6 de junio de 2005

FELIZ NADAL

¿Quién no habla hoy de Rafaelito Nadal en un día en que es portada de los principales periódicos del mundo con titulares tan originales como "Don Quichotte de la Mancha” o "Nadal, l'extraterrestre"? El The New York Times le dedica, con un espacio reservado en portada, un sobrio artículo en el que afirma que "Nadal ha jugado mejor que nadie en los últimos dos meses" y le apunta como “el futuro más grande del tenis”. Sin salir de los USA, el Sport Ilustrated titula en la portada de su digital "Youth Served" (Juventud Servida) y califica a Nadal como un "prodigio adolescente”. El rotativo Liberation titula: "Nadal por las nubes”. En el Reino Unido, el The Times califica al joven de Manacor de "Ferrari brillante". La Gazzeta dello Sport escribe "Roland Garros corona a Nadal".

En Spain, el AS titula en portada: “España tiene dos reyes” con una fotografía de saludo entre Juan Carlos I y Rafael I de las Raquetas. Y en Marca: “Rafa, eres el rey de la tierra”. Mundo Deportivo: “Súper Nadal”. “Épica victoria de Nadal sobre Puerta y el público francés”, titula EL MUNDO. Y así todos los periódicos, menos ese bodrio llamado EL PAIS (periódico aburrido y con menos imaginación que una oveja lacaya del poder) que escribe “Nadal gana en Roland Garros en su primera participación”. (Vergüenza ajena debería darle a sus irresponsables que los periódicos más prestigiosos del mundo le dediquen en portada más espacio y elogios al muchacho de la raqueta que la miseria de renglones que le dedica el órgano oficial zapateril. Para este periodicucho servil al poder el notición del domingo es que “El PSOE concluye que hubo imprevisión antes del 11-M y engaño después”. Como si eso fuese noticia y eso le interesase ya a alguien a estas alturas de la película. En fin, regresemos al deporte y pasémonos las miserias polanquiles por el arco del triunfo).

Aunque el Puñetas sea algo rarín en esto del deporte, sería un desprecio al sentido común no escribir cuatro letras sobre este chaval al que todos elevan a los altares y del que espero que esté mucho tiempo en ellos (mas que nada para que los envidiosos de siempre no lo abatan a pedruscos al menor fracaso). Pero antes de acabar con la prensa de medio mundo, citaré el titular que más me ha gustado. Precisamente porque alaba a Nadal como ningún otro, pero haciéndolo desde el reconocimiento al perdedor, un argentino llamado Mariano Puerta que aún tocado físicamente fue capaz de hacer un partidazo y ante quien (excepto Nadal) cualquier otro jugador actual hubiera sucumbido. Titula el diario Clarín: “Puerta dejó el alma en Roland Garros”. Sí, señor, tuvo que dejarse el alma y medio físico para intentar ponerle las cosas difíciles a Rafaelito, quien hubo momentos en que las pasó canutas. Vaya desde aquí un sencillo homenaje a este argentino granítico y caballero que jugó un tenis de altísimo nivel.

Porque eso es lo que, desde hacía bastante tiempo, no veía en una cancha de tenis. O sea, en tierra, porque en la hierba el tenis ya es otra historia. Latigazos que no darían para dos jugadas, en la pista terráquea francesa permitían ver como dos gatos panza arriba se desplazaban incansablemente de un lado a otro de la pista y cómo hacían malabarismos con la bola loca. Jó, qué dejadas, esos globos ajustados a la línea, esos zurriagazos creando ángulos increíbles y casi imposibles que en muchas ocasiones eran devueltos como si tal cosa. Un soberbio espectáculo en el que ganó el más genial, el más consistente, pero en el que nadie perdió porque ¿cómo dar por perdedor a quien –como Puerta- se jugó el alma, el cuerpo, la sangre y todo su ser para intentar detener a aquella locomotora de 19 años recién cumplidos?

¿Y qué decir de la deportividad de los dos jugadores y sus equipos técnicos? Nadal reconociendo bolas correctas de Puerta, entrenadores aplaudiendo bellas jugadas de sus rivales… ¡Si hasta el público se divirtió sin tener que insultar a nadie! (A ver si aprenden de una puñetera vez los jugadores, técnicos y público de ese putiferio en que han convertido entre todos al querido fútbol).

Así que, para ser más original que nadie, citaré a Puerta. Su juego y palabras hacen aún más grande el triunfo de Nadal y el suyo propio. “No me puedo ir amargado: he resucitado, he jugado la final de Roland Garros, al que no sé cuando volveré, y me ha ganado el mejor del mundo en tierra batida. (…) Nadal será toda una leyenda. (…) Sentía que tenía que jugar muy a las líneas, arriesgando bastante para desacomodarlo. Desde posición de parado, es capaz de llegar dos metros a cada lado, sin dificultad. Si le tiras a metro, o metro y medio de donde está, la va a coger y te va ganar el punto al primer o segundo passing. Me di cuenta de porqué la gente comete tantos errores ante él. No se puede aspirar a ganarle pasando pelotas. Llega a las bolas con una fuerza increíble, en una explosión de potencia”.

Esas pelotas increíbles a las que llega Nadal y que encima es capaz de devolver al rival colocándolas donde no puede alcanzarlas, leía hace un mes que viene en parte de los sistemas modernísimos de entrenamiento a que es sometido: “Se intenta que su cuerpo pueda moverse en todos los planos para los que funcionalmente ha sido diseñado, utilizando en cada caso la carga y el tipo de resistencia adecuados. Sobre la cancha, esto le permite transformar súbitamente circunstancias adversas, lances de franca inferioridad, en puntos para su cosecha, aprovechando el peso de la pelota del contrario”. ¡Joder, con el niño, con su tío-entrenador y con la madre que lo parió!

1 comentarios:

la aguja 11/6/05, 1:45  

Pues a ver si dura el invento de entrenamiento biomecánico para el niño. Y, como decías el otro día, que no le encumbren demasiado pronto, porque bajará del pedestal para no volverse a subir.

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