RDA y la URSS se han hecho añicos, como el Muro berlinés. Aunque aún quedan nostálgicos (hay gente masoquista a la que las dictaduras le erotizan bastante), en el ámbito deportivo hay plena unanimidad: aquellos dos países alcanzaron numerosos éxitos deportivos gracias a que el deporte era un asunto de Estado y a que a los deportistas más selectos los dopaban en cantidades industriales. “El objetivo es asegurar al deporte de la RDA una posición que demuestre la superioridad de la sociedad socialista sobre la capitalista gracias a la utilización de UM”.  Así llamaba la Stasi  (UM: productos de apoyo) a lo que era un plan estatal de dopaje, perfectamente planificado. Los deportistas apenas competían fuera de la órbita soviética (así se evitaba que otros países metieran las narices y sospecharan), pero no dudaban en acudir a unos Juegos Olímpicos o Mundiales, donde el deporte se confundía con la política, dentro de aquella Guerra Fría de infausto recuerdo.

En la RDA se dedicaron especialmente al atletismo y la natación, deportes en los que prevalece el físico (velocidad o resistencia). Pruebas en que las hormonas del crecimiento, las transfusiones sanguíneas y demás guarradas químicas podían hacer efecto. En 1972, en los Juegos de Munich, la RDA ganó más medallas que la RFA. Cuatro años más tarde, en Montreal, las nadadoras orientales se llevaban 11 de los 13 oros en juego. En Seúl la RDA consiguió 102 medallas, sólo aventajada por la URSS. Para un país de unos 17 millones de habitantes, no estaba nada mal la cosecha de chatarra. Sólo que tanto éxito olía ciertamente a chamusquina, máxime cuando los mayores triunfos procedían de la parte femenina. En Seúl, por ejemplo, las féminas consiguieron el triple de medallas que sus compañeros. O estaban hechas de una pasta especial o allí había trampa. Recuerdo que las nadadoras apenas cabían en el bañador, todo músculo, con espaldas más grandes que las de un leñador. Las walkirias, las llamaban. Sus 24 medallas convertían en ridículas las 9 de los chicos. Y no digamos en el atletismo (31 contra 12). A muchas les pilló la reunificación alemana tras la caída del Muro, pero nunca más se supo de ellas. Algunas, como la prometedora atleta Katrin Krabbe, fueron pilladas con las manos en la masa. La mayoría prefirieron hacer mutis por el foro: sin UM el cuerpo  ya no funcionaba igual. El Muro se les había caído encima con todos sus cascotes.

Se calcula que unos 10.000 deportistas de Alemania oriental fueron dopados entre 1970 y 1989. A la fuerza. Porque esa es la particularidad de este dopaje, nada comparable al que se produce en la actualidad. Era un dopaje planificado por el Estado para conseguir éxitos de propaganda política, sin tener en cuenta las nefastas consecuencias futuras en la salud de los deportistas.  A los que  apuntaban maneras, aunque fuesen tiernos infantes, ya se les empezaba a preparar “adecuadamente”. “Las gimnastas no crecían, las atletas y nadadoras se quedaban embarazadas y luego abortaban para aprovechar el cambio hormonal, y el dopaje desde los laboratorios era parte de la dieta”. (ABC) “A largo plazo, muchos han testimoniado las consecuencias espantosas del dopaje: cánceres, disfunciones hormonales, infertilidad en algunas mujeres e hijos con discapacidades en otras”. (El Mundo).

Cómo sería la cosa que arramblado el Muro y la RDA, tras las investigaciones pertinentes –y aún queda mucha tela por cortar- ya se ha sentado en el banquillo a diversos responsables de entonces y hasta se ha establecido un plan de indemnizaciones para los deportistas más afectados por las secuelas físicas que les han quedado de aquellos lodos. De entre ellos, el caso que más me ha impresionado es el de Heidi Krieger, campeona de Europa de peso (ver viñeta). A consecuencia del consumo de esteroides y hormonas modificó su metabolismo y le dio aspecto de hombre. Al final, tuvo que cambiarse de sexo y hoy se llama Andreas. Krieger declaró en el año 2000 en un juicio que se siguió contra los máximos responsables de la trampa.

Las cifras de la Alemania unificada, veinte años después del Muro, confirman el embuste y el delito de la RDA: Alemania gana las mismas medallas que ganaba la RFA, más o menos las que vienen a corresponder a su número de habitantes y poderío económico. Frente a los nostálgicos de unos tiempos y de una época que ningún ser humano decente y con sentido común quiere que regresen, reconforta conocer el detallazo de la ex atleta Ines Geipel. “Su mayor éxito, logrado gracias al doping, fue el récord mundial en la carrera de relevos de 4x100 metros. Geipel hizo borrar su nombre del registro, pese a la oposición de la Asociación Alemana de Atletismo y de sus tres colegas, que aparecen ahora como plusmarquistas de una disciplina que no existe: la carrera de relevos femenina de 3x100 metros.” (DW-World.de).


4 de noviembre de 2009

LA LEY DEL EMBUDO



Vive el Puñetas en uno de los países del mundo donde hay más leyes por kilómetro cuadrado y habitante. Se fabrican como churros, vengan o no a cuento; se interpretan como dios da a entender pues quienes las escriben adolecen de la virtud de la simplicidad y de ir al grano; la gran mayoría encierran trampas y argucias que sólo conocen los iniciados y, por si fuera poco, su cumplimiento suele ser bastante arbitrario y escaso, siendo los mayores incumplidores aquellos que deberían dar precisamente ejemplo: quienes se las inventan, interpretan o imponen a los demás. En cuestiones leguleyas somos la maravilla de las maravillas, la envidia del planeta y parte de la galaxia…

Una de esas leyes que venía circulando por el país en plan disparate era una que –ahora nos enteramos- llaman la “Ley Beckham”. Que semejante analfabeto haya dado tanto que hablar, incluyendo el aportar su nombre a una ley española, es para salir corriendo camino de Groenlandia, cuando menos. Dicha ley la parieron los políticos de turno con la idea de atraer hacia Spain a ciertas cabezas de huevo del mundo mundial (investigadores, científicos, investigadores, intelectuales de alto copete…) pero resulta que al final los únicos que se han servido y aprovechado de ella han sido los futbolistas extranjeros y sus tapaderas, los clubes que los han contratado. ¿Cómo van a venir científicos a España cuando los pocos que tenemos tienen que buscarse las habichuelas fuera de nuestras fronteras? La respuesta a la ley citada demuestra la estupidez e ignorancia del legislador así como la picaresca de los enteradillos de turno pues, según cuentan ahora las crónicas, los que venían de fuera acogiéndose a ella tributaban sólo al 24 %. Poco más o menos que si fueran pobres de solemnidad. (A este respecto, hace más o menos dos meses, recogíamos aquí la pataleta –bien razonable- del mánager general del Bayern de Múnich, Uli Hoenes, criticando el trato fiscal privilegiado que reciben los futbolistas en España, que le da a los clubes de la Primera División española una ventaja competitiva sobre el resto de Europa. ¡Qué razón tenía el muy pillín!).

Aunque, cuando recogimos la queja del alemán fuimos muy pesimistas con que el actual Gobierno cambiase dicha ley, mira tú por dónde quien tiene boca se equivoca: Don Zapatero nos da una patada en todos los morros y se atreve a mordisquear la oreja un poquitín a los millonarios del futbolín, subiéndoles la tributación al 43 %, pese a lo cual esos jugadores –los que vendrán a partir del 1 de enero de 2010- seguirán siendo riquísimos porque quienes suelen pagarles los impuestos son los clubes. Así da gusto.

En cuanto ha saltado la noticia al césped, los de la Liga Profesional del Fútbolín han puesto el grito en el cielo y en el bolsillo.  "Al fútbol español una modificación del régimen especial de impatriados le supondrá una factura de más de cien millones de euros, por lo que en el caso de ser adoptada habrá que tomar el camino de enfrentarse a esta decisión, llegando incluso a tener que parar la competición". Eso han dicho, en una huida hacia adelante que ojalá se haga realidad –quizás el personal de a pie empiece ya a darse cuenta del morro y cemento armado que gastan los clubes profesionales y sus dirigentes-. En vez de empezar a ahorrar como todo quisque (por ejemplo, no despidiendo entrenadores en cuanto se pierden cuatro partidos seguidos o llevando a los jugadores a hoteles de tres estrellas, que tampoco están mal), estos esforzados del patriotismo futbolero pretenden mantener la discriminación con los futbolistas españoles, que por el mero hecho de serlo tributan muy por encima de ese ridículo 24 % (en España, se diga lo que se diga, es una bicoca ser extranjero) y, por otro lado, quieren seguir riéndose de todos los millones de currantes  que no tienen un club o entidad que les pague los impuestos sino que han de de quitárselos del pan escaso de sus bocas para que el Estado haga de las suyas, mientras que a los dioses del balompié, ni tocarlos, que para eso realizan una labor social de la máxima urgencia histórica: meter goles entre tres palitroques pintados de blanco.

Parece que el ministro de Deportes, don Zapatero, anda más pelado que el culo de un mono y que necesita sacar dinero hasta de las piedras para que papá Estado no se hunda en la miseria y –con él- todos acabemos yéndonos a la porra. Tras la anunciada subida del IVA, que va a dejar en cueros a la clase obrera y a la de medio pelo, ahora –para compensar un poquitín- añade la guinda de unos cien millones de euros que saldrán de los bolsillos de los nuevos craks que don Laporta y don Florentín quieran incorporar a sus megaproyectos balompédicos desde el próximo año. “Con esta subida muchos de esos grandes jugadores recalarán en otros clubes de Europa” –han dicho sin rubor ni vergüenza gentes de la LFP. Por fin han desnudado a estos falsos dioses: el Ronaldo, el Ibra y otros que les precedieron han venido al Madrid y al Barça no por amor a tan lindas camisetas sino por querencia a lo de siempre: la pasta. Y cuanta más, mejor (sobre todo si es libre de impuestos y el que los paga en tu nombre lo hace en un ridículo porcentaje respecto a tus ingresos).

¿Acordará la LFP un paro empresarial en la Liga? Es capaz… Pero mientras lo meditan con la chequera algunos tontícolas pensamos que la burbuja futbolera estallará un año de estos, más temprano que tarde. Lo único que pedimos, en nuestra tontez congénita, es que cuando se produzca sus responsables no acudan llorosos ante el papá Estado a pedirle una ayudita por el amor de dios. Si yo estuviese en el lugar adecuado para tomar las medidas consiguientes, lo tendría bien clarito: iba a aumentar la densidad de población carcelaria española en cuestión de días. Y es que muchos estamos hasta las narices de que en este país siempre se inventen y apliquen las leyes siguiendo las directrices de la ley fundamental del reino: la del embudo. Lo tenemos claro: el que la hace, la paga y no puede ser que proporcionalmente pague más al fisco quien gana menos. Así de claro y así de simplísimo. El que busque privilegios de niñato rico que se vaya a vender sus abalorios más falsos que Judas a las Islas Jersey o las Caiman donde –por cierto- creo que tienen una Liga de lo más interesante...

16 de septiembre de 2009

LA PELI DE LA FÓRMULA GUÁN

Menudo follón (otro más) se ha liado en la Fórmula I (Guán, para los amigos) con el Gran premio de Singapur de septiembre de 2008. En un deporte en que el que no corre, vuela, resulta cómico que sus dirigentes tarden casi un año en darse cuenta que en aquella carrera hubo trampa. Quizás se explique porque fue la primera que se corría de noche y, bajo la luz de las estrellas y la luna lunera, ya se sabe que todos los gatos son pardos. Sobre todo si son de yeso, como les pasa a los alegres chicos de la FIA (Federación Internacional del Automóvil). Ojo, no confundir con la TIA de Mortadelo y Filemón.

Seguro que el enredo dará origen a una bella película a cargo de algún descerebrado director de Hollywood. Se dan todos los ingredientes para un buen argumento, tras leernos casi una enciclopedia respecto al affaire de marras: niñato hijo de papá, rico bien rico, homosexualidad, pasta gansa, chicas guapas, emoción bajo la lluvia, intriga, venganza, hombre bueno que no se entera de ná….

Antes de  largarse de la FIA el 23 de octubre próximo (porque lo han echado a consecuencia del rifirrafe de hace unos meses entre aquella y la FOTA) el presidente Mosley, aprovechando que un despechado niñato ha cantado la gallina (con retraso, pero más vale tarde que nunca), amenazaba con sancionar muy duramente a Renault por amañar presuntamente aquella carrera de Singapur. Ya saben…

. BRIATORE, jefazo de la escudería franchute y ricacho de profesión: “Nelsiño, guapo, ya que no vales como piloto ni para circular por la Nacional II española, y dado que este año no nos estamos comiendo una rosca, ¿por qué no estampas tu cara bonita contra un murete de protección justo en el momento en que Alonsito pueda beneficiarse de tu trompazo? Habrá safety car y aprovecharemos la ocasión”.

. NELSON PIQUET, pilotillo de Renault, hijo del Gran Piquet, al que se le parece en los circuitos como una naranja a una nuez: “Flavio, rico, que por muy pequeñito que sea el tortazo mi cuerpo serrano se lo va a llevar enterito. ¿Y tú qué me das a cambio, además de mandarme al paro?”

No se sabe cómo debió proseguir la conversación pero las suposiciones son muchas. El caso es que Nelsiño se dio una piña en el momento oportuno y el niño mimado de la afición automovilística española ganó aquella carrera nocturna. Había salido en el puesto 15 y aunque adelantó varios puestos, tras repostar, volvió a quedarse el último. Entonces el brasileño se estampó contra el muro (salió ileso, claro), hubo un safety car y Alonso quedó en una de las primeras posiciones. Ocurren entonces algunos incidentes menores, los coches que tiene delante han de repostar y el asturianín, más listo que el hambre, aprovecha la ocasión, la mecánica del coche responde –cosa rara- y llega a la meta como increíble vencedor.

Antes de la carrera, el bueno de Alonsico había manifestado según cuentan las hemerotecas: “Más que una estrategia hay que preparar un milagro”. Tras acabar victorioso lo primero que dijo fue, en un rasgo de absoluta sinceridad: “Ayer estuve muy desafortunado pero hoy he sido muy afortunado en carrera gracias al 'safety car'. Es increíble, es algo que no me esperaba". ¡Ay, pardillo, que  parece que no te enteraste de nada…! (O eso es lo que deseamos los cinéfilos porque en toda buena película de acción siempre debe haber un chico bueno…).

Sea o no cierto el tramposo numerito de Renault, lo cierto es que hoy mismo el italiano afrancesado del Briatore ha presentado su dimisión junto al ingeniero jefe. “Para salvar al equipo” han manifestado.  Una de dos: o el magnate de don Flavio reconoce así que hubo trampa en Singapur y con su salida como máximo responsable –pactada con Renault, por supuesto- logra evitar una sanción a la escudería francesa; o, si nos inclinamos por su inocencia, hay que reconocer que ha caído como un pardillo en los tejemanejes politiqueros y mafiosillos del presidente de la FIA, quien de dos plumazos –en cuanto supo que se tenía que largar de su cargo- se ha liquidado a dos de los más insignes personajes de la Fórmula I de los últimos tiempos: primero a Ron Dennis, de Mclaren y ahora a don Flavio. Los cuchillos, las navajas y las rencillas de la retaguardia son a menudo mucho más interesantes que lo que se ventila en el asfalto de los circuitos, aunque es raro que salten a la luz pública. 

Como en el Arco somos muy peliculeros (aunque no vamos al cine desde la Edad de Piedra), nos inclinamos más por esta segunda opción: la venganza. La historia real -al final- quedará sin saberse, así que no es malo que le echemos imaginación al asunto. El año entrante, sin los grandes capos de la Fórmula Guán (sólo falta que al Ecclestone, gran maestre de la cosa, le dé un patatús en alguna fornicación con una guapa moza), habrá borrón y cuenta nueva. 

No, no he acabado todavía -querido lector- porque falta la traca final puñetera. Ahora vamos a decir  lo que nadie ha dicho. La trampa de Singapur pudo ocurrir porque a los lumbreras de la Fórmula Guán se les ocurrió un buen día una genial cagada, que disfrazaron de idea muy guay: el safety car. Vaya usted toda la carrera en primera posición, con una hora de ventaja sobre los rivales, para que por culpa de un accidente se pare la cosa y todos empiecen de nuevo. Y como justo ibas a entrar a repostar, de ser el primero pasas por arte de birlibirloque a ser el último. ¡Genial, pedazo de genios motorizados! Además de injusta, atrabiliaria y absurda, la chorrada del safety car daba pie a que alguna gente sin escrúpulos montase el numerito que –presuntamente- ideó Renault. ¡Bravo, lumbreras!

Esperemos que la temporada próxima desaparezca esta regla tan poco deportiva, Alonso se vaya definitivamente a Ferrari, los coches se muevan silenciosamente por el circuito, consuman dos litros a los cien kilómetros y que la Sexta retransmita las carreras codificadas –son capaces- para aumentar así las plusvalías. El negocio, por parte de unos y otros, debe continuar aunque el deporte en sí de la Fórmula Guán siga siendo más soso que una lata de berberechos. ¿O era de sardinas? 

10 de junio de 2009

EL TÍTULO DE FUTBOLISTA SERVIRÁ PARA OBTENER EL DE INGENIERO DE CAMINOS, CANALES Y PUERTOS

El periodiquito oficioso del Capistodado publica hoy los siguientes acuerdos, entre otros:

Decreto por el que se regulan las convalidaciones de títulos y estudios y dispensas para futbolistas,  de acuerdo con la siguiente tabla:

Futbolistas que hayan actuado durante una temporada en la primera división de Liga: Dispensa de ingreso en las escuelas de ingenieros industriales, peritos electricistas y similares.

Futbolistas que hayan obtenido el título de máximos goleadores de la liga: Convalidación de su titulo en la facultad de Filosofía y Letras con el grado de Doctor en Historia, y en el caso de que acrediten saber que Colón descubrió América, con el grado de Archipámpano de las Indias.

Futbolistas internacionales: convalidación de su titulo de internacional por el de Doctor en Ciencias.

Futbolistas nacionalizados, hijos de padres españoles o, en su defecto, biznietos de bisabuelo español: Lo que les dé la gana.

(Noticia publicada en la revista Can Can del 17 de noviembre de 1958. La reproducimos para escarnio de todas las autoridades que han pasado por este país desde aquel día. Ni en dictadura ni en democracia ningún gobierno ha sido capaz de hacer realidad lo que se publicaba oficialmente por entonces. Si usted está de acuerdo con que, de una vez, se aplique dicha norma, firme en los comentarios indicando su nombre de andar por casa, su número de pie y su coeficiente intelectual. Para que la firma tenga validez de lobby ante las autoridades actuales deberá enviar 5 euros a la siguiente dirección: Bitácora “Por el Arco del Triunfo”. C/ Internet s/n. 290.058 San Auxilio Bendito Del Copetín – Spain)
 
Publicado en Can Can el 17/11/1958 

19 de diciembre de 2008

FUTBOLISTAS EN LAS PÁGINAS DE SUCESOS

 
En cuestión de días han sido noticia en España tres futbolistas, no por cuestiones profesionales si no extradeportivas. Concretamente, por tener la mano y la lengua muy largas. La cosa habrá de sustanciarse en sus justos términos por la vía de los tribunales pero hasta que se produzcan las pertinentes sentencias nadie les va a quitar el sambenito de ir por el mundo creyéndose los reyes del mambo.

* Sergio Ramos ya ha sido condenado en firme por un puñetazo que arreó a un periodista. Este ha manifestado que “Ramos estaba rodeado de jóvenes muy guapas cuando me pegó un puñetazo. Yo sólo le pedí permiso para grabar unas imágenes y mira cual fue su reacción, supongo que para chulear delante de la gente que se encontraba en el lugar”. Cuentan las crónicas que el futbolista ni se presentó al juicio. Pa qué…

* Lo de Victor Valdés ocurrió en un cine. Todo empezó cuando su acompañante femenina, en medio de la peli, encendió un cigarrillo. Un espectador quisquilloso le debió recordar que no se fuma en ciertos lugares o que le molestaba el humo. El caso es que afirma haber recibido un puñetazo en la cara sin mediar palabra y que posteriormente aquel tipo remató la jugada  abalanzándose sobre él, lo que requirió la intervención de los acomodadores y otras personas que estaban en la sala. El violento del cine resultó ser –oh sorpresa- el afamado portero del Barça, quien fue retenido por los espectadores hasta que llegó la policía.

* El tercer rompepelotas pillado en plan poco cariñoso con el personal ha sido el defensa colombiano del Sevilla Aquivaldo Mosquera, quien amenazó a un periodista del diario AS con estas bellas palabras: "Si sigues escribiendo así de mí te va a pasar algo peligroso". La amenaza se produjo delante de numerosos testigos, incluido el delegado del Sevilla, cuya rápida mediación impidió que el incidente fuese a mayores.

Ya hemos escrito alguna vez en el Arco que bastantes afamados futbolistas deberían cuidar sus formas dentro del terreno de juego, donde suelen dejar bastante que desear en cuanto a educación y respeto hacia el rival y el público que paga. Hasta hemos reclamado que a algunos los envíen a la escuela por la tarde como medida profiláctica ya que ganan demasiado dinero y tanto tiempo libre invita a la excesiva relajación. Ahora, de seguir la epidemia de Ramos, Valdés y Mosquera, va a ser cosa de que estos tipos –si es cierto lo que sus  agredidos han contado, que en el caso de Ramos ya se da judicialmente por probado- reciban una severa reprimenda en sus puestos de trabajo y en el ámbito público. Queremos deportistas fuertes, sanos y bien educados y si no saben aguantar la presión, que se dediquen a la petanca; si no saben controlar sus instintos “asesinos” (que al parecer les vienen muy bien para el fútbol), que aprendan a distinguir un estadio de un bar, un cine o un hotel; y si no entienden que así no se puede ir por la sociedad civil, que los metan en vereda educándolos convenientemente sus clubes respectivos que son –a la postre- los que les han subido al embarrado pedestal de idolillos de multitudes. 

7 de diciembre de 2008

EL PRESO POLÍTICO DEL OLYMPIQUE DE MARSELLA

 
Sabemos que la Justicia en España (fiel reflejo de la desnortada casta política que padecemos, pues no en balde quienes hacen las leyes no son los jueces si no los políticos) es imprevisible: lo mismo te cae un año de separación de tu hijo por darle una bofetada que te dejan libre tras matar a un chaval. Conociendo a su máximo representante, un tal ministro Bermejo, al que se le da mejor la caza del jabalí que la cosa de su departamento (pese a lo cual afirma el camarada que tenemos la mejor justicia de la Historia, je, je, perdón pero es que me entra la risa) a nadie puede tampoco extrañar que enfrentarse a ella sea algo parecido a jugar a la ruleta rusa: nunca sabes por donde te saldrá el tiro.

-Coñe, Puñetas, a los deportes, por favor.

Todavía hay gente que piensa que el deporte está en el limbo, que es cosa de otro planeta, que todo es cuestión de batir un record, de meter un golete en la otra portería o de dar pepinazos a una bola. Eso era antes. Ahora cualquier noticia o asuntejo deportivesco está más relacionado con la economía, la justicia, la política, la psiquiatría o la tontería que con lo estrictamente deportivo. Por ejemplo: se celebra un partido de fútbol. Digamos entre un equipo español y otro francés. El encuentro es de alto riesgo no porque los jugadores jueguen a hachazo limpio si no porque las aficiones respectivas se tienen ganas. Los franchutes llegan a nuestro país con ansias de juerga y jarana. Hay que meter tropecientos policías en el campo, pagados entre todos los ciudadanos, para mantener controlados a unos salvajes que no se sabe de donde sacan los cuartos para viajar, hospedarse y entrar en los campos de fútbol, aunque suponemos que alguien les paga a cambio de algo. Pese a todo se arma el follón. Luego interviene la organización mamarrachera que organiza el  invento (y que obtiene pingües beneficios) diciendo que la policía se extralimitó en la represión y que no saben ser profesionales. No la paga de su bolsillo y, encima, pretende dar lecciones de cómo tienen que actuar los maderos. Tienen un morro que se lo pisan. Punto y aparte.

Al cabecilla matón de la afición marsellesa se le enchirona porque ha sido pillado con la silla entre las manos y otras cosas peores. Todo con la loable intención (en parte alcanzada) de partir la cabeza a algunos policías. Los hinchas franceses exigen la liberación de su líder, al que basta ver en imágenes para darse cuenta del coeficiente mental que alberga en su sesera. Amenazan con matar a aficionados atléticos en el partido de vuelta si no se le suelta pronto. Y a todo esto, ¡estamos hablando de deportes, claro! La UEFA se lava las manos, como Pilatos. Y en éstas que la justicia española, con una celeridad inusitada, dicta sentencia sobre el pájaro del Marsella: tres años y seis meses de cárcel. El amigo, sus compadres y los abogados defensores ponen el grito en el cielo porque imaginaban que los jueces españoles se la envainarían con el hincha, dada la proverbial manga ancha que lucimos por estos pagos. Lo que no esperaban es que, de vez en cuando, la manga se estrecha hasta el ahogo más risible. No sólo no han dado unos besitos en salva sean sus partes al golfo marsellés (que, ya me lo imaginaba, también tiene una venilla cainita española) si no que lo han mandado a lanzar escupitajos durante una temporada a Alcatraz o como demonios se llame su futuro hotel (con oferta permanente del gratis total, que eso siempre consuela mucho).

Los gabachos menos civilizados, claro, se han enfadado cantidubi y han soltado por su boquita de piñón lo que no está escrito: la traductora era una inútil, el fiscal se dormía, los jueces son unos vanidosos y España es una vergüenza. Todo esto se lo podía haber ahorrado el Santos Mirasierra de las narices –que así se llama el gamberro condenado por "un atentado contra los agentes de la autoridad"- si se hubiera quedado en casita viendo el partido por la tele. Ir a tocar las narices a la casa del vecino es de muy mala educación, sobre todo si es policía. Pero lo peor de todo es que a este impresentable (como los miles de aficionados ultras de los dos clubes y de otros) lo van a convertir en mártir. El futuro que se le presenta será glorioso: teles, prensa, homenajes, libros biográficos y –quizás- hasta rodar una película… Porque, como dijo su abogado (otro impresentable), “Santos es un preso político”. ¡Coño, qué bajo ha caído la política!

Vaya desde aquí nuestro desprecio más glorioso hacia la gentuza (son pocos pero arman mucho ruido y nos cuestan bastante dinero) que usa el fútbol para satisfacer sus neuras filonazis y psicopáticas a cambio de “apoyar” con vandalismo puro y duro a “su” equipo. El día que empiecen a entrar en la cárcel ciertos dirigentes demasiado comprensivos con estas acémilas -tan comprensivos que a algunos los tienen en nómina- quizás será cuando se ponga la primera piedra para acabar con la violencia gratuita y la estupidez supina que reina en algunos encuentros furboleros.

-Vaya, Puñetas, te has quedado descansando…
-En la gloria, amigo, en la gloria… El infierno se lo dejo al Mirasierra y a sus colegas de otras nacionalidades, incluyendo la española. 

PARA PROFUNDIZAR EN EL TEMA

1. La violencia en el fútbol.
2. El juego de la violencia verbal en el fútbol
3. Agresividad y violencia en el fútbol.

4 de diciembre de 2008

A VECES... HASTA TENEMOS RAZÓN

Allá por septiembre de 2006 provocaba dimes y diretes un video televisado en el que se hacía publicidad política y deportiva sobre las selecciones catalanas… usando imágenes de niños y contando una bella historia que mereció entonces la repulsa del Puñetas. “Usar a los niños para campañas políticas es una obscenidad” –escribíamos, indignados un poquito. Aquel artículo se tituló “Una nación, una selección y los niños en medio”. Más claro, el agua de Fontvella.

Hoy, tras algo más de dos años, el Juzgado Contencioso-administrativo número 9 de Barcelona ha fallado –con la celeridad que caracteriza a la justicia española y catalana- que dicho anuncio “incita a la discriminación" entre los menores y fomenta conductas contrarias a la convivencia, la solidaridad y la igualdad. Además, el spot es de carácter político, limitado por la legislación. Por ello, ordena su retirada definitiva.

Para celebrar que, sin que sirva de precedente, nuestras tesis se ajustan también a derecho (hoy se nos ha subido el ego a la parra, y va a costar horas el bajarlo), aquí va una retrospectiva del asuntejo.

a)    La noticia de ahora: 4/12/2008
b)    El artículo de entonces: 26/09/2006
c)    La moraleja. (Viñetilla de abajo)

14 de octubre de 2008

LOS MAMARRACHOS DE LA UEFA

Dicen los que saben de eso que la Justicia, por lo general, suele ser ciega, muda y sorda. Si nos referimos a la particular “justicia” que imparten los estamentos deportivos, podremos añadir, además, que suele ser soberanamente tonta.

La UEFA ha emitido un veredicto la mar de curioso en torno a los incidentes habidos en el partido de Champion entre el At. de Madrid y el Olympique de Marsella. Que sea duro o blando, en el Arco ni nos va ni nos viene. Quien participa en una competición organizada por este clan se somete a las consecuencias y a las arbitrariedades consiguientes. El día que algunos clubes den un portazo y decidan largarse de allí, lo mismo les dedicamos una copla laudatoria. Ahora bien; que estos tipos acusen a la policía de causar los incidentes del partido pasa ya de castaño oscuro.

Sabemos que hasta los gobiernos más altos y bajos se pliegan a los señoritos que mangonean y dirigen el deporte mundial, no digamos si es el fútbol. El reciente caso de la bajada de pantalones del Consejo Superior de Deportes y su presi, don Lissaqué, es un ejemplo antológico. No extrañe luego que los mamarrachos, por ejemplo, pretendan dictar a los mismísimos gobiernos democráticos las instrucciones de cómo la policía tiene que intervenir en los estadios.

Sin que sirva de precedente, el ministro Rubalcaba no ha tardado mucho en salir a la palestra para defender a la policía y hasta ha prometido que enviará los videos y la información disponible a la UEFA a ver si se enteran. Pero le ha faltado decir lo más importante: “Señores de la UEFA, desde el año que viene les vamos a pasar la minuta de lo que cuesta tener a la policía en sus partiditos. La ciudadanía no tiene porqué pagar sus vicios privados. Igualmente promulgaremos una ley que obligue a que en dichos encuentros haya una vigilancia privada -pagada por los organizadores, o sea, vuesas mercedes-, de acuerdo al aforo del campo. Mientras ustedes controlan la verbena dentro del estadio,  nosotros nos ocuparemos de repartir estopa, si procede, en la calle y aledaños”.

Le ha faltado valor al ministro, aunque lo comprendemos: es más fácil inyectar miles de millones a los vampiros de los bancos que enfrentarse a fondo a los mandamases del futboleo internacional. Si alguna vez lo hace lo elevaremos a la categoría de Héroe.  Vale ya que a estos señoritingos les salga gratis su particular invento. ¡Qué digo gratis, si encima tienen amplísimos beneficios!      

9 de octubre de 2008

DE REGRESO A LA BARBARIE

Holanda ya no es lo que era. Los antiguos progres derivaron en halcones y ahora -convertidos ya en unos degenerados- aplauden hasta con las orejas que niños de 6 años en adelante se partan la cara en un ring ante miles de espectadores sedientos de bellas emociones. El argumento es que hay que canalizar la agresividad y la energía de los chavales evitando así que la ejerzan en las calles. Los críos, los padres, los vecinos y hasta las prostitutas del barrio rojo se felicitan por tan maravillosa medida educativa e higiénica.  No es sólo en el país de los tulipanes donde se han emborrachado con esta creencia, pero uno tenía a los Países Bajos como un país un poco más serio y decente. Los chicos aprenderán a controlar la violencia, a reforzar su autoestima y a fortalecer la disciplina interior. Sí, eso dicen los desnortados expertos psicopedagógicos, vendidos al poder y a lo que haga falta. Tras llegar a la cúspide civilizatoria algunos están tomando el camino de vuelta, de regreso a la primitiva barbarie, a una velocidad verdaderamente admirable.  
 

5 de octubre de 2007

LA SEMANA DE LOS ESCÁNDALOS


Finaliza la primera semana de octubre, donde los escándalos y las trampas han batido todo un récord. Tipos que engañan, estafan y mienten siempre los ha habido, pues es consustancial a una parte importante del género humanoide. Si encima hay dinero por medio, más trampa y más cartón. Desde el dopaje para sobresalir artificialmente sobre los demás hasta la mentira más burda, pasando por la falta de respeto a los rivales o los árbitros, que es otra forma de no jugar limpio. O el uso del dinero público en manos de unos irresponsables para menospreciar a un sector de la población. De todo ello hemos tenido en esta semana que se está yendo a freír espárragos. Se ve, pues, que las habas duras no sólo se cuecen en los despachos y entre la clase dirigente si no también en los deportistas de cualquier deporte (¡hasta en el golf, mare de deu!). Veamos cinco hechos gloriosos habidos esta semana:



* El Hamilton de las narices realizaba una serie de maniobras irregulares en la salida del Gran Premio de Japón de Fórmula I, una de las cuales llevó a provocar un accidente. Investigado por la FIA, al final le han dado un tirón de orejas solamente, pero cualquiera que vea el vídeo se da cuenta que ese día y a esa hora más que el coche lo que le patinaba al inglesito eran las neuronas.



* En el torneo de tenis de Metz (la France) un tenista llamado Koubet, por una decisión arbitral que no iba a impedirle poder ganar el encuentro, empezó a montar un pollo de tal calibre que ríanse ustedes del de la Pantoja. Por su boca salieron rayos, culebras e insultos vomitivos hacia el árbitro del partido, quien no tuvo más remedio que enviar al jugador austriaco a los corrales, con los aplausos del respetable que había pagado su entrada para ver un partido de tenis y no un monólogo de descalificaciones y borderías. Para mí que el tipo se hartó de jugar y no encontró mejor modo de abandonar el encuentro que mentarle toda la parentela a los jueces de silla y árbitro.


* Algunos catetos del Metro de Madrid, sector marketing, decidieron presentar en sociedad un bodrio de video-anuncio elaborado para ganar clientes. Como son tan listos, no se les ocurrió mejor idea que presentar a un tipo del Real Madrid yendo en metro al partido, mientras que metían en un coche a otro que representaba claramente a un seguidor del Atlético de Madrid. Un chaval tontuno, que mientras conduce habla por el móvil o fuma y que, claro, llega tarde al partido. Los atléticos se han cabreado, y con razón, no sólo por la memez del anuncio si no por el maniqueismo del mismo. ¡Con qué facilidad dilapidan el dinero público unos chiquilicuatros que se creen la mar de ingeniosos!


* Ya no te puedes fiar ni de las chicas guapas. La de veces que el Puñetas ha visto correr a Marion Jones, admirando su cuerpo serrano y su poderío atlético. Sus cinco medallas en los JJOO de Sydney todavía la hicieron más grande a los ojos de sus anónimos admiradores. Y mire usted por donde, ahora se descuelga la chavala con que le daba a los esteroides y a otras sustancias dopantes. Aunque al menos la moza ha demostrado que tiene conciencia, la conclusión es que de ahora en adelante –visto como está el patio- ¡ya no nos vamos a poder fiar ni de nuestro padre!



* Pero el escándalo más gracioso y burdo se ha producido en un campo de fútbol. Como no podía ser menos, allí donde más trampas y escándalos suele haber. Una obra de teatro en toda regla. Un portero llamado Dida, un aficionado escocés que salta al campo en los últimos minutos y que se va al otro córner, pasando por delante del portero milanista. En estas que le da un cariñoso manotazo, de esos que no matarían ni a una mosca, y en esas que el Dida –tras la sorpresa- sale detrás del espontáneo y decide que lo mejor es tirarse al suelo y simular una lesión, o una lipotimia o un yuyu. Total, que tras la salida de las asistencias, se lo llevan en camilla y aquí se cierra el telón. El teatrero no tuvo la deferencia ni de salir a saludar al centro del campo, una vez finalizada su magistral interpretación. Si el jugador brasileño tuviera vergüenza, no volvía a salir nunca más a un campo de fútbol. De ahora en adelante que se dedique al cine o a las bambalinas.



Y luego dicen algunos que el deporte es aburrido. Hay semanas en que da más de sí que el espectáculo más tramposo y escandaloso que ha parido mamá: el de la política. Esta semana los chicos del deporte mundial han ganado por goleada.

25 de mayo de 2007

LOS MALETINES FANTASMAS Y LOS FANTASMAS DE LOS MALETINES


En el articulillo anterior analizábamos –a través de la bragueta de mi primo Paco, el Cipote- que la Liga de fútbol está que arde, con cuatro famosos pretendientes que, al final, quedarán en uno sólo. Manía ésta de los amigos competitivos y simplistas del deporte que no entienden que quizás sería más interesante que hubiera dos campeones en vez de uno. Y menos frustrante. Que yo sepa, en el Festival de Eurovisión, hubo un año en que resultaron ganadores cuatro países y, oiga, no pasó nada que no fuese una tetra-alegría. Así que desde aquí propongo humildemente que en muchos torneos deportivos existan dos ganadores al unísono. Por fin se acabarían esas tragicómicas imágenes de unos alborozados triunfadores dando saltos de canguro en el terreno de juego mientras que un metro más allá se lamen las heridas de la derrota unos abatidos llorones. Otra idea más del Puñetas que regalo al personal aunque, como a todo genio, je, je, nadie me hace ni pajolero caso.


Regresando de los cerros de Úbeda a donde me he ido en el párrafo anterior, retomo al cacao de la Liga. Oiga, es que no falla. Se acercan las últimas jornadas y ya empiezan los maletines llenos de billetes a rodar de aquí para allá. Preámbulo del llanto y crujir de dientes que se avecina. Especialmente este año, con todo por decidir y con muchos aspirantes al triunfo y al fracaso. Como sólo gana uno y, en cambio, descienden tres, el nivel de decepción, frustración, rabia y lloriqueo final va a ser de aúpa. Se avecina una avalancha de gente hacia las consultas de los psiquiatras. Están por llegar diversas alteraciones del orden público, donde esperemos que la cosa se quede sólo en unos cuantos cocotazos y chichones a voleo. Tendremos unas portadas y declaraciones incendiarias casi todos los días, que nos pondrán la mala leche por las nubes. Se acerca una buena, el que avisa no es traidor y aquí va a arder Troya con un montón de maletines en la entrepierna.



Muchos dicen haberlos visto pero ninguno aporta pruebas. O sea, que van de bocazas. O de cínicos. O de embusteros. Otros no saben, a estas alturas de la peli, si son legales o ilegales. Eso sí, todos lo comentan y lo farfullan, aunque nadie enseña la patita, la mano o la caja que lo demuestre. Con este proceder todo se enmierda y todos quedan como trincones y filibusteros. Porque aceptar que es una práctica habitual, saberlo y contarlo (aunque sin dar nunca detalles) demuestra que hay mucho equipo con la contabilidad en plan Malaya, mucho tragón que calza pantalones cortos y mucho intermediario con el culo al aire. A nadie parece importarle mucho.


Dicen los que saben de esto, pero que nunca cuentan más allá de la sospecha y del ventilador (siempre acusan a los demás), que en España es legal el primar a terceros para que ganen un partido. Lo que quiere decir que si no hay dinero por medio, no tendrían la motivación suficiente. Así son estos futboleros: unos “profesionales” de pacotilla. Sin embargo, la miope Federación Española del Fútbolín (que no ve tres en un burro siempre que se habla de estas cosas) y el selectivo Ministerio de Hacienda (que sólo espulga de lo seguro: los que están controlados por una nómina) consideran que estas acciones maletineras llenas de billetes son contranatura. Con lo cual uno no entiende esta esquizofrenia (lo que para la Justicia no es malo, para la Hacienda lo es), pero así son las cosas politiqueras en este desnortado país, donde las normas van por un lado y los hechos y las palabras por otro. Por eso nadie hace nada por demostrar con pruebas y señales qué hay de cierto en el asunto maleteril.



El caso es que los maletines parece que ruedan y vuelan a tutiplén por estas fechas. Son como los OVNIS: todo el mundo dice verlos pero ninguno va más allá. Cojonudo. Y, lo que es peor, nadie analiza las implicaciones que de su existencia se derivan. Ya he apuntado más arriba una: que muchos jugadores tienen una profesionalidad que deja bastante que desear. ¿Alguien se imagina llegar a una ventanilla de una Administración Pública y pagar un extra al funcionario de turno para que coloque nuestro expediente o solicitud por delante de otros/as en el largo procedimiento administrativo y así resolver nuestra cuestión o problema antes que el resto del personal? Quizás la acción no sería ilegal, pero al funcionario de turno que aceptase nuestra manteca habría que mandarlo a la calle al día siguiente de conocida su acción. Algo parecido me parece el asunto éste de los maletines por pagar a otros equipos para que se motiven un poquito en ciertos partidos en que ellos no se juegan mucho pero otros sí. El día que se levanten las alfombras de la economía futbolera, no habrá vertedero suficiente para albergar tanta basura y estiércol como allí puede aparecer.


Mientras tanto los maletines repletos de billetitos frescos e indocumentados seguirán apareciendo siempre por estas fechas en el descacharrante firmamento mediático y futbolero. Son unos clásicos del discurrir del tiempo, como la llegada de las cigüeñas en invierno o de los bikinis en verano. Eso sí, mucho bla, bla, bla pero poco más. La fuerza sólo se le va por la boca a tanto bocazas como hay por los derroteros de la pelotita. ¡Queridos fantasmas: menos sospechas aderezadas de verborreico palique y más documentadas visitas al juzgado de guardia, a la Federación y al Ministerio de Hacienda!

27 de abril de 2007

NIÑOS: MENOS COMPETICIÓN Y MÁS JUEGO


Hace unos días escribía unas letras sobre unos benditos profesores dedicados a sacar agua del difícil pozo de los adolescentes de ahora, a través de la asignatura de educación física. Mientras unos docentes han decidido tirar la toalla e ir sobreviviendo, otros siguen dando el callo y perdiendo la salud psíquica en ello, la mayor parte de las veces con escasa recompensa. Otra cosa es cuando el niño (o más bien, el padre) decide que el zagal está capacitado para hacer deporte federado, en el equipo del barrio o de la localidad. Un deporte de los de fama y pasta, porque mira que si el mocoso sale fino y burla burlando empieza a destacar… Así empezaron muchos que hoy andan forrados de billetes y fama.


La atención de estos progenitores está puesta en el en plano competitivo, con ciertas miras de futuro, por si toca la flauta con el chaval, aunque sea por casualidad. Poco les interesa la formación física que su retoño reciba en el centro educativo, mucho lo que acontezca en el club social, escuela de tenis o de fútbol… Para el compa de la Aguja,“los niños disfrutan jugando, no disfrutan compitiendo porque el único objetivo es ganar”. Pero en esas están muchos padres, que hasta despotrican del colegio o instituto porque allí pasan de organizar campeonatos, ligas y demás parafernalia competitiva con trofeo al fondo. Así que lo que educan algunos profesores abnegados, deseducan algunos padres hipnotizados por los torneos, la competición y el hipotético futuro del hijo como figura o figurilla deportiva más o menos rentable.



Los chavales son como las esponjas: lo tragan y asimilan todo, lo bueno y lo malo, lo consciente y lo inconsciente, y esa competitividad feroz que existe en los medios, en la calle, en el deporte y en muchas familias, les suele hacer escasa. De poco vale que en la mayoría de las escuelas (un remanso de paz, donde muchos profesores se ven negros para educar en otros valores que no sean los socialmente mayoritarios) se insista en el juego, se recuperen tradiciones y actividades clásicas, se mezcle a los chavales y chavalas en la práctica del ejercicio, se realicen actividades alternativas (yoga, orientación, tenis de mesa…), etc. Al final, cuando los críos dan rienda suelta a lo que llevan dentro (en los recreos) sólo existe el fútbol y todos los execrables comportamientos que éste lleva consigo. Pero todavía aquí los enanos se divierten. Más cuando se trata de enfrentarse a otros mocosos como ellos en un partido oficial, o cuando hay que entrenar duro para prepararse de cara al futuro, más de uno pone una cara de asco que dan ganas de comprarle un saco de caramelos.


No es cosa de tomarse a broma el asunto. Acabo de leer un reportaje sobre los padres de algunas deportistas famosas y es para salir corriendo a la consulta del psiquiatra. No es sólo los tortazos del papuchi de la Zubkova que vimos hace poco en las telecacas. Aquel matón de Alcatraz que atendía por padre de la tenista Mary Pierce, y que animaba a su hija con insultos soeces hacia sus rivales; el padre de Jelena Dokic, cuya filosofía se reducía a una máxima: “las voleas, con sangre entran”, y que hizo tan imposible la vida de su hija (la mejor tenista serbia de la historia) que ésta acabó abrazando la bandera australiana; aquel coronel retirado que drogaba a las rivales de sus hijas; ese padre padrone de la golfista coreana Se Ri, que al final acabó hospitalizada ante sus salvajadas, como aquella de que para endurecer psicológicamente a su hija, ésta durmiese entre las tumbas de un cementerio; el ajedrecista Kamsky, que acabó odiando a su padre, harto de palos y zanahorias. O qué decir del papaíto de las Williams, que antes de engendrarlas ya había decidido que serían tenistas. Suerte han tenido la Venus y la Serena de no haberle defraudado, que si no...


Cuando lo importante ya no es disfrutar sino ganar como sea, escalar peldaños en el ranking, ganar dinero para mejorar la economía familiar, o satisfacer el ego del papurri para que presuma luego en la taberna con los amiguetes o viaje los fines de semana acompañando al crío o cría, entonces entramos en otra galaxia, pasando de la más noble y desinteresada actividad física al terreno bastante resbaladizo de lo competitivo, lo profesional y lo elitista. Aquí, nueve de cada diez chaveas, llevan todas las papeletas para pagar el pato que con tanto afán quiere cenarse la familia. Así que aconsejo al ocasional lector que se zampe enterito este artículo periodístico de XL Semanal, "Campeonas a golpes", mientras que esté operativo. Son casos extremos, pero más me preocupan los casos ordinarios y anónimos de los que casi nadie acaba enterándose más que los propios niños. Eso sí, le ruego tenga a mano un peine porque tras la lectura detenida los pelos se les habrán puesto como escarpias y no es cosa de salir a la calle en ese plan, por mucho que lo raro hoy día sea ver a alguien pulcramente peinado.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).