30 de junio de 2011

EL ÚLTIMO SUSPIRO ARQUERO


Hoy, exactamente cuando se cumplen algo más de seis años y medio, el Arco exhala su último suspiro deportivesco y entona el adiós internetero asegurando que durante todo ese tiempo nos hemos divertido un montón, cabreado un poquito y llorado sólo un par de lágrimas.

Empezábamos calentando motores allá por diciembre de 2004 amenazando con tomarnos el deporte a cachondeo, que es lo que necesita porque parece mentira que un simple juego (sea a nivel profesional o aficionado) pueda ser capaz de generar tanto malhumor, tanta malaleche y –a veces- tanto delito continuado. Lo del River Plate de hace unos días sería digno de estudio por parte de un batallón de psiquiatras.

La ventaja de usar el humor en un país sin sentido alguno del humor (algo que ya se extiende a nivel planetario) es que la ironía, la sátira y todas las artimañanas y trucos dialécticos y racionales que precisa suelen pasar bastante desapercibidos para una mayoría de los mortales, lo cual ahorra muchos dolores de cabeza y explicaciones difícilmente explicables. Ya en nuestro primer post (cuando estábamos en el túnel de vestuarios) señalábamos, previsores, que “deberán abstenerse hinchas acérrimos y descerebrados pues correrá peligro su colesterol y bilirrubina si se toman al pie de la letra nuestros comentarios salerosos y burlescos”. Por fortuna esa gente ha pasado de nosotros y se ha dedicado a las bitácoras que posteriormente fueron naciendo en torno a los equipos de fútbol, los periodistas famosuelos y otras hierbas varias.

Nuestro deambular arquero comenzó con un articulín manifiestamente mejorable en todo menos en el título: “bocazas”. Allí señalábamos que el mundo del deporte está lleno de ellos. Tras más de seis años de sátira deportiva podemos certificar que ese número de bocazas ha aumentado exponencialmente, al igual que todos aquellos defectos que en cantidades “mil” hemos venido señalando críticamente a lo largo de este tiempo. Cierto es que nuestra visión del mundejo deportivesco se ha parecido más a la de un extraterrestre (de hecho tuvimos a uno de invitado durante una temporada, Jacinto RX), pero ya es curioso que tras el paso del tiempo los antiguos vicios se hayan convertido en crónicos y hayan aparecido otros para sumarse al despropósito general.

Dejamos el chiringuito con un punto y final. Cuando aporree la última tecla de esta despedida, el Juan Puñetas puramente deportivesco dejará de existir como hace meses dejó de hacerlo mi entrañable Ardilla, al que mando un saludo desde aquí y tantos otros compañeros de realidad-ficción (El Pirao, El Cipote, Pepe Pi...) que me ayudaron a digerir el rollete siempre circular y repetitivo del deporte donde año tras año siempre pasan las mismas cosas aunque todo el mundo cree estar presenciándolas por primera vez. Sean ustedes despedidos con mil gracias y a ver si hay gente por ahí que toma el relevo en esto de poner a parir el deporte y reírse un rato de él y con él. Un saludo y adiós.

2 comentarios:

la aguja 21/7/11, 2:58  

Te cito: «La ventaja de usar el humor en un país sin sentido alguno del humor (…) es que la ironía, la sátira y todas las artimañas y trucos dialécticos y racionales que precisa suelen pasar bastante desapercibidos para una mayoría de los mortales, lo cual ahorra muchos dolores de cabeza y explicaciones difícilmente explicables».

Se me ocurre que en tiempos de la censura era la única manera de pasar ciertas críticas. Ahora que reina la autocensura porque en un pispás te tocan la nómina listos mafiosetes y encabronados mandamases por epíteto de más, sigue siendo la única manera de sortear escollos y tontorolos… Pero a fe que no es fácil mantener el tono satírico.

Una lástima lo del autoborrado, autodestrucción o lo que sea. Deberías dejar la bitácora ahí subida, para que quienes quieran aprender algo puedan hacerlo (si es que saben aprender, que me temo que ese hábito se ha perdido).

Juan Puñetas 22/7/11, 1:54  

Lo de la volatización del Puñetas y su Arco es algo que me resulta sugerente y tan real como la vida misma. Francamente, Aguja. Tras seis años y medio de estar machacando tú y yo (y otros cuantos colegas, pocos, pero selectos) el mundejo deportivesco saliéndonos de los caminos trillados y poniendolo a caer de un burro (y tiene toda una caballería para llevarse al suelo) la feliz conclusión tras ese dilatado tiempo es que se ha producido todo un fenómeno de involución crítica que sólo puede abochornarme. Y paso de las ideas al simple terreno personal y geográfico.

Vivo en Málaga y ahora mismo hay una fiebre futbolera del copón fermoso porque un jeque de esos tan democráticos y salerosos que abundan por tierras de oriente ha comprado el equipo local y lo quiere poner a un alto nivel competitivo no se sabe porqué razón, porque la gente es que se cree que los poderosos atan los perros con longaniza, pero todo el mundo está supercontento e ilusionado y quizás uno es que sólo sepa ver el lado desagradable o menos malo de la vidilla o vidorra que le rodea. Quizás, admitiendo que todos vamos a acabar ahogados, sea bueno celebrar que en el naufragio al menos haya unos minutos de chistes y cachondeo, de ilusión ficticia por llegar a puerto o yo qué sé, pero Juan Puñetas es incapaz (sí, incapaz) de participar de esos momentos porque es incapaz de creérselos por la cara y el morro. Así que ni en los momentos de una oportunidad histórica (de eso se habla en Málaga en referencia al fútbolín del jeque)uno es capaz de abrirse a algo más que sombríos nubarrones. Será que el Puñetas es un cenizo extraterrestre y, como tal, se ha conducido en estos años por mucho "humor" que echase como espantajo. Semejante personaje es un peligro hasta para uno mismo. Cumplida su faena ¿qué pinta en este mundejo de perros y gatos fanatizados?

El que ha estado interesado ha tenido tiempo en estos años de hacerse con una nutrida selección de articulillos arqueros en plan bueno, bonito y barato. Y todavía va a tener tiempo de apañárselos antes del cerrojazo final. Aprender, aprender, ya aprendemos poco. Más bien algunos estamos cada vez más desaprendiendo a marchas forzadas y la gran mayoría simplemente se dedica a sentirse feliz en su burrez: ¡pa qué aprender si tó se olvida! Dame pan y furbo y dime tonto. Todos los tontos son felices y qué bella es la felicidad, ja, ja, ... En fin, temas veredes, amiga Aguja... Qué le voy a contar que usted ya no sepa...

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).