31 de enero de 2010

TODAVÍA HAY INGENUOS QUE SE CREEN QUE CON UNA PELOTA EN LOS PIES SE HACE PAÍS


LOS HECHOS:
8 de enero de 2010. El autobús de la selección de Togo es tiroteado en la frontera entre el Congo y Angola, país donde se disputará la Copa de África, organizada por la Confederación Africana de Fútbol (CAF). Dos días después se contabilizan cuatro muertos. El capitán informa que la intención del equipo es, dadas las circunstancias, no participar en la competición. Incluso están tratando de convencer de la misma idea a los otros tres equipos encuadrados en el grupo. Al mismo tiempo, la CAF y el gobierno angoleño empiezan a presionar a Togo para que no abandone, pero el capitán Enmanuel Adebayor lo dice muy clarito: “Conversaré con mi equipo y tomaremos una decisión por el bien de nuestras carreras, nuestras vidas y nuestras familias. Al final, sólo es fútbol. Muchos jugadores se quieren ir. Ellos han visto cerca la muerte y quieren regresar con sus familias." Poco después decidían dejar el torneo. Por la otra orilla, mientras tanto, no tenían dudas: "Nuestra prioridad es la seguridad de los jugadores, pero el torneo seguirá adelante", cacarea el portavoz de la Confederación Africana de Fútbol.

Poco después los jugadores volvían a deshojar la margarita. El centrocampista togolés Alaixys Romao afirmaba que “el conjunto de la delegación nos hemos reunido y hemos acordado estar en el campo el lunes para jugar contra Ghana. La decisión ha sido unánime. Algunos compañeros han muerto y otros han resultado heridos por acudir a la Copa de África. No podemos defraudarles y huir como cobardes. Permaneceremos aquí por ellos, pero también para no darles la satisfacción de huir a los rebeldes. Nuestro Gobierno no parece que esté de acuerdo con nosotros, pero todos hemos decidido que vamos a disputar esta competición." Efectivamente, las órdenes del gobierno togolés eran claras y terminantes: “Se prohíbe a la selección jugar en la Copa de África”. El primer ministro, Gilbert Houngbo, advierte que "si algún equipo o alguien se presenta bajo la bandera togolesa, será una representación falsa”. Y añade: “La decisión del Gobierno no ha cambiado, es una decisión meditada y firme. Entendemos el punto de vista de los jugadores, que quieren honrar a sus compañeros caídos, pero sería irresponsable por parte de las autoridades permitir que continúen". Los jugadores, finalmente, acceden a la petición de su gobierno y se retiran de la Copa de África. Los señoritos de la CAF y del gobierno angoleño se quedan con un palmo de narices, mascullando por lo bajini: “cobardes, lo vais a pagar”.
EL ANÁLISIS PUÑETERO:
Llevamos sosteniendo aquí, desde el Pleistoceno, que los jugadores de las selecciones nacionales no representan a sus países sino a las federaciones deportivas nacionales correspondientes. A sus federaciones, que  son pura y llanamente unas entidades privadas, con sus propias normas de funcionamiento, su afán explícito de hacer negocio y su voluntad de hacer de su capa un sayo mientras les dejen, lo que no significa que no quieran aprovechar la importancia social de su deporte (sobre todo, las federaciones de fútbol) para intentar sacar los cuartos a papá Estado –más parné para sus particulares bolsillos- y hacer colar la mistificación absurda de que los jugadores que ellas seleccionan no sólo les representan sino también al país del que son origen.

El invento de mezclar nacionalismo con pelota (que no otra cosa son las selecciones “nacionales”) engorda las arcas de las Federaciones de Fútbol y satisface de rebote las ansias de comunión identitaria de poblaciones acríticas a las que se les da de comer todos los días toneladas de anuncios, propagandas, cuentos y otras merdés ideologizadas para que pierdan la noción precisa y exacta de la dura realidad, de “su” realidad. Así, la Real Federación Española de Fútbol, que hace en su casa lo que le da la gana sin que nadie de fuera le rechiste, participa en torneos y competiciones deportivas bajo el nombre de “España”, en un uso torticero e impresentable de una marca (España) que no le corresponde; nombra a dedo a un señor como seleccionador, presentándolo ante la opinión pública como el seleccionador “español” (en vez de seleccionador de la Federación); éste escoge a los jugadores que desea de acuerdo a sus gustos e intereses pero dichos jugadores ya no son los futbolistas de Luis o Del Bosque, sino los futbolistas “de España”; luego, tanta ficción propagada y propagandística, acaba lógicamente con millones de gargantas coreando el “España, España”, como si en el campo de juego aquellos gladiadores representasen al país y estuviesen defendiendo en el césped el honor nacional. ¿En nombre de qué y de quién, demonios, si sólo se representan a ellos  mismos y a quienes les eligieron?

A su vez, los gobiernos respectivos también se muestran encantados con la ficción representativa denunciada más arriba. Un relativo éxito en una competición deportiva les permitirá sacar pecho y recibir a los jugadores en el palacete del primer ministro, rey o presidente como si aquellos fuesen héroes nacionales, cual si fueran un James Bond al servicio de su majestad, del gobierno y del país. Por otro lado, esa ficción “nacional” permite la integración territorial del personal, que odiándose o dándose mamporros los días de diario, en los de partido de la selección se unen como hermanos para aupar hacia la gloria a sus idolillos de sangre, bandera, himno y camiseta común. Ya no hay, un suponer, Real Madrid ni Barcelona. Todos son ya España, y el país, a una, insufla sus ánimos a los tíos de corto para que logren elevar a los altares del exitazo futbolero el buen nombre y el pabellón de la patria mía, afligida casi siempre menos en tiempos de ganancia de algún campeonato peloteril. Entonces, para celebrarlo, se hacen manifestaciones de alegría pública, con banderas y pancartas, como si se estuviese celebrando el primero de mayo o la toma de la Bastilla.

Las privadísimas Federaciones nacionales y los públicos gobernantes tienen un punto en común: aborregar al gentío con la tontez de una representatividad nacional de los equipos, cuando es más falsa que Judas. Claro que a ambos les interesa semejante embuste pues mutuamente salen beneficiados. Tanto que los mismísimos gobiernos –en nombre del bien común- dedican ingentes dineros públicos para construir estadios e infraestructuras, tomar las oportunas medidas de seguridad con cientos de policías, etc para que la Gran Competición Deportiva (pongamos por ejemplo, la Copa de África congoleña) sea un escaparate para el país. Una vitrina que será vista a través de millones de pequeñas pantallas, con lo de propaganda y fama que da eso, mientras que los federativos engordan su calcetín con ganancias completas que luego depositarán en desconocidas cuentas corrientes. Dinero público para bolsillos privados.

Pero de pronto, mira tú, un mal día esos interés compartidos saltan por los aires y entonces las Federaciones salen con la cantinela de que ellas son instituciones privadas, con sus propias reglas de juego, no sujetas ni al ordenamiento jurídico de su país pues dependen directamente de sus organizaciones superiores (la FIFA, la CAF…).  Algo de eso ocurrió no hace mucho con la RFEF en uno de los más bochornosos episodios que uno recuerda y eso es lo que acaba de pasar ahora con la CAF de las narices.

Aquí mando yo, ha venido a decir la CAF al gobierno togolés. Los jugadores de Togo están a mis órdenes, tienen ficha federativa de la Federación de Fútbol de Togo, que es una sucursal directa y disciplinada de nosotros. Así que usted, primer ministro, dirá misa en su país pero nosotros estamos al margen de su ley. Los jugadores tienen que jugar porque nos deben obediencia debida (laboral y contractual) y usted no es nadie para inmiscuirse en nuestros asuntos. Y como los jugadores, al final, decidieron hacerles caso a ustedes, su gobierno, en vez de a nosotros, la CAF, aquí tienen  ahora el resultado: "Hemos tomado la decisión de suspender al equipo nacional de Togo para las dos próximas ediciones de la Copa de África y de imponer una multa de 50.000 dólares a la federación nacional de fútbol togolesa, de acuerdo con el artículo 78 de la Copa de África de Angola 2010".

Así, con un par. Y encima tienen la desfachatez de hablar de “equipo nacional de Togo”. Pues si, en verdad fuese el equipo nacional de Togo, a quien deberían obedecer y acatar los jugadores y la federación togolesa sería a su gobierno y a no a esta pandilla de vividores mafiosillos de la CAF que, por no respetar, no respetan ni la memoria de los difuntos, siguiendo la máxima de “el muerto al hoyo y el vivo y el vivales, al bollo”. Si hay ciegos que todavía no quieren ver, es su problema, pero este ejemplo de la sanción de la CAF es como un relámpago en mitad de la noche: por si alguien no se había enterado, ellos -los federativos y sus chiringuitos futboleros-, son de otro planeta y hacen con "sus" jugadores lo que les viene en gana.

¿Y qué debería hacer el gobierno de Togo ante el órdago de la CAF? Pues muy sencillo: no permitir de ahora en adelante que el nombre de su país lo lleven en la camiseta unos jugadores que, por muy togoleses que sean, en realidad no representan al país sino a una organización privada enmarcada dentro de otras organizaciones supranacionales, las cuales aplican sus propias normas pasándose por encima las directrices de los gobiernos, cuya representatividad sobre el país que dirigen es muy superior a la que puedan tener la CAF, la FIFA y la madre que las parió. (Y a todo esto, para más inri, se llevan gratis a los futbolistas mientras que los clubes que los mantienen a precio de oro se quedan con un palmo de narices, rezando porque Diarra, Etoo o Kanouté no regresen del torneo de selecciones con un agujero en la tibia o el peroné. Mayor trinque y desvergüenza, no cabe. Y que encima lo revistan con el patrioterismo habitual, ya clama al cielo. ¡Cielo, envía un rayo purificador y convierte en fosfatina a estos trileros profesionales!).
CONCLUSIÓN:
Ya verán que ni el gobierno togoleño se atreve a mi propuesta de las camisetas, ni a declarar personas non gratas (dignas de ser llevadas al patíbulo o a la cárcel) a estos tipos de la CAF en cuanto pisen suelo togoleño. Y es que, salvados estos momentos estelares en que se descubre el pastel con nata que tienen montados unos y otros, la confraternización les conviene muy bien a ambas partes. Unos, los federativos, para su privadísimo negociete de mucha pasta y poco esfuerzo, y otros, los gobernantes, para el suyo del borreguismo popular y la “conciencia” nacional de su gente, a la que así distraen y entretienen evitando que se preocupen de asuntos muchos más importantes que ganar a Somalia por cinco goles a dos. Señor, señor…, todavía hay millones de ingenuos que creen que con una pelota en los pies se puede hacer país. ¡Alabados sean los pobres de mente porque de ellos será el mundo de la vana ilusión!

27 de enero de 2010

PRENSA FETÉN, LA DEPORTIVESCA (2 DE 2)

3.  Los deseos e ilusiones también tienen derecho a expresarse en la portada. Y darse por hechos consumados aunque sólo sean humo. ¿Alguien ha visto a Gerrard jugar en el Bernabéu esta temporada? Los chicos del Marca lo tenían tan claro que se lanzaron a la piscina. Ahora sabemos que dentro no había ni una gota de agua… 


4.    Aquí tenemos un ejemplo de “coherencia”. Y no por parte del diario sino de un afamado entrenador. En poco más de quince días se puede cambiar de chaqueta y opinión sin ningún problema. Y es que hay gente que siempre ha tenido las ideas muy claras…



5.    Lo bueno de leer con varios meses de retraso es que se logra desenmascarar más fácilmente a los informadores troleros. A los que se inventan portadas para hacer caja. Vean: Villa “fichado”. Con un par. A falta sólo “de los últimos flecos”. Eso pasa por adelantarse a la realidad. Luego la realidad –de un sonoro bofetón- pone a cada cual en su sitio.


6.    El forofismo tiene una consecuencia letal: no deja ver el bosque porque tenemos fijación obsesiva con un arbolito determinado. Acabamos con la traca final. En portadas casi consecutivas nuestro diario de cama y bostezo divertido presenta unos titulares grandiosos e hiperbólicos. Fruto sin duda de un momento dulce y excepcional del Real Madrid, el equipo preferido y predilecto del Marca. Pese a lo cual, unos cuantos días más tarde ocurre la tragedia: el equipo no furula, no marcha bien, el entrenador en la cuerda floja… Ni eran creíbles las portadas previas ni es digerible la última, pero ya se sabe –lo habrán comprobado con estas pequeñas muestras- que algunos diarios deportivescos no se la cogen precisamente con papel de fumar.



 
PD: El codazo más famoso del 2010 (y eso que no llevamos ni un mes) es el de Cristianito Ronaldo al jugador del Málaga Mtiliga. Llevamos sólo unos días pero ya es un tema más debatido que la energía nuclear, la inmigración y el terremoto de Haití... ¡juntos! Y, como suele ocurrir en estos casos, vuelven las dos Españas que nunca se fueron. Mientras para la una lo del portugués es una vulgar caricia, para la otra es poco menos que un crimen. Como es lógico, el Puñetas va a pasar olímpicamente de semejante debate-coñazo. A nuestro "Marca" del alma. empezando por su director, le ha entrado un cabreo de mil pares de narices. Pues vale, pues que lo disfruten con salud...
 

24 de enero de 2010

PRENSA FETÉN, LA DEPORTIVESCA (1 DE 2)

La prensa deportivesca es la pera, la repera y el reperón. Si alguien pretende tacharla de seria, veraz, rigurosa y ecuánime, allá él, pero los datos avalan la visión contraria. Han caído en nuestras garras los “jotapegé” de una gran parte de las portadas del diario MARCA del año 2009. Igual podían haber sido las de cualquier otro periódico deportivesco pues se parecen los unos a los otros como una tortilla de huevo a otra tortilla de huevo. No vean, pues, animadversión alguna contra dicho diario. En realidad nos importa una tortilla de huevo lo que publique este tipo de prensa verbenera, entre lo amarillo y lo marrón, pero eso no quita para que de vez en cuando pongamos la lupa encima de sus páginas para comprobar in situ cómo está el patio y, sobre todo, de qué manera tan forofa nos lo cuentan. Francamente, nos reímos cantidubi. Es más, a falta de prensa humorística en este país –excepto la revista semanal El Jueves- bien podríamos considerar como diarios pseudo-humorísticos a este tipo de papeles. Nada que ver con el mayor rigor de la información que en torno al deporte ofrecen los periódicos “serios”: El País, El Mundo, La Vanguardia, ABC, etc.

Volviendo al diario Marca. Tras examinar casi todas sus portadas del año pasado hemos seleccionado unas cuantas a modo de ejemplillo ejemplificador ejemplarizante de lo que decimos en el parrafazo de más arriba. Y para que mis posibles lectores se rían un rato y olviden así las penas y la crisis, les invito a que vean un ejemplo de prensa fetén y de la güena. Esta es la primera entrega.

1.    En marzo de 2009 el MARCA salía a los quioscos con este portadón. ¿Adivinan qué equipo ha copado el 90 % de todas las portadas del año? ¿Y adivinan el ridículo en que ahora queda dicha portada, cuando todos sabemos que meses más tarde el campeón de Europa fue… el Barça? 


2.    Dice la primera ley del periodismo escrito que el titular debe contener lo fundamental de la noticia. No digamos si el mismo ocupa media portada. En la que ven abajo dicho titular merece un marco de oro y diamantes. ¿Cuál es la noticia? No hay noticia. ¿Qué tiene de especial y brillante el titular? Un deseo que todos los entrenadores, jugadores y aficionados del mundo vienen teniendo desde que el furbo es furbo. ¿Y por qué publican ésto los del Marca? Aaaaaahhhhh….! 


20 de enero de 2010

ELOGIO DE LA BICICLETA ESTÁTICA

CACHO UNO

-Año nuevo, vida nueva, Puñetas –me dijo Pacorro, un amigo de la adolescencia que va camino de la jubilación.

-Menos coña –le dije- y empieza de una vez a hacer ejercicio, macho. Llegas a los sitios 3 segundos más tarde que tu tripa y cualquier día ese cuerpo ajamonado que tienes te va a dar un disgusto…

-Juanillo, esta vez va en serio. La señora me ha regalado una bicicleta estática, mis hijos un libro de ejercicios con semejante trasto y yo estoy dispuesto a aplicarme en el empeño de sudar la camiseta encima de las dos ruedas. Que sí, que de este año no pasa, que a este paso no llego ni a la jubilación...

Entonces me contó que la noche de fin de año, casi tomando las doce uvas, tuvo que salir escopeteado a urgencias porque pensaba que estiraba la pata. Vamos, que se moría. Un dolor agudo en la zona baja de la barriga hizo saltar todas las alarmas. Tras diversas pruebas, los médicos mandaron para casa a Pacorro. Una falsa alarma, pero un porvenir terrorífico: principio de diabetes, inicio de hipertensión, pérdida de masa ósea, colesterol por las nubes y –para rematar la faena-  ácido úrico.

-Un desastre, Puñetas. Diagnóstico general: es usted una piltrafa andante. Sólo faltó al doctor de guardia decirme eso. En unas horas le he visto las orejas al lobo y de este año no pasa. Para empezar, bicicleta estática todos los días, menos los de partido del Real Madrid, mi equipo del alma, lo único que al parecer aún tengo potable. Ojo, me refiero al alma, no al Real… Y cuando pasen dos meses y empiece a estar un poco en forma, además de andar todos los días una hora, me apuntaré a un gimnasio con entrenador personal. Aunque la broma me cueste un ojo de la cara. ¿Qué te parece, Juanillo, tú que sabes mucho de deporte y de estas cosas?

-Pues que si eres capaz de llegar al verano cumpliendo lo que has dicho, te invito a un kilo de gambas en el chiringuito playero que prefieras. Ah, y siempre que todos los niveles hematológicos y bioquímicos que ahora tienes descompensados los hayas normalizado.  Y luego, vuelta al entreno.
 

 
CACHO DOS

Tengo una querencia especial por las bicicletas estáticas. Las pobres… ¡Cómo envidiarán a sus hermanas  de carretera, de cross o de paseo! Ellas siempre quietecitas, en el mismo sitio, soportando una vida monotonísima... La mía está en un rincón de la terraza. Mirando a la pared, como castigada. Cuando paso por allí, camino de un armario cercano, le acaricio el sillín y para mí que suelta unas risas, no sé si por las cosquillas o por la alegría de sentirse valorada. Porque yo procuro usarla, darle sentido a su vidilla, varias veces por semana. Entonces dirijo su manillar hacia la cristalera que da a la calle, me subo en ella, enciendo un radiocasete con música marchosa, y empiezo dale que te dale a los pedales. Así hasta que pasan 40 minutos y sudo más que un jamón en pleno mes de agosto. Intento darle algo de caña porque sé que eso es bueno para ella (no se oxidará) y para mí (pondré cachas mis cuádriceps, gemelos y corazón). Suelo abrir la ventana para que la brisa que llega del mar penetre en mis pulmones y los llene de aire menos cochambroso del habitual. Procuro mantener las pulsaciones entre 100 y un máximo de 140 pues ya no estoy para coger margaritas en el campo ni subir al Everest. Cada diez minutos me doy un lingotazo de una bebida isotónica y me animo y la animo: arre, amiga, arre… (Otros le dirán “vuela, vuela”, pero ya he dicho que a mi edad no estoy para muchos trotes). Cada cinco minutos procuro hacer uno a un nivel más intenso. Entonces es cuando me alejo de la velocidad de crucero de 120 y subo a las 140 pulsaciones. Y mientras pedaleo que te pedaleo, le doy vueltas a nuevas ideas para el Arco o canturreo la musiquilla que emite –desgañitándose- el viejo radiocasete. A veces me asaltan pornográficas imágenes: me veo en ellas sentado a la barra de un bar, con una gran jarra de cerveza y un plato repleto de pulpo a la gallega a punto de ser devorado, pero hago de tripas corazón y me digo, tranqui, Puñetas, que primero es la salud y luego el pulpo. La bici cuatro veces por semana y el cefalópodo una cada quince días, que sube mucho el colesterol y baja bastante el monedero. Y allí sigo, mirando cómo pasan los minutos, agradeciendo a mi querida bici estática su trabajo silencioso y desprendido. Mi sistema cardiovascular también se lo agradece así como el bolsillo pues son cuarenta minutos en que sólo gasto mi propia energía y un poco de electricidad en el radiocasete. Cuando acabo llega el momento más doloroso: ponerse de pie. Me agarro al sillín y allí reposo un par de minutos, mientras hago algunos estiramientos de espalda y piernas. Luego apago la musiquilla, pongo de nuevo a mi estática mirando a la pared y le guiño un ojo de complicidad. Otros tratan así a su coche. Yo soy más modesto. Y juraría que alguna vez mi Dunlop AC-520 me devuelve el cumplido con otro guiño, sólo que metálico. Luego, tras la ducha reparadora y relajante, zampo dos piezas de fruta de la temporada y me largo a la calle con pelo fresco. Por ella veo circular a algunos intrépidos ciclistas, muchos sin casco. Pendientes sus vidas de la desigual  lidia con los cacharros motorizados que circulan con escaso respeto a su fragilidad, mientras sus pulmones se intoxican con el aire que expelen los tubos de escape. Me siento un tío afortunado, qué leñe, por tener mi bici estática y no aburrirme con su compañía… Espero que Pacorro tenga suerte con la suya.

17 de enero de 2010

EL DAKAR DE SÁINZ, AL BOTE



Tenía el hombre ganas de llevarse el Dakar para casa. Ni dos campeonatos del mundial de Rallys (1990 y 1992) ni cuatro subcampeonatos. A Carlos Sáinz lo que le molaba de verdad era ganar el rally ese del Dakar, una carrera como las de su época de esplendor pero con mucho más polvo y glamour. Tres añitos llevaba detrás del intento y al cuarto, por fin, lo ha conseguido. Felicidades, hombre… El Dakar ya lo tiene en el bote.

-Parece que lo dice usted con recochineo más que con cierta alegría porque un compatriota suyo haya ganado semejante carreraza…

Pues no sé qué decirle, amigo. Me alegro por don Carlos igual que lo haría por cualquier persona de bien que se fija un ideal en su vida, una meta complicada, una ilusión querida y lucha al máximo de sus fuerzas (aún a riesgo de su vida) para alcanzar su utopía o sueño. Si no fuera por gentes así el mundo estaría lleno de conformistas complacientes y sedentarios pasotas. Mientras muchos bípedos humanoides, a los 48 años, andan barrigudos y artrósicos porque su ilusión más vital es batir el récord de permanencia en el sofá, nuestro héroe es capaz –a esa misma edad- de pelearse con desiertos, dunas, charcos, árboles, polvos y lodos varios a lomos de un pedazo de coche que quita el “sentío” (mayormente, por los berridos que salen de su tubo de escape). A gentes de esta audacia, arrojo y espíritu peleón hay que darles de comida aparte. Y valorar en su justa medida el esfuerzo realizado.

Claro que si toda esta gigantesca energía y valores positivos se pudiesen aplicar a otro tipo de “hazañas”, a uno la cosa le haría más tilín. Quizás los tiempos no acompañen, porque de haber nacido en siglos anteriores, don Carlos Sáinz habría sido un marino intrépido, un soldado audaz, un aventurero descubridor de nuevos mundos… Como, a las alturas de siglo, todo está ya inventado, ahora sólo quedan ciertos deportes y competiciones donde poder sacar afuera ese caudal de fuerza y arrojo interior que en otro tiempo hubiera llevado a sus dueños a realizar hazañas de más alto calado. El siglo es lo que da, así que no podemos desmerecer el valor del éxito de Sáinz aunque siempre preferiremos –somos unos nostálgicos, qué le vamos a hacer- las aventuras de los viejos misioneros, los extintos exploradores, la aguerrida soldadesca cuando las batallas se ganaban sólo a fuerza de estocadas y mandobles.

-Jodé, Puñetas, es usted capaz de sacar un articulillo de cualquier fruslería… Diga simplemente lo que todo el mundo, que Carlos Sáinz ha roto el maleficio y ha ganado el Dakar sudando polvo, sangre, sudor y lágrimas. Y déjese de épicas del año de la Pera que ya nadie valora porque son incomparables con la poesía de un gol de Messi, el arte de un regate de Cristiano o la escultural belleza de un mate a cuatro manos de los hermanos Gasol.

De lo que nadie me apeará del burro es de que el rally del Dakar sigue siendo, se corra en el África negroide o en la Argentina-Chile blancoide, una competición circense, mortífera (este año también ha tenido sus finados), derrochona, antiecológica y mugrienta. Eso sí, aporta unas fotos y vídeos de lo más bonito y espectacular. De modo que, para que no se me enfade (“ni pa ti ni pa mi”, que dicen en mi pueblo), si le gusta el rally, disfrute con la hermosura de estas fotos y de este video del 2009. Y si hecha algo más que las muelas por semejante engendro automovilístico, reviva de nuevo o por primera vez las lindezas que el Puñetas le ha dedicado en años atrás. En uno u otro caso, ¡a disfrutar, que son cuatro días!

13 de enero de 2010

DEPORTISTAS CON PRINCIPIOS



El colega y amigo de “El Espectador” publicaba hace unos días un artículo la mar de interesante catalogando como idea motriz del “bilardismo” (término referido a Bilardo, buen pájaro) el que “cualquier cosa es válida para obtener la victoria”. Una filosofía deportiva que “se sitúa más allá de la trampa y se aproxima a la agresión”. Aquí mismo hemos criticado furibundamente a esos presuntos “deportistas” que anteponen el ganar por encima de todos los valores. Si tienen que pasar por el cadáver del rival, pasan. Si tienen que poner en riesgo su propia vida, lo hacen. Si tienen que engañar a millones de personas que les ven en directo, engañan. Gente sin escrúpulos que ni siquiera tiene la gallardía de justificar después su pésima conducta, una vez recuperadas las pulsaciones normales tras la “batalla”. Por eso, el Puñetas siempre ha sido y es admirador de aquellos deportistas famosos que han demostrando a lo largo de su trayectoria que son buenas personas, fiables y educadas, respetuosas y sensatas, con valores y sentimiento. Algunos de ellos apenas traspasaron la gloria pero otros sí lo han conseguido, pese a lo cual consiguieron mantener su recio criterio del fair play y de la de-por-ti-vi-dad, como señalábamos hace ya tiempo (cuando teníamos menos canas pero igual de retorcidos los caninos).

Hoy traigo a colación un pequeño artículo de Vicente del Bosque, el actual seleccionador nacional de fútbol. Un hombre que en su ya larga trayectoria como entrenador (y antes como jugador) siempre ha demostrado que es un tipo honrado y de fiar. Un deportista con un par, que es como hay que llamar a los que juegan noblemente, sin dobleces y sin trampas. El articulillo lo publicó en el diario “La Razón” el 4 enero, lo recorté con cuidado y aquí lo pongo en un marco para ejemplo y espejo donde pueda mirarse esa enorme patulea de falsos deportistas que practican deporte igual que si jugasen a policías y ladrones: con las cartas marcadas. A muchos se les pilla en cualquier jugada o trampa (no suelen ser muy inteligentes), pero otros logran pasar el filtro del engaño y la mentira gracias a que la gran masa de los espectadores suele reírse de esa bobada llamada “deportividad”. Ellos son los primeros que prefieren los triunfos de sus equipos y deportistas afines aunque sean logrados con las armas torticeras de un gol metido con la mano, un record conseguido gracias a peligrosas dosis de “vitaminas” o a una aplicación de las normas de juego rozando el delito. Un abrazo, don Vicente…
SIN RESPETO NO HAY VALORES QUE VALGAN

“El deporte, educación integral, catalizador de conductas y actitudes, ha formado mi personalidad. Hasta los 16 años mis valores fueron los que me inculcó mi familia: integridad, rectitud, ética, obediencia, respeto; a partir de ahí, mi formación como persona y como deportista corrió a cargo del Real Madrid, donde aprendí a cultivar esos valores y otros que he tenido la suerte de transmitir a jóvenes que empezaban en el fútbol, también a profesionales. Destacaría la responsabilidad en el trabajo, la constancia, el afán de superación y el respeto a quien no piensa como tú. O el valor intrínseco de la competición, en la que tan difícil es saber ganar como saber perder. Por eso es importante respetar a los compañeros, a los rivales y al propio árbitro. He aprendido a ser flexible, a huir de los radicalismos, y algo fundamental en la vida, a escuchar. Y, además, a obedecer para saber mandar: si ignoras lo primero te estrellas en lo segundo Para ello hay que ser humilde. La humildad es un don, más en el mundo del fútbol, donde el éxito es pasajero. Digerir la victoria imprime carácter. En el deporte, cuando sabes ganar, te relacionas mejor y alcanzas el equilibrio. Entonces comprendes que las personas están por encima de las cosas. Así se forja la conducta personal, con esos detalles, sin olvidar jamás a la familia, el eje en torno al que gira la vida de cada uno. Y terminaría con un valor más: la generosidad en el esfuerzo, y pongo como ejemplo al centrocampista, que piensa sobre todo en los demás, no como el delantero centro, cuyo objetivo primordial es el gol, y así hay que entenderlo”.

Espero no equivocarme en mi papel de sabueso amateur, pero es posible que otro entrenador (también ex jugador) esté siguiendo los pasos de don Vicente: Josep Guardiola. En cuanto a deportistas en activo, temo quemarme si pongo la mano en el fuego por alguien, aunque acepto apuestas de gente mucho más experta y conocedora del deporte que el Puñetas puñetero.    

10 de enero de 2010

FURBO: AÑO NUEVO Y VUELTA A EMPEZAR



En el sidebar de la derecha del Arco, dentro de las 9 pildorillas sobre “De qué va esto”, señalamos en la tercera: “Nadie espere mala educación, gruesas palabras ni desvergüenza. Eso lo dejamos para el campo de fútbol”. La ironía tiene como referencia a esos miles y miles de aficionadillos al fútbol que lo usan para el desahogo personal ciscándose en los árbitros, los jugadores rivales e incluso –cuando vienen mal dadas- en su propio equipucho. Ni siquiera en estos días navideños de “paz, amor y langostinos”, el personal ha podido evitar lo que es costumbre inveterada y de todo el año: el despotrique y la “cagancia” en el prójimo.

-¡Me cago en tós tus difuntos vivos! –gritaron como posesos algunos cabestros del fondo norte, dirigiendo sus iras al delantero centro rival que acababa de marcar un golillo de poca monta pero que les fastidiaba cantidubi el inicio del nuevo año.
-¡Cristiano, muérete ya, o al menos conviértete al budismo! –chillaban como energúmenos varios cientos de desgraciaos cuando el futbolista con la autoestima más alta del planeta cogía la pelota para intentar hacer de las suyas, o sea, un par de bicicletas y pare usted de contar.

Estoy convencido de que si los asientos de los campos de fútbol no fuesen tan incómodos e inhóspitos como lo son todos, mucho personal “gritante” pasaría a ser “callante”. Si hubiera unas buenas butacas, bien mullidas y con musiquilla relajante incorporada, estoy seguro de que muchos futboleros dejarían de ser insultadores profesionales los días de partido. Pero hay lo que hay, así que ese mal asiento y otras penalidades añadidas (el alto coste de la entrada, los goles contrarios, la lluvia, la gorda cabeza del que está delante, etc) se ven compensadas con la abundante adrenalina que echa fuera el personal durante algo más de 90 minutos, de manera que cuando acaba el invento se queda más suave que la seda, bien descansado y casi mejor que si hubiera echado un polvo en una noche loca. Este comportamiento sociológico ha sido analizado por gente mucho más sesuda que el “muá”:

-Sí, el mal comportamiento está generalizado a nivel planetario –afirma don Coscorrón García, doctor honoris causa en actividad animal por la Universidad de Choteras del Condado-. Sea en las Batuecas, en Jauja, en las Chimbambas o en Barrio Sésamo, miles de aficionados al fútbol solo ven en éste la oportunidad terapéutica de soltar espumarajos por la boca, olvidándose así durante esos momentos de gloria colectiva de lo dura que es la vida propia y ajena. El día que se vaya al campo de fútbol con el mismo ánimo con el que uno va a ver una película de Míster Bean o de cualquier cómico famoso, se habrá acabado el embrujo de ese deporte en cuanto espectáculo vivible en un estadio. Y entonces será peor, amigo, porque ese personal ya no estará tan controlado como lo está en las gradas de un estadio por lo que sus fechorías serán más dañinas al ejercerlas a campo abierto. Y es que una de las características del antiguamente llamado “homo sapiens” (transmutado en “homo gilipollensis”) es meterse siempre con alguien más pequeñito, viejales, debilucho o que, aún siendo fuerte, no puede responder. Es así como el pobre “homo” suele divertirse a menudo.

Reconozco que el discurso de don Coscorrón es duro de asimilar, pero como el Puñetas ya tiene el cerebrín bastante pocho, será cosa de aceptar como irremediable el mal menor. La Liga se ha reanudado en plenas celebraciones navideñas pero en el Osasuna-Real Madrid ya tuvimos un claro ejemplo de cómo los mantecados sientan bastante mal a los descerebrados de siempre. Un ejemplillo navideño que, estoy seguro, seguirá repitiéndose todo el año y en casi todas las geografías hasta que lleguen nuevamente las fechas familiares de Navidad, paz y marisco. Y, luego, vuelta a empezar y vuelta a empezar…

Moraleja puñetera: Si en los estadios se pusiera un cartel diciendo “PROHIBIDO INSULTAR Y ESCUPIR”, ¿cuánta gente habría en las gradas y… en el césped?

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).