9 de septiembre de 2005

UN RIDÍCULO GANADO A PULSO

El fracaso de la selección española de furbo es de los que hace época. Quiero decir, de los que dura ya casi una eternidad. Da igual que se clasifique o no para la fase final del Campeonato de Europa, del Mundo o de la Galaxia. Si no hace el ridículo en la fase clasificatoria, lo hará después en el último tramo del campeonato. Da igual qué equipos tenga enfrente: Alemania o San Marino. Si son fuertes y peleones, porque son fuertes y peleones. Si son blandengues y de pitiminí, porque es que tenemos muy mala suerte. Ante batacazos tan continuados, algunos ya proclaman abiertamente que en la selección hay jugadores que no dan la talla. No es un problema de estatura física (los españolitos siempre hemos sido bajitos y esmirriaos), si no de “sufrir, convivir con la presión y la crítica”. Al parecer sólo se salvan unos cuantos jugadores, habituados en sus clubes (Madrid y Barcelona, claro) a ser mirados con lupa las 24 horas del día y a jugarse el cuello en cada partido que disputan. Bah, siempre justificaciones. Seguramente los jugadores de Grecia, la última campeona de Europa, estaban muy acostumbrados a las grandes citas deportivas y su mentalidad deportiva era equivalente a la de los jugadores de la NBA. Será por eso que tras ganar dicho campeonato hace dos veranos, ahora están a punto de quedar eliminados. La realidad es que por tierras lusas les sonó la flauta por casualidad. A la selección española de furbo, ni eso. ¡Ya es difícil que ni la suerte te acompañe en alguno de los tropecientos torneos en que has participado desde que comenzó el invento, salvando aquel gol de Marcelino ante la pérfida URSS hace ya la intemerata de años! La triste realidad es que la Liga española de fútbol es “de las estrellas”, como dicen los papanatas de turno, gracias a los jugadores extranjeros que se contratan y a los miles y miles de divisas que derrochamos alegremente en el pago de sus fichajes. Si tan buenos son los jugadores de la selección del Madrid y del Barcelona, el seleccionador Luis lo tiene muy fácil: que sólo convoque a quienes visten ambas camisetas. Pero si descontamos los extranjeros, los lesionados y los que están de relleno, no sé si lograría componer un equipo… de baloncesto. Como he dicho en otra ocasión, quitadle los jugadores extranjeros al Madrid y Barcelona y ambos clubes podrían jugar en la segunda división sin desentonar mucho. Pero dejando aspectos estructurales, fijémonos sólo en un pequeño detalle diferenciador con otro gran deporte de selección: el baloncesto. Dentro de unos días se disputará el campeonato de Europa de basket. La selección española lleva varias semanas concentrada y para preparar dicha competición está siguiendo un meticuloso plan de entrenamiento y de enfrentamientos amistosos con importantes selecciones: Croacia, Alemania, Grecia… Por el contrario, ¿cómo planifica sus campeonatos la selección futbolera? Se convoca a los jugadores unos cuantos días antes, hacen cuatro carreras y dos declaraciones a la prensa y….¡a jugar! O sea, a lo que salga. A veces hay suerte y se programan algunos partidos amistosos, pero en vez de disputarlos contra equipos poderosos para que sirvan de motivación y referencia, se prefiere jugar con….Andorra o Canadá. Claro, después de jugar varios días antes contra la todopoderosa Canadá, a la que –pese a todo- le ganas de milagro, llegan los chicarrones serbios y te dan un meneo de narices. Después muchas lagrimitas, muchos pucheritos y hasta la próxima, que de la anterior ya ni me acuerdo. Y así hasta que algún siglo de éstos toque la famosa flauta del azar y se gane algún tercer o cuarto puesto de algo. Quedarnos campeones es una utopía. Para ser primeros, habría que nacionalizar a todos los extranjeros que juegan en nuestra Liga. Y, claro, no es plan. Así que –visto tan negro panorama- lo mejor sería que nos liásemos la manta progresista a la cabeza y fuésemos el primer país que hace desaparecer a su selección nacional, dentro del marco de la Alianza de Civilizaciones.

1 comentarios:

la aguja 13/9/05, 23:35  

Lo que uno no entiende es esa identificación del borrego deportivo de la calle con la selección española de fútbol.

Solamente hay alegría en la casa si España gana. Joder, que España no sólo es fútbol. Incluso hablando sólo de deporte.

No veo yo tanta alegría con los títulos de las selecciones españolas de fútbol sala, balonmano, hockey patines...

Seguro que me dejo alguna buena actuación nacional en el plano internacional. Incluso en deporte individual.

Pero nada, que esto del fútbol debe ser una especie de fiebre; fiebre que a dios gracias no me ha atacado. Y tampoco padezco la alonsomanía.

Por otro lado, es de esperar que la selección española de fútbol no gane nunca nada, porque viendo cómo se comportan los aficionados a este deporte cuando su equipo gana (barbarie en la calle), imagínate A TODOS LOS AFICIONADOS CELEBRANDO LO MISMO.

Ja ja ja; puede ser que se tenga que declarar el Estado de Excepción, ja ja ja.

  © Blogger template 'Greenery' by Ourblogtemplates.com 2008

¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).