SELECCIONES NACIONALES…PA QUÉ…
En uno de sus últimos comentarios, Luis R. Míguez (Aguja de Bitácora) ponía el dedo en la llaga eterna: “Nunca he entendido por qué un jugador tiene la obligación de jugar en la selección nacional”. Ni yo tampoco entiendo como a estas alturas de la película no se cierra el kiosko de las selecciones, sean nacionales, autonómicas, provinciales o barriobajeras. El fútbol ha derivado en un negocio como la copa de cien mil pinos, los jugadores se arrastran por el campo con la lengua fuera de tantos partidos como tienen que jugar los “pobres” a lo largo del año, todo se ha internacionalizado y -un suponer- resulta pintoresco que un jugador inglés dispute la liga española durante 40 semanas y luego tenga que enfrentarse a sus mismos compañeros de equipo y contra los propios intereses del club que le paga en un torneo de selecciones.
Esto del romanticismo en el deporte es una memez visto lo que se ve. Y lo del nacionalismo, memez al cuadrado, que sólo sirve para que vivan a costa del fútbol una pandilla de federativos nacionales e internacionales que deberían estar cuidando cabras en el campo, respirando aire puro. En un deporte super-profesionalizado, donde los equipos más importantes empiezan a ser equiparables a las clásicas multinacionales y donde se cuentan con los dedos de una mano los jugadores que permanecen fieles a un equipo (unas veces los echan y otras se van), las selecciones nacionales están dejando de tener sentido. Sí, a los que les gusta la parafernalia nacionalista y patrioteril, esto les parecerá una herejía (¡vade retro, Satanás!), pero cuando ya ni siquiera los mismísimos ejércitos de muchos países están formados si no por gente a sueldo, a veces extranjera o mercenaria, no deja de ser algo risible que a unos millonarios que se dedican a entretener a las masas muchísimos días al año, también les hagan ponerse a la fuerza el traje de faena para “defender” a su país. ¿Defender de qué? ¿Jugar para qué, para demostrar que Alemania es superior futbolísticamente hablando a Nigeria? Por no hablar de los frecuentes conflictos políticos, cuando no guerreros, que ha originado el enfrentamiento deportivo entre naciones.
Si los encuentros de selecciones nacionales me resultan ya bastante innecesarios (el que quiera hacer patria, que afloje la cartera y se retrate pródigamente ante Hacienda o que invite a sus conciudadanos a unas cañas) qué decir de esas charlotadas tan novedosas de las selecciones autonómicas. Resulta ridículo ver a un jugador que toda su vida está portando los colores de un equipo andaluz, "defender" la camisola de la selección catalana (o viceversa), sólo porque un buen día la cigüeña le trajo al mundo en un determinado lugar y así lo registraron en el registro civil.
Vale que si hablamos de naciones o países, todavía hay fronteras por medio, idiomas específicos y otras gaitas coñeras, pero dentro de un mismo país la separación autonómica, regional o local me resulta sencillamente ridícula. Sí, ya sé que soy un descastado y que los amores geográficos y cigüeñiles me los paso por el arco del triunfo. Comprendo que muchísima gente pierda la chaveta por salir detrás de una bandera, un himno o una pandereta, y por eso imagino que lo de las famosas selecciones nacionales o tal les resulta una cosa simpática, necesaria y hasta imprescindible. Yo sólo digo aquí que hay gente rara a la que esto les da igual o que incluso lo considera arcaico. Hablamos, que conste, de deporte. (Por extensión, en unos juegos olímpicos los deportistas deberían representarse simplemente a sí mismos. Ni pabellones olímpicos nacionales, ni himnos tras las victorias ni coñas marineras. También en este tema mantengo cierta coherencia dentro de mi desmadre habitual).
Pero, cuidadín, que nadie espere que el Puñetas vaya más allá de estas opiniones tan raritas y esperpénticas. Que haya selecciones o no tanto me da que me da lo mismo. Simplemente expongo una opinión personal algo calenturienta (afuera hace un bochorno del carajo) a ver si así se refresca el ambiente. Agarro el AS para abanicarme un rato y sólo veo mundanzas de piernas: “Cristiano Ronaldo aprieta las clavijas al Manchester – Málaga: rotas las negociaciones con Baiano – Pablo García: el Madrid ofrecerá 5 millones – Sergio Ramos: el mercado veraniego lo ha colocado como protagonista principal – Owen: Manchester o Arsenal – Riquelme: decidiré mi futuro cuando se acabe esta Copa – El Barça pretende al Niño a través del Chelsea – Baptista rechaza negociar con su club – Milito: para seguir en Zaragoza deberár malgunas cosas – El Mallorca quiere a Rivera ”….. (Y miles de noticias como estas).
Los jugadores se venden y compran como si fueran ropa. El único motor es el euro o el dólar, ni sentimientos ni pimientos. La pela es la pela. Ni contratos en vigor ni éxitos ni fracasos anteriores. El día que no sea obligatorio jugar con la selección, con estos mimbres, se acabó el tingladillo de tanto patriotismo y espíritu nacional. Al tiempo.
Esto del romanticismo en el deporte es una memez visto lo que se ve. Y lo del nacionalismo, memez al cuadrado, que sólo sirve para que vivan a costa del fútbol una pandilla de federativos nacionales e internacionales que deberían estar cuidando cabras en el campo, respirando aire puro. En un deporte super-profesionalizado, donde los equipos más importantes empiezan a ser equiparables a las clásicas multinacionales y donde se cuentan con los dedos de una mano los jugadores que permanecen fieles a un equipo (unas veces los echan y otras se van), las selecciones nacionales están dejando de tener sentido. Sí, a los que les gusta la parafernalia nacionalista y patrioteril, esto les parecerá una herejía (¡vade retro, Satanás!), pero cuando ya ni siquiera los mismísimos ejércitos de muchos países están formados si no por gente a sueldo, a veces extranjera o mercenaria, no deja de ser algo risible que a unos millonarios que se dedican a entretener a las masas muchísimos días al año, también les hagan ponerse a la fuerza el traje de faena para “defender” a su país. ¿Defender de qué? ¿Jugar para qué, para demostrar que Alemania es superior futbolísticamente hablando a Nigeria? Por no hablar de los frecuentes conflictos políticos, cuando no guerreros, que ha originado el enfrentamiento deportivo entre naciones.
Si los encuentros de selecciones nacionales me resultan ya bastante innecesarios (el que quiera hacer patria, que afloje la cartera y se retrate pródigamente ante Hacienda o que invite a sus conciudadanos a unas cañas) qué decir de esas charlotadas tan novedosas de las selecciones autonómicas. Resulta ridículo ver a un jugador que toda su vida está portando los colores de un equipo andaluz, "defender" la camisola de la selección catalana (o viceversa), sólo porque un buen día la cigüeña le trajo al mundo en un determinado lugar y así lo registraron en el registro civil.
Vale que si hablamos de naciones o países, todavía hay fronteras por medio, idiomas específicos y otras gaitas coñeras, pero dentro de un mismo país la separación autonómica, regional o local me resulta sencillamente ridícula. Sí, ya sé que soy un descastado y que los amores geográficos y cigüeñiles me los paso por el arco del triunfo. Comprendo que muchísima gente pierda la chaveta por salir detrás de una bandera, un himno o una pandereta, y por eso imagino que lo de las famosas selecciones nacionales o tal les resulta una cosa simpática, necesaria y hasta imprescindible. Yo sólo digo aquí que hay gente rara a la que esto les da igual o que incluso lo considera arcaico. Hablamos, que conste, de deporte. (Por extensión, en unos juegos olímpicos los deportistas deberían representarse simplemente a sí mismos. Ni pabellones olímpicos nacionales, ni himnos tras las victorias ni coñas marineras. También en este tema mantengo cierta coherencia dentro de mi desmadre habitual).
Pero, cuidadín, que nadie espere que el Puñetas vaya más allá de estas opiniones tan raritas y esperpénticas. Que haya selecciones o no tanto me da que me da lo mismo. Simplemente expongo una opinión personal algo calenturienta (afuera hace un bochorno del carajo) a ver si así se refresca el ambiente. Agarro el AS para abanicarme un rato y sólo veo mundanzas de piernas: “Cristiano Ronaldo aprieta las clavijas al Manchester – Málaga: rotas las negociaciones con Baiano – Pablo García: el Madrid ofrecerá 5 millones – Sergio Ramos: el mercado veraniego lo ha colocado como protagonista principal – Owen: Manchester o Arsenal – Riquelme: decidiré mi futuro cuando se acabe esta Copa – El Barça pretende al Niño a través del Chelsea – Baptista rechaza negociar con su club – Milito: para seguir en Zaragoza deberár malgunas cosas – El Mallorca quiere a Rivera ”….. (Y miles de noticias como estas).
Los jugadores se venden y compran como si fueran ropa. El único motor es el euro o el dólar, ni sentimientos ni pimientos. La pela es la pela. Ni contratos en vigor ni éxitos ni fracasos anteriores. El día que no sea obligatorio jugar con la selección, con estos mimbres, se acabó el tingladillo de tanto patriotismo y espíritu nacional. Al tiempo.
1 comentarios:
Pues qué te voy a decir que no sepas. Estoy totalmente de acuerdo contigo. Este invento patrioteril que nos venden es para sacar más dinero. A ver si te gustan los dos siguientes artículos que subiré esta semana (de esta me meten preso).
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