21 de octubre de 2005

LAS RECOGEBOLAS

El torneo de tenis Master Series que se está celebrando en Madrid viene siendo muy comentado no tanto porque en él jueguen unos tipos con una raqueta sino porque las bolas con las que juegan éstos son recogidas por unas chicas muy monas y simpáticas llamadas “recogepelotas” aunque yo prefiero llamarlas por el nombre más cateturrio de “recogebolas”. Ya el año pasado se aplicó el mismo ritual. Como entonces era la primera vez, el follón que se armó fue de campeonato, entrando en la coctelera ingredientes tan sabrosones como los niños, el feminismo, la liberté, la publicidad, la famosa dentadura de Manolo Santana y otras cosillas que ya no me acuerdo. Este año ya pasó la novedad y el impacto está siendo menor. Francamente, no veo que sea un escándalo el que unas moninas que saben menos de tenis que un político de política, se dediquen a recoger las bolas que pierden los jugadores en el frenesí del partido. Cierto que en época de temporada baja (todo el año, menos en este torneo) son unos chavalotes quienes hacen tan ingrata tarea, y además gratis o a cambio de varios sobres de cromos. Tampoco es que de tanto mirar a los jugadores salgan, por mimetismo, grandes campeones como ha dicho algún cabezahueca. La mía también lo está y sólo recuerda a Santana como ejemplo de trasvase “recogepelotas-campeón de Wimbledon”. ¿En dónde está, entonces, el escándalo? ¿En que unas gachises de muy buen ver y mejor tocar salen a desfogarse cogiendo bolas amarillas de caucho? (Pilar Domínguez, 23 años, Mis Sevilla 2005: “Recoger pelotas me desfoga, es muy relajante”. Diario AS). ¿Los insultos de algunas madres de los críos hacia las intrusas? (Sandra, estudiante de Bellas Artes: "Las madres de los niños recogepelotas nos insultan, pero no es fácil llegar aquí. Nos hacen una prueba de tenis, de inglés y dos semanas de entrenamiento muy duro". Diario El Mundo). ¿El motivo del follón es que las chicas les quitan el empleo a los chavales? Tampoco, porque ellos siguen haciendo de recogedores excepto en los partidos de más interés. ¿Entonces es cosa de que las mozuelas están –ojo, con su consentimiento- siendo utilizadas en la pista para mostrar palmito? Puede ser, pero la verdad es que poco se les ve. ¡Si hasta algunas parecen madres ursulinas de lo horriblemente que las han vestido! ¿Será porque son guapas las muy puñeteras y eso a las feministas (la mayoría de las cuales son más feas que Picio) les pone de los nervios? ¿Qué será, será, que cantaba José Feliciano en mis años mozos? Ganas de marear la perdiz. Más de 200 chicas se han presentado este año para hacer el panoli en el Master Series de Madrid. Pero lo dan por bien empleado si entre medias les sale algún contratejo en el mundo de la moda, la tele, las revistas o el azafateo. Y encima, al final del torneo, les ponen en la manita unos 1200 euros, lo que no está nada mal para el birrioso trabajo que hacen. Si a mí me los pagasen (aunque me vistieran de lagarterana), el menda se iba pa los madriles en menos que canta un gallo. Pues sí, para qué vamos a engañarnos, se contrata a las chicas para que luzcan su cuerpo serrano, hagan bonito, la gente las remire y compre lo que anuncian en la gorra y en la pechera. Sí, de acuerdo, estamos hasta el gorro de la mujer florero, cuya imagen florece en deportes como el ciclismo, con el ritual de los dos besos al ganador o el automovilismo, llevando la sombrilla al piloto para que no pase calor. Pero, francamente, yo soy Roberto Heras y prefiero que me dé dos besitos maternales una señorita de pan y moja que un señor con bigote. A lo mejor, si fuese Zerolo, gay hasta las cachas, mis gustos cambiaban. No recuerdo si en las carreras ciclistas de mujeres, son bellos maromos los que besuquean a las ganadoras. Si no es así, eso sí que es criticable. Comprendo que a algunos/as les horroriza esa foto en que los hombres ganan copichuelas y carreras y ellas se adornan a su lado, pero que yo sepa la mayoría del personal que se dedica al mundo del espectáculo (y el deporte lo es) está más preocupada de aparecer fotogénica que de mostrar su frecuentemente raquítico nivel intelectual. Y nadie les pone peros que valgan. Así pues, dejemos a las recogeperas o recogebolas que hagan su dificilísimo trabajillo estacional, que se ganen unos eurillos y que nos alegren las pajarillas a los humanos y humanas. Lo que hecho en falta, mire usted por donde, es que no contraten a chicos buenorros para que así todo el mundo quede contento. Aunque a lo mejor son los tenistas quienes se niegan a semejante competencia visual. Que en este negocio nadie hace el tonto, salvo quizás esa chavalería a la que por cuatro céntimos o una colección de estampitas tienen ocupados en los torneos y entrenamientos de menos pedigrí que el Master Series. P.D. 1. Por cierto, que el año venidero también lo habrá de tenis femenino. Será la ocasión de ver si se contrata a chicos recogepelotos –no hay errata, es que me tomo al pie de la letra lo del vocabulario políticamente correcto-. Ahí será donde veremos de qué pluma cojean los organizadores del torneo y el mismísimo Manolín Santanón. P.D. 2. El año pasado, cuando se armó la bronca mayor por este pasatiempo de las recogebolas, los alegres chicos de Colsada (quiero decir, de Llamarazes, el gran jefe de Izquierda Unida), dijeron que “las recogepelotas perjudicarán la candidatura de Madrid 2012". No hay nada más nefasto para los políticos de cualquier color que el paso del tiempo y recurrir a la hemeroteca: se quedan en pelotas. Y eso sí que es una obscenidad.

1 comentarios:

la aguja 23/10/05, 21:18  

La gente debe entender que las empresas hacen con su dinero lo que les da la gana, que no será otra cosa que procurarles mayores beneficios. Y el Master Series es una empresa.

La gente no está acostumbrada, o no son capaces de diferenciar que la esfera del deporte en algunos casos está dirigida por entidades sin ánimo de lucro, llamados clubes o/y federaciones deportivas, y en otros casos (cada día más) por empresas que aportan profesionalidad.

Y en este país, medio moro, la gente acostumbra a desgarrarse las vestiduras en señal de duelo. Y el duelo llega cuando alguna novedad remueve lo que ha sido inveterado hasta hoy y les afecta (esas madres insultando... si tuvieran una hija seguro que les encantaría que la contrasen por 1.200 euros del ala). Evidentemente no hay duelo si no te afecta.

Evidentemente una empresa no puede ser inmovilista, sino innovadora. Si la innovación supone poner modelos recogepelotas, pues bien venida sea.

Otra cosa sería que hicieran un casting de modelos para optar a una oposición del Estado para administrativo.

Pero yo en mi casa hago lo que me da la gana. Y si me da la gana contratar a Pepita y a Juanita, ya está, nada que decir. Si mi empresa se va al garete porque Pepita y Juanita no son eficientes, es mi problema.

Las madres esas estarían mejor preocupándose de la educación de sus hijos, de la tala indiscriminada de masas forestales, del agujero de ozono, de las guerras... De los verdaderos problemas.

Pero me da la sensación de que están siendo utilizadas con fines oscuros, arteros y retorcidos. La envidia, señor, la envidia de este país...

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