15 de diciembre de 2006

CONFUNDIR LA GIMNASIA CON LA MAGNESIA


Alucinaba. Veía chiribitas con mis ojos llenos de dioptrías. Si no bebo, ¿por qué deliro? ¿Será posible tanta estupidez? Lean, lean y luego hablamos.

Diario “La Opinión de Málaga”. Miércoles 13 de diciembre de 2006.


Titular: “Las peñas del Villarreal piden no fichar a Salva”.


“Las ideas políticas del delantero maño no son bien acogidas entre los aficionados amarillos que emitieron un comunicado en el que mostraban su desagrado al posible fichaje de Salva. (…) La Federación de Peñas de Villarreal no ve con buenos ojos la posibilidad de que el ariete del Málaga desembarque en el Villarreal por su ideología de extrema derecha. De todas formas la negociación entre el Málaga y el Villarreal está muy estancada”.



Vamos con la puñetería de hoy. Si la noticia es cierta (que doy por veraz, pues ya todo es posible en este país desnortado) habrá que empezar a cazar brujas nuevamente. Y brujos… ¿Qué diantres tiene que ver que el jugador Salva sea más de derechas que el grifo del agua fría con que juegue al fútbol y cada temporada se infle de meter goles en las porterías rivales? ¿A qué va uno al campo: a ver un partido de fútbol o a criticar la ideología política de cada uno de los que pacen por el césped? Y si Salva fuese de extrema izquierda, ¿también le vetarían las peñas villarrealistas? ¿Y si Salva fuese homosexual, o negro, o vegetariano u okupa? ¿Le darían el visto bueno, el nil obstat, el “usted, sí, porque nos sale de los cataplines verbeneros”?



Pero vamos a ver, camaradas. En primer lugar, metiendo goles Salva no es derechista: los mete de cabeza, con la pierna izquierda, con la diestra y hasta con el trasero si es necesario. En segundo lugar, Salva no se esconde en el terreno de juego ni fuera del mismo. ¿Que un periodisto le pregunta por sus ideas políticas? Salva va y las dice, es como un niño, sin saber muy bien lo que dice porque no es un lumbreras (por eso juega al fútbol en vez de dirigir Carrefour), pero el tío no esconde sus ideas, cosa que no se puede decir de la mayoría de sus correligionarios. En tercer lugar, el gran problema del Salva es que a veces su cerebro sufre repentinamente una subida de adrenalina cabreante que le hace cometer majaderías varias en el terreno de juego –ayudado por la de palos que le arrean los defensas contrarios- pero si ponemos objeción a esta conducta bastante habitual en los futbolistas, nos quedaremos sin el deporte rey en menos que canta un gallo. También sin espectadores, otros que tales.



¿A qué viene esta cosa de no querer que fichen al jugador del Málaga por sus ideas políticas radicales, en vez de porque no les gusta como juega? ¿Acaso amenaza en los partidos con una Parabellum a los jugadores contrarios o a los aficionados que le gritan? ¿Es que no tiene derecho a expresar sus tontolinadas politiqueriles, como hace todo hijo de vecino? ¿Teme alguien que –como es un avezado piloto de avionetas y otros pájaros voladores- un día de no entrenamiento se monte en un trolebús aéreo cargado de diez kilotones de bombas y las tire sobre las sedes del PSOE y de IU de Villarreal? Si desean que el maño les eche una mano para meter goles (si le dejan, también los mete con la mano), pues fíchenlo y le pitan o aplauden según cómo responda en el campo. Y si no les interesa, pues cállense y dedíquense a trabajar por el Villarreal, que –desgraciadamente- este año les necesita más que en los últimos tiempos.


El Puñetas supone que esto de las Peñas del Villarreal es un cuento chino. Quiero decir, que quienes esgrimen la estupidez que comentamos son los cuatro tipos que las dirigen y que el resto de la tropa ni se ha enterado o pasa del tema. Así que me gustaría ver el careto de estos listos del copón hermoso que se permiten el lujo de discriminar por razones políticas, aunque lo mismo también lo harían en nombre de la religión, el sexo, el billetaje de la cartera o el color de la epidermis. Que conste que al Puñetas le importan un bledo Salva, el Málaga, el Villarreal y las Peñas del mundo mundial, pero es muy “fuerte” lo que hoy estamos comentando tan delirantemente. Estos tíos confunden la velocidad con el tocino y el culo con las témporas. Y, de paso, no tienen ni pajolera idea de lo que dice la Constitución, que aunque hasta los políticos la incumplen y no defienden como es menester, al menos queda feo hacerle un corte de mangas tan rumboso.



¿Renunciaría usted a comprar en una tienda de informática un equipo muy chulo que ha visto a muy buen precio, simplemente porque el dependiente lleva un tatuaje de Mussolini en el biceps? ¿Acaso si le compra el ordenata va a tener que tragarse dos horas de cantos fascistoides en versión Al Bano? De verdad que uno se descojona con tanta actitud sectaria como pulula por ciertos caletres y cabecitas, inflamados/as por aires viciados de porquería politiqueril. Siempre preferiré a un derechista honrado a un izquierdista que mamonea. Y a un izquierdista honrado a un derechista que trinca. El muá, pobre Puñetas, que al igual que es capaz de escribir que “eres más de derechas que el grifo del agua fría”, tampoco se corta un pelo en teclear lo de “eres más de izquierdas que el grifo del agua caliente”. Y que cada uno aguante la vela y lo que haga falta.



¿Y qué tal sentaría a los peñistas de Villarreal si a la memez que han parido a cuenta del Salva, le respondiesen los peñistas maños o malagueños con que ellos no van a comprar ningún azulejo que proceda de las fábricas de la ciudad castellonense? Las gilitonteces se contagian, queridos… Los humanoides las criamos (el que esté libre de culpa, que tire el primer pedrusco) y ellas hacen todo lo demás. Al final acabaremos no sabiendo distinguir entre la gimnasia y la magnesia, el tocino y la velocidad, las témporas y el culo. Eso mismo: si pensamos con éste, vamos a ir siempre de ídem.

4 comentarios:

la aguja 16/12/06, 1:23  

Y abundando en el tema, quien cojines son las peñas de ningún equipo para asesorar al cuerpo técnico y al cuerpo directivo en cuestión de política de fichajes.

Vamos a ver. Un tonto del haba decide, motu proprio, que los domingos le va a palpitar el alma con el equipo… llamémosle equis.

Esa es una decisión meditada (o debería serlo). No es una herencia congénita. Es una decisión personal. (Otra cosa es que el personal no sepa salirse del rol que han decidido vivir y ejerza 24 horas al día, 7 días a la semana, de tonto del haba futboleril).

Bueno. Pues resulta que siguen a ese equipo dejándose un dineral por el camino. El abono de temporada, la mitad de los viajes a ver al equipo, el día del club, la bufanda, el CD con el himno, el DVD con los mejores goles de la década, la tacita del café, la cartera y el reloj a juego…

Vamos, que se dejan más con la tontería del equipo que en las vacaciones de la familia (vacaciones reducidas a 5 días al año porque el sueldo no da para más).

No disfrutan con el espectáculo que les ofrece la liga. Sólo disfrutan si su equipo gana. Y sufren (estupidez total) si su equipo pierde.

Pero hasta ahí llega su compromiso, señores.

Pues sólo faltaba que a la peñas, que no son más que una asociación cultural, vinculada muy por los pelos con el deporte, les tuvieran que pedirles opinión. Lo lógico es que un equipo profesional trate bien a sus peñas. Pero de ahí a darles protagonismo va un mundo.

Es como si yo trato bien a un amigo que viene a casa cuando quiere. Pero de ahí a que opine sin que se le pregunte sobre qué tengo que hacer con mi vida familiar va un mundo.

Anónimo 18/12/06, 3:14  

No menosprecieis la importancia que tiene para un club sus aficionados. Ya sabéis aquello de que el cliente siempre tiene razón.

la aguja 19/12/06, 0:00  

Hola manfredo; lo que expones es cierto… en parte.

Me explico con una pregunta. ¿Es una buena estrategia empresarial dejarse guiar por los caprichos de los clientes? ¿No sería tomado como un síntoma de debilidad que un club comenzara a hacerse caso de un grupo de clientes organizados? En algún momento la empresa tendrá que imponer su propio criterio. Mi intervención pretendía explicar la irracionalidad que supone, precisamente, que unos clientes (no socios empresariales) pretendan imponer sus criterios, en este caso en la política de fichajes.

Tu aportación es muy buena porque deja al desnudo una problemática posterior: ¿y si se enfadan las peñas (clientes, como muy bien dices) y dejan de pasar por caja? Pienso que en algún momento ha de quedar clara la relación cliente-empresa y viceversa. A nadie se nos ocurre asociarnos para ir al Eroski o al Carrefour (o similares) y tratar de imponerles nuestros criterios.

Aunque no estaría nada mal, no señor. Un saludo.

Anónimo 19/12/06, 1:14  

Estais yendo más allá de mi modesta intención al parir lo de Salva. Me limitaba a poner en cuestión la actitud de las peñas (o de quienes las represente) que no quieren que "su" club fiche a un jugador no porque juega mal, porque es muy viejo, porque es conflictivo, o por cualquier razón de tipo, digamos "deportivo", sino argumentando un criterio político: que es un derechista redomado. No es cierto que lo sea, pero aunque lo fuera, o fuese de laa antípodas politiqueras, qué narices tiene que ver eso con que el tío se dedique a jugar mejor o peor a la pelota.

Mas como los lectores inteligentes siempre van más allá, no os quedais en mi argumentación (supongo que la compartís) si no que se avanza más: "lo lógico es que un equipo profesional trate bien a sus peñas, pero de ahí a darles protagonismo va un mundo", afirma la Aguja. Y dice bien. Pero como toda tesis racional (no la irracional que yo denuncio en mi comentario) tiene una antítesis tres de lo mismo, veo razonable lo que afirma Mamfredo: "ojito con menospreciar a los aficionados, que al final son éstos los que pagan y tienen la sartén por el mango".

Sí diré que eso de que el cliente siempre tiene razón (simplemente porque paga) siempre lo he cuestionado. La tendrá si le asiste, y desde luego no le asiste cuando -en el caso planteado- utiliza criterios extradeportivos para negar un fichaje. Sí debería tenerla a la hora de participar en el club al que sustenta económicamente, siempre que -como afirma la Aguja- quede clara la relación cliente-empresa y viceversa. En este terreno todavía no está nada clara la cosa. Y si no, ved el caso que plantée días atrás y que todos conocemos: el enfrentamiento del Alavés-clientes (políticos, socios, jugadores...) y su presidente-empresa, Adolf Piterman.

Es deseable la colaboración y participación de los socios pero si no son propietarios del club, la misma tiene que estar forzosamente limitada a unas parcelas determinadas que no invadan las legítimas de los propietarios. Es como en las escuelas: está muy bien que los padres participen en ellas, pero no al punto de dictar lo que los profesores tienen o no que enseñar y cómo hacerlo. Para estos viajes, se compran las acciones del club y lo dirige uno mismo. O nos metemos a profes y ponemos de patitas en la calle a los intermediarios. No sé si valdrá el ejemplo comparativo, pero a ver si se entiende mejor. No seré yo, pues, el que le diga a Carrefour como tiene que llevar su negocio. Si no me satisface, adios muy buenas, aunque comprendo que el "equipo de los amores, de mi tierra y de mi corazón" para algunos es algo más que una empresa y que un club. No debería serlo, pero lo es, y ahí está el problema. Estamos en un terreno no transitado ni reglado, las interferencias entre unos y otros cada vez son más frecuentes y las minas abundan en el terreno en cuanto das unos cuantos pasos. Algún día algunos van a volar por los aires con tanto terreno minado...

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