23 de febrero de 2007

MI EQUIPO ES "NINGUNO"


Hoy acabo de darme cuenta que estoy hecho de una pasta especial. Vamos, que me hicieron y rompieron el molde… No, no es que hoy me haya dado un ataque agudo de orgullo y vanidad. Sigo fuera del mundo de la política, así que continúo siendo un don nadie, un pobre desgraciao, un mindundi. Lo mío va en el sentido contrario. ¿Qué defecto de fabricación hizo que la pasta neuronal y emocional del Puñetas sea incapaz de asociarse a unas siglas deportivas? ¡¿Dónde vas, pobre de ti…?!



-Pero, Puñetas, no me digas que no hay un equipillo de fútbol que te haga tilín, que te erice un poco los pelillos de las piernas, que te ponga alguna vez la piel de gallina…

-Pues, no, querido amigo. Soy incapaz de sentir la más mínima atracción emocional por un equipo de fútbol, de baloncesto, de petanca o de parchís. Debe ser que en mi fabricación se olvidaron de algunos genes…



Y en esas estamos.


-Y tú, ¿de qué equipo eres? –me pregunta el zagal al que acabo de decirle que lleva desatados los cordones de la bota.


-Mi equipo es ninguno –le respondo en plan molón.


-¿Se llama “Ninguno”?


-Olvídame, pollito…


Lo siento. Soy incapaz de pegar un alarido, aunque sea de placer, tras marcar un gol, una canasta o una carambola cualquier equipo del mundo. No me sale. Lo veo todo como el que ve llover. Pienso en la cantidad y calidad de la lluvia, disfruto con la humedad, la olor y la imagen de los embalses a rebosar, pero no paso de ahí…



-Pero tendrá usted alguna simpatía por algún equipo, aunque sea remotísima…



Pues mire, me da igual que gane Juanillo que Pepón. Incluso si juegan equipos del terruño con los de otras galaxias. En esto del deporte no soy patriota, ni cortijero ni pueblerino. Qué se le va a hacer… A mí me gustaría de vez en cuando presumir de sensible a la tierra más cercana que me rodea, pero ya le digo, me falta algún gen específico que lo impide. A veces, claro, hago teatro, me sugestiono un poco, elaboro mis propias imaginaciones y logro vislumbrar un relámpago de pertenencia a algún grupo, equipejo o banda, pero no logro pasar de esa vana y autogestionada ilusión. Un espejismo fugaz que pronto me devuelve a la cruda realidad.



-Pues, perdone que le diga, pero será usted muy desgraciao…



-Eso es lo malo, que no tengo pesadumbre por el tema, que no quiero hacerme un transplante de cerebro o de memoria para poder presumir de pertenencia gregaria a un grupo o equipo deportivo, para poder levantar la voz y sacar pecho en las victorias y esconderme orgullosamente en las derrotas. Es que no me preocupa el tema, vaya…



Allí dejé pensativo al amigo, dándole vueltas a su incapacidad para imaginar a alguien que no sienta los colores de ninguna camiseta, los olores de ninguna sacristía, las notas de ningún himno de “a por ellos”, las bellas letras de amor a una institución deportiva. Es probable que igual que el Puñetas tiene ausencia de varios genes “afectivos”, el amigo tenga déficit de otros genes también importantes: los “comprensivos”. Así que ni soy del Madrid, ni del Barça, ni del Málaga, ni de la selección de Villar, ni del Prepucio Club de Fútbol, del que soy Presidente de Honor. Me importa igual quien gane siempre que lo haga con limpieza, sabiduría y respeto hacia el rival. Por eso jamás me verán leyendo una página web de un club en concreto, ni las letrajas del “Marca” o “El Mundo Deportivo”, prisioneros de su amor por un club determinado. La prensa parcial y partidista no me interesa. Por eso presumo de plural, de buscar ingenuamente la verdad equivocándome en la búsqueda. El infierno está empedrado de buenas intenciones, dijo aquel…



Otra cosa son los individuos, las personas, las hazañas colectivas imprevistas o improvisadas, las desgracias homéricas o las mortadelo-filemónicas… Ahí sí me verán emocionarme, gritar, sudar o, incluso, rezar, yo que no me sé ni el “padre nuestro”… Ya digo, unos cuantos genes afectivos me faltan y me diferencian de medio mundo. No me echen a mí la culpa de los errores de la madre naturaleza. Por fa.

5 comentarios:

la aguja 24/2/07, 1:15  

Si lo tuyo es una aberración genética lo mío debe ser una mutación genética.

Todo me daba igual, hasta que el Athletic ha comenzado a ir mal, mal.

Ni miraba los resultados ¡oye!, y a lo mejor me enteraba el miércoles o el jueves del marcador del partido en el que el Athletic había jugado.

Pero ha sido ir mal, mal estas dos temporadas y ahora miro los resultados en Internet los domingos que me acuerdo.

Si ha ganado doy dos berridos (tampoco más, ¿para qué?), y si ha perdido trato de pensar en otra cosa, pero con un reconcome…

En fin, que salvo eso, y la sensación de impotencia que me queda, lo demás me la trae al pairo.

Por eso te digo que debe ser una mutación, porque ha sido un poco aquello de la relación causa-efecto.

A ver para cuándo hacen una selección conjunta entre El Vaticano y La Meca. Ya de no sentir nada, no sentir ni apego.

Anónimo 27/2/07, 9:55  

Pues yo tampoco soy de ningún equipo, aunque si me gusta ver el futbol, pero no tengo esa obsesión como otros que no saben vivir ni hablar de otra cosa.
trofeos

Anónimo 28/2/07, 18:11  

Algunos es que necesitan pertenecer a un grupo para sentirse alguien. Afortunadamente, son los pocos.

Juan Puñetas 28/2/07, 21:39  

Yo no estoy tan seguro que sean pocos los que necesitan un grupo para sentirse acompañados. Sea el grupúsculo de carácter deportivo, político o verbenero. En su justa medida, todo es bueno y razonable. Pero es en el ámbito deportivo donde se dan los mayores extremos. Niego la mayor: que si no te implicas afectiva o emocionalmente no le saques jugo al deporte como espectador. Uno, en su modestia, puede disfrutar de un buen espectáculo deportivo pero manteniéndose al margen del gregarismo y las cuestiones sentimentales. Claro que si todos fuésemos como los que aquí hemos opinado, el invento quizás no duraría mucho tiempo, pues para su éxito necesita de acólitos, monaguillos, feligreses y comecirios. El que algunos entremos de vez en cuando en el templo a contemplar la estética y la ética se la trae al pairo a quienes participan en este negocio.

Anónimo 28/2/07, 23:06  

Hora y media después de escribir el anterior comentario, me entero que al entrenador del Sevilla le han descalabrado en su encuentro contra el Betis. Entre el intolerable calentamiento que las directivas de ambos equipos han venido marcando desde hace tiempo y la actuación delictiva de un sector de ambas aficiones, ya sólo falta que pongamos sobre la mesa un muerto. Afortunadamente, parece que Juande va a salir bien parado, pero cualquier día de éstos otros no tendrán su misma suerte.

Así que me alegro enormemente, amigo Luis, de no acudir jamás a un campo de fútbol a compartir mi ocio con alguna gente tan indeseable y energúmena como la que hoy se ha visto. ¡Alguna ventaja tenía que tener mi déficit genético!

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).