3 de marzo de 2010

UNA EXCELENTE NOTICIA: ÁRBITROS AL ATAQUE


A veces hay noticias que le alegran a uno las pajarillas. Por ejemplo, ésta: “Un linier de Preferente denuncia a seis aficionados por recibir insultos constantes”. En este enlace hay más detalles. Y en éste, otra variante de la noticia, con palabras del denunciante.

-Puñetas, ¿por qué se alegra usted de eso? ¡El fútbol está para lo que está!

No, señorito mío. El fútbol no se inventó para insultar a nadie, sea árbitro, linier o jugador. El fútbol se inventó para hacer ejercicio físico de manera entretenida entre un grupo de amigos. Luego vino lo que vino, añadiendo espectadores al invento. Más tarde se produjo la degeneración del mismo desde el momento en que se pasó la mano a los insultos, ordinarieces y amenazas que en él ya son habituales, inclusive en un partido de niños. Finalmente ha acabado como válvula de escape de los males humores y represiones del personal actuante, en la grada y, algunas veces, en el césped. De acuerdo en que el número de implicados suele ser una minoría en relación a la gran mayoría que acude a los campos a disfrutar o padecer con su equipo favorito, pero la cantidad no puede enmascarar la calidad. Hay gente (más bien gentuza) que debería tener prohibido aparecer por un estadio de fútbol, salvo que acredite haber realizado previamente, y con aprovechamiento, un cursillo acelerado de buenas costumbres y modos con el prójimo, sobre todo si éste es árbitro o linier.

La odisea que algunos energúmenos (delincuentes, en mi opinión) hacen pasar a pobres árbitros y liniers modestos, acosándolos, insultándolos y amenazándolos sin piedad durante los 90 minutos del encuentro, merece algo más que una suave reprimenda. Merece un castigo. Merece una multa y, si es preciso, unos días de prisión para que se le aclaren las ideas a estos sinvergüenzas. Por eso la noticia del linier que ha denunciado a esos indeseables que lo denigraron durante el partido de marras se lleva mi más encendido aplauso.

-Es que mucha gente va al campo a desahogarse…
-Pues que se vayan al campo de verdad y se peguen cabezazos contra un árbol, que es muy sano y desahoga un montón.

En el colmo de la estupidez más degenerada (estos tipos tienen tan poco  cerebro que les cabe en un dedal) alguno de los denunciados parece que dijo esta memez: “Tengo derecho a insultarte porque he pagado la entrada”. Señor, señor, hay caracoles y calamares con más dedos de frente que algunos homínidos… Claro que gente así suele presumir de “valor” amparados en la masa, gracias a la cual se creen la mar de valientes y “echaos palante” frente a un pobre linier que gusta de arbitrar porque es masoquista o porque, a cambio, recibe unos magros 18 euros con los que podrá echar algo de jamón al cocido, con suerte. (El jamón es que va carísimo, oiga).  

En fin, que un “diez” para el denunciante, don Leoncio. Ahora sólo hace falta que haya un juez con ciertas agallas e imponga una sentencia bien edificante. Por ejemplo, que los insultadores cuiden el césped de su equipo y el del prado más cercano durante un año y un día. Aunque, de ser el juez mi menda lerenda, yo me inclinaría por esta otra: que esos tipos arbitren un partido y paguen un euro a una ONG conocida por cada insulto que les dedique el respetable. La ONG se pondría de oro y estos maleducados acabarían bebiendo su propia medicina en cantidades industriales. A veces el “ojo por ojo” (no el “diente por diente”, ojo) es la mar de justiciero. Y educativo…  

2 comentarios:

Cítrido Limóndez 16/3/10, 19:26  

Esto es la caraba... No recuerdo que nadie pagara la entrada para ir al teatro y se pusiera a insultar. Y en el circo menos, pues el domador hubiera abierto la jaula y te hubiera enviado al león a comerte, que para eso estaba amaestrado.

Imagina que va la madre del árbitro al partido con un pitbull y se lo echa al 'hijoeputa' que llama 'hijoeputa' a su hijo. A ver cómo demuestran que la madre azuzó al can.

No sería mala idea, ¿eh?

Juan Puñetas 18/3/10, 0:45  

Yo, je, je, lo que sueño un día es con la posibilidad de una huelga indefinida de los árbitros bajo el lema: "Fuera insultos, somos personas, abajo la mala educación". Y que mientras que no se les garantizase que eso sería llevado a cabo con garantías, no arbitrarían.

¿Se imagina usted un parón liguero por culpa de los señores estos del pito? ¿Todos los miles de millones de pasta que mueve el cotarro, puestos en peligro y cuarentena por culpa de esa gilipollez de ser intolerantes ante los insultos ajenos?

Claro que el mayor de mis gozos vendría cuando añadiesen al anterior lema este otro: "Nosotros tenemos el pito, nosotros arbitramos". Este iría dirigido contra los jugadores, entrenadores, presidentes y periodistas, que siempre se encargan de querer dirigir el pito de los árbitros en la dirección que a ellos le conviene.

¿Se ha dado cuenta, don Cítrido, en un partido de fútbol, cómo los futbolistas hacen más ademanes y gestos de pitar el encuentro que el mismísimo árbitro?

-Ha salido por aquí.
-La ha echado fuera ese y no yo.
-¡Ha sido penalty, árbitro!
-No, ha sido falta fuera del área...
-¡Tarjeta roja! ¡Sáquele la tarjeta roja!

-¿Pero aquí quien coño arbitra? -debería responder el del pito.

En fin, que los sueños sueños son...

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