2 de diciembre de 2005

LOS QUE NUNCA GANARÁN UN BALÓN DE ORO

Hoy vamos a ponernos tiernos. No es por nada, pero es que el Puñetas no es de piedra. Además, que es duro estar todo el día satirizando a lo divino y humano (cualquier día sale un iluminado maragalliano o carodroviresco y me declara enemigo del deporte y de los deportistas). Así que hoy me ha dado por el tema de las competiciones que nunca saldrán en las primeras páginas de los periódicos ni en los titulares de las mentiras televisuales.

En el diario AS de mi Polanco adorado (al que, dueño de medio país, sólo me falta pagarle también los calzoncillos que calzo) leo una referencia de Matthew Pinsent, remista de oro y exmiembro del COI, en la que denuncia la brutalidad de los entrenamientos a que someten en la China mandarina a sus pequeñuelos deportistas. “Ver cómo se entrenan fue perturbador. Acabé tremendamente conmocionado al ver las cosas que hacían. Es un programa de entrenamiento brutal”. Lo dice un tipo que para ganar cuatro medallas de oro en los juegos olímpicos habrá debido de hartarse de entrenar. Como ocurre con todo lo que viene de la China (bueno, bonito y barato -hasta mis calzoncillos), lo mejor es cerrar el pico y seguir comprando. Los abusos físicos van contra los valores olímpicos y los derechos humanos del niño, pero tarari que te vi, ponme en la cesta una tele de plasma, un cd con mp3, una PCU, dos camisas, tres pantalones, un rollito de primavera y, de propina, unas pilas recargables. Entre Polanco y los chinos, tenemos el mercado bien copado.

Así que, harto de tanto cuento chino y de tanto pluscuatro (¿lo coges, amable lector?), decido una inmersión en el lado bueno de la vida. Por ejemplo, en ese campeonato europeo de fútbol sala para ciegos y deficientes visuales que acaba de disputarse cerca de casa, en Torremolinos concretamente. Estos sí que merecen un balón de oro y no Ronaldinho. Con el equipazo que tiene a su alrededor y esos dos ojazos con que se adorna, así cualquiera. Yo lo quisiera ver (de mentirillas, por supuesto) con los ojos vueltos del revés, intentando adivinar por donde anda la pelota y marcando goles por la escuadra, como algunos de los habidos en Torremolinos.

A tope la moral y la autoestima por el género humano (si es que nos hacemos grandes sólo en las desgracias o con las dificultades….) regreso al dulce hogar tras ver un par de partidos de dicho europeo, donde he visto más fútbol que en muchos encuentros “del siglo” y pongo en el video un viejo documental sobre los españoles paralímpicos de hace varios años. Los comparo con sus colegas, los que nos atraparon al sillón y al televisor a ver si caía una medallita, por el amor de dios, y es que no sabe uno distinguir ya cuales son los verdaderos deficientes físicos. Cuánto sacrificio, cuánto amor a la vida y al deporte hay reflejados en esos esfuerzos casi sobrehumanos de estos paralímpicos. Nada que ver con la brutalidad chinesca.

Ya con las pilas bien cargadas (hay que aprovechar que, por una vez, la moral está más alta que la del Alcoyano) me echo al careto un periódico local del 13 de noviembre y descubro este bello titular: “Olimpiadas de la tercera edad”. ¡Jodé, esto es lo mío! Sintetizo: resulta que cerca de 1.900 mayores de toda la provincia de Málaga participan en un encuentro deportivo en Pizarra para fomentar hábitos de vida saludables. No quieren ganar medallas, ni despanzurrar al rival, ni siquiera pretenden salir en la tele. Simplemente desean pasárselo bien, hacer cosas que les fueron negadas en sus años mozos (aquellos años de miseria y sobreesfuerzo) y demostrarse a sí mismos que, pese a su avanzada edad, aún son capaces de darle una alegría al cuerpo.

Las calles de Pizarra parecían una villa olímpica. Nunca la piscina, el polideportivo o el campo de fútbol de la localidad habían congregado tal número de participantes quienes, pese a lo avanzado de la edad, se lo pasaban pipa con toda clase de deportes y juegos. ¡Estúpido, me dije, esto es deporte y lo demás –la Liga, la Champion…- son gaitas! En las pistas del colegio algunos intentaban aprender a jugar al tenis. Ahora juega hasta el gato. Cuando eran chavales, no sabían ni que existían las raquetas. Una señora, que le daba a la pelota con el pie, decía con esa ingenuidad típica de quienes ya han vivido demasiado: “Me gusta el fútbol. Yo hasta lo veo en la tele de mi casa”. Otros se entretenían con juegos de la infancia, algunos ya desaparecidos de la memoria de nuestros amnésicos días.

Así que entre aerobic light, remojones en la piscina, variantes suaves del badminton o el hockey, pasando por el tenis, el baloncesto, la gimnasia o los bailes, estos superabuelos se lo pasaron en grande, prometiendo volver al año siguiente. Manda bemoles que el deporte que apenas practica nuestra juventud (hablo de la mayoría de ésta) tenga que compensarse con el de nuestros queridos abueletes. Porque estas “olimpiadas” de Pizarra no son sino la exteriorización masiva de una práctica cada vez más arraigada entre la gente mayor de algunos pueblos. Y la cosa va creciendo.

¿Para cuando unas olimpiadas para la tercera edad, a disputarlas tras los deportistas sanos y los paralímpicos? No, mejor dejemos que el espíritu deportivo permanezca inalterable en su amateurismo y candidez en esos jóvenes mayores que, como los de Pizarra, aún tienen ganas de sentirse útiles, vivos y con el cuerpo jotero.

-Oiga, Puñetas, ¿no va usted a hablar del balón de oro de Ronaldinho?
-Por fa, caballero. Hoy estoy ocupado. Muy ocupado viendo a mis deportistas favoritos.

2 comentarios:

la aguja 6/12/05, 23:01  

A esos no les hace falta el balón de oro, porque ya tienen un corazón de oro. Esos sí son verdaderos deportistas. Los demás son megajornaleros del deporte.

¿Te imaginas por un momento que de repente esas actividades atrajeran al gran público? Las teleles se volverían locas como con esos programas de fisgoneo y cotilleo (ese sí es el deporte patrio). Y..., ¡esos jubilados empezarían a cobrar por aparecer en la tele! Y subiría el caché de los mejores de entre ellos. Y volveríamos a empezar. Por eso, están mejor así.

Anónimo 21/6/06, 7:53  

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