A LOS RICOS TAMBIÉN LES PIRRA EL FÚTBOL
A ver, qué vas a hacer cuando te sale el dinero hasta por las orejas. Qué vas a hacer cuando la vida te sonríe a carcajada limpia, cuando si quieres un caprichito lo tienes cumplido en cinco minutos, cuando las más bellas mujeres se rinden ante tu adinerado pene, cuando los políticos de medio mundo te besan los pies por unas migajas… Qué vas a hacer, macho… ¡Comprarte un equipo de fútbol!
A algunos de los ricachones más frescos del mercado, de un tiempo para acá, les ha dado por meter en su cartera de valores a equipos de fútbol de postín. Así introducen algo de sano meneíllo en su opípara vidorra, donde las ocasiones de distracción y novedad empiezan a flaquear, más que nada por hartura de todo. La emoción e inseguridad que da el fútbol (una pelotita que va al poste y adiós Liga; un penalti marrado en una eliminatoria de infarto…) es uno de los escasos alicientes que aún no han probado estos tipos disfrazados de cajas de caudales. Ni el sexo, ni la comida, ni la política: lo que ahora les entretiene y les alegra las pajarillas es el fútbol. Así que llevan un tiempecito comprando equipos famosuelos y la cosa va a seguir porque no ha hecho más que empezar.
Donde han encontrado un buen recibimiento –curiosamente- es en el decadente y decaído Reino Unido, quizás porque allí la riqueza, lo aristocrático, el boato y la idolatría al dios balón tienen mucho pedigrí, que es lo que les falta a estos tipos. Roman Abramovich , un ruso especializado en el trapicheo y otros asuntos negruzcos, empezó el carnaval comprando al Chelsea. Randy Lerner (unos 1500 millones de euros de fortuna, una minucia…) es el dueño del Aston Vila. El Portsmouth es de un francés con pasaporte israelí (la pasta, ya saben, no conoce fronteras), un tal Alexandre Gaydamak. Los americanos Gillet e Hicks se reparten como hermanitos de la caridad el Liverpool junto con un montón de equipos americanos de variados deportes. Un islandés le da al salmón futbolero en el West Ham, previo desembolso de 126 milloncejos de euros que a usted lector, y a mí, nos permitirían liquidar la hipoteca y hasta nos sobraría para pipas. El tipo –insolidario- prefiere gastárselos en un modesto equipo británico.
Los jeques del petróleo tampoco se quedan atrás en esta epidemia compradora. Andan como locos buscando equipos y algunos –como el pobrecillo Sulaiman Al-Fahim- ya han conseguido desembarcar en un club tan apañao como el Manchester City. Una manera de introducirse en el mundillo es controlar a los equipos mediante contratos publicitarios millonarios, primer peldaño para acabar haciéndose finalmente con ellos. Mas no preocuparse: los dueños serán lo ricachones que sean y procederán del país que procedan (así como los jugadores y hasta las señoras de la limpieza), pero todos seguiremos viviendo la ficción de que el equipo seguirá siendo el “nuestro”. Nunca tanta gente se creyó un embuste más gordo. Si el dueño del club es un señor zulú, si el 90 % de los jugadores son de la ONU y sólo el tercer delantero centro tiene una prima hermana que es natural de la ciudad donde entrena y juega el equipo, ¿puede seguir sosteniéndose sin el más mínimo rubor que “eso” es “nuestro”, que somos capaces de dar la vida futbolera por esa pandilla de asalariados foráneos, incluyendo al dueño? En estas circunstancias, ¿podemos seguir manteniendo la mentirijilla de que el club “representa” a nuestra ciudad y país? ¡Pues sí!, esta ficción sigue sosteniéndose en los clubes citados todos los fines de semana y mes sin que se les caigan los palos del sombrajo a sus hooligans, a sus socios de misa futbolera diaria y a los simpatizantes y aficionados habituales de fin de semana. En fin, que partan mi cuerpo serrano en rodajitas si aquí brilla algo de sentido común y lógica…
Por Spain todavía no han desembarcado estos multimillonarios con ganas de balón y bellota, pero todo se andará. Hasta ahora el más famoso ha sido un tal Piterman, al que acabaron echando al pilón en varias poblaciones por donde anduvo vacilando. Quizás sentó un mal precedente. O quizás es que aquí los pocos clubes que realmente nos importan tienen vetada la propiedad particular. Al final resultará que los únicos “patriotas” consecuentes van a ser los seguidores del Madrid, del Barça y de algún club segundón que ahora mismo no recuerdo... ¡Vivir para ver, que es el mirar y no enterarse de ná!
PD: Estos casposos multimillonarios ya podían emplear su dinero en crear riqueza allá donde el hambre, la sed y la miseria campan a sus anchas. Mal rayo les parta…
2 comentarios:
A mí lo que me llama la atención es que estos jerifaltazos árabes no sean importunados por los fundamentalistas, integristas y alqaedistas del mundo musulmán por su alianza con los cruzados: mensaje de aniversario del 11-S de Al Qaeda.
Una de dos, o se trata de un nuevo tipo de imperialismo y hay pacto, o hay pacto y pago. O ambas, claro.
Pa mí que hay pago y pacto... En cualquier caso, entre estos jerifaltazos que tienen más pasta que pesan y los que ponen bombitas a ver quien cae, no te extrañe que más temprano que tarde acabemos parte de los occidentales mirando a la Meca con el "orto" en posición. La Historia, la muy pesada, suele repetirse a menudo, entre otras cosas porque sus sujetos no la aprenden. Saludos...
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