RESACA EUROCOPERA
HIP, HIP… Hoy murió Simone Ortega. Más de cinco millones de libros vendidos. Con ellos muchos españoles hemos aprendido a cocinar. En el mismo telediario que estos últimos días ha estado casi una hora hablando del exitazo de la Eurocopa, hoy sólo le han dedicado a esta señora unos escasos 15 segundos. Les falta ganas de informar y les sobra la poca vergüenza que tienen.
HIP, HIP… Quince mil españolitos se han gastado un pastón para ver in situ (algunos en plena calle, ante una pantalla plana similar a la de su casa) a los millonarios chicos de San Luis Aragonés. ¿Crisis? ¿Qué crisis? ¿Es normal este derroche de tiempo y dinero para ver un espectáculo que en tu propio salón te lo han metido gratis hasta reventar? En ciertas ocasiones la barrera de lo normal y lo anormal es tan difusa…
HIP, HIP… Tras ver un video de la Cuatro en que los seleccionados españoles, tras la victoria, llenan de líquido y porquería todo el vestuario, a uno le queda la duda si eso es lo habitual en estos casos. Dejar las instalaciones echas un asco no dice mucho de la educación de estos chicos, aunque a más de uno le encante tan bonito espectáculo y lo retransmita urbi et orbi.
HIP, HIP… No hay nada como ganar, ¿verdad, Luis? ¿Quién se acuerda ahora de Raúl? Lo cual prueba el absurdo de esos apasionados debates balompédicos, sólo aptos para cerebros con encefalograma plano.
HIP, HIP… Poco faltó para que en pleno campo de fútbol, en el palco, se hubiese podido celebrar un Consejo de Ministros y Ministras (ay, Bibiana de mi almeja…) de tanta gente politiquera como andaba por allí. Con Rey y todo. ¡Cómo saben utilizar el fútbolín a su antojo mientras, un suponé, le siguen haciendo ascos a la crisis galopante que tenemos encima!
HIP, HIP… Los números siempre al revés. Miles y hasta millones de personas vieron el partido y salieron a la calle a celebrar la victoria. Pero-cuantitativamente- más gente pasó del tema. Lo que no sale en las telemierdas no existe.
HIP, HIP… Hemos ganado… Pues sí, veintitantos millones de euros, que se repartirán los jugadores y cuerpos técnicos. La Federación de Fútbol también se ha llevado lo suyo. Algunos negocios (bares, sobre todo) han hecho buena caja. Pero los que dicen “hemos ganado” todavía no han recibido un duro. Ni lo recibirán, claro…
HIP, HIP… Ya no sólo están obligados a ganar. Luego vienen las celebraciones ante miles y miles de espectadores, cantando y bailando o haciendo el ganso en público. (¡Debería ser saludable tener un poco de sentido del ridículo!). Me pregunto si es necesario montar también estos numeritos a cargo del Ayuntamiento respectivo. Parece que sí y que las televisiones y radios se dan tortas por cubrir el “acontecimiento”. ¡La madre que los parió!
HIP, HIP… Aunque todavía sigue coleando la resaca eurocopera, ahora llega el momento de la cruda realidad: nos suben la luz en cantidad industrial, la inflación sigue por las nubes, la tasa de crecimiento se acerca peligrosamente al 0 % y muchos ya están sacando número para la cola del paro. ¡Ánimo, Cuatro, échale bemoles y saca a los ciudadanos a la calle, como has hecho con el fútbol, para que cante y baile ante el porvenir que ya está aquí!
HIP, HIP… ¿Y si no hubiera alcohol de por medio, habría tanta euforia, tanto brinco, tanto triunfalismo, tantas horas y horas gritando “semos los mejores” y tal y cual? Habrá que preguntárselo al tabernero de guardia…
HIP, HIP… ¡ZZZZZZZ,ZZZZZZZ,ZZZZZZ!
HIP, HIP… Quince mil españolitos se han gastado un pastón para ver in situ (algunos en plena calle, ante una pantalla plana similar a la de su casa) a los millonarios chicos de San Luis Aragonés. ¿Crisis? ¿Qué crisis? ¿Es normal este derroche de tiempo y dinero para ver un espectáculo que en tu propio salón te lo han metido gratis hasta reventar? En ciertas ocasiones la barrera de lo normal y lo anormal es tan difusa…
HIP, HIP… Tras ver un video de la Cuatro en que los seleccionados españoles, tras la victoria, llenan de líquido y porquería todo el vestuario, a uno le queda la duda si eso es lo habitual en estos casos. Dejar las instalaciones echas un asco no dice mucho de la educación de estos chicos, aunque a más de uno le encante tan bonito espectáculo y lo retransmita urbi et orbi.
HIP, HIP… No hay nada como ganar, ¿verdad, Luis? ¿Quién se acuerda ahora de Raúl? Lo cual prueba el absurdo de esos apasionados debates balompédicos, sólo aptos para cerebros con encefalograma plano.
HIP, HIP… Poco faltó para que en pleno campo de fútbol, en el palco, se hubiese podido celebrar un Consejo de Ministros y Ministras (ay, Bibiana de mi almeja…) de tanta gente politiquera como andaba por allí. Con Rey y todo. ¡Cómo saben utilizar el fútbolín a su antojo mientras, un suponé, le siguen haciendo ascos a la crisis galopante que tenemos encima!
HIP, HIP… Los números siempre al revés. Miles y hasta millones de personas vieron el partido y salieron a la calle a celebrar la victoria. Pero-cuantitativamente- más gente pasó del tema. Lo que no sale en las telemierdas no existe.
HIP, HIP… Hemos ganado… Pues sí, veintitantos millones de euros, que se repartirán los jugadores y cuerpos técnicos. La Federación de Fútbol también se ha llevado lo suyo. Algunos negocios (bares, sobre todo) han hecho buena caja. Pero los que dicen “hemos ganado” todavía no han recibido un duro. Ni lo recibirán, claro…
HIP, HIP… Ya no sólo están obligados a ganar. Luego vienen las celebraciones ante miles y miles de espectadores, cantando y bailando o haciendo el ganso en público. (¡Debería ser saludable tener un poco de sentido del ridículo!). Me pregunto si es necesario montar también estos numeritos a cargo del Ayuntamiento respectivo. Parece que sí y que las televisiones y radios se dan tortas por cubrir el “acontecimiento”. ¡La madre que los parió!
HIP, HIP… Aunque todavía sigue coleando la resaca eurocopera, ahora llega el momento de la cruda realidad: nos suben la luz en cantidad industrial, la inflación sigue por las nubes, la tasa de crecimiento se acerca peligrosamente al 0 % y muchos ya están sacando número para la cola del paro. ¡Ánimo, Cuatro, échale bemoles y saca a los ciudadanos a la calle, como has hecho con el fútbol, para que cante y baile ante el porvenir que ya está aquí!
HIP, HIP… ¿Y si no hubiera alcohol de por medio, habría tanta euforia, tanto brinco, tanto triunfalismo, tantas horas y horas gritando “semos los mejores” y tal y cual? Habrá que preguntárselo al tabernero de guardia…
HIP, HIP… ¡ZZZZZZZ,ZZZZZZZ,ZZZZZZ!
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