28 de abril de 2006

LOS TIENEN CUADRADOS



La semana pasada contemplaba el Puñetas, medio atónito, la manta de agua y granizo que caía sobre Sevilla, en víspera del partido de Liga entre el ídem y el Barça. El campo era una piscina, donde se podía practicar perfectamente los cien metros libres o espalda. Pese a ello, el árbitro andaba dale que te pego con la pelota a ver si botaba milagrosamente en aquel pequeño mar. “O es tonto o poco le falta” –me decía. El pobre hombre tardó al menos una hora en decidir que en el Sánchez Pizjuán no podían hacer deporte más que los nadadores y los submarinistas. Finalmente comprendí el absurdo comportamiento del trencilla: el amigo andaba acojonadísimo porque desde la Federación Española de Fútbol le estaban presionando para que se hiciese todo lo posible por jugar. No sé, que llegasen los bomberos de toda Sevilla para achicar el agua y que el Ejército secase el césped a soplidos. La cosa, sin embargo, estaba tan chunga que al final no tuvo más remedio que hacer lo que cualquier niño de 3 años hubiera hecho una hora antes del comienzo del partido, y no una hora después: suspenderlo.



Aquella misma noche el Puñetas empezó a intuir que algunos señoritos de la Federación Española de Fútbol iban a montar un pollo de cuidao a costa del partido suspendido. Y en efecto, días más tarde, dichos mendas lerendas proclamaron urbi et orbi que se corría una semana la competición de Liga para dejar hueco al partido suspendido. Con esta inteligentísima decisión impedían que los clubes jugaran con sus internacionales, a los que se les tiene prometidos unos días de descanso antes de volver a la faena del Mundial. Como no podía ser menos, los mercaderes de la FIFA –varios días más tarde- han metido sus pezuñas en el calendario liguero español indicando que se jueguen las jornadas que faltan como estaba previsto y que el Sevilla-Barcelona lo haga el 20 de mayo, una vez finalizada toda la competición, a falta de este partido. Genial, ¿no? O sea, que el Sevilla jugará contra un Barça en pelotas, sin sus internacionales, con mayoría de jugadores del filial y así el club blanco podrá ganar tres puntitos que a lo mejor le sirven para meterse en la competición de la UEFA. Y el resto de los equipos afectados, que se arrasquen si les pica. Don Blatter y sus adláteres tienen unas cosas de peón caminero…



Y ahora surgen las preguntas de un tonto del haba como es el Puñetas: ¿Y qué demonios pinta la FIFA metiendo sus narices en la organización del calendario de Liga hispano? Si las selecciones mundialistas se llevan a sus jugadores el día 20 y así no disputan la última jornada de Liga, pues bueno, pues vale, ya sabemos que la tropelía es la de siempre: tú pagas a Ronaldinho y yo me lo llevo gratis y cuando me da la gana a la selección porque la patria le reclama. Para una vez que iban a salir beneficiados los equipos menos poderosos, va la FIFA y les fastidia. Y lo más grave: ¿saben estos tipejos de la FIFA qué significa que un partido se juegue cuando ya ha finalizado la competición hace 6 días? Adulterar, mercaderes míos. Favorecer a un club sobre el resto (en este caso al Sevilla, pues el Barça ya será campeón de Liga y jugará con los chicos del filial) y dejar a dos velas a varios equipos que compiten contra los sevillanos por un puesto de la UEFA. (Por cierto que ya lo ha dicho uno de ellos: acudiremos a la justicia ordinaria. Pues hacedlo y dadle en los morros a esos santos varones de la FIFA).


Ay, señor, señor… ¿Y no había más soluciones que las propuestas por la FEF y la FIFA? ¿No había un día libre entre col y col para plantar una lechuga? Si un jugador de tenis o uno de baloncesto, un balonmanista o un ciclista, un nadador o un atleta son capaces de competir varios días seguidos, ¿por qué no pueden hacerlo los señoritos del futbolín en un caso extremo, máxime cuando un equipo lo forman al menos 20 jugadores? Se ve que en esto del deporte hay clases, o si no a ver si alguien explica al ignorante Puñetas alguna razón de peso. Lo más grave, no obstante, es que tanto la FIFA como la FEF no tengan previstas fechas libres para el caso de que ocurra lo que ha pasado: que un partido se suspenda por inundación, ciclón, atentado o vaya usted a saber. Y es que, como vulgarmente se dice, los tienen cuadrados.

25 de abril de 2006

SE BUSCAN 105 TONELADAS DESAPARECIDAS



Siendo ésta una bitácora con vocación satírica sobre todo lo que tenga que ver con la cosa deportiva (aunque sea una brizna de césped), comprenderá el sufrido lector que hoy pasemos de Champion Li, Fórmula I, éxitos del Nadal y retirada de Zidane para centrarnos en un suceso descacharrante, digno de figurar en cualquier antología deportiva. Haré un sucinto resumen del asunto.



Con esa afición que les ha dado a los jerifaltes deportivos de levantar instalaciones temporales que, una vez finaliza el evento, se van a tomar por saco (con perdón), allá por diciembre de 2004, se ubicó en el Estadio Olímpico de Sevilla una cancha de tenis válida para 23.500 personas para disputar la final de Copa Davis entre España y los pérfidos EEUU. El estadio se cubrió parcialmente con una estructura tecnocalada de poliéster de una superficie de 4.000 metros cuadrados, montada en el suelo y posteriormente elevada a 23 metros del mismo. La cubierta tenía un presupuesto que rondaba el millón de euros. Acabados los partidos -dijeron- "se desmontaría y quedaría para algún otro recinto deportivo". En efecto, el armazón de la cubierta fue –al cabo de varios meses- trasladado a un espacio de propiedad municipal, donde ha dormido el sueño de los justos y los benditos hasta que a primeros de abril de este año se descubrió que la estructura (nada menos que 105 toneladas repartidas en 2500 barras tubulares y 680 esferas) había desaparecido como por arte de magia.


¿Va comprendiendo el perspicaz lector? Ciento cinco toneladas evaporadas en un pis pas. Visto y no visto. Nada por aquí, nada por allá. Tararí que te vi. Pero sigamos con la historia. La desaparición pasó desapercibida bastantes días para el Alcalde y, especialmente, para el concejal de Deportes del Ayuntamiento sevillano hasta que la semana pasada la oposición municipal destapó el pastel. Fue en ese momento cuando dicho concejal reconoció la voladura mágica de la cubierta y presentó la correspondiente denuncia ante la Policía. El alcalde, mientras tanto, hacía de Spiderman subiéndose por las paredes del despacho, ya que “la cubierta tendría que haber estado perfectamente controlada en todo momento pues además de su valor material tiene un valor inmaterial al tratarse de una estructura que nos sirvió para hacer un acontecimiento de proyección internacional”. Bellas y poéticas palabras las de Monteseirín, el alcalde, un tipo al que le pasan las cosas más raras del mundo, pero de las que él siempre se entera tarde. Cosas de los espíritus y, quizás de Harry Potter, que vigilan su salud, sueños y pesadillas para mayor loor y gloria de sus sufridos ciudadanos.



Naturalmente que han rodado cabezas por el desaguisado volandero. Ha sido cesado uno que pasaba por allí, un tal Jose Luis Pardillo (el apellido ya lo dice todo), jefe del Servicio de Obras y Proyectos del Instituto Municipal de Deportes. Aquí los políticos nunca tienen la culpa de nada, empezando por el alcalde y acabando por el concejal más tonto de la corporación, que siempre suele ser el de deportes o el de tráfico. De modo que nadie se enteró en toda Sevilla del movimiento de aquí para allá de 105 toneladas de chatarra de poliéster para cuyo traslado debieron hacer falta unos cuantos camiones y grúas de gran tonelaje. No hay gente más ciega que la que no quiere ver. “Es un desgraciado acontecimiento, más que un hecho negligente” ha manifestado el responsable municipal de la cosa deportiva, un camarada de Izquierda Unida con un morro que se lo pisa, primero ocultando el robo y después calificándolo de “acontecimiento”. Sí, como la Semana Santa o la Feria, no te fastidia el gramático éste…


Al final resulta que la Policía, según las últimas noticias, ha detenido a dos personas que al parecer tenían en un solar la mayor parte de la cubierta. Presuntos culpables de robo aunque merecedores de una medalla olímpica a la discreción, el saber hacer, el fair play y todo lo que el sagaz lector quiera porque hay que ser unos profesionales de tomo y lomo en un país de chapuceros (empezando por los políticos municipales) para desempeñar su trabajo con la perfección realizada: desplazar 105 toneladas desde un solar municipal a uno privado sin que se enterase ni el gato. “Debió de ser una operación rápida” balbuceó el concejal de marras (un tal Silva, experto en silbar mirando para otro lado). ¡Y tan rápida! Quizás en los próximos días haya novedades y hasta cesen a algún otro jefezucho ajeno al asunto. Dará igual. El ridículo ya no hay quien se lo quite de encima dentro del Ayuntamiento sevillano ni al alcalde, ni al concejal de deportes ni al que asó la manteca.

21 de abril de 2006

VICIOS PÚBLICOS, VIRTUDES PRIVADAS



A ver si logro explicarme bien para que se entienda un poco el titular del presente comentario. Y es que hoy ando un poquillo espeso de mollera, al estilo del esperpéntico Maragall. Espero despertarme a tiempo.


La cosa va sobre la epidemia que se avecina en junio. Ese mundial de fútbol que nos va a arreglar la vida durante todo el mes. Resulta que el nuevo canal de telecaca (“la Sexta” viene a llamarse) ha adquirido los derechos exclusivos de retransmisión del Mundial de Ronaldinho y cía. Esto de que una sola empresa se lleve toda la tarta, junto con los platos, los cuchillos y los tenedores, mientras que las restantes se quedan a dos velas, es algo que nunca he entendido. ¿Por qué una sola televisión tiene que disponer de la exclusiva de la Fórmula I, o de la Champion, o del Tour, o de la NBA…? ¿Y por qué el Mundial de fútbol sólo lo puede adquirir una telecaca? Imaginémonos –en otros órdenes de la vida- que Telepizza tuviese la exclusiva de las pizzas comerciales: o comes las suyas o no hay pizzas. O que los libros de texto fuesen vendidos a todo el mundo sólo por una editorial, previa subasta a ver quien paga más. Absurdo y ridículo, ¿no? ¿Por qué no pueden retrasmitir la Liga Europea de Baloncesto tres o cuatro televisiones del mismo país, pagando la parte que se estipule? Pero regresemos al futbolín, donde el caso es más sangrante porque, al ser el deporte de masas por excelencia (y el opio del pueblo), resulta que los poderes públicos –o sea, con dinero de todos los ciudadanos- le inyectan cuantiosos recursos sea en instalaciones, recalificaciones urbanísticas, ayudas a fondo perdido, publicidad…


De nuestro bolsillo sale también la pasta que cobra la policía y los equipos sanitarios de emergencia en cada partido de fútbol importante (casi todos), en vez de costear el gasto los equipos correspondientes. No hablemos de los altos precios de las entradas que abonan los seguidores y aficionados, a todas luces exagerados en relación al espectáculo que se les proporciona y a cualquier otro que sea en directo. (Pero bueno, ahí el pago es voluntario…) Y ni hablar de los medios de comunicación y confusión, muchos de ellos públicos, que gastan millonadas para hacerse con los exclusivos derechos para retransmitir partidos. (Caso, por ejemplo, de las telecacas autonómicas con la Liga de fútbol). Enorme caudal dinerario que sale también de nuestros bolsillos, vía impuestos. Resumiendo: El fútbol, como el mayor vicio público, a pagarlo entre todos, aunque a muchos (no es mi caso) les apeste hasta la redondez de la pelota.


Pero…, et voilá. Aquí todos apoquinamos “democráticamente”, pero al final siempre hay unos cuantos privilegiados que se llevan los mayores beneficios que da el fútbol a su privado bolsillo. De ahí lo de “vicios públicos, virtudes privadas”. Y aquí es donde entra “la Sexta”. La nueva televisión (que con suerte llegará a tener un 70 % de cobertura allá por junio) se ha hecho con los derechos de emisión del Mundial en esa exclusividad ilógica y absurda que rige la cosa de los grandes acontecimientos deportivos. La nueva cadena telecaquil ofrecerá los partidos de la selección española (previsiblemente tres o cuatro, porque pronto quedaremos eliminados, como es costumbre), la final y el partido de inauguración. Aquellos que tengan cobertura o un descodificador digital se podrán emborrachar de emoción, goletes y tal. El resto de los mortales, participamos en el pago del invento pero no veremos ni la carta de ajuste. ¿Y el resto de los partidos? ¿Serán puestos a la venta a todas las cadenas de W.C. para que cada una compre los que más les apetezcan, o todos, y así podremos ver un Brasil-Inglaterra en Telepingo o un Italia-Argentina en Antena Puaff? No señor, porque entonces sería hacer las cosas bien y repartir el pastel, con el consiguiente beneficio para los consumidores (en esto del futbolín, se supone que una gran mayoría). La Sexta ha vendido parte de los derechos de emisión sólo a una cadena, Digital Plus, que será la que emitirá en directo los 64 partidos del campeonato. Y el que quiera verlos, como Digital Plus es una cadena DE PAGO, tendrá que pasar por el aro de hacerse cliente suyo durante al menos un año, aunque el mundial se acabe en el mes de junio. Bonito negocio a cargo de un tal señor Polanco, el empresario que desde hace 40 años, siempre se las apaña para quedarse con los mejores platos mediáticos y deportivos. ¿Qué les da a los gobiernos, sean del color que sean, para ser tan excelentemente bien tratado? Así que el que quiera ver el mundial enterito, a pasar por el aro, esto son lentejas, si quieres las tomas y si no las dejas. Un negocio redondo de Polancolandia.


Concluyendo, que es gerundio: los ciudadanos pagamos el fútbol como vicio nacional (algunos en contra de nuestra voluntad, pero Hacienda no entiende de eso) y casi siempre don Jesús del Gran Poder (permanentemente a la sombra amiga del gobierno de turno) recoge en exclusividad los beneficios, las nueces y lo que haga falta. ¿Dónde hay que apuntarse para ser tan listo, tan rico y …tan progre como el camarada?

18 de abril de 2006

EL ADIÓS DE CONCHITA



Si me preguntaran qué partido de tenis me viene a la memoria, así, a bote pronto, sería aquel de 1994, en que una Conchita Martínez espléndida y esplendorosa a sus 22 añitos, derrotaba a la mejor tenista de todos los tiempos, una tal Martina Navratilova, ya en sus años maduros pero aún impecables de juego y entrega, en la mítica pista de Wimbledon, en la final de su torneo homónimo. Si es que todavía conservo en la retina algunos de los passings que la aragonesa le arreó a su maestra y amiga, la checa-estadounidense, y me relamo de gustirrinín. Fue ese partido en que todo se sale de lo normal: una favorita clara, veterana y con experiencia, con un tenis y una fortaleza casi inexpugnables, que se enfrenta a una chica irregular y tímida, cuyo tenis de muchos quilates aflora de manera imprevista y genial cuando menos te lo esperas. Técnicamente mucho mejor que su amiga y compañera de generación, Arantxa, pero inferior en el derroche físico y la entrega, el Puñetas se enfrentaba a un partido de Conchita Martínez como los buenos aficionados taurinos lo hacían ante una corrida de Curro Romero: temiendo salir defraudado por el resultado global, pero esperanzado en disfrutar de algunos minutos en que el arte y la magia relucieran incomparables.



Aquel día de la final en la Catedral del Tenis, todo estaba en contra de Conchita pese a haber disputado unas excelentes eliminatorias. Una rival de elevadísima calidad tenística, inasequible al desaliento; una pista que siempre le ha sido negada al tenis español (salvo a aquel monstruo de Manuel Santana, hacía ya demasiado tiempo); el carácter introvertido de Conchita, que hacía que cuando mejor jugaba, en cuestión de minutos se descentrase y -finalmente- una historia de segundona que no le auguraba buenos presagios. Pero, ya digo, aquel día disfruté como un enano porque a la maña le salió ese orgullo, ese genio y esa técnica impecable que venía exponiendo irregularmente (ya en 1998 fue finalista del Abierto de Australia) pero que nunca acababa de cuajar en algún éxito grande. Esa tarde fue la apoteosis, vivida por un Puñetas enamorado de la práctica del tenis y –por qué no decirlo- del cuerpazo de la oscense. Bien que lo lució dando un recital de concentración, golpes increíbles (hasta la Martina le aplaudía en algunas ocasiones) y de garra, tan echada en falta en otras tardes. Aquella victoria no fue por España ni por la madre que la parió. Los deportistas son los que juegan y a los países ni mentarlos. Fue porque ya empezaba a merecerse el éxito y porque, intuía el Puñetas, un fracaso en tan importante momento hubiera podido representar el declive de la Martínez, antes de haber llegado al cenit que se merecía su calidad tenística.


Tras aquel triunfo que muy pocos esperaban (aunque venía de un Roland Garros donde había sido semifinalista, pero la “hierba es la hierba”), Conchita se aupó al año siguiente como la segunda jugadora del mundo, consiguiendo ser semifinalista en el Abierto de Australia, en Roland Garros y Wimbledon. Su sino parecía ser segunda en todo (también en España, tras Arantxa). El otro día decidió que a sus 34 años ya es hora de abandonar “lo que ha sido mi vida”: el tenis. Sus últimas temporadas (a partir del año 2000) han sido más bien un ir aplazando la temible decisión de la retirada, pese al desgaste físico de tantos años en el candelero. Bienvenida al mundo de los parados, aunque supongo que tendrá la cartera bien repleta de billetes. Tras ella y Arantxa, el tenis español es casi un erial. Pasarán lustros hasta que veamos (si vemos) un par de ejemplares como la aragonesa y la catalana. Aunque siempre nos quedará a los amantes del tenis el recuerdo de aquella tarde del 2 de junio de 1994 en el que los hados se aliaron un poco con quien venía mereciéndolos desde hacía tiempo por su genialidad, o sea, por sus grandes pifias y sus grandes aciertos. Steffi Graf, la mujer que lideró la generación de Conchita y Arantxa, ha sido clara: “Era alguien con quien siempre podías hablar y a quien podías pedir ayuda”. Como Conchita, el Puñetas también añora el tenis de antes, donde había más variedad de juego y menos físico y pegada, pero todo pasa y todo queda, aunque lo nuestro es pasar, que decía Serrat. Quiero decir, el bueno de Antonio Machado.

14 de abril de 2006

FRENTE AL EXCESO SEMANASANTERO, DEPORTE DEL BUENO



La Semana Santa alcanza su cenit cuando el Puñetas está a punto de exiliarse. Uno comprende tanta celebración religiosa, el ir y venir de miles de gentes con capirotes y velas, el desfile de bellísimas imágenes sobre tronos repletos de flores y músicas variadas que a veces ponen los pelos de punta. Pero, como ocurre con todo abuso, llega el hartazgo. La vida parece que se detenga y que sólo muestre una cara del prisma. Las televisiones, las radios, los periódicos, las conversaciones y la ciudad entera –como tantas otras ciudades- andan a todas horas dale que te pego con la cosa religiosa de la Semana Santa. Menos mal que este año también la profana del deporte ha estado bastante concurrida, especialmente con la final de Copa y los cuartos de final de la Euroliga de Baloncesto.


Al hilo de ello, frente al par de insensateces que se me ocurren en torno a este exceso semanasanteril y que podrían herir la sensibilidad de más de un acérrimo creyente, prefiero referir unas cuantas sensateces al hilo de la actualidad en esta Semana de Pasión.



- Panathinaikos 71, Tau 74. El conjunto vitoriano logró superar la eliminatoria en la cancha griega, donde no salen vivas ni las mascotas de los equipos visitantes. Justo sonar la bocina con el pitido final, los jugadores del Tau salieron echando leches para el vestuario, a una velocidad de record del mundo. Instantes antes, una decisión arbitral fue muy protestada por el público. Empezaron a llover monedas y líquidos varios a la cancha, debiendo estar el partido suspendido durante unos minutos. Desde que tengo uso de razón, estos espectáculos –y más graves- se ven en las pistas griegas sin que ningún órgano federativo propio o europeo les ponga coto. El que los antepasados de estos energúmenos fuesen gente tan ilustre como Sócrates o Platon no da derecho a que se sigan permitiendo estas barbaridades. Nunca – como en este caso- es más evidente que la especie humana ha degenerado a pasos agigantados. Menos mal que los equipos visitantes se saben el percal y suelen perder los partidos para evitar riesgos físicos innecesarios. Menos los chicos del Tau, que habían ensayado tropecientas mil veces cómo realizar la estampida final del partido hacia los vestuarios en menos que canta un gallo. ¡Jó, qué rapidez y qué reflejos!



- Zaragoza 1, Español 4. Los pericos ganaron a los baturricos. No me lo esperaba, francamente, pero a Lotina y sus chicos se le aparecieron todos los santos en ese partido. Los topicazos hablan de las “cosas del fútbol”. Quiá. Primero hay que tener fe (los del Español la tenían), luego hay que tener fuerzas (¡la de hambre que tienen los Tamudo y cía, viéndose en el furgón de cola de la Liga!) y finalmente hace falta que se aparezca el santo o santa de turno. Alguno se apiadó de Lotina para que no regresara a casa llorando. A mí me daba igual quien ganase, pero me encanta la victoria españolista porque a lo mejor por las Cataluñas algunos empiezan a enterarse de que el club blanquiazul también es de la tierra. Lo ha dicho Rafael Niubó, secretario general del Deporte catalán, en un sorprendente arranque de sensatez y sinceridad: “Al Español no se le ha dado históricamente el trato que merece y pido excusas”. Pocos se lo han creído, pero vale tío, compráte un par de gominolas.



- Barcelona 76, Real Madrid 70. Suelo ver los partidos de los terratenientes del deporte español con el anhelo de que discurran por los cauces de la deportividad, al margen de la estupidez habitual. Este partido se libró de los excesos, pese a que son inevitables las burreces de algunos y las majaderías de otros, como algunas pancartas que vi en el transcurso del encuentro. Cuando en los dos equipos tienes que buscar con lupa de mil aumentos un jugador que sea nativo, uno comprende que es difícil hacer patria o comunidad autónoma. Si se trata de evitar tanto grasiento amor al terruño, el Puñetas encantado con que en estos dos equipos (y en otros muchos) sólo sea autóctono (y especie a proteger) el masajista y las chicas que salen a lucir el trasero en los tiempos muertos, aunque creo que alguna extranjera también hay por ahí….


- Finalmente, y como no todo va a ser Semana de Pasión, aquí va un reflexivo y divertidísimo enlace sobre los nombres de los equipos de fútbol, publicado en la magnífica bitácora “Humoradas”. Menos mal que siempre nos quedará el buen humor…

11 de abril de 2006

UNA SENTENCIA PARA DISCUTIR



No he visto por esos mundos del diablo referencias a una noticia que “La Opinión de Malaga” publicaba el 29 de marzo de los corrientes, molientes y malolientes tiempos. Allí se afirmaba que el Juzgado de lo social nº 5 de Málaga condenaba al CD Balonmano Málaga a abonar una pensión vitalicia mensual de 234 euros al pivote Rodríguez Alba, lesionado en 1997 mientras se entrenaba con el equipo. Y ello a pesar de no militar en un club profesional ni estar dado de alta en la seguridad social. La noticia presagiaba cierta conmoción, pero fue y no hubo nada, por el momento: “Una sentencia agita el deporte amateur”.



Aunque la cosa no va con el fútbol ni con el motor parece que no tiene mucha intríngulis. Pero, como afirmó el letrado del equipo, la sentencia “es una bomba”. El lado humano nos habla de un chico de veintipocos años que jugaba en un equipo de la División de Honor B de balonmano. Tras la grave lesión tuvo que ser operado, le pusieron en la columna tornillos y una placa, no se podía mover y la rehabilitación fue larga y durísima. El jugador acudió a los tribunales para solicitar una compensación económica por su invalidez para la práctica del deporte. El Juzgado le estimó la demanda, con lo que tanto el Instituto Nacional de la Seguridad Social como la Tesorería General de la Seguridad Social recibieron un puñetazo legal en todos los morros. La demanda se amplió contra su equipo, el Club Balonmano Maristas de Málaga, el cual poco después pasó a denominarse CD Balonmano Málaga, lo que obligó a repetir juicios y perendengues. Las consecuencias últimas son que ”la jueza obliga al club al pago de la cantidad citada antes, de forma vitalicia, por incapacidad permanente total para jugar al balonmano derivada de un accidente laboral”.



Los actuales dirigentes del club han puesto el grito en el cielo y la mano en los bolsillos. “Este es un club sin ánimo de lucro, no una sociedad anónima. La División de Honor B no es una categoría profesional. La sentencia es una barbaridad jurídica, una burrada tan grande que los clubes amateur desaparecerían, porque ninguno podría hacer frente a este gasto”. Así que, amigo lector (o lectora, que alguna hay), ponga usted el caletre a rumiar y a ver qué opina sobre el asunto, porque todo el dinero que le den al chaval será poco, pero el papelón que pueden correr los equipos que juegan en las categorías no profesionales (la inmensa mayoría) es de época.


Unos cuantos datos más para ayudar a pensar pensativamente. En el mundo del amateurismo hay mucho oscurantismo en torno al dinero. Muchos jugadores ganan, aunque me llamen racista, “en negro”, o sea, a oscuras y en tinieblas. Generalmente no hacen declaración de la renta pues lo suyo se entiende que más que una retribución es una compensación de gasto motivado por el ejercicio de esa actividad deportiva. Para complicar más la cosa, el jugador lesionado no cobraba “en limpio” ni siquiera el salario mínimo interprofesional, lo que podría dar algo de luz al asunto. Pese a lo cual, dicen en el club, “la jueza considera que se trataba de un jugador por cuenta ajena, con un contrato de trabajo, y lo equipara a un deportista profesional”. Y al serlo, “el club ha incumplido con la obligación de dar de alta en la seguridad a sus jugadores”. Equipos de la misma categoría, al ser asociaciones deportivas sin ánimo de lucro, no los tienen tampoco dados de alta.


Comprendo que hoy el asunto tenga castaña y sea una castaña, pues ya se sabe que lo jurídico no es la alegría de la huerta y a los que hacen las leyes y las aplican les enseñaron muchos trabalenguas y farfolla palabrera, pero poca sintaxis y claridad lingüística, pero es lo que hay. Así que terminaré intentando explicar el final a la pata la llana: los clubes amateur, sean de fútbol sala, balomano, fútbol, baloncesto, voleibol, tenis o de mus, lo llevan claro… ¿Cómo afrontar unos gastos para los que no están preparados? ¿Se verán obligados a pedir limosna a la puerta de la iglesia? ¿Acudirá papaíto Estado a socorrerles? ¿Cerrarán el kiosko por defunción? Chi lo sá, que diría el gilipollas de Berlusconi. Mientras que esperamos acontecimientos, sólo nos queda el drama: “Mi hijo no puede coger peso ni hacer deporte”–afirma el padre del exjugador. Lo mismo, de seguir sentando jurisprudencia las instancias judiciales próximas, en un futuro más cercano que largo, todos los jugadores amateur serán ya exjugadores en vista del cierre por asfixia económica de los clubes. A ver si un adivinador del futuro nos echa una mano y no nos tiene en ascuas durante tanto tiempo, porque con lo lenta que es la justicia española, el Puñetas llegará también a su defunción personal por viejecito y cascarrabias y todavía estaremos esperando una resolución definitiva del caso. Mientras tanto, que cada uno se las apañe como pueda. Táctica en la que todos estamos la mar de entrenados, seamos amateur, profesionales o de sillonbol. Tanta gaita para acabar en lo de siempre.

7 de abril de 2006

TODO SIRVE SI SE TRATA DE APRENDER ¿?



Lo leía hoy viernes en el periódico del domingo pasado. (Táctica puñeteril nacida de la experiencia: cuando se leen las noticias con casi una semana de caducidad, los disgustos son menos, la sangre bombea más lentamente, el intestino absorbe mejor el alimento… Vamos, que la salud no se estropea y uno sigue igual de bien informado que si lo hiciese al minuto del evento o notición. ¿Pa qué tanta prisa en enterarse de algo que ya no tiene remedio?)



“Argentina quiere emitir partidos del Mundial en las aulas para impedir que los niños falten a clase por ver las retransmisiones”. (Diario SUR)



No me digan que todavía no hay romanticismo por el mundo. Pero como al amor hay que unir el laboro laborare, a los escolares se les dará un cuaderno de trabajo para que aprovechen la coyuntura y aprendan Geografía, Historia o Estadística.



-A ver, mamoncete, ¿cuál es la capital de Alemania?


-Riquelme, maestrucho.


-¿Y la de Serbia, estúpido?


-¡Saviola!


Si es que, como ha dicho el ministro de Educación, “todo sirve si se trata de aprender”. El susodicho se quedó tan pancho. Convencido de que su frase pasará a las enciclopedias del futuro. En España, nuestra hoy cesada ministra de Educación habría suscrito la misma majadería de haberle dado más tiempo ZP. La pobre ya no podrá acompañar a su homólogo argentino en su brillantez antológico-educativa.



En este tema habrá opiniones a favor y en contra. El Puñetas lo tiene claro: otra estupidez añadida al sistema educativo no puede dañarle más de lo que ya está. Incluso es probable que convirtiendo las aulas en un miniestadio, los mozalbetes sean capaces de callarse para seguir embobados la lección magistral de los ases mundiales del balón. Y si el profe o profa aprovecha la ocasión para hablar durante el descanso que Einstein era del Real Madrid y que un campo de fútbol es un rectángulo cuya área es igual a base por altura más un cochinillo, lo mismo consigue salir a hombros de la clase en vez de a cantazos, como suele ocurrir cada vez más a menudo.



Sí, es una tontolinada lo de “todo sirve si se trata de aprender”, pero en las situaciones en que no hay nada que perder porque ya todo está casi perdido, hasta lo que sería una soberana imbecilidad en una situación de normalidad, puede lograr pasar por una receta milagrosa y permitir la remontada en caso de situación desesperada.


-¡Milagro, milagro! ¡Mis alumnos han aprendido que Uruguay es un país latinoamericano!


-Pues los míos, gracias al Mundial, ya saben que 2 y 2 equivale a una prórroga de treinta minutos. (Equivalencia factorial entre la numeración decimal y el tiempo cronológico)


Hay que adoptar la táctica de aquella famosa película llamada “La naranja mecánica”. Para que el personal regrese al redil, lo mejor es atiborrarle de lo que le place hasta que lo aborrezca. ¿Dice usted que en las aulas se vea el mundial? Pues claro. Y todos los partidos. Sin faltar ni uno. Y al que haga novillos, castigado a ver el último Barça-Madrid o River-Boca. Y cuando acabe el mundial, todos los partidos de la Liga de primera, segunda y tercera división. Si es preciso, se ata a los alumnos al pupitre. A lo mejor conseguimos así que en un par de cursos académicos las nuevas generaciones aborrezcan el futbolín (no soy “racista”: podemos mostrarles otros deportes u otras temáticas televisuales) y abracen como hijos pródigos a papá “Lenguaje” y mamá “Matemáticas”, un poco pesados pero que al menos nos dan de comer. Claro que con mi propuesta lo mismo alcanzamos el objetivo opuesto: se vuelven locatos y tarumbas del todo y no ganamos para psiquiátricos.



- Oiga, pues tampoco es mala idea….

4 de abril de 2006

QUÉ POCO HUMOR VA QUEDANDO POR AHÍ...



Soy un enamorado del buen humor. Quiero decir, del humor inteligente, sea blanco, negro, irónico o satírico. Me crié leyendo a los grandes personajes del TBO, fuesen de comic o de texto. Me zampaba como agua de mayo los números de “la revista más audaz para el lector más inteligente”, o sea, “La Cordoniz”. Bebía durante horas los libros de Mihura, Tono, Alvaro de Laiglesia, Jardiel Poncela…Todo personal autóctono, del país… Y nuestros humoristas gráficos, los que en una viñeta eran capaces de hacer una editorial completa. De aquellos humorísticos tiempos qué poco queda. Hoy día más bien veo malhumor, una palabra que define simultáneamente dos grandes males de nuestro tiempo: la burrez y malafollá del personal, que se cabrea y enfada por cualquier nimiedad y el nulo o pésimo sentido del humor con que adornamos nuestra cocorota y cerebrín.


Hoy me van a perdonar esta disgresión sobre el humor al hilo del genial dibujo de Pachi, publicado en el diario SUR el domingo pasado. Humor no es contar el mismo chiste de toda la vida, sólo que cambiándole el nombre al protagonista. Humor no es decir una bastedad o burrez jugando con la entrepierna pensante. Tampoco considero humor el hacer gracia con las desgracias ajenas. Como he oído en más de una ocasión a gente de la farándula, es más difícil hacer reír que llorar. Así que hecho de menos el sanísimo humor de mi niñez y juventud. Y es que igual que faltan guionistas en el terreno de la creación (menos para hacer cosas violentas y fachosas), adolecemos de humoristas de primera división. Y los pocos que quedan van muriendo por la edad y el aburrimiento. Hace unos días se nos fue el bueno de MENA, cuyo dibujo en el ABC era lo primero (y a veces casi lo último) que me echaba a la cara. Si algunas veces compraba el diario era sólo por leer la viñeta de Mena. Y eso me pasa ahora con Pachi e Idígoras, por ejemplo. Sin ellos, los diarios SUR y EL MUNDO no valdrían ni la décima parte.


Lo peor de todo es que la crisis de “profesionales” del buen humor es un reflejo fiel de una carencia más lamentable: la falta de humor inteligente (que nunca es soez, ni fácil, ni estúpido) que suele tener el personal de a pie, o sea, los curritos que nos movemos todos los días de aquí para allá sin saber ni a donde vamos ni qué queremos. Ya es sintomático (aunque hay que reconocer que la cosa viene de antiguo) que en el mundo de la política, la economía o la religión el humor brille por su ausencia. En el mundo del deporte (¡¡ por fin aterrizas, Puñetas !!) ya ni te cuento. Salvo la salsa que pone alguna que otra afición –estoy pensando en la del Cádiz, por cercanía y por ejemplo- todo lo demás son caras largas, crispación, energumenismo, babosidad, poses hechas, majaderías maracanianas y mensajillos SMS emitidos por una pandilla de huidos del frenopático. Aquí nos reímos mucho pero nadie se toma las cosas con fino humor. La falta de costumbre y de materia gris hace que muchos ya no sepan distinguir entre una frase irónica y una cachondez pedorrera, entre una aguda sorna y una sopa de avecrem. Verán el día que el bueno del Ronaldinho comience a declinar. Su bella e ingenua sonrisa será calificaba por más de uno de rictus bobalicón y subnormal. Y es que muchos no sólo viven instalados en el malhumor si no que aborrecen al prójimo bienhumorado. Pues que les den morcilla.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).