3 de junio de 2005

LOS TÍOS DEL DESPACHO

Corre por ahí la vieja teoría (en la que colaboro con el mayor de los entusiasmos) de que al que no sirve para otra cosa se le pone un despacho, se le da grasa al dedo para que tome decisiones digitales (por que me sale de los cataplines, oiga), se le hormigonea un poco más el rostro y se le sienta en un sillón aparente para que el tío farde ante las visitas. Ya tenemos al directivo, o dirigente o abrazafarolas, que decía el irrepetible Jose María García.

A un tonto le pones un despacho y, por arte de magia, de la moqueta o del parquet, del sillón y de las dietas, se convierte en un listo del carajo que ya sabe de todo y que está capacitado para tomar las decisiones más audaces o sensatas por el bien de los que han quedado por debajo de sus hombros y altura: esa pobre gente que pasea por la calle, trabaja a cambio de un vil salario o se entrena para darle a él éxitos. Buuueeeeno, ya he llegado a donde quería llegar: al listezas que se encarga de mangonear, dirigir (es un decir) y (en el fondo) putear a los deportistas. Y que, de paso, vive como un señor a costa de ellos. A veces se trata de una señora, pero en esto del trinque despachil suele predominar el homo machus.

Pero como aquí no estamos para elucubrar si no para descender a los infiernos de la sátira caiga quien caiga (incluido el apuntador), empecemos con ejemplillos bien concretos. A ver, ¿quienes son los zopenquines que han acordado eso de que los coches de la Fórmula I corran este año con los mismos zapatos en toda la carrera? ¿Es que no saben que todavía no hay neumáticos capaces de aguantar con seguridad el enorme esfuerzo a que se les somete en un gran premio? ¿Eran tontos los que permitían que en los años anteriores se pudiese cambiar de neumáticos? ¿Qué imagen estamos dando al automovilista analfabeto que sólo cambia los cauchos de su bólido cuando los ve con más arrugas que a la Brigitte Bardot? Ahora dirá que si los que saben de eso y se juegan la vida con sus locos cacharros, no los cambian nunca, pues él tampoco, que encima es pobre y no tiene un duro.

Otra para el saco. Los jugadores del Betis y del Osasuna, que van a disputar próximamente la final de Copa ladran, escupen y se tiran de los pelos viendo ese pedazo balón que les han puesto para disputar el partido. Algunos opinan que es mejor una pelota de plástico que "eso". Bueno, pues, el tontícola o tontuelos que han decidido desde un despachillo obtuso semejante majadería, no sólo están más contentos que unas castañuelas por joder a los jugadores si no que encima habrán pedido aumento de sueldo a sus superiores.

Más. El martes, a última hora de la noche, se decidía el ganador de la eliminatoria de baloncesto entre el Unicaja y el Etosa. Acababan de jugar cinco intensos partidos prácticamente en una semana. El jueves por la tarde, el triunfador Unicaja ha vuelto a disputar otro partido, con el TAU. El domingo vuelven a jugar. Y el martes y el jueves y otra vez el domingo si es menester. En dos semanas, probablemente diez partidos. Mientras tanto, los barrigones que vegetan en los despachos baloncestísticos de la ACB, estarán tomándose un piscolabis a la salud del esfuerzo ajeno. Un calendario bárbaro e incivilizado ideado por sádicos a los que habría que coger del cuello y meter de cabeza en el pilón hasta que se les refresquen y sensibilicen las neuronas.

Otro caso de repanocha. Hoy mismo, sin ir más lejos, me entero que el Valencia acaba de fichar al famoso duerme-césped, el ex-barcelonista Kluivert. La directiva valencianista o quien haya tomado la decisión en su nombre, deberían permanecer encerrados y sin comer en sus respectivos despachos hasta que el holandés de la hamaca marque un golito. Seguro que se mueren de hambre y de un ataque de claustrofobia antes de que ocurra semejante heroicidad. ¿Pero cómo se les ha ocurrido tan deprimente idea? Y es que lo de pasarse tantas horas en un despacho, alejado del aire puro y de las toses del prójimo, provoca un doble y mortal efecto: te crees el tío más listo del mundo, pero cuando pones en práctica tus paridas los demás te califican como un inútil integral. Afortunadamente para tanto despachista como hay por el mundo, la vanidad de fastidiar y el placer del buen vivir compensan tanta esquizofrenia.

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PD: Tras su victoria sobre Federer en el Roland Garros, sólo se me ocurre preguntar una cosa a Nadal: macho, ¿tú qué comes?

1 comentarios:

la aguja 5/6/05, 22:26  

A esta denuncia/queja/exposición tuya solamente le cabe aplicar una frase lapidaria: "Es lo que hay". Así de sencillo; lo tomas o lo dejas. Es lo que hay.

Puestos a buscar majaderías en el principio de los tiempos deportivos tal vez te tendrías que dar una vuelta por los INEF o como quieran que se llamen ahora.

Le dicen la "maestría" o no sé que leches (en realidad sí lo sé, pero no me da la gana). En fin, que te especializas en algo. Algunos futuros Licenciados en las Ciencias del Deporte (farda más este título que el antiguo) no han visto el gimnasio nada más que en el primer curso (y poco tiempo). Su maestría está en lo que se llama "gestión deportiva".

Escalofriante. Te digo que sé de uno que confundía un banco romano con un banco de dorsal. Y el majadero erre que erre, y que a mí me lo vas a decir que soy licenciado de INEF (encima vive de ello).

Luego está lo que dices aquí... Y es que estos lodos vienen de aquellos polvos (o algo así, que se dice en estos casos).

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