LA MEADA DE LA LEY DE CONTROL DE DOPAJE (1 DE 3)
Los gobiernos, progresistas y conservadores, han venido a sustituir a la madre Iglesia y desde hace un tiempo vigilan por nuestra salud física, mental y espiritual no vaya a ser que la espichemos antes de tiempo y se largue al carajo nuestra contribución a Hacienda. Uno de sus máximos objetivos es que los deportistas (los nuevos héroes e iconos de estos tiempos tan gilipollescos) pasen también por el aro y que su corta vidilla profesional dependa de los politicastros y cagamandurrias del poder, deseosos de controlar hasta el aire que respira el gentío. Pero como todos son muy democráticos (tururú…), su vigilia permanente la hacen por la salud de los deportistas y para que no haya trampas en la cosa, como si todo el tinglado no estuviese montado sobre la mayor de las trampas (el dinero y la suerte) y como si el deporte de alta competición fuese la mar de saludable. No te jode…
El Puñetas ha tenido la santa paciencia de leerse de pe a pa semejante engendro (espero no sufrir efectos secundarios en un futuro). No abusaré de la confianza del lector (y de un posible ictus cerebral) contándole de pi a po de qué va el rollo, pero sí fusilaré algunos de los párrafos que considero más significativos para reírme un poco de ellos. Si así tratan a los deportistas famosuelos y tal, ¡qué no serán capaces de hacer estos meapilas con nosotros, pobres diablos miserables! Dejo de lado toda la patraña leguleya sobre las “actuaciones en materia de protección general de la salud del deportista”, dado que no nos hemos caído de un guindo ni somos creyentes de cuentos chinos y paso a subrayar algunas perlas majóricas del Decretazo que –sintiéndolo mucho- amenazan con irse a los cuatro folios, así que las publicaré en los próximos días hasta la derrota final por agotamiento del personal y mío.
• “El Consejo Superior de Deportes desarrollará una base de datos que ofrecerá la información necesaria para ofrecer una asistencia clínica adecuada a los deportistas”. Patada en los testículos de la intimidad e intromisión en la salud de los demás, como si éstos fuesen críos de pecho, incapaces de velar por ella y por ellos mismos. ¡A otro perro con otro hueso!
• “El Consejo Superior de Deportes promoverá la firma de convenios de colaboración con las federaciones deportivas españolas a fin de implantar la tarjeta de salud del deportista”. ¿No basta con la tarjeta de la Seguridad Social o la de un seguro privado? Además de la manía de meterse en la salud de los demás, se me olvidaba que estos cantamañanas consideran al deporte-espectáculo como un asuntejo de Estado.
• “Se publicará en el «Boletín Oficial del Estado» la lista de sustancias y métodos prohibidos en el deporte”. ¿Lo decidirán los médicos o los políticos, y bajo qué criterios? ¿Será sustancia dopante algo tan habitual en el común de los mortales como el café, alcohol, aspirina o pasta de dientes?
• “Realizar campañas y actuaciones que promuevan los valores éticos del deporte y el juego limpio”. ¡Mas propaganda, no, por favor, salvo que la paguen ustedes de su bolsillo! ¡Dedíquense a hablar de los valores éticos del buen gobierno, que ni existen ni se les espera!
• “Los sujetos incluidos en el ámbito de aplicación del presente real decreto tienen el deber de crear, registrar y mantener actualizado un libro-registro de tratamientos sanitarios de los deportistas susceptibles de producir dopaje en el deporte”. Para “sujetos”, los que escriben el panfleto, tan malamente que hablan de “deportistas susceptibles de PRODUCIR dopaje”. Las personas, catetos míos, no producen dopaje; a lo sumo determinadas sustancias que consuman según y cómo…