EL TURISMO COMO DEPORTE Y EL DEPORTE COMO TURISMO
La revista “Deportistas”, editada por la Federación Española de Municipios y Provincias, en las páginas 8 y 9 de su nº 32 de febrero/marzo de 2010, informa que “El Consejero de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía presentó en la Feria Internacional de Turismo (Fitur) celebrada en enero en Madrid los grandes eventos deportivos que albergará la región en 2010”. Acto seguido se desglosan algunos de los eventos más importantes: el Open de España de golf en Sevilla, el Open de Golf Andalucía en Málaga, el Gran Premio de Motociclismo de Jerez, los ciclos de carreras de caballos de los hipódromos de Dos Hermanas y de Mijas, las carreras típicas de las playas de Sanlúcar de Barrameda, las 5 primeras etapas de la Vuelta Ciclista a España, el Torneo Andalucía Tennis Experience, torneo del circuito femenino a celebrar en Marbella…
Hasta aquí todo perfecto, maravilloso y olé los buenos gestores y políticos que se lo curran para que el nombre de Andalucía traspase Despeñaperros, los Pirineos, el Atlántico y lo que haga falta. La primera cruel pregunta que se hace el humilde contribuyente un poco crítico es la siguiente: ¿El papelón de las Administraciones Públicas –sean Centrales, Autonómicas o Locales- es organizar torneos de tenis, carreras de caballos, mundiales, olimpiadas y otros hierbajos? Porque no parece que ese deba ser su cometido. Y la segunda preguntilla igual de cruel: ¿De dónde sale la pasta para pagar estos fastos? Porque el Consejero y la patulea de gente que trabaja en la Consejería no pondrán un duro de su bolsillo, eso seguro…
La primera sospecha, a bote pronto, es que nuestros administradores públicos confunden churras con merinas y torneos de golf con sanidad pública de calidad. Confunden propaganda y gestión de los intereses públicos. La segunda sospecha, aún más gorda y cierta, es que los paganos de todos estos eventos tan chiripitifláuticos seremos los contribuyentes, los curritos y currantes mayormente. Y esto será así porque casi todo el parné de los fastos y fiestas deportivescas que se anuncian procederá de las arcas públicas. Atentos a la explicación de porqué se organiza con pasta gansa mayoritariamente pública este tinglado deportivo-turístico-comercial: “La captación y organización de grandes eventos deportivos constituyen una prioridad dentro del Plan de Marketing turístico porque están íntimamente unidos a la puesta en valor del territorio y promueven la generación de rentabilidad turística para nuestros empresarios”. Más claro, el agua turbia.
Para organizar el tinglado, dice la Junta que ha implantado un nuevo modelo de gestión consistente en la creación de eventos que incorporan en el nombre la marca “Andalucía” en lugar de patrocinar citas deportivas ya existentes, aunque eso no lo veo nada claro en el caso de la Vuelta Ciclista a España o el Campeonato motero de Jerez, pero en fin... También dice la señora que su nuevo modelo ya está siendo estudiado por otras comunidades autónomas, es decir, que es magnífico ya que colegas de otras latitudes están perdiendo el culo por imitarlo. Sí, alguna iniciativa privada –empresarios amigos, mayormente- colaborará en el gasto pero el plato fuerte lo pagará el sufrido ciudadano que ve como con sus impuestos se abona o subvenciona ya casi todo. Nunca pudimos imaginar que el famoso “Estado del Bienestar” consistiese en pagar a mansalva a un montón de gente que no tiene ninguna utilidad pública o que con el dinero de los impuestos se pagasen actividades privadísimas que deberían correr a cargo exclusivamente de quienes las realizan.
“Nuestro modelo supone compartir riesgos y beneficios, en un sistema de lealtad, confianza mutua y suma de esfuerzos con el sector privado para ser algo más que la sede de la competición”. ¡Olé el piquito de oro! ¡Olé la confraternización universal con un sector privado que hace aguas por todo el Mediterráneo gracias a que la Junta de Andalucía es el mayor empleador de toda la comunidad, bien a través de sus ramas administrativas, bien a través de sus ramas clientelares, bien a través de sus innumerables empresas públicas para usos privadísimos! En realidad quien pone casi todo el riesgo en los eventos (o sea, los dineritis) son los contribuyentes, auténticos mindundis de este modelo de gestión basado en el clásico dicho del “todos pagan y algunos se lo llevan calentito”. Bueno, eso de que “todos pagan” tampoco es cierto porque el fraude fiscal es de aúpa.
Pero no seamos demagogos ni recelosos. Las cuentas están claras: “Andalucía acogió el año pasado 350 acontecimientos deportivos que supusieron un retorno económico de 120 millones de euros, reunieron a más de medio millón de espectadores y alcanzaron una repercusión mediática de 100 millones de personas”. ¡Ele las cuentas bien contadas! Sólo un pero: ¿cuánto costaron esos 350 acontecimientos deportivos, desglosados en dinero aportado por el erario público y por el sector privado? Ah, que todavía están haciendo las cuentas… Menudos cuentistas…
Hasta aquí todo perfecto, maravilloso y olé los buenos gestores y políticos que se lo curran para que el nombre de Andalucía traspase Despeñaperros, los Pirineos, el Atlántico y lo que haga falta. La primera cruel pregunta que se hace el humilde contribuyente un poco crítico es la siguiente: ¿El papelón de las Administraciones Públicas –sean Centrales, Autonómicas o Locales- es organizar torneos de tenis, carreras de caballos, mundiales, olimpiadas y otros hierbajos? Porque no parece que ese deba ser su cometido. Y la segunda preguntilla igual de cruel: ¿De dónde sale la pasta para pagar estos fastos? Porque el Consejero y la patulea de gente que trabaja en la Consejería no pondrán un duro de su bolsillo, eso seguro…
La primera sospecha, a bote pronto, es que nuestros administradores públicos confunden churras con merinas y torneos de golf con sanidad pública de calidad. Confunden propaganda y gestión de los intereses públicos. La segunda sospecha, aún más gorda y cierta, es que los paganos de todos estos eventos tan chiripitifláuticos seremos los contribuyentes, los curritos y currantes mayormente. Y esto será así porque casi todo el parné de los fastos y fiestas deportivescas que se anuncian procederá de las arcas públicas. Atentos a la explicación de porqué se organiza con pasta gansa mayoritariamente pública este tinglado deportivo-turístico-comercial: “La captación y organización de grandes eventos deportivos constituyen una prioridad dentro del Plan de Marketing turístico porque están íntimamente unidos a la puesta en valor del territorio y promueven la generación de rentabilidad turística para nuestros empresarios”. Más claro, el agua turbia.
Para organizar el tinglado, dice la Junta que ha implantado un nuevo modelo de gestión consistente en la creación de eventos que incorporan en el nombre la marca “Andalucía” en lugar de patrocinar citas deportivas ya existentes, aunque eso no lo veo nada claro en el caso de la Vuelta Ciclista a España o el Campeonato motero de Jerez, pero en fin... También dice la señora que su nuevo modelo ya está siendo estudiado por otras comunidades autónomas, es decir, que es magnífico ya que colegas de otras latitudes están perdiendo el culo por imitarlo. Sí, alguna iniciativa privada –empresarios amigos, mayormente- colaborará en el gasto pero el plato fuerte lo pagará el sufrido ciudadano que ve como con sus impuestos se abona o subvenciona ya casi todo. Nunca pudimos imaginar que el famoso “Estado del Bienestar” consistiese en pagar a mansalva a un montón de gente que no tiene ninguna utilidad pública o que con el dinero de los impuestos se pagasen actividades privadísimas que deberían correr a cargo exclusivamente de quienes las realizan.
“Nuestro modelo supone compartir riesgos y beneficios, en un sistema de lealtad, confianza mutua y suma de esfuerzos con el sector privado para ser algo más que la sede de la competición”. ¡Olé el piquito de oro! ¡Olé la confraternización universal con un sector privado que hace aguas por todo el Mediterráneo gracias a que la Junta de Andalucía es el mayor empleador de toda la comunidad, bien a través de sus ramas administrativas, bien a través de sus ramas clientelares, bien a través de sus innumerables empresas públicas para usos privadísimos! En realidad quien pone casi todo el riesgo en los eventos (o sea, los dineritis) son los contribuyentes, auténticos mindundis de este modelo de gestión basado en el clásico dicho del “todos pagan y algunos se lo llevan calentito”. Bueno, eso de que “todos pagan” tampoco es cierto porque el fraude fiscal es de aúpa.
Pero no seamos demagogos ni recelosos. Las cuentas están claras: “Andalucía acogió el año pasado 350 acontecimientos deportivos que supusieron un retorno económico de 120 millones de euros, reunieron a más de medio millón de espectadores y alcanzaron una repercusión mediática de 100 millones de personas”. ¡Ele las cuentas bien contadas! Sólo un pero: ¿cuánto costaron esos 350 acontecimientos deportivos, desglosados en dinero aportado por el erario público y por el sector privado? Ah, que todavía están haciendo las cuentas… Menudos cuentistas…
2 comentarios:
Turismo, deporte, ocio, confort... ya puestos a ver cuando los ayuntamientos nos compran una tele plasma para ver los clásicos... los de verdad, quiero decir: cine, ópera, zarzuela, teatro... y algún que otro documental...
Y yo que pienso: con todo el dinero que nos estafan estos chorizos de guante blanco, con todo el dinero que se está entregando a inmigrantes que ni trabajan ni han venido nunca a trabajar, ya sea a través de servicios sociales, ya sea en el hotel del Estado (en lugar de deportarlos... encima salen con paro...)... digo, que si todo ese dinero no se malgastara como se hace a lo mejor un año de estos Hacienda nos ingresaría un par de mensualidades en lugar de pillarnos la pasta por adelantado a cuenta de la nómina...
Es sólo un decir...
Es usted un egoísta, don Cítrido. A ver, no piensa más que en su propio bolsillo. ¿No cree que ese dinero está empleado en causas mejores, y más sociales, que en devolvérselo a usted? ¿Es que es usted un insolidario que sólo piensa en quedarse con todo lo que gana y allá películas? ¿Dónde está el amor al prójimo, el servicio público a los que lo pasan mal y bla, bla, bla?
Estos señores mezclan deporte y turismo porque eso es lo que les da de comer a ellos, pero luego ceden un gran porcentaje de lo ganado (y con mucho gusto, no como usted) para alimentar a los que están descamisados y tienen hambre. Por eso lo suyo es una actitud progresista y la de usted es retrógrada, insolidaria y merecedora de un castigo ejemplar. Por ejemplo, leer todas las noches, antes de acostarse, los discursos oficiales de la Ministra de Igualdad, quien le daría dos coscorrones bien merecidos si leyera sus pobres argumentaciones.
Mas no seré yo quien le haga el feo de delatarle, don Cítrido. Siga pensando que se malgasta el dinero (el suyo también) pero no sabe usted la suerte que tiene de tener unos políticos tan serios, responsables, juiciosos y entregados al bien común como los que tenemos. Incluyendo a estos ñores y ñoras de la Junta a los que dios recompense con otros treinta años de gobiernos perpetuos, amén.
Y ahora perdóneme pero llaman a la puerta.
(-Ringg, ringgg. ¡Somos los del psiquiátrico, abra la puerta o no respondemos de su integridad!)
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