2 de mayo de 2010

ÉTICA Y ESTÉTICA CON EL BARÇA-INTER DE FONDO

Le presento a Eleuterio Picatoste, catedrático de ética y estética por la Universidad budista de  Guan Tibeguan.  De visita familiar por las Españas (era vecino mío antes de exiliarse hace bastantes años), he aprovechado unos momentos que tenía libres para preguntarle sobre uno de los temas que más le apasionan dentro de su especialización académica: el deporte.

-¿Piensa regresar alguna vez a su país de nacimiento?
-Antes muerto que vivo. Dígame una sola universidad española donde pudiera enseñar mi doble especialidad. Y dígame algún ejemplo de ética y estética en la reciente vida política, económica, social, etc de los españolitos y españolitas.
-Siempre ha sido usted muy exigente con el prójimo y con su país, con Eleuterio. Reconózcalo…
-En todas partes cuecen habas, vecino mío, pero aquí cocemos habones y encima nos creemos que somos los reyes de los fogones.
-¿Por qué afirma en su último libro, titulado “Ni pajolera idea”, que en el deporte competitivo no hay ética alguna?
-Porque un tinglado montado para crear y agasajar sólo a los ganadores es la antítesis de la ética y la estética. Para ganar hay que pasar por encima de los rivales, ser “mejores” que ellos de acuerdo a las reglas marcadas por la competición. No puede ser ético aquello que se destina a glorificar exclusivamente la superioridad.  Máxime cuando ni esas reglas ni el objetivo básico de toda competición llevan a una equidad entre las partes intervinientes.
-Pero, por esa misma regla de tres, no habría progreso en la humanidad. Siempre ha habido vanguardias, ganadores, gente más despierta o inteligente…
-Sí, pero sus descubrimientos han ido encaminados –normalmente- a mejorar la vida y la mente del conjunto de los mortales aunque a menudo el Mercado o los Estados se haya apropiado de ellos despojándolos o falseando su idea primitiva.
-Yo es que soy muy torpe, ya lo sabe usted, así que si no le importa preferiría bajar al terreno de las cosas concretas porque así me aclaro mejor. Por ejemplo, el partido del otro día entre el Barça y el Inter de Milán. Supongo que no lo habrá visto usted pero le habrán llegado algunos ecos…
-Lo he visionado a posteriori. Como objeto de estudio y disección sobre la irracionalidad del mundo balompédico a nivel de élite, créame, no tiene ningún desperdicio.
-Coincido con usted. Ganó el equipo que practica peor fútbol…
-Es la vida misma, en que casi siempre se imponen los mediocres, tontos e inútiles. Vea quienes gobiernan el mundo, el país y hasta su comunidad de vecinos.
-El Barça fue incapaz de superar a un equipo que en ningún momento hizo nada a favor del espectáculo…
-No hay espectáculo que valga, vecino. En el deporte de la alta competición sólo se trata de ganar, ganar y ganar. Como sea, a cualquier precio y sin ningún escrúpulo de conciencia. Fíjese que los jugadores y entrenadores, a pesar de que están siendo grabados hasta en sus más mínimos detalles gestuales, mienten, fingen, protestan y actúan con un primitivismo y descaro que haría sonrojar a cualquier persona inteligente que no participara de ese convencionalismo. Recuerde cómo Motta le dio un manotazo a Sergi, nada del otro jueves,  acostumbrados como están los jugadores a recibir  tremendos golpes y patadones, y cómo el futbolista barcelonino se llevó las manos a la cara empezando a hacer más teatro que Lope de Vega. Y todo para que el jugador interista fuera expulsado como si árbitro fuera idiota y necesitase de las artes interpretativas de Busquets para aplicar mejor el reglamento.  Nadie le recriminó, después del partido, por su mascarada en el campo. Como nadie recrimina los goles marcados en claro fuera de juego, los penaltis que han sido o no, etc. Sí, protestan los que “sufren” esas acciones injustas o presuntamente injustas, pero si ellos son los beneficiados callan como muertos.
-Bueno, es que todo vale dentro del campo pero luego no hay porqué extrapolarlo fuera de él.
-Eso no es ético, porque lo que ocurre en ese campo es retransmitido en forma de imágenes a medio mundo creando costumbres, ideas, sensaciones, emociones… Ideología, en suma.  Los hechos  -por esa altísima dimensión mediática y social que conlleva su retransmisión- se magnifican y adquieren unas connotaciones claramente extradeportivas.  Si no hay ética dentro del juego –aunque haya “legalidad”- no espere usted que la haya fuera. Si un jugador marca un gol clara y conscientemente con la mano, a pesar de que el árbitro lo haya dado por válido, fuera del campo debería ser recriminado por su actitud pues no es baladí la fuerte repercusión social y económica  que haya podido dar lugar con semejante acción. Las conductas de los contendientes tienen un valor que va más allá de cómo se manifiestan dentro del terreno de juego. Al menos mientras tengan tanta difusión mediática y social –pienso que inmerecida- como se les da.  
-¿Y qué le parece lo que dijo Piqué, antes del encuentro?: “Espero que los jugadores del Inter odien ser futbolistas”. 
-Esas declaraciones reflejaban lo que luego se vio en el campo: un estado nada saludable de ansiedad y acojono. Por mucho que luego explicase la frase, todos los medios la reflejaron en sus titulares. Escaso raciocinio el demostrado por alguien que también es futbolista y al que se le podría aplicar idéntico deseo en el futuro sin que tuviera entonces razón para quejarse. Es un ejemplo clarísimo de falta de ética y estética. También lo es el que todavía algunos cochinillos de dos patas sigan profiriendo insultos contra Luis Figo, llamándolo “traidor,  judas y pesetero”, cada vez que sale a la calle en Barcelona. Además de desconocer las más elementales reglas de convivencia y educación, demuestran no saber nada de fútbol porque en éste lo habitual es cambiarse de un equipo a otro para ganar más dinero. Algo que harían estos mismos mentecatos si la naturaleza les hubiera dotado de alguna capacidad para manejar un balón de reglamento o una pelota de trapo. Que todavía cierta gente permanezca instalada en el odio con esta anécdota cotidiana ocurrida hace ya sus añitos merece una seria reflexión psiquiátrica.
-No me negará, don Eleuterio, que el camarada Mourinho tiene un trago…
-Vive de eso y lo explota a su conveniencia, como hacen todos. Pero ya ve que le va muy bien, lo cual demuestra que está en su salsa y que su poder de adaptación a la miseria de la falta de ética y estética que reina en el fútbol y otros deportes mayoritarios es considerable. En ese sentido, es un tipo inteligente. Todo lo contrario que el portero ese del Barça que, cuando acabó el partido, le agarró para impedir que celebrase la victoria del Inter. Si no sabe perder, que se vaya a cultivar champiñones a su masía. Sabemos que los ganadores deportivos habitualmente tampoco saben ganar y que sus celebraciones no tienen en cuenta la amargura de los derrotados, pero de ahí a querer impedir el triunfo ajeno cuando tú haces lo mismo cuando ganas…
-¿Y qué le parece la frase de Guardiola sobre que “en el fútbol el que gana tiene razón”?
-Una boutade.
-No le veo yo a usted pagando 50 euros para ver un partido de esos donde el fútbol brilla por su ausencia…
-Ni loco. ¿Usted me imagina dentro del Bernabéu, a cincuenta o cien metros de donde está jugándose el balón, gritando al árbitro que ha sido penalti, cuando el tipo se entrena para eso y estaba sólo a un par de metros de la jugada? ¿Y me imagina todo cabreado porque el entrenador de mi equipo ha sacado al campo a un jugador que yo creo que no es el idóneo  para ese momento de juego, yo, que no soy entrenador ni nada que se le parezca?
-Por enésima vez, ni ética ni estética…
-En realidad, le seré sincero, y con eso retorno al inicio de nuestra conversación: la única ética y estética que yo conozco se da cuando imparto mis clases en la Universidad. Fuera de ellas sólo veo un inmenso desierto. En mí mismo también, por supuesto…
-Es usted un hipercrítico…
-Lo que soy es un gilipollas, vecino… Un bendito gilipollas…

2 comentarios:

Capanegra 18/5/10, 0:28  

Algunos tenemos un complejo de salmón permanente. Es como si el río siempre fuera en nuestra contra…

El río es la vida que va a parar al mar de la estupidez de las masas aborregadas y dirigidas por cuatro mequetrefes que por mor de una traicionzuca de nada, un dejar clavado en el camino a un amigo confiado, un ahogar el gusanillo de la conciencia en una tarde tonta de mayo, un mirar para otro lado en el momento más oportuno, digo que por mor de fruslerías como esas, esos cuatro mequetrefes condicionan y hasta manipulan a los ovinizados contribuyentes.

Pedirles ética y estética a estos dirigentes de hoy, ya sean políticos nacionales o municipales, ya sean dirigentes de un club puntero o de una macroSAD, o bien tengan bajo su manto una federación o una comisión, un pseudoministerio quimérico o una dirección general, un comité de deportes o una fundación deportiva, digo que pedirles ética y estética a estos boquerones que todo lo tragan y devoran es como pedirle peras al olmo.

Que usted los etiquete y estetiquete bien, señor Puñetas.

Juan Puñetas 21/5/10, 1:23  

Cuando le cuente su comentario al catedrático don Eleuterio Picatoste va a saltar de alegría. Porque eso, exactamente eso, es lo que él piensa de este río que va a parar al mar, que es el morir desnucados.

Le he pedido que, antes de que termine la temporada (ya va quedando menos) nos comente algún ejemplo práctico de estupidez-gilipollesca-deportivesca, esto es, de pura y dura contraética y contraestética. Me ha dado su palabra de que hará lo que pueda...

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).