26 de septiembre de 2010
"ME PERSIGUE EL FÚTBOL..." (2 DE 2)
NOTA DEL EDITOR
El próximo día 29 los sindicatos mayoritarios han convocado Huelga General para protestar contra todos menos contra el gobierno de don Zapatero. Nosotros, ese día, aprovechando que el Támesis pasa por Madrid, vamos a ir también de huelga, pero de teclas caídas. Lo anunciamos porque no vamos a ser menos que esos famosuelos de la cultureta, el cine y la cosa intelectualoide que siempre aprovechan estos fastos para poner su nombrecito serrano en los manifiestos al uso para que la morrallita vea lo que hacen sus vanidosos idolillos. La diferencia, en nuestro caso, es que no somos nadie fuera del Arco. Por eso mismo, el próximo día 29 haremos huelga contra el gobierno de Zapatero, contra los 17 gobiernos autonómicos, contra los tropecientos mil gobiernos locales, contra las diputaciones, contra los sindicatos (palmeros del poder toda la legislatura menos un ratito, para despistar), contra la oposición, contra los burócratas de la unión europea, contra Obama, contra la guerra de Afganistán, contra Eta, contra las televisiones, contra los bancos, contra la actual ley electoral, contra los intelectuales desaparecidos en subvenciones varias, contra la internet cochambrosa, contra todos los que viven del cuento y… hasta contra mí, que hago cosas que podría hacer mejor y no hago lo que debería hacer frecuentemente. Ese día el Puñetas ayunará, sólo se alumbrará con la luz del sol, no comprará nada, paseará mirando al mar, se sentará en un banco a leer el diccionario y, llegada la oscuridad, a eso de las nueve, se meterá en la cama para –en tanto llega el bendito sueño- ciscarse en todos los ejércitos de fulanos y fulanas que bienviven metiendo sus manos -todos los días del año- en el cerebro, en el corazón y en la cartera del personal de a pie. Nos leemos de nuevo el 3 de octubre, una vez el Támesis vuelva a su habitual cauce, esto es, a pasar por Londres.
Publicado por Juan Puñetas a las 9:43 p. m. 1 comentarios
Etiquetas: Pepe Pi
22 de septiembre de 2010
PARA ESFUERZO, EL DEL CICLISTA.
Acabo de leer la que ha empezado a ser una de mis bitácoras de cabecera, si es que se le puede llamar bitácora: “Crónicas de Mospintoles”. Esta semana publican un cuento extra titulado “En la Bola del Mundo” donde el protagonista, un “ciclista gregario, callado y disciplinado, capaz de darlo todo por el equipo y por el líder”, disputa la penúltima etapa de alta competición de su vida, antes de retirarse del ciclismo. Y mira tú por dónde, lo hace ascendiendo -¿o debería decirse “escalando”?- a ese nuevo invento de los organizadores para masacrar aún más a los ciclistas: la subida a la Bola citada, una pendiente de algo más de tres kilómetros con rampas medias del 12,5 % y un piso de hormigón irregular y lleno de baches, poco apropiado para las bicicletas de carrera. De hecho, en la etapa, que se disputó el día 18, sólo se permitió el acceso a las motos y a los ciclistas.
El cuento refleja el estado anímico de un hombre en el ocaso de su carrera, a sólo 24 horas de abandonar la bicicleta de competición, más quemado que el palo de un churrero, mascullando sapos y culebras mientras asciende dificultosamente por la puñetera Bola. Como se dice en el mismo cuento, y reflejó la cruda realidad de la etapa, en sólo tres kilómetros de subida la gran mayoría de los ciclistas perdieron entre 4 y 30 minutos respecto a los primeros clasificados. Un dato verdaderamente escalofriante que refleja la extrema dureza de la subida, precedida por 170 kilómetros donde hubo que subir dos veces el Puerto de Navacerrada y alguna que otra cota montañosa. O sea que la Bolita del Copón era la guinda sádica que le faltaba a la etapa. Eso sin contar que los ciclistas ya llevaban entre las piernas 20 días de competición y unas 80 horas sobre la bici. ¡Y menos mal que la tarde fue agradable, sin viento, lluvia y frío!
No haré más sangre sobre el particular porque el cuento refleja con claridad todas estas cuestiones y porque en el Arco ya hemos escrito en otras ocasiones sobre el asunto, pero aprovechamos la ocasión para referir a algunos indocumentados que, comparado con el ciclismo, el esfuerzo de otros deportes, entre ellos el aclamadísimo fútbol o el baloncesto, no tienen ni punto de comparación. El articulillo que así lo refleja muy didácticamente lo he encontrado en el desván de mi ordenata y responde al título de “Ciclismo vs fútbol”, con los datos de “sport.es” y la fecha de “6/7/2007”. He buscado en la mencionada página deportiva para ver de encontrarlo y poner un enlace pero no lo he hallado, así que lo pongo aquí íntegro dado que ilustra muy lo que decimos en el titular de hoy y lo que estupendamente refleja el cuento de las crónicas mospintoleñas. Léalo, querido lector, y si se atreve a seguir diciendo que los señoritos del fútbol son unos esclavos del esfuerzo físico, yo me atreveré a decirle entonces que no entiende muy bien lo que lee. Seguro que no es ese su caso, pero el que avisa no es traidor, ji, ji.
Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas. Pero no está de más echar un vistazo a las diferencias existentes entre el ciclismo y deportes de equipo como el baloncesto y el fútbol. Empezamos por las horas de entrenamiento. Quim Rodríguez entrena cada día pero realiza dos sesiones por semana de siete horas diarias. Casi lo mismo que la plantilla del Barça de fútbol, que entrena 5 días a la semana (después del partido tienen descanso) durante hora y media. Las dos jornadas de siete horas y los 400 kilómetros recorridos también sirven para superar en horas los entrenamientos de los jugadores del DKV Joventut, que trabajan unas dos horas al día.
Pero Quim no se queja: “Entreno por lo que hago. Si entrenara dos horas diarias no haría nada”. El ciclista catalán no quiere compararse con otros deportes. “Me gusta el ciclismo. ¿Qué tienen que pensar atletas o nadadores?”. A tenor de las palabras de ‘El Purito’, se nota que ser ciclista se lleva en la sangre.
Si sumamos las horas de competición entre el ciclismo y los otros deportes las diferencias son abismales. El FC Barcelona jugó 59 partidos oficiales durante la temporada 2006-07. Un ejemplo de derroche físico como Carles Puyol, que ha sido uno de los jugadores más utilizados por Frank Rijkaard, habría sumado 88,5 horas de competición oficial de haber disputado todos los minutos. Ferran Laviña, otro ejemplo de profesionalidad en el DKV Joventut, habría jugado un total de 44 horas en los 66 partidos que ha disputado el equipo verdinegro la pasada campaña. Vamos con el ciclismo. Un corredor que disputa el Tour de Francia y la Vuelta a España hace un total de 338 horas de competición en tan sólo cinco meses. Y traducido en kilómetros (13.730) nos permitiría ir y volver desde Barcelona a Moscú dos veces.
Para poder resistir tal desgaste físico, los ciclistas tienen que cuidarse también fuera de la carretera. La comida y el reposo juegan un papel fundamental. No en vano, un corredor consume una media de 6.000 kilocalorías durante una etapa ‘normal’ del Tour mientras que una persona ‘quema’ de media unas 2.000 kilocalorías durante 24 horas. Un jugador de basket gasta entre 300 y 500 kilocalorías por partido mientras que un futbolista puede llegar hasta las 1.200. Las interrupciones en un encuentro de basket hacen que se requiera menos gasto calórico que en otras especialidades deportivas.
La clave para el ciclista consiste en dormir diez horas diarias para recuperar fuerzas. No existe el ‘fin de semana’ o el descanso. Para Quim Rodríguez, el día de reposo consiste en correr ‘sólo’ 80 kilómetros. Para que luego digan que se puede correr el Tour tomando una pastilla. Ingenuos. El ciclismo es esfuerzo, esfuerzo y más esfuerzo.
Publicado por Juan Puñetas a las 8:07 p. m. 2 comentarios
19 de septiembre de 2010
NOS TOMAN POR EL PITO DEL SERENO
Hoy hemos decidido hacerle caso a los de la madre que los parió y nos hemos levantado con el carnet de identidad en la boca. Nacimos y vivimos accidentalmente en un territorio llamado Spain, ergo somos españolitos para todo lo que usted mande, sean cosas duras o maduras. Por eso vamos a poner el gritito en el cielo ante varias noticias que nos han dejado con el ánima patriótica por los suelos.
Entremos en materia. ¿Nos toman a los españolitos por el pito del sereno? A tenor de lo que uno ha leído los últimos días, sí. Un líder político español visita territorio ídem y algunos histéricos de un país vecino (dicen que “amigo”, o sea, que guárdate de amigos así) claman a Alí Babá acusando al politicastro de “provocar”. Otros buenos amigos, los gibraltareños de su Viejísima Majestad, no sólo siguen agrandando el peñón a costa del territorio español circundante sino que, cuando les parece, envían a sus patrulleras al pueblo vecino de la Línea (o sea, al extranjero, o sea, a Spain) para que atrapen a sus cacos. En contrapartida, la españolísima Guardia Civil caminera no puede poner su tricornio a la viceversa porque entonces la retienen y le sacan todos los colores menos el verde. En Murcia los dueños de una discoteca, llevando durante muchos años el nombre de “La Meca”, se han visto obligados a cambiarlo, así como la decoración del local, porque unos cromagnones de fuera –muy sensibles para estas pijoterías- se sienten muy ofendidos por tal bagatela. La broma les va a costar a los discotequeros cien mil eurillos de nada pero habría que darles una medalla porque han conseguido evitar una “guerra con el islam”, según amenazaban los especímenes prehistóricos. Se ve que en tu propio país, sobre todo si se llama España, los de fuera te pueden amenazar y mangonear sin que a nadie se le caiga los pantalones o se le manchen.
Pero, no desespere lector, estas cosas no sólo existen en el mundillo politiquero o religiosero. También en el mundejo del deporte a los españolitos nos toman por el pito del sereno y hemos de asumirlo con una natural sonrisa.
Cristianito Ronaldo, el de las bicicletas, afirmaba la semana pasada ante los primeros abucheos del Bernabéu por su manera de jugar: “La energía que gasta el público en pitar es la misma que podría emplear en apoyarnos”. Y añadió esta perla más: “A veces es mejor que el público nos ayude para motivarnos mejor”. Esta mamarrachada no creo que se le ocurriera decirla en Manchester cuando jugaba en la Premier League porque estoy seguro que lo habrían puesto de patitas en el Atlántico. Aquí, como somos un pelín idiotas, se permite ese lujazo. El público paga una millonada para verle meter goles y hacer buenas jugadas junto con su equipo. Ese ya es suficiente esfuerzo como para pedirle encima que le motive y que le apoye. Yo, afición, exigiría una rebaja en el precio de las entradas por apoyar al equipo. ¿Pero qué se han creído estos niñatos de la pelota?
Otro niñato, sólo que más crecidito, es Joan Laporta, quien lejos ya del Barça, anda en batalla electoral porque se cree ungido por los dioses y aspira a convertirse en “molt honorable”. Como el señorito –al contrario que el muá- es de esos a los que les encanta llevar el carnet de identidad en la boca (en este caso, el catalán), se le ha ocurrido una parida la mar de graciosa para que, en caso de que el territorio donde él vino al mundo accidentalmente se declare independiente un día de estos, su Barça querido no sufra las consecuencias negativas: jugar contra el Santa Coloma o el Puigcerdá. "Se podría perfectamente jugar la liga catalana, la liga española o la liga de los pueblos ibéricos, con Portugal, España y Cataluña”. Y remató la faena de aliño con esta boutade: “El Barça podría escoger en qué Liga jugar”. O sea, que los españolitos son y serán idiotas y ante la pérdida hipotética de un territorio no tendrían ningún inconveniente en seguir como hasta ahora, con el Barça en la Liga española, el cava en los frigoríficos y el Seat o el Nissan en el garaje de casa. Hasta los amigos portugueses harían el esfuerzo de sumarse a la nueva situación geopolítica ayudando a crear una Liga Ibérica. Muy listo el Joanito…
Ya decía en el titular de este artículo tan atípico, con la vista puesta en estos cinco ejemplillos que he reunido hoy, que algunos nos toman a los españolitos y españolazos por el pito del sereno. Algo muy feo sabiendo, sobre todo, que ya no hay serenos. Para una vez que me pongo el traje patrioteril resulta que algunos de fuera se lo toman a pitorreo. ¡Menudo ojo clínico tengo!
Publicado por Juan Puñetas a las 8:34 p. m. 4 comentarios
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15 de septiembre de 2010
NADAL Y LOS MERCACHIFLES MEDIÁTICOS
Era el lunes pasado cuando este Puñetas puñetero fue capaz de realizar la proeza de estar despierto hasta las cuatro de la mañana para el ver el partido Nadal-Djokovic de la final del Open USA de tenis. La razón de semejante esfuerzo físico, espiritual y masoca sólo cabe achacársela a que presentía un partidazo de buen tenis, una lucha igualada y emocionante, y a que luego quería escribir sobre el particular en este Arco de mis entretelas.
Publicado por Juan Puñetas a las 10:47 p. m. 2 comentarios
Etiquetas: Periodismo, Tenis
12 de septiembre de 2010
DEMASIADOS HOMENAJES
Desencantado de tantas cosas, ahora contemplaba la vida con gran serenidad, aunque me reconocía que demasiadas cosas de las que ve y oye le repatean los higadillos. Si traigo a colación hoy a Romualdo –que así se llama este viejecito tan resultón- es porque hace un par de días me enteré que el seleccionador Vicente del Bosque había recibido el enésimo homenaje por la victoria mundialesca de Sudáfrica. Recuerdo que un día de agosto, sentados en un refrescante banco del parque, estuvimos hablando precisamente de estas cosas.
—Mire, vecino. Yo he sido un deportista vocacional. Soy de los que creen a pie juntillas que un cuerpo sano produce una mente sana. Y para que haya un cuerpo sano hacen falta saludables hábitos, alimentación frugal pero variada y mover el esqueleto de manera correcta. O sea, haciendo un poquito de ejercicio físico, desde andar bastante a poner prietas las carnes. Todas estas cosas ya las sabían los griegos y los romanos o sea que fíjese usted lo ignorantes que nos hemos vuelto la mayoría. Porque se habrá dado cuenta que hoy mucho personal ha abandonado estas bellas costumbres, empezando por bastantes jóvenes, a los que ver ya tripudos me causa pasmo y desolación.
Me soltó una larga parrafada sobre las bondades del ejercicio físico y cómo, gracias a haberlo practicado de manera continuada y rutinaria durante muchos años, ahora se encontraba con menos achaques de salud de los previstos. Estaba convencido de ello.
—Frente a esa gente que lo único que mueve es la mandíbula, pues a todas horas está masticando algo, está el otro extremo: el de los que machacan su cuerpo a niveles casi prohibitivos, sea a nivel profesional o de aficionado. Gente a la que todos han convertido en ídolos, dioses, seres de otra galaxia pues hoy sólo se valora el triunfo espectacular y el ser número uno en las cosas más insustanciales, incluyendo el deporte ultra competitivo. Eso no tiene nada que ver con desarrollar unos hábitos físicos y saludables, claro. Usted me entiende, ¿o no?
Cómo no le iba a entender si es algo que vengo pensando desde que era un mocoso con chupete.
—Es que estamos tan descerebrados que ya poca gente entiende este discursito mío. Perdone la pedantería, pero es que me duelen las muelas cada vez que veo lo que veo. Por ejemplo, eso de la Roja o Amarilla. Vale, los chicos esos de la selección han ganado un difícil Mundial de fútbol, además de una millonada de euros. Puedo entender que los periódicos y televisiones los retraten hasta cuándo van a mear al retrete. Pero, ¿quiere usted decirme a qué viene tantísimo homenaje popular como les están dando? Ya ve que todos los jugadores han sido homenajeados en sus pueblos y barrios, han sido recibidos por las autoridades, agasajados con regalos, nombrados hijos adoptivos y predilectos, ecétera. ¿Usted cree que esto es normal?
—Será que en este país somos muy agradecidos… —le contesté a ver por donde salía.
—¡Y una mierda, con perdón! Este es uno de los países más desagradecidos del mundo. No le hablo de cuando yo era joven en medio de una dictadura asquerosa. Le hablo de ahora, en que muchos compatriotas tienen que irse fuera para poder comer caliente o que los aprecien en su trabajo. Le hablo de miles y miles de ciudadanos que trabajan de sol a sol y son ninguneados y hasta puteados sin que nadie les reconozca su buen hacer y su sacrificio. Por eso me extraña que en todos los rincones se estén dando tantos homenajes a unos tíos que no creo que se lo merezcan. Porque, a ver, ¿qué bien han hecho al país, han inventado un remedio médico eficaz, han creado puestos de trabajo, son líderes de opinión intelectual? Esta gente, jugadores y técnicos, no tiene la culpa de nada, claro, incluso algunos de ellos pueden estar sintiéndose muy incómodos con tanto agasajo absurdo, pero tanto homenaje popular no logro entenderlo.
—No sé, don Romualdo, quizás han hecho felices a millones de personas gracias a su triunfo…
—Vaya forma más idiota de felicidad… Estoy hasta el gorro de tanto homenaje a los campeones del mundo. No se lo merecen, amigo mío. Así de claro. Ya tienen suficiente premio con la millonada de pasta que le han dado a cada uno. Esto parece una charlotada, a ver qué ciudad y corporación municipal muestra más énfasis en el homenaje y el peloteo. ¡Hay tanta gente de la ciudad o pueblo mucho más merecedora de homenajes que estos cantamañanas! El pobre basurero que lleva 40 años recogiendo la porquería de la vecindad y que acabará jubilándose uno de estos días sin que nadie le haya dado ni las gracias. O ese profesor del viejo colegio de las afueras, que durante muchos años se ha desvivido porque los jóvenes de la ciudad fuesen gentes preparadas y más o menos cultas. O el tendero de la esquina, con tres décadas tras el mostrador, sirviendo mercancías a la pobre gente, o el peluquero Francisco, por cuyas manos han pasado todas las cabezas de la barriada. Amigo mío, ¿usted ha visto algún ayuntamiento que haya homenajeado a la gente que se ha desvivido, durante varias decenas de años, por servir decentemente a sus vecinos sea cortándoles el pelo, vendiéndoles pescado, limpiando las calles, enseñando a los chaveas, o cosas así? ¿Ha leído en algún periódico algún agradecimiento, una crónica de despedida, una referencia amistosa a años y años de modesto pero necesario trabajo hacia la comunidad? ¡Y ahora nos vienen a tocar las narices a algunos con tanto homenaje y tanto bombo a unos futbolistas cuya única ocupación consiste en alimentar de olvido y gansadas a las masas para que así no piensen en cosas menos estúpidas!
Noté que Romualdo empezaba a acalorarse pero fue una falsa alarma. Le indiqué mi total acuerdo con lo que afirmaba pero que las cosas son lo que son y que no es fácil cambiarlas. Si hasta criticarlas está mal visto... Luego nos pusimos a charlar de otros temas llegando casi a la misma conclusión.: parece que en estos tiempos de globalización lo único que se ha generalizado a nivel planetario es la idiotez. Eso piensa don Romualdo y eso mismo piensa el muá.
Publicado por Juan Puñetas a las 7:49 p. m. 2 comentarios
Etiquetas: Críticas
8 de septiembre de 2010
QUÉ CARA ES LA VUELTA AL COLE Y QUÉ BARATO EL FÚTBOL
Adivina, adivinanza. ¿Sabe, lector, qué museo de Cataluña es el más visitado? ¿El de Dalí, el de Picasso, el de …? Sí, acertó, inteligente lector: el museo del Barça. Es un dato más para que cualquier hispano enamorado de la cosa cultural y educativa salga huyendo Pirineos hacia arriba, camino del exilio, pero es un dato que refleja lo que hay: la obsesión enfermiza del personal por el mundillo del futbolín y del futbolón. De esto sabemos en el Arco un rato largo (llevamos seis añitos predicando en el desierto) y de eso ya hemos escrito lo nuestro, al punto de calificar heréticamente como “modernas catedrales” a esos mastodónticos y fríos estadios de fútbol a los que todos los años acuden miles y miles de peregrinos buscando al dios San Gol siguiendo el famoso Camino de la Champions y otros caminillos de menor porte pero no menos concurridos que el de Santiago.
Hagamos un brevísimo aparte. La entrada al Museo del Barça (incluyendo la visita al Nou Camp y al Espacio Multimedia) cuesta 19 eurillos al adulto (precios año 2009), según hemos averiguado en su web, y si el visitante es niño o jubilado el coste baja a 15,50. Por poner un ejemplo comparativo el Teatro-Museo Dalí de Figueras cuesta 11 euros, es gratuito para niños hasta los 8 añitos y hay precios reducidos para jubilatas, estudiantes y otras gentes sin un euro en el bolsillo. Al personal no le importa pagar más, como en el museo culé, si se lo pasa pipa mirando y remirando fotos y copichuelas, que es la manera más moderna de aumentar el acervo cultural propio.
Intrigado el Puñetas por estos datos tan sociológicamente esclarecedores, y teniendo a gala no haber pagado nunca por ver un partido de fútbol, y siendo habitual amante de museos pero de esos en que sólo se ven obras de arte y otras aburridas memeces, me he dado otro garbeo por la internet para ver a cuanto está el kilo de partido de fútbol del bueno. Y para no alejarnos mucho del centro de estudio (la modernista Barcelona) he podido comprobar en la web del Barça que la entrada más barata del próximo partido liguero con el Hércules (cuyo único aliciente es cuántos goles se va a llevar el equipo alicantino a casa) cuesta la friolera de 32 euros y de ahí para arriba. El partido de Champions del próximo miércoles con el Panathinaikos griego, otra perita en dulce, cuesta de 42 euros para arriba. El Barcelona-Valencia del próximo 17 de octubre tiene fijada la entrada más barata a partir de los 60 euros y el inevitable Barça-Madrid (allá por noviembre) empieza con un precio de salida de 78 euros. Bah, una minucia al alcance de cualquier bolsillo.
¿Sabe, inteligente lector, que espectáculos tan sabrosones como los que próximamente brindarán en España el grupo musical U2 o el Cirque du Soleil, tienen unos precios de salida inferiores al de un partido normalucho de los aquí citados? Ahora deje su inteligencia aparcada en el perchero, salga a la calle a cuerpo y neurona descubierta y entreviste al personal. Casi todo el mundo dirá que ver el circo canadiense es carísimo, como lo es escuchar los gorgoritos y guitarrazos de la banda irlandesa. ¡Dónde va a parar lo que ofrecen estos pobres mendigos de la cosa de la cultura circense y musical con lo que brindan los genios del Messi, Xabi e Iniesta! “Para conseguir la victoria necesitamos que tú seas uno más del equipo” —dice la web del F.C. Barcelona donde se ve a estos tres figuras de la pelotita, al tiempo que uno les mira la cara de tristeza que destilan, como de no haber comido un bocata en una semana por culpa de un sueldo miserable, y entonces dan ganas de ir a socorrerles humanitariamente pasando por taquilla y dejándoles en ella de 40 euros en adelante para bocatas, copas y tiritas.
Oiga, lector, le doy un euro libre de impuestos si me presenta a alguien –desde individuo a medio de comunicación- que haya manifestado en los últimos tiempos que el fútbol es carísimo, que lo que cuesta comparado con lo que ofrece –como espectáculo archiconocido y repetitivo- da para una ridícula relación calidad/precio y que, encima, al menos cada quince días el tinglado exige rascarse el bolsillo, lo cual hace que al cabo de toda la temporada el desembolso alcance cifras de mareo y vómito. ¿Ha encontrado ya a algún protestón? Me temo que no. Ahora repare en que desde mediados de agosto las telecacas y otros mierdos de comunicación vienen dando la vara y la castaña sobre la enorme carestía de la vuelta al cole.
—Se me va un dineral, vecino, en apañar los libros, los lápices, los cuadernos, las zapatillas, la mochila, las gomas de borrar y el despertador para que el puñetero niño vaya al colegio a aprender unas cosas rarísimas que luego no le van a servir para el día de mañana.
Sí, desde mediados de agosto, todos los años, la cantinela de los mass media llega a los dulces oídos del paisanaje, que asiste tembloroso a los gastos que le esperan con el regreso del colegio. ¡Un libro de Matemáticas, 25 euros, madre del amor hermoso! ¡Un robo a mano armada! Y una mochila, que no le dura al crío ni dos meses porque tiene la mala costumbre de meterla en los charcos, se va a los 20 euros en cuanto tiene dos dibujitos en la tela. ¡Otro robo, vecino!
Total, que el personal se echa las manos a la cabeza y no para de protestar por lo carísimo que está todo lo relacionado con la vuelta al cole. Incluyendo las zapatillas y el despertador, que también son incluidos en el lote, por si acaso. Y uno se pregunta, y usted, inteligente lector: ¿Qué es más importante, el fútbol o la educación del niño? ¿Qué es más caro, un libro que durará todo un curso escolar o una entrada para 90 minutos de un Barça-Madrid? ¿Qué bula tiene el fútbol para que nadie le haga ascos por muy abusivo que sea el coste de la entrada, mientras que surge el clamor popular y mediático –casi en plan de linchamiento- por el “elevadísimo” precio de unos artículos destinados a ayudar a nuestros hijos a desasnarse, a ser personas formadas, inteligentes y libres? Ah, inteligente lector, que por eso mismo los medios y mucho personal ponen el gritazo en el cielo… Claro, claro, ahora lo entiendo…
—Sí, vecino, el libro de Lengua otras 25 castañas del ala. Y digo yo, ¿no tiene el niño ya una lengua, para qué quiere otra?
—Venga, déjate de quejarte y vámonos para el estadio que las entradas se acaban y nos quedamos sin ver al Ronaldo y al Mou…
Publicado por Juan Puñetas a las 11:54 p. m. 2 comentarios
Etiquetas: Vida cotidiana
5 de septiembre de 2010
EL PODIUM DEL VERANILLO
Publicado por Juan Puñetas a las 8:47 p. m. 2 comentarios
Etiquetas: Cómicos
1 de septiembre de 2010
ABRIMOS DE NUEVO EL CHIRINGUITO
Como Josefina, que cuando hace la postura del Matsyasana luego hay que ayudarla porque es incapaz de volver a la posición de descanso. Gentes y cosas sencillas de pueblo, ya digo, no las admiradísimas obras de arte que hacen Ronaldo y Messi. (El primero, fabricante de bicicletas y el segundo, fabricante de libros, je, je).
Publicado por Juan Puñetas a las 12:03 a. m. 0 comentarios
Etiquetas: Vísperas