30 de junio de 2006

LA MUERTE DE UN BALONCESTISTA

El Puñetas ha visto, en su recién cumplido medio siglo y un día de andar por el planeta Tierra, muchas imágenes deportivas. De todos los colores. Alegres y tristes. Dramáticas y risueñas. Una de las que aún recuerdo más o menos nítidamente tiene que ver con el comentario de hoy. Hace la tira de tiempo. Más de diez años. Un partido de baloncesto de una liga extranjera. Últimos lances con un marcador muy apretado. Un jugador serbio. Eran los brillantes tiempos del Estrella Roja y la Vojvodina. Entra a canasta. Los árbitros le pitan una falta personal. Se cabrea. Malhumorado, se da un cabezazo con el soporte de la canasta, sin caer en la cuenta que le falta la habitual protección acolchada. Cae redondo sobre la pista. La cara ensangrentada y la sensación de que allí ha pasado algo gordo. Sólo recuerdo –porque días más tarde lo debatí intensamente con varios amigos- que salvó la vida de milagro pero jamás pudo volver a jugar al baloncesto: quedó inválido.

Desde aquella escena, telegrafiada nebulosamente ahora tal como permanece por alguna recóndita alcantarilla de mi memoria, me quedó grabada una norma muy sencillita, que defendí acaloradamente con aquellos amigos y que siempre alzo como bandera innegociable: el puto deporte, por muy profesional que se vista, es sólo un juego. Y así deben entenderlo sus practicantes, a pesar de disputarlo intensamente. Como hacen los actores: cumplen y desempeñan un papel en el que ponen el alma y el cuerpo, pero siempre manteniendo la mente fría y alejada de la ficción de la actuación, por muy verídica que ésta sea. Los deportistas deben también actuar así. Poniendo en el terreno de juego sus facultades plenas, sus máximas ilusiones y la totalidad de sus saberes técnicos, pero jamás olvidando que los diferentes lances del juego y que la derrota o la victoria NUNCA pueden llevar a perder el control de sí mismos. ¿Difícil, verdad? Pues eso lo consiguen sólo los auténticos deportistas y campeones. Si se les provoca, para eso están los jueces y árbitros. Si ese día no dan pie con bola, lo intentan hacer bien o ya les cambiarán. Si las cosas salen estupendamente, la alegría jamás debe llevar al menosprecio del rival. La cabeza fría y la sangre caliente. Y el que no sepa lograrlo, que se vaya a destripar terrones. No admito paños calientes o componendas en este tema. Radical hasta la médula.

Aquel jugador serbio lo comprendió demasiado tarde. Hoy rememoro débilmente aquellas imágenes porque me entero por el diario “El Mundo” que Slobodan Jankovic ha muerto. Y tras leer el obituario la historia se concreta y agiganta. Fue un 28 de abril de 1993 en la fase final de la liga de baloncesto griega. Jugaban el Panathinaikos y el Panionios. Boban era la estrella extranjera de este último. Quien tenía que sacar las castañas del fuego en los momentos más apurados. Entró a canasta pero chocó contra su defensor. Los árbitros le pitaron falta en ataque. Era su quinta personal. La expulsión del encuentro. Tenía fama de jugador visceral. Enfadadísimo, se propinó un brutal cabezazo contra el soporte de la canasta. Pero allí no había protección alguna. Sólo una barra de hierro. Jankovic cayó fulminado y ensangrentado. Confiesa al médico entre gestos de enorme dolor que no siente las manos. Por el camino afirma repetidas veces que va a morir. En el hospital diagnostican que se había fracturado la tercera vértebra cervical. Se quedó tetrapléjico para toda su vida. Por un vulgar desahogo.

Pero lo que son las cosas y lo que el Puñetas ya ni se acordaba. Boban no se hundió. Ahora sí tenía motivos más que justificados para darse con la cabeza contra todas las paredes del mundo. Pero no lo hizo. Comprendió, aunque tarde, que hay que enfrentarse a la vida, en los éxitos y en los reveses, con la máxima serenidad, con fair play, con el equilibrio moral y anímico que debe exigirse a nuestra especie. Y lo hizo. Se quedó a vivir en Atenas en vez de regresar a su país. Fue operado varias veces pero sin resultado. Quiso seguir vinculado al baloncesto y enseñar a un puñado de chavales jóvenes lo que él sabía, que era mucho, y lo que no sabía cuando todavía andaba y corría, que era poco pero muy importante. Un pecado de muchos jugadores de su brillantísima generación: eran soberbios, irascibles, de escasa educación, con poco respeto por los rivales… El líder de toda aquella cohorte de jugadorazos malcriados se llamaba Drazen Petrovic, quien dos meses después del suceso ocurrido a Jankovic moría (él, que estaba empezando a ser una estrella en la NBA) en un accidente de coche. Sloboban llegó a dirigir un equipo de baloncesto, en el que creó una sección de sillas de ruedas. Y enseñó, entre otros, a su hijo. Una de sus últimas apariciones fue en 2005 en la despedida del jugador del Real Madrid y Barcelona, Sasha Djordjevic. En Belgrado, leo en EL MUNDO, “rodeado de lo más selecto del baloncesto europeo de todos los tiempos, Boban no pudo contener las lágrimas ante el gesto de su compatriota”.

Hace unos días, Jankovic sufrió un paro cardiaco en alta mar, camino de las vacaciones. Su corazón, aquel con el que no supo controlar su mente aquel fatídico día, pero el mismo con el que fue capaz de transmitir ilusión y ganas de vivir a todos los que le rodearon desde entonces, dejó de latir. Su drama y el de algunos otros jugadores de su generación, como el citado Petrovic, sirvió al menos para que los jugadores siguientes aprendiesen de sus errores. Nunca se ha repetido aquella magnífica generación de baloncestistas, pero sí se puede decir que las siguientes la han superado en lo más noble de lo que debe ser el deporte: más educación, más respeto, más control de las emociones, más deportividad. O al menos, a mí me lo parece…

28 de junio de 2006

OPÁ, A TOMAR POR SACO ER MUNDIÁ


Güeno, Puñetas, eztoi asiendo las maletas poque aki el chou sacabao. El marte por la nuit los bebés del Luisito se cagaron lapatas abajo (ezta juventú que no valená) ante la tersera edad franchuta y nos cascaron tres champiñone en to el morro. Así que, ¿qué pintamosaquí ya losespañoles? Ná de ná. Solo que se cachondén denosotro.


Yomelo pasao pipa estos dias. No por la selesion sino por las gachíes quevisto, la serveza quemebebío y las tonterias quehe echo. Ezque a esto seviene ar mundiá, no a otracosa. Y a sufrí con los niñatos de la selesion. Claroque ellos no tien culpa. Sison así de poquitacosa y de pitiminís, se debe a losque los suben a los altare porque meten cuatro churros de vé en kuando y por los milloneti que les meten enel borsillosin rascá bola. Así que ya vé, má viejo é el Sidán y le moja laoreja al Raú de los cojine, que sillega a nasé en Fransia no ubiera pasao de segundaregioná. Muscho Casilla pero tres champiñone se comió el marte. Mucho tiburón Pujol y musho Bogart Xavi, pero sin los piños del Ronaldiño, no hasen ná de ná. Tiés rasón kuando dises que funsionamo grasias alas legiones extranjeras, la internasioná furbolera y el puñao de divisa que les damo.



Sacabó el carnavá. A porerllos… a por ellos… queson unos mantas. Y eso que teniamo a Nostradamu de nuestra parte. Si es que medan má alegria misovejitas luseras questos mataos del balónasioná. Pero gueno, queme quitenlo bailao. Nome salenlas palabra dela desepcion, pero no es paponerse como mekuentan quesan puesto arguno desgrasiao en Madrí, peleandose konla poli porque abiamo perdío. ¿pero qué an perdío los capuyo? Ante del mundiá no eramo naide y despué seguimo iguá. Meno yo, que grasia a ti he descuviertoun mundo que desdemi corrá nomeimaginava. ¡El gentío pierde el sentío por un partíofurbo! Yolo pierdo porun jamóndebellota y un buenbocatachoriso, pero esque la sabiduría tá mumal repartía.



Sino fuerapoque hases vacasiones, deverías mandarme palmundiá debalon sesto. Allí seguroque rascamo algomá debola con er Gasól y el Garbajosa. Pero seguroque casi naide delosque aquí han venío se emosionan con la canastaesa. Conel gustirrinin quedá meterla porel agujero… Un besazo entós los morros del Ardilla.



Querido Ardilla. Todavía estás a tiempo de quedarte en Alemania a trabajar o a lo que sea. Yo porque ya soy muy mayor, que si no cogía el petate y me largaba pallá. No te preocupes del corrá que con lo de “realidad nacional” te lo van a expropiar para hacer en él un museo arabigo-mustafá. Si regresas, a ti te disecarán, te colocarán una camiseta der Betis y pasarás a ser el primer andalú que jugó al fútbol en el corral allá por la época de Almanzor. En fin, que ya que has empezado a conocer mundo te habrás dado cuenta que aquí por las Españas mucha propaganda y mucho cuento pero seguimos siendo el culo del último mono. Algunos espabilaos se creían que aquí tenemos petróleo, acostumbrados a leer las biblias del Marca y el As (periódicos tan pésimos que ya no sirven ni para envolver bocadillos), a enchufarse a la droga dura de la Sexta y de la Cuatro hasta quedar colocados y alelados del patrioterismo más vulgar y barato, cobrado a precio de oro (todo por la pasta del negocio telecaquil). Crédulos de todas las historietas que les cuentan los mercachifles y titiriteros del tinglado mediático- político-económico. Ahora empezará la caza de brujas que tú mismo apuntas: “A por ellos”… A por Luis, a por los jugadores y a por Nostradamus. Puro resentimiento, pura sirvengonzonería para seguir hinchándose los carrillos. Aquí el Puñetas y unos pocos más, como mi compa de la Aguja, lo venimos escribiendo desde hace tiempo y de manera gratuita, contra viento y marea. Nos engañan como a chinos, ucranianos, tunecinos y árabes. Luego pasa que llegan unos señores, ya algo viejecitos, pero luchadores y sabios del balón, nacidos en las entrañas de esa Europa que nos llena la boca pero a la que en nada imitamos, y nos dan un baño en toda regla, línea por línea, jugador por jugador.


-Para casa, muñecos, que todavía no ha nacido el equipo español que pueda ganar un partido a esta pandilla de vejestorios…


Ni nacerá como sigamos en este plan. En la mera propaganda, en el desprecio hacia la cantera y el fútbol de base, en la autosatisfacción de la mejor Liga del mundo mundial, en tirar el dinero por la ventana como si fuésemos el país más rico del planeta. Cuando empecemos a exportar a otras Ligas europeas tantos jugadores como hacen los países de nuestro entorno, cuando nuestros muchachotes sean los que tiren del carro de los principales equipos europeos, entonces a lo mejor podremos empezar a tocar el violín como selección. Si es que para entonces hay selección nacional, claro…, y no la han desguazado en 17 seleccioncitas todas vestiditas de canesú. Somos tan chulos y tan así (igualito que los franchutes…) que –buscando el Santo Grial- seríamos capaces hasta de eso y más.

27 de junio de 2006

EL MUNDIAL DEL ABURRIMIENTO


Como el Mundial de futbolín se lo come todo (hasta el tráfico en interné ha descendido con la cosa esa de la Alemania cañí), dejo para más adelante un sabroso comentario local con carácter universal (el porvenir del Málaga C.F.), y me pongo en traje de faena (o sea, me disfrazo de viejo cascarrabias) para hablar de varias cosillas de este mundial que, como diría el Ardilla en su idioma corralero, “no sepué aguantá”.



En efecto, no se puede aguantar. Este mundial me aburre como una ostra. Por su pesadez, por su juego absolutamente inane, casi de parvulitos, por sus partidos escasamente motivadores, por la escasez de goles. Hasta los más crédulos en el tinglado, esos miles y miles de aficionados desplazados a Alemania, se divierten como pueden en las gradas (disfrazándose de todo menos de espectadores) ya que lo que discurre por el terreno de juego no interesa a casi nadie. Sólo el resultado y el prodigio de un gol que llega milagrosamente, a veces en el último minuto como le ocurre a esos plastas de la selección italiana que sestean por el campo en espera del milagro. ¡Qué horror, qué desvarío, qué siesta futbolera!



Quizás es que el Puñetas es muy exigente. Debe ser eso. A tíos que ganan en un partido lo que él en un quinquenio, debe pedírseles algo más que tikitaka, que tuya-mía, que rondos somnolientos, que pases al portero para ganar tiempo. Yo no concibo acudir a un espectáculo cualquiera y esperar que allí me den lo que les salga de las narices. Iría a por el libro de reclamaciones. El personal pitaría hasta desgañitarse. Caerían huevos y tomates al escenario y la próxima vez iban a acudir al mismo sus puñeteras suegras y consuegras. En el futbolín se ve que no, que los aficionados se quedan la mar de contentos con que el dineral que pagan por una entrada (eso sin incluir desplazamientos, hotel, cerveza y canas al aire) se vea recompensado simplemente por un gol metido con la rodilla en fuera de juego en el último segundo. ¡Hemos ganao! –gritan supercontentos. Qué concepción más ridícula y estrambótica tienen algunos, muchos, de lo que es la ganancia y el triunfo. Allá ellos.


Quizás es que los jugadores están empachados de tantos partidos como llevan en la temporada, hartos de disputar partidos del siglo, partidos de champion y partidos de rivalidad regional o local, que esto de enfrentarse a compañeros suyos del mismo equipo pero que ahora militan en selecciones distintas, como que no. Como que lo de llevar encima la losa de todo un país que ve en ellos poco menos que a sus psiquiatras y salvapatrias, como que no les hace mucha gracia. Todos guardando fuerzas para que no se les agoten definitivamente no vaya a ser que pasen a la siguiente eliminatoria y la palmen sin poder mover un dedo del pie. Y la emoción, como no, de enfrentarse a Ghana, Togo, Australia, Paraguay, Arabia…, cuando hace unos meses lo hacían contra los clubes más punteros del mundo. No hay color, claro. Ni ganas. Así que o esto se anima o algunos acabaremos dormidos en plan murciélago hasta que regrese la Liga de las Estrellitas y de los Estrellaos.


Pero, aparte lo reseñado, buena parte de culpa la tienen las trasnochadas y desvencijadas normas de juego del futbolín. Todas encaminadas a perjudicar el espectáculo, la rapidez, la tensión, el gol. Y la carcundia tecnológica. Escribo en el descanso del Brasil-Ghana. Una birria de partido en el que tendrían que haber expulsado a los 22 jugadores, unos porque no tienen capacidad para disputar una prueba cumbre del balompié mundial y otros porque tienen una torta encima que no pueden con ella. (¿Pero ese tío de la coleta es el mismísimo Ronaldinho, el de Barça, o una mala copia?). Gana Brasil por dos a cero en algunas cabalgadas en plan desperezamiento. En ambos goles se aprecia un más que evidente fuera de juego. Los espectadores, los jugadores y hasta el mismísimo árbitro lo ven en las pantallas gigantes que hay dentro del estadio. Pues da igual. Los goles han subido al marcador. ¿Habrá despropósito y atraso más espectacular y cochambroso que conceder en el campo dos goles cuando todo el mundo está viendo en la pantalla del estadio que los mismos han sido logrados por el camino de en medio?


-Pero paisa, mira a la pantalla fosforita –intento adivinar que le dicen asombrados los jugadores de Ghana al linier ciego, señalando hacia lo alto del estadio.



Da igual. Pura irrealidad y esperpento. Antiquísima época de las cavernas. En ella está el futbolín de élite, ese que mueve toneladas de euros y dólares a cambio de mal juego, normas antediluvianas y atraso tecnológico total. Joder, la que nos espera de aburrimiento y pesadez a los amigos exigentes del fútbol hasta que llegue el R.I.P. definitivo y terminal de este atroz Mundial.



A ver qué se cuenta el Ardilla el próximo día sobre sus correrías por la Alemania cañí.

23 de junio de 2006

OPÁ, ER MUNDIÁ É UN CARNAVÁ


Akí, Puñetas, sigoen lalemania beviendo cervesa sin pará (ya tengo una barriga dembarasá que perderé kuando vuerva al corrá), pegao a las titis kuando se dejan y biendo lespectaculo dela gente. De furbo, poco, la verdá. El susto delotro dia con la potensia mundiá esa de ATunez. Eztuve enel campo y to el lao españó empesó a olé a caca delavaca. ¡Tos losespañoles tábamos cagaos conel sero-uno! Meno má quel patachula del Raul nos salvó del titanic hundío. Pa ca luego digan questá acabao. Yastamos clasificaos y agora, tras la perita petrolifera delos tios esos dela meca saudí vendrá lo gueno regueno. Aquí quiero vé a nuestros chicarrone milloneti. Yo rezo paque la juerga sea Duracell, que dure y dure, questá la vía mu achuchá y estos días deca chondeo y meneo mestán sentando como dio, divinamente. ¡Lo ke mestaba perdiendo por curpa del corrá!



Jodé la cantidá de majarones, travestis y fanaticos, mejorando lopresente, kay por aquí, Puñetas. Ni Cai, ni Rio ni Tenerife: pa carnavá, er mundiá. Hai de tó, de lo gueno y de lo malo. Lo peó esos saborios ingleses que siempretán de broncas. No saben bebé y como solo comen tosino malo, cogenunas borracheras y unos cabreos que no veas. Claro que la poli alemana tá prepará conlas estaca y les endiña cantidá. Los demás se dedican a diver tirse bistiendose de pavos y asiendo el ganso desentemente. Tias medioen pelo ta, gachone conel culo alaire, gente quese pinta la bandera desu paí asta en el chichinabo, tios suecos lusiendo cuernos postisos y gachises suecas poniéndoselos de verdá con plaibois italianos, tó tipo de trastos enla cabesa, padorná, desde unba lón a una peluca, una caveyera india, turbante o un cubo dela basura. Tós hasiendo el ganberro, más sonaos quela cabra dela legion, perola má de simpaticos y hablaores. Pa mi los mejó zunbaos son losafricanos, aunque no lestiendo ná más que “paisa, bendo bonito, barato”. Y pa troncas, las suecas, tio. Qué peazo jamones y paletas tién. Las brasileras tanvien, pero se mueven má quela mandibula duna vaca y ar finá acabas mareao perdío consolo mirarlas.


Losespañoles tannbien asen el pirulo. Como tós, juegan conlos topico y tonterias del paí. Unos vestios de guardiaciví con su tricornio y tó, otros trajeaos de torero o de toros, de gitanos, de sevillanas… Akí losalemane, que son ma soso kun gato muerto, selo pasan chachi con nosotro. Pamí que nos tratan de tontopolla, pero gueno, allá ellos. Nosotros alonuestro, ar mundiá, que vamo a llegá asta cuarto de finá. Depué el Ronaldo y el Roberto Carlos nus van adá palpelo, pa que despué digamo en España questán acabaos. Asta entonses me quean varios barriles de chevecha que echá al gaznate y depué que me quiten lo bebio, Puñetas. Hasta la prosima ortografía, un morraso del Ardilla. Salúos a mi primo, el Koala, el amo del corrá con permiso delpresidente Sapatero.


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Horas después de recibir la croniquilla del Ardilla (habrá que ponerle un maestro de pago a este hombre para que mejore la escritura), España se las veía y deseaba para ganar a Arabia Saudí. A lo mejor es que con el cuento ese de la Alianza de Civilizaciones, la cosa era no hacer sangre con la patria del terrorismo internacional, versión petrodólares. Allí estaba el Ministro del Interior en el palco tomando nota, por si acaso. O a lo peor es que hay menos equipo de lo que cuentan los cantamañanas profesionales. Saldremos de dudas en el próximo partido. Se acabaron las peritas en dulce.

20 de junio de 2006

NAVEGA COMO PUEDAS


“Desde hace tres décadas, cada tres años, se celebra una competición por equipos que simula la aventura mundialista de Elcano pero en plan ricachón y mediático, simplemente porque sí, porque hoy día hay mucha gente que se aburre soberanamente, a la que le sobra la pasta gansa en los bolsillos y necesita echarse de vez en cuando unos esfuerzos así de grandiosos. Llegamos así a la Volvo OCean Race”. Esto escribía allá por noviembre del año pasado, cuando comenzaba una nueva edición de esta prueba. Ruego un vistazo retrospectivo para situarnos en el punto de mira.



Como todo tiene su fin, hasta la mayor de las idioteces, hete aquí que la Volvo ha concluido el pasado fin de semana, con la victoria del barquichuelo patrocinado por el pobretón Banco holandés Amro, que escrito de otra forma, significa Amor. Al dinero, claro.


En el magazín XLSemanal se publicaba este domingo la odisea sufrida por el equipo español. (Para estas cosas majaronas, nadie nos moja el pelo. Un país de nuevos ricos no puede faltar a la cita con cualquier estupidez ultramoderna). Recomiendo la lectura del reportaje que se encuentra por ahora en esta dirección online.



Ocho meses de penalidades y miserias, un muerto de por medio, el barquito de vela español tocado y hundido. Bien empleados los 18 millones de euros que costaba el proyecto español, la mitad destinados al barco, de nombre Moviestar (ya podría Telefónica gastarse el dinero de sus clientes en mejorarle el servicio en vez de emplearlo en estas tonterías) y la otra mitad de la pasta gastada en la cosa de la logística y el personal. El Puñetas no comprende que haya gente que se lo pase pipa tantos meses en medio de oleajes de hasta 12 metros, con vientos huracanados, los higadillos bailoteando en la barriga, comiendo porquería enlatada, durmiendo menos que un insomne crónico, pasándolas canutas cada dos por tres, seis. Será que el menda lerenda es muy poco romántico y escasamente audaz, pero mi caletre no logra alcanzar lo que esta práctica masoquista y millonaria tiene de “deporte”. Donde un hombre al agua equivale casi con total seguridad a un hombre fiambre. Donde días y días se está en una actitud de mera supervivencia con vientos cercanos al doble de lo que se permite en una normalita y tranquiloide regata. Donde las lanchas o bólidos marinos alcanzan velocidades que duplican a las habituales. En fin, una prueba marítima descomunal que no lleva a ninguna parte, porque la acabas –si los hados te han sido propicios- y ya está. Comprendo que a unos pocos les apasione el tema, pero creo que hay maneras más sanas, tranquilas y eficaces de tirar el dinero por la borda.


Pero no importan los sudores, la sal, los vientos y las tempestades echadas al cuerpo. Los interfectos ya están soñando con la próxima Ocean Volvo. El humanoide es el único animal que es capaz de tropezar quinientas mil veces en la misma piedra. Hasta que se la come, claro. Entonces se indigesta y la espicha. “El Moviestar, probablemente, está en el fondo del Atlántico. Hans Horrevoets dejó esposa y una hija”. Bendita manera la que tienen algunos de divertirse y largarse al otro barrio. Son muy libres, aunque sea una soberana estupidez, pero por lo que no paso es porque a “eso” se le llame “deporte” y que durante varios meses nos vendan la burra a los pobres sedentarios y modestos deportistas de que la Ocean es lo más de lo más. De locos está el mundo lleno, pero que nos dejen en paz a los cuerdos. Entre los que incluyo a los miles y miles de pescadores que por el mar navegan en busca de pescaítos con los que ganarse pobre y honradamente la vida. Y nosotros que los disfrutamos a mandíbula batiente…

16 de junio de 2006

OPÁ, POQUÉ GANAMO A UCRANIÁ


Jo, po qué poco mequivoké. Lotro día anunsiaba quele clabariamos sinco guevines a la Ucrania y ar finá solo fueron cuatro. ¡Sólo fayó una gallina! Por aquí ando má contento kunas pascuas pues lla he mojao y no solo el gaznate. Como desía el ladino ese de la Aguja, lo mejó esarrimarse al felpudo dela victoria. Asi que tras la palisa a losucranios mapegué a las caeras duna colla de tias que hablaban en barios idiomas keme resultaban familiares. Y noveas como melo he pasao, Puñetas. Cuatro polvetes pal corrá. Grasias por habermenviao especial a la alemania, aunque no me llame Pepe.



Gueno, vamo al partio. Ante dempesá pude entrá en los vestuarios (me disfrasé de gallina y la cosa coló). Luis tabablando cuando magarró del cuello y elante tos los chicos les dijo:



-¿Va a tené esta gallina más guevos que vosotros? ¡Salí al campo y dejaos los cuernos en él! Quiero cuatro goles como cuatro soles y, si me dejan yo hago el quinto…


A continuasión vi que Luis les daba a ca uno un muñeco vestio de furbolista. A Pujol ledio uno que paesía Maragall. Cómetelo, Jordi, que sentere quien manda en Cataluña! –le dijo. A Casillas le dioun muñeco sentao enuna silla. Pa que tentretengas en el partio –le soltó en loreja el sabio de Hortaleza. Y así fue, Puñetas. A Pablo, Ramos y Pernía les dio un muñeco quese paresía mucho a Shevchenko. Entonses cojió tres aguja de cosé lana y se las clavó aca muñequin. Eso voy hasé con vosotros como el ucranio metaun gol. Y ya se vio en el partio que no rascó bola. Ni propia niajena. ¡Quesabio é er Luí!


Pero, como a to esto, me seguía teniendo cogío del pescueso, empesé a mové mis alitas (+ o menos como hase el Iker en el anuncio ese delatele) y me soltó por fin, disiendo…



-Como perdais esta noche solo vai a sená caldo de gallina. Así que ya sabeis lo que sus espera. Recordá que Ucrania é unequipazo. Dun solo jugaó, pero un equipaso. Me cago en la mare kos parió si me chafais la flor que tengo en er culo.



Y entonses, el Raul, ques mu chistoso y elunico que lele vanta la vó a Luí, dijo testuá y mu finolis:



-Para culo, el de la castañera de la calle de la Montera.



Luis le miró, sequitó las gafa y kuando tos losallí presentes creiamos quele iba a arreá un guantaso a Raulito, soltó unas risas y dijo:



-Mhas dao el titulá de hoy pa la prensa canallesca.


Ya ves cómo pasó tó. Así que le metimo 4 a Ucrania y guardamo otra dosena de guevos pa repartirlos a Tunez y Arabia. Esosí, la próxima vé me disfraso de señora dela linpieza… Adió poroi. Un salivaso amoroso de parte del Ardilla.

13 de junio de 2006

DEPORTE A CUATRO MANOS CON FINAL TRÁGICO


El domingo pasado estuve, más o menos, como Robinson Crusoe. La diferencia es que su isla era de tierra con unos cuantos hierbajos y la mía un televisor con unos cuantos deportes. Desde la una de la tarde de aquel 11 de junio, el mundo dejó de existir para el Puñetas. Sólo el menda y la caja tonta. Un par de bocatas y cervezas, la bicicleta estática para desentumecer músculos cada dos horas, un antiinflamatorio por si la contractura muscular y un cartel así de grande colgado en la puerta: “No entrar. El Puñetas está haciendo deporte desde las 13 a las 23 horas”. ¡Diez horas de empacho deportivo para poner el cuerpo y la mente en forma! Y luego dicen que los del sur de Europa somos unos vagos. El teléfono descolgado, las banderitas de España, Andalucía, Málaga y Portugal colgadas del cuello y un aviso a la familia: si a las 23,05 no he salido de la habitación, llamad a una ambulancia: habré sido víctima de un infarto de deportitis.



Empezó el maratón con la Fórmula I, un deporte sosón y aburrido en el que un montón de pilotos se ponen a dar vueltas como un tonto alrededor de un circuito, siempre con el mismo paisaje de fondo y siempre con los mismos intentando ganar la carrera: el Alonso, el Schumi y el Kimi. Venga ruido, venga chupar gasolina con lo cara que está y venga tostonazo. Lo que hay que sufrir para poder ver al sosísimo Alonso llegando el primero a la meta. Una carrera de auténtico tostón, pero un patriota como el Puñetas no puede caer en el desaliento. Enarbolé mi banderita roja y gualda y canté Asturias patria querida con melodía de unas sevillanas del barrio de Triana. La tarde empezaba fina.



Nada más pararse los rugientes motores puse mis pupilas y el mando a distancia en dirección a París, final del Roland Garros de tenis. Oh, lalá, si antes los ingleses se habían enterado de lo que vale un peine español montado en un Fórmula I, ahora les tocaba pasarlas canutas a esos gabachos engreídos y esos suizos ricachones. Y aunque la cosa empezó fatal en el primer set (¡Nadal, despierta, que ya no es la hora de la siesta!), el manacorí abrió los ojos a tiempo y empezó un recital de derechazos que no paró hasta que clavó el estoque final en lo alto del Federer, que ese sí que estuvo dormido casi toda la tarde. Después de estar gimiendo nuestro muchachote tenista durante más de tres horas (Ahhhhhh, ahhhhh…), llegó al orgasmo final cuando -ganado el último punto del partido- se tiró al suelo de la pista para celebrarlo, revolcándose de gusto. Con 20 añitos y sin complejos. Nuevos bríos a la banderita española y no me besé en los morros porque tenía pereza de ir en busca de un espejo.


Recién acabado el show del Nadal y antes de enfriarme, cambié de canal en busca del tercer evento deportivo del día. Ahora tocaba el turno al Unicaja de Málaga, en su cuarto partido del play off de la Liga de baloncesto. Agarré las banderolas de mi “realidad nacional” y de mi “realidad local” y entonces llegó el sufrimiento. El DKV Juventud empezó a enchufarse a la canasta de una manera que los chicos del finolis Scariolo no daban pie con bola. Las banderas se quedaron congeladas en mi mano. Incluso alguna se reía en mi cara. ¡Toma, Puñetas, chupa del frasco! Aquello acabó como el rosario de la aurora, con el norte perdido y la necesidad de disputar un quinto partido en Málaga para desempatar y ver qué equipo se clasifica para la final. Los chicos de Aíto habían empatado la eliminatoria a dos en uno de esos milagros que sólo se producen en el deporte de la canasta. Con el pitido final me quedé sudoroso, reconcomido, arrastrado en el sillón pensando en lo dura que es la vida del aficionado de sofá y telele.


Más no había tiempo para melancolías ni reflexiones. A continuación empezaba el Portugal-Angola. Mis primos hermanos portugueses, nuestros compis ibéricos, comenzaban el mundial contra su antigua colonia Angola. Figo, Deco, Cristiano Ronaldo y otros guaperas del futbolín –pensaba- me proporcionarían nuevamente la ilusión por vivir, por gritar, por seguir disfrutando del deporte, tras el fiasco de mi Unicaja. Más mi gozo en un pozo. Un solo golete pudieron hacerle a los negritos angoleños, que se fueron más contentos que unas castañuelas. Pero bueno, pude sacar al balcón mi banderita lusa para que los paseantes vieran que allí vivía un tío feliz y contento. Qué sería de la vida y de los amigos y del matrimonio y del café y de la lectura y de la tele si no hubiera estos momentos de placer futbolero, aunque sólo sea por un raquítico uno a cero.


Extenuado, con síntomas de deshidratación (optimista, me eché al coleto sólo cinco cervezas), con el alma llena de banderas (porque el Unicaja ganará el quinto partido), feliz por ser tan feliz y dichoso por haber nacido en donde he nacido, enarbolando la última bandera (la de la paz) abrí la puerta y salí al encuentro de los demás congéneres. En la mesita del salón hallé una nota escrita de puño y letra. Con los ojos aún enrojecidos por la victoria y la práctica deportiva, pude leer:



-Capullo, te espero el próximo lunes en el Juzgado de guardia nº 3 de Málaga para iniciar los trámites del divorcio. Me llevo a los niños conmigo, pues como a mí, no les gusta el deporte. En el frigorífico tienes un tazón de gazpacho para aliviar el soponcio y en el dormitorio te he dejado el libro “1080 recetas de cocina”. Allí te explican desde cómo pelar patatas a hacer un besugo al horno. También te he dejado una poesía personal in memorian titulada "Cómo hacer el amor sin que se note". No te preocupes que no me he llevado ninguna de las cuatro teles que hay en el piso. Así podrás seguir haciendo deporte a cuatro manos. ¡Arrivederchi, bambino! Tu ya exesposa, la pichurri.



Y allí me quedé con cara de tonto y con los cables cruzados. Desde las 23,05 del pasado domingo, doctor, soy otro hombre. Ya no me gusta el deporte, si me nombran a Nadal me da un ataque epiléptico, si veo un Renault por la calle me duelen infernalmente los oídos y no puedo pasar por delante de una sucursal de Unicaja porque me entran unas ganas asesinas de entrar adentro y matar al interventor. Mi mujer ni se dignó aparecer el lunes por el Juzgado de Guardia, donde me quedé haciendo el gilipollas con un ramo de rosas entre los brazos, en un último intento de salvar el naufragio. Amigos que me quieren mucho me han dicho hoy entre risitas que la vieron anoche dándose un filetazo con el muy mamón de mi jefe en plena película de “El Código Da Vinci”.


Doctor, ¿usted cree que lo mío tiene solución?



PD 1: “La última semana antes de comenzar el mundial de fútbol se ha registrado un considerable aumento de la venta de vibradores en Zagreb. (…) Se ha vendido mucho, sobre el todo el modelo de silicona, de color piel y de tamaño medio.(…) Ante la llegada del mundial las mujeres han decidido hacer solas su vida sexual”. (Publicado la semana pasada por el diario EL MUNDO).



PD 2: “Según encuesta realizada por el Gabinete de Estudios de la Comunicación Audiovisual en España, el 44% del tiempo que se tiene encendido el televisor se está a solas (96 minutos), porcentaje que roza el 50% en el caso de canales de pago. Se debe al aumento de hogares unipersonales y al aumento de televisores por hogar”. (Leído en la web del Diario de Navarra).

12 de junio de 2006

OPÁ, ER MUNDIÁ É MU GRANDE

(NOTA DEL EDITOR: Al final se incorpora la traducción de alguno de los palabros más ininteligibles del Ardilla, el primero tercero del Koala, al que dios no llamó por la senda de la escritura).



Llebo unoscuantos días aquí en lalemania junto aotros miles de catetos y no veas lo que estoy viendo y, sobretó, veviendo. Furbo, poco, laverdá, poque pami quelos jugaores delos ekipos grandes paesen mulas cansinas de tantos partios como yevan a sus lomos en la temporá. Así que me dediko en los partios a meterle mano al bocata dechorizo y a la tía más sercana, pero ninguno se deja pué el choriso está más duro kun pedrusco y la gachí pierde los sexos sólo por los cachotios que juegan abajo, en el hierbazal, onde má que jugá, pacen los jugaores. Como sigan así, yo me vuelvo paspaña, oye.



A falta de juego, el personá aprovecha pajugá a lo sexuá, que es alo que sededican muchos aficionaos cuando salen desu paí papollá a su equipo o selección. Losespañoles toavía tan de camino pué a la selesión de Luis y susniños los an dejao pa jugá los ultimos dela fila, pa que lleguenmá descansaos. Veremo a ver si los de Arabia Saudi no los ponen conel kulo mirando ala meca. Hecho de meno mis cabras y ovejas, pero aquí tampoko hay mal ganao. Grasias al Puñetas toy conosiendo mundo. Ya hasta losjaponese conosen a mi tio Er Koala y cantan lo del corrá, pero disiendo el colá.


Lotro dia maserqué al hoté de la sele de Brasil. Ronaldo tá cabreao poque el presidente del gobierno la llamao gordo mui finamente. Y la respondio que mejó ser gordo que borracho. Ole mi Ronal, metiendo gole con la sinhueso. Y el que no ha aguantao ni un dia ha sio el sele de Togo, que no sé donde puñeta está este paí. El tio ha dimitio porcosa de pasta. No, nopor los macarrone sino por los dineritis, quele pagaban poco.


Espero ala presente la primera sorpresa grande der mundiá. Pa mi que la va dá España metiendole sinco huevines de codorní a Ucrania. Tres serán der niño, uno de Raú y el quinto del seleccionaó, que también juega. En fin, caquí eztaremos pa contá como va este mundiá más grande y largo quun día sin bocata choriso, aunque esté má duro de roé que las tetas de la Sharon Toston esa.



TRADUCCIÓN: La corrección ortográfica corre por cuenta del amable lector. Opá= Papá o papuchi. Hierbazal=campo de juego. Corrá: lugar al aire libre donde están encerradas las gallinas, conejos y otros bichos de buen comer. Sin hueso: indistintamente, lengua o miembro viril. Huevines de codorní= goles de churro, pero que valen igual que los otros. Caquí: que aquí. Sharon Toston: tía buena, por ejemplo la Stone.

9 de junio de 2006

OTRA VEZ SOMOS FAVORITOS


Este comentario lo escribí hace una semana, pero al final quedó desechado por mieditis. Mira que si esta vez te pasas, Puñetas, y te dan en tós los morros… La cosa iba de lo de siempre, llegadas estas ocasiones: España como uno de los equipos favoritos para ganar el Mundial de fútbol que ahora comienza. Así que archivé el asunto, haciendo otro en torno a la transcendencia social del campeonato alemán. Pero como no tengo remedio ni vergüenza, al final lo cuelgo hoy en la bitácora, aún con el riesgo de que como vengan bien dadas, a quien van a colgar va a ser al menda lerenda. Vas a leer, querido lector, un articulo antipatriótico (luego no digas que no te avisé) que escribí hace una semana y que, tras dormir una larga siesta, decido sacar de la cama. A ver qué opinas.

”Acabada la Liga de fútbol, gracias a Dios, antes de que al personal plebeyo le entre la neura y la depre y empiece a pegarle fuego al bosque, a la señora o a quien haga falta, urge encontrar una nueva tostada balompédica. El nombre ya lo sabemos, Mundial 2006, pero aún quedan días y por estos lares la selección no mueve pasiones porque aquí el personal es más de andar por la casa autonómica o local. Así que hay que empezar a calentar el ambiente (el money es el money) y ya comienzan las fanfarrias a tocar zafarrancho de combate.

Leo en la prensa que la selección comenzó la concentración ante varios cientos de periodistas. ¡La que se nos viene encima! Yo creo que vamos a tocar a casi veinte periodistas por cada jugador futbolero. Si todos se dedican a entrevistarles en exclusiva mundial (los futbolistas siempre dicen cosas interesantísimas, divertidas y cultísimas…), corremos el riesgo de que en los ratos libres que les queden entre entrevista y entrevista, se dediquen a jugar un poco al fútbol. Eso sin contar con que cada día, tras la pachanga de entrenamiento, las teles y radios nos meterán hasta por el culo las sabias reflexiones de varios de los jugadores. Ahí va la primera que he oído:

-Hay que pasar la primera fase y luego ir poco a poco.

Genial. Y como el personal debe de animarse cuanto antes, y ver mucha televisión para amortizar los anuncios, y comprar muchos periódicos para enterarse de las vaciedades que digan estos genios de la palabra (del balón, no sé), ya ha empezado el primer slogan (el de siempre) de la prensa canallesca: Somos uno de los equipos favoritos.

Ji, ji. Somos favoritos. No lo han dicho los jugadores, que tontos no son y saben algo del paño. Lo han dicho casi esos tropecientos mil periodistas que necesitan vender humo antes de que sus jefes les quemen el trasero. En nuestra futbolera vida de equipo nacional hemos ganado nada, ni siquiera la pedrea. Pero somos favoritos. Nuestros equipos de la Liga, plagados de extranjeros hasta las orejas, se las ven y desean para llegar de vez en cuando a alguna final europea, con la excepción de este año anormalmente victorioso. Pero somos favoritos. Quitemos los galácticos al Real y los magos al Barça y nos quedarán unos equipillos muy monos… para la segunda división. Pero somos favoritos. Nos tienen tan acostumbrados a cualquier embuste, farsa o estupidez que nos las tragaremos hasta la bola. ¡Somos favoritos!

De acuerdo: Zapatero tiene buen talante, Aznar era un señor simpatiquísimo, el Barça es un equipo catalán, ahora estoy durmiendo, el 11-M no existió, el cine español es maravilloso, el Real Madrid tiene un futuro esplendoroso, etc, etc. Todo me lo creo. Pero que España es favorita para ganar el Mundial… ¡Un respeto, mamones!”

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PERRO LADRADOR, POCO MORDEDOR

Así es el Puñetas. Mucho despotricar por lo altini sobre la cosa balompédica, pero por lo bajini no se pierde ni un partido de alevines. Así que, hace unos días, me dije: ¿Y te vas a quedar así, como un pasmao, sin enviar al Mundial a alguien de postín para que informe a los lectores de “Por el arco del triunfo” sobre las entretelas del evento? Dicho y hecho. Como uno es perro ladrador pero poco mordedor, entré en frenética acción y he enviado pa Alemania al primo tercero de El Koala, ese cantante cutrefracto de rock rústico que nos ha salío este verano, cuyo “Opá, yo viazé un corrá” (Papá, yo voy a hacer un corral), está sonando a todas horas. Hasta la Sexta, la cadena del water televisivo que emitirá los 64 partidos del mundial, ha cogido la canción gorrina para dárnosla como himno al grito de “Opá, vamos a ganá el mundiá”.

De modo que de vez en cuando espero contar aquí con algunas letrujas del Ardilla, el primo tercero del cantante de moda. Cuatro euros y mil cervezas me va a costar la broma, pero uno es así de lanzao, espléndido y rumboso. A ver cómo sale la cosa…

6 de junio de 2006

PASIÓN CICLOTÍMICA


(Iba a escribir una cosa con mucha enjundia sobre el papelón que le espera a la selección española en el próximo mundial de futbolín, tema casi monográfico de este mes, pero un artículo de Juan Manuel de Prada en el magazine XLSemanal me lo ha puesto a huevo. No se puede escribir mejor y más certeramente sobre el particular. Lo que demuestra, je, je, que para hablar juiciosamente de fútbol no hay nada mejor como tener poco interés sobre el mismo).



“Siempre me ha provocado cierta divertida perplejidad la pasión ciclotímica que los aficionados dispensan a la selección española de fútbol. Cada dos años aproximadamente (cada vez que se celebra un campeonato europeo o mundial), su orgullo recibe un crudelísimo varapalo: la selección, después de presentarse en la liza con vitola de favorito, es sistemáticamente eliminada por otras selecciones teóricamente inferiores, casi siempre coincidiendo con la ronda de cuartos de final (aunque no faltan ocasiones en que el desaguisado se perpetra en fases anteriores). Al concluir estos campeonatos, todos los aficionados coinciden en afirmar que nuestra selección se compone de un hatajo de vagos y señoritingos de mierda, incapaces de sudar la camiseta y «sentir los colores». Una vez extinguidos los ecos del cataclismo, y a medida que la selección se redime del golpe asestado por potencias balompédicas del calibre de Paraguay o Corea con victorias en los partidos clasificatorios para el siguiente campeonato europeo o mundial, se suceden las palinodias: al principio tibias, poco a poco, cada vez más inflamadas de entusiasmo. Aunque las victorias en estas liguillas clasificatorias sean ante rivales de pacotilla (San Marino, Chipre, Albania, etcétera), el aficionado empieza a emocionarse: «Hay que reconocer que contamos con un conjunto sólido», susurra tímidamente en sus tertulias de café; luego, cuando ya se ha empezado a contagiar de la retórica triunfalista de los cronistas deportivos: «Nuestra selección cuenta con algunas de las estrellas más rutilantes del concierto mundial»; y más tarde, cuando ya se ha olvidado del anterior fiasco y la selección ha logrado clasificarse para el siguiente campeonato, en reñida disputa con alguna república balcánica o ex soviética: «La brillante clasificación de nuestro combinado nacional augura un campeonato en el que quizá se rompa el maleficio que nos persigue»; para concluir, en vísperas del campeonato, con los consabidos desparrames eufóricos: «Esta vez vamos a arrasar».



A la postre, se repite la pesadilla de siempre: la selección debuta en el campeonato europeo o mundial con un fútbol espesote, desaborido o pusilánime que no alza el vuelo en los partidos sucesivos; aun así, logra pasar de milagro –gracias a no sé qué arduas aritméticas– a las rondas eliminatorias, donde infaliblemente es derrotada por otra selección igualmente obtusa, pero que al menos sabe aprovechar mejor sus oportunidades o engañar mejor al árbitro con estratégicos piscinazos en el área. Una vez consumado el desastre, el aficionado (que había llegado a concebir esperanzas de que la selección alcanzase la victoria final, en un ejercicio de optimismo insensato) vuelve a su rincón a lamerse las heridas, convencido de que la selección se compone de un hatajo de vagos y señoritingos de mierda, incapaces de sudar la camiseta y «sentir los colores» de esta yuxtaposición de naciones y realidades nacionales que algunos carcas recalcitrantes se empeñan en seguir llamando España. Durante unas cuantas semanas, la ocupación predilecta del aficionado (la única que logra exorcizar los fantasmas de su depresión, por otra parte) consiste en increpar a sus ídolos con insultos que se extienden a su parentela en línea directa y colateral. Pronto, sin embargo, el aficionado recolecta las migajas de su ánimo y vuelve a erguirse sobre sus despojos, confiado de que la próxima vez –¡esta vez sí!– la selección española vencerá la maldición que la condena a ser eliminada en cuartos de final. Y así una y otra vez, en una versión paródica y ciclotímica del eterno retorno nietzscheano.



Confesaré que hace algunos años dejó de interesarme el fútbol, y muy especialmente los campeonatos internacionales, donde mi orgullo patriótico era sistemáticamente vapuleado, después de que los cronistas deportivos lo hubieran excitado con promisorias hipérboles. Quizá por ello contemplo con apiadada curiosidad los fervores que concita nuestra selección balompédica. En fin, de ilusión también se vive (o quizá más bien sólo se vive de ilusión). Y, después de todo, siempre nos quedará el gol de Zarra para consolarnos”.

2 de junio de 2006

LLEGA EL MAYOR ESPECTÁCULO DEL MUNDO



Todavía hay ilusos que creen que el mayor espectáculo del mundo va a tener lugar en los campos de juego del Campeonato Mundial de futbolín que próximamente nos va a invadir por tierra, mar y aire. Ingenuos a millones que piensan que los hachazos y patadas se van a dar a ras del césped para alcanzar la gloria efímera de ser el equipo número uno del orbe. Juá, juá… El verdadero campeonato se está jugando en los despachos de quienes mueven los hilos del gran circo: en la FIFA, en las telecacas, en las grandes multinacionales que se juegan el parné a espuertas, en los fabricantes de productos inútiles que quedarán arramblados en los contenedores de basura una vez pase la fiebre mundialista, en los mass media que van a destripar el evento como si fuera un cadáver en la mesa de un forense. Más de 1.200 millones de euros (bah, una propinilla de nada) se embolsará la FIFA por los “derechos de televisión, hospitalidad, marketing y licencia así como por la imagen de marca que patrocinadores, proveedores y titulares de licencias lograrán a medio y largo plazo” (EL MUNDO 14/05/06). Jodé, estos sátrapas cobran hasta por “la hospitalidad”.


Desde Adidas a Nike, pasando por CocaCola, Philips, Toshiba y la madre que los parió, las mayores multinacionales del betún (eso somos para ellas), se van a gastar una pasta gansísima para ser patrocinadores oficiales (más de 50 millones de euros por barba y peluquín) pues tienen la seguridad matemática de que más de 30.000 millones de espectadores de más de 200 países acabarán rindiéndose a sus pies y a sus productos. Jodé, y después algunos capullos hablan de libre albedrío, libertad y tal y cual. ¿Libres para consumir lo que ya tienen previsto que compraremos y sin riesgo de equivocarse?


Hay más de 280 titulares de licencias que invertirán su dinerín en la fabricación de infinidad de estupideces para venderlas a los espectadores del mundo mundial, una vez que la campaña de intoxicación mundialista-futbolera les ablande suficientemente el cerebro y el bolsillo. Ambientadores con olor a césped, llaveros musicales, salchichas con forma de balón, chanclas con el escudo nacional… Eso sin contar la millonada de modestas empresas que sin pagar un duro a la FIFA –les aplaudo el gusto- intentarán obtener tajada del circo con productos pirateados o no patentados. Yo mismo estoy pensando en sacar al mercado, juá, juá, un preservativo con la foto de los principales ases del balón mundialero, el cual en el momento del máximo climax producirá un sonido galopante de este tenor: ¡¡ GOOOOOOOOOOL !!. Aporto la idea por si algún lector capitalista achanta el money con que llevarla a cabo. Otra idea menos explosiva y bullanguera pero más sensata, consiste en fabricar un muñeco de goma vestido con los colores primigenios de la selección española, pero con la particularidad de que su propietario podrá trocarlos en los de su comunidad autónoma, país o realidad nacional en cuanto pronuncie las palabras mágicas de “Estatut”, “Estatuto” o “Jamalají, jamalajá”. Ya es hora que la España plural se refleje también en los monigotes y souvenires furboleros.



Claro que el mayor negocio lo seguirán haciendo los jugadores de algunos países desarrollados. Por ejemplo, los nuestros, o sea, ellos. Un pajarito me ha contado que cada jugador de la selección cobrará 540.000 euros si España gana el Mundial, juá, juá. Yo me conformaría –y usted, amigo lector- con cobrar lo que se llevarán de propina simplemente por participar en el evento, pero como lo de la justicia social, juá, juá, ya sólo existe en las hemerotecas, habrá que fastidiarse o joderse. Elija el palabro que más le plazca.



Pero no se haga ilusiones, lector. El Puñetas, por mucho despotrique que haga del asunto, acabará tragándose al final todos los partidos que pueda (la carne es débil, padre, y el aire, irrespirable). De hecho, ya ha tomado las medidas previas necesarias para evitar distracciones y sustos de última hora. Ha cancelado todas las citas sociales y médicas a partir de la próxima semana, ha acumulado en la despensa toneladas de cerveza y bocadillos y ha mandado a la familia a unas vacaciones forzosas a casa de los suegros. Espero que con todo este enorme esfuerzo de atención y zozobra futbolera mi mente se fortaleza, mi polla se endurezca y mi solidaridad social con el planeta Tierra alcance el 100 %. Lo único que lamento es no poder enriquecer a tanta multinacional como andará suelta por el Mundial, pero es que –noticias de última hora- mis suegros acaban de desheredarme, la familia me ha pedido el divorcio, mi jefe me ha puesto de patitas en la calle y el cobrador del Frac ya está aporreando la puerta. Más no me arredrarán las dificultades. Todo sea por el bendito mundial de fútbol, sangre de mi sangre y hueso de mis huesos. ¡El más bello espectáculo del mundo, próximamente en las pantallas del Señorito Polanco!

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).