Aunque algunos estamos en permanente crisis desde que nacimos, lo cierto es que la palabreja en cuestión anda en boca de todos de un tiempo a esta parte. Mucho personal anda con el agua al cuello, con la hipoteca apretándole la hipotenusa y el salario y el empleo bajo mínimos. Son tiempos de cortar gastos superfluos. No se venden coches, no se venden viviendas, no se venden jamones de Guijuelo, no se venden libros (bueno, esto ya es tradicional), no se venden despertadores, no se venden condones. Hay que ahorrar hasta en el polvaje…
Todo el mundo se queja porque no vende o porque no puede comprar. Pero hay una especie a la que todavía no le he oído decir ni pío sobre la crisis: los dirigentes futboleros. Se ve que no les afecta. Parece que entre los gastos superfluos que hay que recortar no están las entradas al campo ni las cuotas de socio. Los estadios están llenos estos días, sea domingo o mitad de semana. Los aficionados siguen desplazándose a donde haga falta tras sus equipos del alma –aunque haya que irse a la calentita Ucrania o a la aburridísima San Petersburgo- y aún les quedan balas en la cartera como para traerse algunas cajitas de caviar de recuerdo. Asombrado estoy de que nadie se queje de la crisis: ni los directivos, ni los jugadores, ni los aficionados ni el tío del marcador.
Se ve que el gasto en nuestro deporte favorito no sólo no es superfluo si no que entra dentro del capítulo de lo básico. Si es que ya veo al gobierno de turno dando subvenciones a fondo perdido para que los aficionados puedan seguir con su querencia preferida… Que conste en acta, pues, que el Puñetas se alegra cantidubi que los árbitros puedan comer caliente todos los días, que ya sería una catástrofe que los pobres (el eslabón más débil de la cadena futbolera) tuvieran que ponerse a pedir un trozo de pan a las puertas del INEM. Y más lamentable que, tras ellos, la crisis se cebara con esos obreretes que siempre están jugándose el menisco por unos vulgares millonetis. De verdad: hay milagros que uno no acierta a comprender…, pero es deseable que sigan existiendo porque si llegara la crisis a los actores de la Champion o la Liga, lo de Wall Street iba a ser una cosa de niños.
4 comentarios:
Falso!. El real Valladolid, sin haber cambiado de categoría ha visto un decrecimiento en el número de socios esta temporada. El ocio será de los primeros que vaya sufriendo la crisis, y el fútbol, aunque sea poco, y aunque los grandes equipos tengan todavía muchos en la lista de espera para ser socios, irán decreciendo.
Hay quienes no están dispuestos a perder la membresía y el abono al club de sus pestañas. O mejor dicho, al equipo profesional de sus coloretes.
Pero supongo yo que la cosa de la cuota social se domicilie vía bancaria, y claro, para cuando uno se acuerda ya tiene cobrado el recibo.
Y sí, hay 20 días para devolverlo, pero unos por nostalgia, otros por olvido o desidia, y otros porque no saben que pueden devolverlo, el caso es que "shastá cobrado".
Sería interesante averiguar el porcentaje de abandono si hubiera que ir en persona a renovar la credencial para entrar al estadio.
Hombre, cabe pensar que si la crisis se ahonda, la venta de entradas disminuirá, pero yo diría que a fecha de hoy no se nota mucho. Los campos suelen estar bastante atestados de gente, aunque es evidente que no en todos los sitios. En Valladolid ya veo que el personal se retrae (yo diría que es una muestra de inteligencia económica, pero no me hagais mucho caso) y seguro que en otros sitios, pero según mi barómetro la cosa no se nota aún mucho. Fijaos que, con lo quejicas que son los presidentes, que siempre están que si el árbitro no les pitó un penalty, que si el alcalde no les recalifica los terrenos de los vestuarios, que si el entrenador estará en el club hasta que él quiera, etc, a pesar de lo quejicas que son (repito) todavía no he oido a ninguno decir en voz alta (en el Plus o en la Sexta) que están preparando una cuerda para ahorcarse en el graderío sur del estadio porque el personal ha dejado de ir al campo por culpa de los americanos, perdón, quiero decir, de la crisis. Claro que quizás fallen mis conclusiones porque falle la hipótesis. ¿Crisis? ¿Qué crisis? -que diría Zapatero y su aburridísmo ministrín de la pasta gansa.
También hay que ser comnprensivos: muchos lo último que dejarían de comprar sería el abono de su equipo como lo último que suelen dejar es el tabaco.Sólo cuando la espichan. ¡Si es que hay gente pa tó!
Señor Puñetas, una vez más usted anticipándose con sus textos a la noticia: Adiós a la opulencia nos dice hoy El Mundo.
Si la semana anterior le daba a usted la razón con su crítica ecológica y anti-consumista, hoy hay que aplaudirle por su visión economicista (en un uso totalmente consciente del término).
Mantenga usted el husmillo para no perder comba.
Publicar un comentario