24 de diciembre de 2005

NOS ESCAQUEAMOS DEPORTIVAMENTE UNOS DÍAS

Ni siquiera respetan la tregua de la Navidá. Pasó el sorteo de “Navidá” y cabreados porque no nos tocó un duro, decidimos tomarnos unas pequeñas vacaciones familiares, en busca de nuestros recuerdos de la infancia, cuando éramos más torpes e inocentes pero más felices que ahora. Reencuentros familiares y tiempo a disposición de uno mismo. Si es que las navidades eran –y deben ser- para eso y no, como ahora pretenden hacernos creer, para estar todo el día en el Corte Inglés o el Carrefour comprando un jamón, una tele de plasma, un gato, una bandeja de langostinos prefabricados, un perfume que apesta, un librejo que se lee con los libros cerrados, un descodificador de porquerías teledigitales y no sé cuantas basurillas más. Así que el Puñetas agarra unos días de vacaciones, los estira como si fueran chicle y se despide del amable vecindario deportivo hasta el diez de enero, con permiso de las autoridades deportivas incompetentes correspondientes, como esos jerifaltes de la Federación Española de Baloncesto, que se han cargado al bueno del Mario Pesquera. Intentaremos regresar un año más jóvenes.

23 de diciembre de 2005

CUMPLIMOS UN AÑO Y UN DÍA

Burla burlando, nos hemos chupado un año entero de bitácora deportiva, pasándonos por el arco del triunfo a deportistas famosos, deportes populacheros y partidos del siglo. Sí, de manera mal contada, acabamos de cumplir un año y un día (bendita condena) como puñeteros espectadores de la cosa cómico-deportiva, tratada siempre con el respeto debido y la ortografía adecuada. Muchas bitácoras de contenidos deportivos nacen, crecen, se desarrollan y mueren en menos que canta un gallo. Escribir sobre todo tipo de pelotas acaba convirtiéndose en una lata ya que la cosa no da para mucho, pero ya he dicho alguna vez que particularmente lo hago porque –aparte de divertirme con el invento- el deporte es un espejo en el que se refleja maravillosamente la sociedad en que vivimos. (Al menda le gusta cantidubi mirarse en él). A veces las imágenes son la releche de buenas, pero en muchísimos casos no pasan de la vulgar astracanada, el chirriante esperpento o la cachondeable parida. Claro que más vale reírse con estas cosas que no echarse la bayoneta al hombro. Con una pizca de imaginación, unas gotas de ironía, una cucharada de sátira, una hojita de hipérboles y un saco de santa paciencia, hemos logrado sobrevivir más tiempo del que esperábamos. Jodé, un añito y un día. Confieso que a menudo no es fácil encontrar un tema que debatir en este rinconcillo amigo. ¡El deporte es tan repetitivo y simplón! Pero San Cucufato, patrono de mis imposibles, siempre me ha echado una mano amiga. Hoy, antes de pirarme unos días en busca de los recuerdos y las nostalgias (que no para otra maldita cosa sirven las navidades), quiero dar las gracias desde aquí a los anónimos lectores que de vez en cuando le han echado una ojeada a estas letrajas. Si buscaban un punto de vista algo irreverente, diver o sarcástico sobre el mundillo deportivo, espero que hayan encontrado algo de su interés. Seguiremos en la misma tónica el año entrante (con permiso de la autoridad incompetente, claro), aunque como soy culillo de mal asiento, algunas cosillas innovadoras nos trajinaremos para no aburrir al ocasional lector. -Pero déjese de vulgares agradecimientos y de simplonas argumentaciones y cuéntenos algo, Puñetas… Pues tiene usted razón, alma insolente. Me despido este añito con varias de mis opiniones vertidas en la magnífica “Aguja de Bitácora”, una señora bitácora deportiva. (Va por ti, amigo Luis….) “Sin que nadie se ofenda, que no es esa mi intención, me parece que el deporte en este país, salvando las excepciones que confirman la regla, es como un enorme campo de cardos borriqueros que crecen como pueden y les dejan, sin agua, sin vitaminas y sin que nadie les preste la atención debida. De vez en cuando sale por generación espontánea una bella flor y entonces todo el mundo pierde el culo y los genitales para hacerse con ella, sea en una foto, una entrevista o un autógrafo. Una Universidad que vive prácticamente de espaldas al mundo del deporte. Unos centros docentes con escasas instalaciones deportivas y una asignatura de educación física minusvalorada. Una mentalidad poco amiga del esfuerzo, la rutina y la planificación como puebla las mentes de muchos paisanos. Unos medios de comunicación que más que medios son tres cuartos. Unos políticos muy chiquitititos. En fin, un cúmulo de realidades que hace que aquí, a pesar del potencial demográfico y económico existente, sólo podamos tener grandes eriales de esos cardos borriqueros que antes citaba. Menos mal que los milagros existen y por esas cosas divinas de la botánica aparecen de higos a brevas un Manolo Santana, una Sánchez Vicario, un Indurain, un Carlos Sáinz, un Fernando Alonso y algunos más que me dejo en el teclado”. “Si el Atletic gana, GANAMOS. Si pierde, PERDIERON. Si el niño aprueba, es que es muy listo. Si suspende, es que el maestro no sabe enseñar. Si te toca pagar a Hacienda, es porque el Erario público te roba, pero si te tiene que devolver es que es de justicia. Si apruebas las oposiciones, es que has estudiado mucho, pero si te catean ya se sabe, los enchufes, los padrinos…. Los triunfos son nuestros y los fracasos ajenos. Y así nos va divinamente. Por eso tenemos la mejor liga de fútbol del mundo, la mejor liga de baloncesto de Europa, la mejor liga de balonmano mundial, la mejor Armada del tenis, las nadadoras sincronizadas más macizas del orbe. Habría que recordar a tanto patriota que florece como las setas tras un día de lluvia (o sea, tras un triunfo deportivo importante) que normalmente el tiempo es de sequía y que es ahí cuando hay que dedicarse a regar, trabajar y a hincarla. Lo de ponerse medallitas en tiempos de gloria lo sabe hacer hasta el más tonto del barrio. No tiene ningún mérito”. “El pago por arbitrar un partido de fútbol de regional o de las categorías inferiores debería conllevar un plus por peligrosidad y un bono-descuento en la próxima compra en el Carrefour o similar. Si es que algunos se juegan el pellejo de una manera….” “Habría que estudiar detenidamente la relación psicopatológica entre la práctica del fútbol y el escupitajo. No seré yo quien, tras el discurrir de 90 minutos, siente sus partes nobles en el ensalivado césped de cualquier campo futbolero. El día en que los jugadores del fútbol sala, baloncesto o balonmano adquieran el vicio o la práctica escupitajeril de sus homónimos del baloncésped, será digno de ver tan glorioso espectáculo”. “Cada vez que ha cambiado el partido en el gobierno en este país poliédrico y fantasmal, ha cambiado el Secretario de Estado para el Deporte. Ahora le toca el turno a uno del PSOE, este señor de nombre tan impronunciable. Sólo quiero dejar una pregunta en el aire: ¿hasta a las mismísimas aguas del deporte tiene que llegar la contaminación de la política de partido? ¿Es que no puede haber un remansillo de paz y de libertad donde no pongan sus sucias manos estos funcionarios de la política?” “Veinticinco años de democracia, siglo XXI, tropecientos años de imperio, otros tantos de guerritas y cantinelas, pero todo sigue como siempre: un pueblo inculto que se va detrás del primer trono que pasa por la calle, de cualquier ignorante de sonrisa embaucadora, de cualquier farandulero o soplagaitas vestido de corto o de luces. Si no llega a ser por los romanos, los árabes, los griegos, los cartagineses y toda la enorme patulea de gente que nos visitó, colonizó y hasta conquistó, todavía estaríamos en la Edad de piedra. Sí, ya sé que exagero un poco, pero a unos pocos nos revuelve el estómago que lo que importa verdaderamente a la masa sea que a unos millonarios que no rascan bola les hayan eliminado de un torneucho deportivo. ¡Al pilón con ellos y a preocuparse de lo que verdaderamente nos afecta! Vamos, digo yo...”

20 de diciembre de 2005

NI DEPORTISTAS A TORTAS NI DEPORTISTAS CON VELO

Acabo de ver hoy en la telemeada cotidiana de Antena 3 unas imágenes que me han hecho vomitar las lentejas que tan ricamente estaba engullendo. La noticia era una auténtica apología del boxeo femenino, incluyendo a dos chicas guapetonas que se daban sobre un cuadrilátero unos mamporrazos de no te menees al grito estentóreo de un público entregado a tan noble causa. ¿Tantos años de feminismo galopante, para acabar en esta cochinada?

Sólo ha faltao que las gachises estuviesen en pelota picada para que el espectáculo fuese completo. Quiero decir, para que el papelón de estas mujerucas hubiese resplandecido más que un sol. ¿Tan mal tenemos ya las meninges en este país desnortado? Si la liberación de la mujer consiste en que ahora pueda liarse a guantazo limpio con una competidora, bajo los focos de un ring, es que todavía hemos avanzado bastante poco en esto de la evolución humana. El boxeo entre dos machotes ya me parece demencial, pero yo creía que algunas féminas tenían mejor gusto deportivo. Se ve que no. Incluso hay bastante personal que es capaz de perder una noche –rascándose el bolsillo- para ver a dos señoritas pegarse hostiazos bajo la cobertura de la palabra "deporte". Pues bueno, pues vale, pues de acuerdo. Lo que se metan en el bolsillo después tendrán que gastárselo en cirugía estética, cuando jubilen los guantes. Hasta se podrán hacer una nueva cara y así volver al anonimato. Lo malo es que el cerebro –por mi dañado que esté- no admite recambios ni parches.

En fin, algunos dirán que viva la liberté y la egalité. Si es a costa de la fraternité, conmigo que no cuenten. Viendo el desparpajo con que ambas mozuelas se zurraban la badana, me parece que allí había poca camaradería, aunque al final de la mutua paliza ambas acabaran dándose unos muá muá la mar de cariñosos.

Y es que vivimos en un mundo en que o nos pasamos o no llegamos. No hace mucho se celebraron en Teherán los cuartos Juegos Islámicos Femeninos, nacidos en 1993 para luchar contra "la discriminación de las musulmanas en el deporte". A diferencia de sus colegas de los tradicionales Juegos Olímpicos, las más de 1500 participantes musulmanas se juegan algo más que unas medallas. "No es que mi marido esté en contra del judo, es que está en contra de mi amor por el deporte y en el trabajo no me dan fácilmente los permisos que necesito para participar en las competiciones" –leo que afirma una atleta, a la que casaron en un matrimonio pactado sólo 24 horas antes de que partiese hacia Teherán para representar a su país. Ya digo, unas mujeres tan pretendidamente libres (hasta para partirse la cara con otra mujer, ante la calenturienta mirada de miles de espectadores) y otras tan esclavas de normas y convencionalismos político-religiosos.

Algunos países (léase Pakistan, por ejemplo) ya envían a estos Juegos alguna nadadora. Gracias a que una firma deportiva ha tenido el coraje de diseñar un traje de competición que cubra todo el cuerpo. Irán, otro ejemplo, ni siquiera acepta esta vestimenta, seguramente temiendo que sus mujeres se resfríen si muestran un milímetro de su cuerpo serrano. Ante todo, la pureza religiosa. Y es que por ciertos sitios todavía andan con estos tiquismiquis tan pueriles. De acuerdo con los preceptos musulmanes, los hombres han permanecido ajenos a este certamen olímpico. El público estaba formado exclusivamente por mujeres, excepto en pruebas como el golf o tiro con arco en que podían asistir fotógrafos masculinos, dado que en ellas la vestimenta es totalmente pudorosa. (Supongo que a las deportistas no se les verá ni las uñas de los pies).

En dichos Juegos participaron también algunos países tan poco musulmanes como Inglaterra, pero es que la organización ha dado el visto bueno para que intervengan musulmanas de países no islámicos. Lo que no cuentan las crónicas es si deben ser cojas o mancas, porque en uno de los partidos de fútbol sala más esperados, las chicas de Irak derrotaron a las de Inglaterra por 14 a 1. Ganar a la pérfida Occidente está chupao.

Pese a todo, incluido el amplio ejército de vigilantes de la moralidad que rodeaba la competición para que ninguna mirada indiscreta espiase a las deportistas y se condenase con la vida eterna y la erección correspondiente, los mulás y clérigos andan con la mosca detrás de la oreja porque eso de que la mujer practique deporte –aunque sea tapada con larga túnica y con el velo hasta la coronilla- es un invento del maligno. A estos capullos troglodíticos habría que encerrarlos en un zoo y liberar de sus jaulas a los pobres monos y gorilas cautivos. Puestos a encerrar animales, qué mejor que a estos cagamandurrias, mucho más atrasados en la escala evolutiva que los macacos y orangutanes.

Señor, señor, si es que el mundo está muy mal repartido. Aquí en las Españas dos chavalotas repartiéndose tortazos por amor al deporte y a las pelas y allá en Irán las deportistas jugándose el cuello por sudar la camiseta… la túnica y el velo, ante la atenta mirada del cavernícola religioso de turno. Jo, ni tanto ni tan calvo.

16 de diciembre de 2005

EQUIVOCADOS DE DEPORTE Y PROFESIÓN

El domingo pasado, en el partido entre el Málaga y el Real Madrid, a la finalización del mismo, el jugador uruguayo-malagueño Morales agredió al bocazas de Roberto Carlos, jugador brasileño-madrileño del Madrid, al acabar el partido, cerca de la entrada de los vestuarios y con miles de aficionados como observadores. El mocetón agarró por la camiseta al pequeñajo, le lanzó un crochet de izquierda y sólo la agilidad del presunto galáctico le salvó de caer redondo a la lona, quiero decir, al césped. Ya, durante el partido, el Chengue Morales se lo había dicho:

-Cuando acabe el partido te voy a partir las muelas, bocazas.
-Pues va a ser que no –debió contestar en plan inconsciente el defensa madridista.

Dicho y hecho. El árbitro no se enteró de nada. Mejor dicho: no quiso enterarse de nada. Un sector de la afición malagueña jaleó al Chengue para que siguiera dando mamporros. Reacciones como manda el guión futbolero: mucha cobardía y bastante poca vergüenza. Después, el Comité de Competición (o sea, el Comité de la Impunidad) se ha limitado a amonestar al Morales (reza dos padres nuestros y un ave maría, chaval) y tarari que te vi.

A gente como el Chengue habría que mandarlos al paro más pronto que tarde. El tío, encima, ni perdona ni se arrepiente. Es, como tantos otros deportistas, un pobre errado, al que le hubiera gustado estar en otra profesión. El chico quería ser boxeador en sus años mozos, pero por esas vueltas y revueltas que da la vida, se quedó en futbolista del montón. Un equivocado de la vida y del deporte. Todavía está a tiempo de prepararse para el campeonato mundial de los pesos pesados.

No sólo el Chengue Morales se ha equivocado de deporte. Echo la vista hacia otros personajes y me sale una lista un poco larga. Aquí van unos ejemplillos muy populares, y se admiten nuevos. Ante todo, inocente ironía, que ya se acerca el 28 de diciembre, fiesta de todos los equivocados del mundo.

¡Qué buen jugador de golf hubiera sido Ronaldo de haber nacido en Europa o los USA! Nació en Brasil y, claro, futbolista tenía que ser. El Beckham iba para modelo de pasarela, de esos que marcan paquete desfilando en calzoncillos, pero su origen humilde y rica ambición le llevaron por otros derroteros. Conserva, sin embargo, su inclinación natural por el arte de la moda y el pavoneo.

Ronaldinho quería ser dentista. Deco, lotero. (Le queda como consuelo que mete muchos goles de potra o suerte). Villar no iba para nada, por eso ahora es presidente de la Federación Española de Fútbol. Luis Aragonés quería ser sabio, pero al final se quedó en monosabio nacional, previo paso por la escuela Curro Romera del Atlétic de Madrid y la escuela de cine del Colegio de Entrenadores. Fernando Alonso, nuestro flamante campeón de Fórmula I, aspiraba a ser taxista hasta que se convenció (chico inteligente) que arriesgaba menos su vida metiéndose a piloto de carreras.

A Kasparov le gustaba mucho la política desde pequeño, pero era incapaz de concentrarse cuando empezó a estudiar. Prefirió jugar al ajedrez, donde manda más que el rey la reina ¡juntos! Roberto Heras, nuestro flamante ganador de la Vuelta Ciclista a la España del dopaje, quería estudiar farmacia. Al final se tuvo que conformar con leer los papelines informativos de las medicinas montado en la bici. Severiano Ballesteros tenía una obsesión: ser un marqués. Al principio se dedicó al golf en plan profesional, pero como aquello era muy sufrido, decidió jugar sólo por placer (y claro, no metía ni una). También era muy sacrificado ser yerno de don Emilio Botin, así que abandonó esta práctica.

No conozco a ningún español que de pequeño quisiera ser nadador profesional y que viva de mayor para contarlo: todos acabaron ahogándose. Yago Lamela siempre tuvo muy en mente el dedicarse al mundo de la escalada. Le encantaba subir pendientes dando pequeños saltitos. Un día le salió un gran salto, pero en horizontal, y todos creyeron que se había equivocado de profesión. Qué va, lo suyo fue cosa de un día. Laporta quería con todas sus fuerzas ser presidente del Barça, el club catalán por excelencia. Todavía está a la espera, pues sólo tiene un auténtico catalán en nómina: Oleguer.

Yo mismo, aquí donde me ven, soñaba en mis años juveniles de borrachera política, con ser presidente del Gobierno de mi comunidad…. de vecinos. Para pasarme por el arco del triunfo a todo quisque. Fíjense qué bajo he caído.

En fin, que no somos nadie. Sueña con una profesión, un ideal o una dolce vita para que luego te pase lo que al Chengue Morales: que ni chicha ni limoná, que ni fútbol ni boxeo. A algunos es que les cuesta bastante aprender un buen oficio.

13 de diciembre de 2005

EL SORTEO DEL CAMPEONATO MUNDIAL FUTBOLERO

El otro día tuvo lugar en Alemania el sorteo del campeonato del mundo que amenaza con devorarnos allá por las primeras calores del próximo veranillo. Un sorteo tele-mangoneado que dio para mucho: disfrutar de la gachí que lo presentaba, escuchar al Juanes ese cantando una de las canciones más horteras que he oído en mi vida (esa de la camisa negra) y ver el careto de tantísima gente que se gana la vida mejor que usted y yo, gracias a que dirigen el mundo éste del balompié mundial y multinacional. Pero vamos a lo que vamos. El Puñetas inflitró en el sorteo a un amiguete que vive por allí (un nieto de un familiar que tuvo que emigrar a la Alemania de los 60 y que se quedó para siempre allí, quiero decir, que tras darle todos sus sudores a la Volkswagen, allí murió y allí lo enterraron). Este punto algo dramático es para compensar lo cómico de lo que a continuación narraré con la peor de mis intenciones y la mejor de mis ironías.

Mandé a herr Roberto a que se colase oficialmente en el salón del sorteo y que se colocase cerquita de nuestros mandamases deportivos, desde el Villar al Luis, pasando por toda la caterva de personajes secundarios que también se cuelan en estas ocasiones. Su informe (el pobre Roberto parece que haya estudiado en España) es corto gramaticalmente hablando pero largo en cuanto a la fidelidad de lo que allí vio, escuchó y medio imaginó.

""Está a punto de salir el primer rival de la selección española. Nuestra representación está rezando con las manos cogidas a la nariz para que nos toquen las selecciones más flojas que acuden al mundial. "Yo quiero que salga Andorra" –ora Villar. "Pues yo preferiría que fuese la de Zarzamora del Palustre" –le contesta el seleccionador susurrando labialmente.

La suerte está echada. Nos toca Túnez. "¡Horror!" –se echan todos las manos a la cabeza. "¡Estos africanos corren que se las pelan! Nos van a mandar pa casa a las primeras de cambio…". Cuando llega el turno del bombo con los equipos europeos, la representación futbolística española es un sin vivir. Llegan noticias del Estado español comentando que algunos jugadores hispanos, de esos que no tendrán más remedio que jugar el campeonato del mundo, se han desmayado o han sufrido palpitaciones al enterarse del primer rival de la selección. Más no hay tiempo para meditar más porque la bolita nos trae un auténtico diablo: ¡¡Ucrania!! –"¡Dios mío, la antigua Rusia!" –oigo decir a alguien que no conozco. "¡No se puede tener más mala suerte de la que tenemos!" –se oye a alguien de más atrás. Empiezan a llegar a mis narizotas algunos efluvios malolientes procedentes de la bancada representativa española y es que más de uno está literalmente cagándose con el porvenir que le espera a la aguerrida selección hispana. Más todavía falta lo peor, el tercer rival, ese que vendrá del Oriente o del Suroeste y que –con la colaboración bastarda del árbitro de turno- nos mandará a freír espárragos a casita antes de tiempo.

-"Sin Raúl, el Xabi ni el Oleguer (que se declarará de ERC, el muy muy) en la tierra de las salchichas no nos comeremos ni la puntita. Vamos es que no nos dará tiempo ni de tomarnos una cerveza a gusto" –piensa para sus adentros uno de los vicepresidentes que hay por aquí.

Por fin, sale el último jinete del Apocalipsis: ¡Arabia Saudí! ¡Ben Laden! Ahora sí que la hemos jodido, leo en las caras de todos nuestros directivos y seleccionador. "Si ni los americanos pueden con ellos, ¿qué coño vamos a poder nosotros? Además, que los partidos serán en el verano y estos tíos sauditas aguantan el calor que no veas. Estarán jugando como en casa. ¡Nos van a hacer tragar todo el polvo de su desierto!"

Veo la cara de desolación de nuestros dirigentes futboleros. Ellos, que venían con más optimismo que el Alcoyano a ver si teníamos suertecilla en el sorteo, tras haber conseguido que la FIFA nos colocara como cabezas de serie, gracias a un camión de jamones de Jabugo y de Guijuelo. La charcutería es que hace milagros. Pero contra la mala suerte no se puede luchar. Si nos hubiera tocado Andorra, Bangladesh y Mónaco…

Al final, hay que asumir las consecuencias. Presiento que algunos jugadores hispanos están vomitando en sus respectivas casas, temiéndose lo peor cuando tengan que verse las caras con los tunecinos, los ucranianos y los saudíes. Aquí, en Alemania, los directivos y seleccionador, no tienen más remedio que disimular y poner buena cara. –"A lo mejor estamos inspirados durante los tres primeros partidos"… -"Es bueno que empecemos a jugar los últimos". –"Como será verano, lo mismo los ucranianos se derriten, los tunecinos están con el ramadán y los saudíes han sido detenidos en el aeropuerto de Munich por contrabando de armas"…

Sólo Luis, el seleccionador, el sabio de Hortaleza (¿o era Hortaliza?) con esa veteranía y sapiencia que la pelotita le ha dado en su ya larga vida, exclama a quien quiera oir:

-Lo peor de todo serán los cruces.

Este va de optimista. O sea, que piensa clasificarse para los octavos. Y si lo hace, ¿qué espera? ¿Encontrarse con Togo, Ghana o Cuba en los cuartos de final?""

Hasta aquí la transcripción no literal del escrito enviado por mi amiguete alemán-español. Mi gran duda es si me ha tomado el pelo o si lo que cuenta es cierto. Por si acaso, y para que nadie se moleste, diré como en las películas de cierto fuste: -"Aviso: todo parecido con la realidad es pura coincidencia". A mí que me registren.

9 de diciembre de 2005

IMPUNIDAD

El domingo pasado, en el campeonato de Liga, pasaron varias cosas dignas de mención. Aún metidos en el puente de la Constitución y de la Inmaculada, todavía no salgo de mi asombro ante el gatillazo del Comité de Competición al dejarlas pasar con una gracia y salero totales. Recordemos, utilizando la poca memoria que aún nos queda (para nuestra desgracia, ojo, pues sin memoria andaríamos más felices). Partido en Bilbao entre el Atletic de ídem y el de Madrid. Cuando está a punto de acabar el encuentro (faltaban dos minutos), un descerebrado lanza al campo un petardo previo aviso a los camaradas de asiento para que se tapen bien los oídos. El booooom cae detrás de la portería de los madrileños, a escasos metros del portero y de otros jugadores. Gracias sean dadas a Alá, a Buda y al Altísimo porque el desgraciado de turno tuvo poca fuerza de lanzamiento y el petardazo no entró en el terreno de juego. (O el capullo tiene mucha práctica en el asunto con eso de la "kale burroca" y sólo quería amedrentar o hacerse el gracioso ante su chica y la vasca de la peña). El caso es que el zambombazo se queda a un metro del portero atlético, Falcón y de uno de sus defensas, que caen al suelo para echarse unas risas, claro. El árbitro, acojonado, decidió dar varios minutos de descuento al partido para ver si así se le pasaba el susto. Y en éstas que los bilbaínos consiguen el gol del empate. Como es natural los de Madrid pusieron el grito en el cielo y exageraron: el árbitro nos ha robado el partido. Para redondear la faena -ya en frío, varios días después- el bocazas de Clemente, entrenador del Bilbao, sale vomitando en plan graciosín que "el petardo es una castaña del Atlético. El portero se tira por el petardo y dice que le duelen los oídos, pero yo creo que tiene otitis porque tres minutos después hace un paradón en el palo". El Comité de Competición, reunido en una tasca madrileña con tres chatos de vino bien cargados y una ración de calamares, decide que lo del petardo es una chorradilla, una chiquillada propia de estos tiempos histéricos y que sólo merece una multita de 600 euros, con la que el Atlétic de Bilbao bien podría pagarles un suculento almuerzo en casa Arzak y una cena en la posada del Arguiñano. Al Clemente no le dicen ni mú ni ma…la puñalá te den, malasangre, reirte tú de la desgracia ajena. Así que, al final, pasará lo que pasará: que otro burro se tomará la justicia por su mano, dado que estos cantamañanas sólo saben mirar para otro lado (hacia donde tienen el vaso de vino y los calamares, claro) y en un momento propicio devolverá petardo contra petardo. Habrá que ver entonces si Clementito se cachondea también o se pone como un basilisco. Mejor será que no lo veamos. El otro caso es todavía más sangrante, porque aquí el petardo tiene forma de patada traicionera de un jugador del Racing de Santander, que lesionó gravísimamente al donostiarra Aramburu. Aquí no ha habido otitis ni cachondeo. Aquí el patadón ha acabado destrozando la rodilla del jugador rival, rota en cinco de sus estructuras y con posibilidades nada remotas de que no pueda seguir jugando nunca más al fútbol. El árbitro de turno -el ínclito Pino Zamorano-, que se encontraba a varios metros de la jugada, debía estar cazando gambusinos con la mirada porque no se enteró de nada, cosa nada extraña pues ante jugadas tan aparatosas lo mejor es mirar para otra parte, como ya le sucedió la Liga pasada en Mallorca. Entonces ya escribimos un panfleto con el título de "¡Pino, cuelga el pito!" en vista de que este señor debería pertenecer a la Organización Nacional de Ciegos más que al estamento arbitral. Como el hombre se sintió reforzado por sus jefes, vuelve a las andadas, es decir, a las cegadas y silbadas ante el peligro cercano. Ni sacó tarjeta roja al Oriol agresor, ni amarilla, ni verde, ni le dio un tironcillo de orejas. Ni siquiera cuando se dio cuenta de todo (se oían los gritos de Aramburu a diez kilómetros a la redonda) hizo nada. Lo suyo es el pasotismo pitero. Cuando en los vestuarios se puso a escribir con faltas de ortografía el acta del partido, no se acordaba tampoco de nada. Así que, los chateros estos del Comité de Competición (quiero decir, del Comité de la Impunidad) han decidido que aquí no ha pasado nada, que pelillos a la mar y que si Aramburu no vuelve a jugar al fútbol, que se busque una garrota y a correr como pueda. ¿Qué podemos hacer con este trío de inútiles que forma semejante Comité de la Nada? ¿Los mandamos al paro, a hacer puñetas, les partimos las piernas a ver si se comprueba que tienen sangre en las venas (además de vino) o les ponemos un petardo cuando vayan a por la segunda ronda, para que espabilen y sepan lo que vale un peine? No, nada de eso, que aquí somos más pacifistas que la paloma de la paz. Hay que ponerles un monumento por sus enormes méritos: poca gente hay por el mundo que sea a la vez sorda, ciega y muda. Y que, con total impunidad, se dedique a impartir "justicia" a los demás. Como siempre, se amparan en la legalidad (sí, esa que según como se interprete, lo mismo te caen diez partidos que te regalan uno), pero todos sabemos que lo suyo es mucho más difícil. Lo suyo es que son impunemente justicieros. Ni harto de vino y calamares, lograría el Puñetas emitir veredictos tan serios y sensatos como los que han evacuado hace unos días estos santos varones del Comité de la Impunidad y las Bellas Costumbres Deportivas.

2 de diciembre de 2005

LOS QUE NUNCA GANARÁN UN BALÓN DE ORO

Hoy vamos a ponernos tiernos. No es por nada, pero es que el Puñetas no es de piedra. Además, que es duro estar todo el día satirizando a lo divino y humano (cualquier día sale un iluminado maragalliano o carodroviresco y me declara enemigo del deporte y de los deportistas). Así que hoy me ha dado por el tema de las competiciones que nunca saldrán en las primeras páginas de los periódicos ni en los titulares de las mentiras televisuales.

En el diario AS de mi Polanco adorado (al que, dueño de medio país, sólo me falta pagarle también los calzoncillos que calzo) leo una referencia de Matthew Pinsent, remista de oro y exmiembro del COI, en la que denuncia la brutalidad de los entrenamientos a que someten en la China mandarina a sus pequeñuelos deportistas. “Ver cómo se entrenan fue perturbador. Acabé tremendamente conmocionado al ver las cosas que hacían. Es un programa de entrenamiento brutal”. Lo dice un tipo que para ganar cuatro medallas de oro en los juegos olímpicos habrá debido de hartarse de entrenar. Como ocurre con todo lo que viene de la China (bueno, bonito y barato -hasta mis calzoncillos), lo mejor es cerrar el pico y seguir comprando. Los abusos físicos van contra los valores olímpicos y los derechos humanos del niño, pero tarari que te vi, ponme en la cesta una tele de plasma, un cd con mp3, una PCU, dos camisas, tres pantalones, un rollito de primavera y, de propina, unas pilas recargables. Entre Polanco y los chinos, tenemos el mercado bien copado.

Así que, harto de tanto cuento chino y de tanto pluscuatro (¿lo coges, amable lector?), decido una inmersión en el lado bueno de la vida. Por ejemplo, en ese campeonato europeo de fútbol sala para ciegos y deficientes visuales que acaba de disputarse cerca de casa, en Torremolinos concretamente. Estos sí que merecen un balón de oro y no Ronaldinho. Con el equipazo que tiene a su alrededor y esos dos ojazos con que se adorna, así cualquiera. Yo lo quisiera ver (de mentirillas, por supuesto) con los ojos vueltos del revés, intentando adivinar por donde anda la pelota y marcando goles por la escuadra, como algunos de los habidos en Torremolinos.

A tope la moral y la autoestima por el género humano (si es que nos hacemos grandes sólo en las desgracias o con las dificultades….) regreso al dulce hogar tras ver un par de partidos de dicho europeo, donde he visto más fútbol que en muchos encuentros “del siglo” y pongo en el video un viejo documental sobre los españoles paralímpicos de hace varios años. Los comparo con sus colegas, los que nos atraparon al sillón y al televisor a ver si caía una medallita, por el amor de dios, y es que no sabe uno distinguir ya cuales son los verdaderos deficientes físicos. Cuánto sacrificio, cuánto amor a la vida y al deporte hay reflejados en esos esfuerzos casi sobrehumanos de estos paralímpicos. Nada que ver con la brutalidad chinesca.

Ya con las pilas bien cargadas (hay que aprovechar que, por una vez, la moral está más alta que la del Alcoyano) me echo al careto un periódico local del 13 de noviembre y descubro este bello titular: “Olimpiadas de la tercera edad”. ¡Jodé, esto es lo mío! Sintetizo: resulta que cerca de 1.900 mayores de toda la provincia de Málaga participan en un encuentro deportivo en Pizarra para fomentar hábitos de vida saludables. No quieren ganar medallas, ni despanzurrar al rival, ni siquiera pretenden salir en la tele. Simplemente desean pasárselo bien, hacer cosas que les fueron negadas en sus años mozos (aquellos años de miseria y sobreesfuerzo) y demostrarse a sí mismos que, pese a su avanzada edad, aún son capaces de darle una alegría al cuerpo.

Las calles de Pizarra parecían una villa olímpica. Nunca la piscina, el polideportivo o el campo de fútbol de la localidad habían congregado tal número de participantes quienes, pese a lo avanzado de la edad, se lo pasaban pipa con toda clase de deportes y juegos. ¡Estúpido, me dije, esto es deporte y lo demás –la Liga, la Champion…- son gaitas! En las pistas del colegio algunos intentaban aprender a jugar al tenis. Ahora juega hasta el gato. Cuando eran chavales, no sabían ni que existían las raquetas. Una señora, que le daba a la pelota con el pie, decía con esa ingenuidad típica de quienes ya han vivido demasiado: “Me gusta el fútbol. Yo hasta lo veo en la tele de mi casa”. Otros se entretenían con juegos de la infancia, algunos ya desaparecidos de la memoria de nuestros amnésicos días.

Así que entre aerobic light, remojones en la piscina, variantes suaves del badminton o el hockey, pasando por el tenis, el baloncesto, la gimnasia o los bailes, estos superabuelos se lo pasaron en grande, prometiendo volver al año siguiente. Manda bemoles que el deporte que apenas practica nuestra juventud (hablo de la mayoría de ésta) tenga que compensarse con el de nuestros queridos abueletes. Porque estas “olimpiadas” de Pizarra no son sino la exteriorización masiva de una práctica cada vez más arraigada entre la gente mayor de algunos pueblos. Y la cosa va creciendo.

¿Para cuando unas olimpiadas para la tercera edad, a disputarlas tras los deportistas sanos y los paralímpicos? No, mejor dejemos que el espíritu deportivo permanezca inalterable en su amateurismo y candidez en esos jóvenes mayores que, como los de Pizarra, aún tienen ganas de sentirse útiles, vivos y con el cuerpo jotero.

-Oiga, Puñetas, ¿no va usted a hablar del balón de oro de Ronaldinho?
-Por fa, caballero. Hoy estoy ocupado. Muy ocupado viendo a mis deportistas favoritos.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).