DEPORTISTAS HEROICOS
No destaca el mundo del deporte por albergar gente muy crítica con el poder establecido y con la realidad social imperante. La inmensa mayoría de los deportistas profesionales tienden hacia lo pastueño, y los dirigentes de la cosa suelen ser personal más bien vividor. Gente acomodaticia los unos y otros, empeñados en ganar mucho dinero y fama en el menor tiempo posible o en apoltronarse en los cargos hasta que les salgan callos en el trasero.
Así que hoy, cuando el Puñetas se levantó dispuesto a escribir algo sobre “héroes del deporte”, se encontró con un desierto sólo salpicado con unos cuantos oasis prefabricados por la prensa deportivesca (para la que Messi, Nadal o Alonso son héroes) cuando en realidad son vulgares espejismos.
Así que, junto con el Ardilla y Pepe Pi, nos hemos tenido que refugiar en el pasado buscando aquí y allá. De lo encontrado, hemos seleccionado dos casos que casi nos hacen saltar las lágrimas, y eso que somos unos tipos bien duros. Hablaremos brevemente de ellos, emplazando al lector hacia el enlace donde más detenida y exhaustivamente se habla de su historia. Estos sí que son (fueron) unos auténticos héroes.
JOHANN TROLLMAN, EL BOXEADOR GITANO QUE RIDICULIZÓ AL TERCER REICH.
A los seis días de conseguir el título de campeón de Alemania fue despojado del mismo porque su estilo de boxeo no era el de un deportista ario. Lo había ganado contra el también alemán Adolf Witt en un combate en el que, siendo claro ganador, fue declarado nulo. La multitud asistente, enfurecida, exigió reconocer vencedor a Trollman y los jueces se vieron obligados a declararlo ganador. Johann lloró de felicidad en el ring, y precisamente esa fue la excusa para que tan solo seis días después le fuera retirado el título. La razón oficial: “Pobre comportamiento” (¡llorar en el ring!) y “Mal boxeo”. La verdadera razón: ser gitano en la Alemania nazi.
Dos meses después se organizó un nuevo combate en el que Trollman fue obligado a participar. Las autoridades nazis querían vengar la derrota de Witt y acabar con la peligrosa popularidad del joven gitano. Prohibieron terminantemente a Trollmann moverse del centro del ring y utilizar su famoso baile de pies para esquivar los golpes, de otra forma perdería su licencia. Trollman apareció en el ring con el pelo teñido de rubio y todo su cuerpo cubierto de harina, en un gesto de provocación, burla y caricatura hacia la imagen del “guerrero ario” con la que la propaganda nazi estaba envenenando el país. Durante el combate se quedó inmóvil en el centro del ring, con las piernas separadas y sin esquivar, uno tras otro, los mazazos de su rival. Johann resistió cinco asaltos y cayó al suelo totalmente bañado en sangre. Su carrera prácticamente acabó aquel día.
Varios años más tarde fue esterilizado, como miles de gitanos y judíos. En 1939 fue reclutado por la Wehrmacht para luchar en el frente oriental. Era la forma de evitar la muerte de su familia: a cambio del "servicio desinteresado al Tercer Reich." Murió en un campo de concentración tras verse obligado a disputar una pelea de boxeo contra un preso que trabajaba para la SS. Aunque le derrotó, finalmente fue asesinado por ese preso, vestido con sus guantes de boxeo.
En 2003, setenta años después de conseguirlo, fue entregado a sus herederos el cinturón de campeón alemán de peso semipesado. Hace unos meses fue inaugurado en Berlín un monumento en su memoria. (Lean aquí, mucho más detallada, esta heroica historia).
MATTIAS SINDELAR, EL FUTBOLISTA "DE PAPEL".
Mattias fue un tipo que luchó contra el fascismo y lo pagó con su vida. Era austriaco de origen judío y es considerado el mejor deportista austriaco del siglo XX. Corría la década de los años 30 y un finísimo jugador llamado Sindelar ("flotaba por los campos como una hoja de papel") lideraba la que entonces era la mejor selección de Europa, la austriaca.
La primera vez que Matthias se dio de bruces contra el fascismo fue en el Mundial de 1934. Partido contra Italia, quien era la anfitriona. Árbitro designado por Mussolini. Italia debía ganar el torneo. Sindelar recibió uno de los marcajes más infames e impunes de la historia del fútbol. Acabó lesionado y su equipo maltratado y perdedor. Luego se repitió la historia con Checoslovaquia. Así ganó Italia su primer campeonato del Mundo de fútbol.
De quien ya no pudo escapar fue de los nazis. Se anexionaron Austria y también a los mejores jugadores austriacos pero Sindelar nunca quiso defender un régimen que odiaba. Inventó lesiones, enfermedades y evadió como buenamente pudo a la Gestapo. Cuando Alemania se enfrentó a Austria en el Prater vienés en el último partido de esta última como selección independiente, tras un primer tiempo meramente teatral, marcó un gol en el minuto 70. No contento con ello se fue a celebrar el gol delante mismo del palco de los jerarcas nazis simulando un baile y dando brincos como si tuviese un violín.
Perseguido sin tregua por la Gestapo, viviendo a salto de mata, en 1939 Matthias y su novia italiana -también de origen judío- fueron encontrados muertos sobre la cama de su piso vienés. La versión “oficial” fue suicidio. Es muy probable que fuese un crimen de la misma Gestapo puesto que el informe oficial sobre la muerte se “extravió”. Lo enterraron en el mismo cementerio vienés que a Beethoven, Brahms, Schubert, y los Strauss padre e hijo. Lo llamaban el “'Mozart del fútbol”. Dejando a un lado disquisiciones sobre su muerte o sobre el tipo de fútbol que practicó, su actitud contra el nazismo y en aquel partido es suficiente para calificarle de héroe. Como tantos miles y miles de gentes anónimas que no se plegaron a los criminales de la cruz gamada. (Lean aquí, mucho más detallada, esta historia).
4 comentarios:
Muy documentado artículo, doctor. A ver si se anima y éste es el comienzo de una serie de épicas fuera del terreno de juego. Quizá me decida (sabe usted lo que supone saltarse el currículo) y utilice como comentario de texto para mis alumnos alguna de estas semblanzas. Un saludo.
Pues no sé si se podrán contar con los dedos de la mano este tipo de épicas. Fíjese que hemos tenido que remontarnos a la época de los nazis...
No me importaría regresar un día de éstos con otro articulillo del mismo talante pero fíjese, don Gervasio. He escrito "deportistas heroicos" en el Google ese. La primera entrada es justamente esta del Arco. La segunda se titula "Los quince deportistas mejor pagados del mundo". La tercera entrada vuelve a ser esta del Arco.
Conclusión: ¿usted cree que podré escribir otro articulillo, aunque sea en plan telegrama? Ojalá...
Heroicos no sé, pero deportistas que estuvieron puteados por el sistema y que tuvieron sus bemoles, yo diría que hay al menos los dedos de las dos manos. Y sí, se acabaron cuando llegó el estado del bienestar. Qué quieres que hagan ahora:
1) regalar su tele de plasma a la Beneficencia (para acto seguido comprarse otra más grande)
2) dar unos milloncejos a una ONG (pilotada por algún amigo/pariente y de paso desgravar impuestos)
3) tatuarse en el pecho el escudo del club/empresa, léase Ferrari, Astana, Lakers o Valencia CF
Me viene a la memoria una frase de un gran campeón negro, Jack Jhonson: "Yo era un moreno en una ciudad de rubios,
pero, caballeros, no me arredré".
Los gentlemen americanos querían recuperar el título mundial del peso pesado para la raza blanca, allá por comienzos del siglo XX, y se dice que aceptó el chantaje para poder volver a entrar en los USA y ver a su madre que se estaba muriendo. Se dejó vencer en La Habana.
Haberlos haylos, escasos, pero corajudos.
Vamos a intentar repetir con el mismo argumento en un par de ocasiones más, una vez nos pongamos el casco de investigadores de héroes. Atentos a la pantalla.
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