9 de febrero de 2007

PAÍS (O PAÍSES) DE LOCOS. ¡Menos política de miseria y más deporte enriquecedor!


Hay algo más peligroso que un toro de Mihura o que un borracho pilotando un avión: hablar de política en este país (o países). Y si encima se mezcla el asuntejo con el fútbol, entonces la cosa ya es mortífera. Sólo hay un lugar donde exista tan mala educación cívica como en un campo de fútbol español: en los variados Parlamentos de este país (o países) de locos. Insultar al rival, mentarle a su madre y a sus muertos, hacer trampas… Todo vale con tal de ganar miserablemente. Un pluricortijo donde lo más importante no es tener ideas, si no impedir las de los oponentes. Porque siempre hay oponentes, rivales, enemigos. Basta ver los Madrid-Barça o los Sevilla-Betis. Igualito que los PP-PSOE, un suponé.


Este breve preámbulo puñetero viene a cuento respecto al folloneo que se ha armado porque un futbolista del Barça llamado Oleguer, ha escrito un articulillo en varias hojas parroquiales de Cataluña y el País Vasco señalando que nuestro Estado de Derecho tiene bastantes puntos oscuros, mucha hipocresía y que no todos son iguales ante su ley. Y cita para ello no las peripecias de algunos de los cuarenta millones de ciudadanos anónimos y desgraciados que formamos la gran masa de curritos si no a unas cuantas “piezas” políticas (Rodríguez Galindo, Elorriaga, De la Rosa, Rafael Vera, De Juana Chaos…) condenadas en firme por corruptas o criminales. Se ve que don Oleguer en vez de ejemplarizar al pueblo llano le pone más el citar a personal politicón y pendenciero, sea un general de la Guardia Civil, un empresario choricesco, unos políticos mangantes o un terrorista carnicero.


Como era de esperar, al fino estilista del Barça las críticas le han llovido como puñales. En un país que no lee ni el precio de las facturas, parece que todo el mundo se haya empapado de las cuatro letras escritas por Oleguer, publicadas en catalán y vasco en unas revistas de escasa difusión. Y como estamos en un país (o países) de locos, que de seguir así se irá a la mierda el día menos pensado (quiero decir, que los cuarenta millones de curritos nos la comeremos), los politicones y pendencieros de uno y otro signo han vuelto a sacar el hacha de guerra, nunca enterrada. Kelme, la marca deportiva que patrocinaba a Oleguer, ha roto el contrato que le unía al jugador blaugrana al considerar que su relación con éste se basa sólo en criterios deportivos y que sus declaraciones la perjudican comercialmente. Los políticos nacionalistas catalanes con los que juega al parchís Oleguer han salido a la palestra defendiéndole y haciendo bellos cantos a su inalienable libertad de expresión. (La misma que no tienen reparos en impedir o criticar en quienes no piensan como ellos. ¿Verdad, Boadella o Arcadi?) Y se ha liado la madeja, claro. Los lametraseros de uno y otro signo han empezado las campañas habituales de boicot y de favor. Los unos, no comprarán nada de Kelme. Los otros, premiarán la actitud de la empresa valenciana adquiriéndole algo, aunque sean unos calcetines agujereados. Encima el jugador, que dicen que es inteligente, bien preparado culturalmente y esas cosas (eso lo afirman sus compadres politiqueriles, claro), no contento con haber publicado su parida legítima, en la mismísima sala de prensa del Barça –como si fuese el amo del club- se ha marcado un fandanguillo de declaraciones de reafirmación nacionalista ahondando en la ya conocida historia.


Los políticos pierden el culo por el fútbol y algún que otro futbolista lo pierde por la política. (Vaya tropa). Así que cualquier día de éstos veremos que las salas de prensa del Barcelona, Madrid y Cía se convierten en púlpitos de adoctrinamiento político mientras que en el Parlamento se discutirá sobre las alineaciones de Capello, llegando los diputados y senadores a las manos por un quítame a Raúl o ponme a Guti. Y todo ello con mucha alharaca, abundante cinismo y pésima educación, a la que nos tienen habitual y pésimamente acostumbrados. Francamente, Oleguer ha escrito cuatro gilipolladas que muchos descerebrados –yo mismo- venimos diciendo y hasta escribiendo desde mucho antes que el camarada naciese: que de justicia, ja, ja, je,je, ji, ji, jo, jo, ju, ju, tantos abogados tienes, tanto vales, que cúbrete las espaldas con alguna triquiñuela política (como los etarras o los gobernantes corruptos) y la cárcel la pisarás sólo para firmar el finiquito. O sea, que de Estado de Derecho, menos lobos y tarari que te vi. Pero partir de estas obviedades para lloriquear por un terrorista sanguinario en huelga de hambre, eso ya sólo se le puede ocurrir a ciertas mentes algo blandengues -para según qué cosas- como la de Oleguer.


Que hasta en el mundo del fútbol se hable del psicópata etarra De Juana, al que una clase política y judicial mayoritariamente descerebrada ha permitido que por 25 crímenes sólo haya pisado la prisión 18 añitos (y a cuerpo de rey) mientras que ahora le quieren endilgar casi otro tanto sólo por escribir dos cartas amenazantes, es para coger el petate y salir huyendo a Marte (en la Tierra no hay ya lugar sano o sin pudrir). Si la inteligencia política y cultural que algunos alaban en Oleguer la destilase el amigo en el campo de juego, hablaríamos de palabras mayores, pero el mismo tío que usa al Barça para defender sus ideas politicortas es incapaz luego de mojarse la pirula hablando del fútbol, de sus vicios y corruptelas. ¡Ay, la maldita enfermedad de la insuficiencia neuronal que brota de la política excesivamente ideologizada! Por ahí, desgraciadamente, han venido, vienen y vendrán todos nuestros males. En fin, ya que no le llega a Ronaldinho ni a la altura de la uña, lo mismo nos sale en el futuro un diligente, honrado, sabio y culto ministro del deporte del país catalán, llamado Excelentísimo Señor Don Oleguer…


Señor, señor, qué hemos hecho para merecernos nacer en este país de viciosos que sólo critican y se mean en el vicio ajeno… Porca política hispana en que el mayor problema actual es que un terrorista en huelga de hambre no se nos muera en la cama de un hospital cuando –un ejemplillo- cada día la palman veinte anónimos seres en las carreteras por exceso de velocidad, distracción, gilipollez o criminalidad voluntaria disfrazada de homicidio involuntario. ¿Pero qué hemos hecho, señó, para vivir en un país (o países) tan cretino/s…!

4 comentarios:

la aguja 10/2/07, 16:12  

Hay un viejo refrán español que dice: zapatero a tus zapatos.

Yo tengo la impresión de que este niñato está siendo manipulado por su entorno. El rapaz no es que tenga una cara de alumno avispado que digamos.

De todas formas el debate que ha abierto es muy válido.

No el que él ha querido abrir, que a nadie le importa lo que un “futbolisto” tenga que decir en materia de política interior.

Sin pretenderlo ha abierto otro debate interesantísimo para nosotros, cirujanos del fenómeno deportivo: ¿debe un deportista de elite utilizar su influencia mediática para trasladar ideas políticas, religiosas o de otra índole a la opinión pública?

¿Qué consecuencias puede tener en caso de que surja una moda (ya conocemos desde hace tiempo este país nuestro) y nos empiecen a bombardear los famosos del deporte con su ideario?

¿Pueden ser un referente social las palabras de nuevos ricos que apenas terminaron la ESO?

Yo ya tengo mi escalpelo a mano, Juan.

Anónimo 10/2/07, 22:52  

Yo creo que los deportistas famosos seguirán con la boca grapada en esto de manifestarse políticamente (salvo cuando les pagan una pasta gansa por poner el careto para situaciones excepcionales). Tienen varios problemas: suelen cultivar el cuerpo más que la mente, el deporte de alta competición es muy absorbente y compaginar el deporte y los estudios no es nada fácil y luego está también que esta gente juega cara al público. Y cuando tienes miles de bocas a escasos metros de tus oídos, puedes escuchar melodías de todos los colores. Y si no, ya verás al Oleguer cuando juegue en Sevilla, Madrid, Valencia o la mayoría de las ciudades españolas, si es que sigue dando que hablar el tema.

Creo que toda persona tiene derecho a manifestar su opinión ante cualquier tema, sea deportista de élite o famosillo de tres al cuarto. Y por supuesto, cualquier anónimo ciudadano. Otra cosa es que se digan bobadas y estupideces -de las que ninguno estamos a salvo-, o retahilas ya conocidas y, por tanto, perfectamente prescindibles. Lo que me parece lamentable es que, por ser famosos en un ámbito diferente de la opinión reflejada, se les suba a los altares de los medios y tengan centenares de microfónos, entrevistas, revistas, etc para que nos den la tabarra.

Hay un ejemplo paradigmático: los actores de cine. Siempre tan beligerantes contra la derecha política, tan apegados al poder que les subvenciona y tan poco críticos con otros temas. Ver como en las manifestaciones los convocantes de las mismas (a veces algún partido político) les ceden protagonismo y la cabecera de la pancarta invita a pensar que estos tíos y tías están usando su fama para vendernos ideas políticas concretas, no de manera individual si no colectiva. En fin, es un debate largo que admite mil matices: conciliar la libertad de expresión de cada cual, aunque sea famosín, con la formación de grupos de presión que al hilo de la popularidad de sus miembros toman el rábano por las hojas, haciéndonos creer que sus ideas nacen de su sapiencia particular. Vamos, como si cuando interpretan a Supermán creyéramos que ellos realmente vuelan.

Y mientras que un actor, cantante o payaso de la tele nos dice lo que es paz o no (por ejemplo), los filósofos, ensayistas, historiadores y gente de estudios y brega que tendrían que opinar y dirían seguramente cosas muy estudiadas y exactas, se las ven y desean para que alguien les pregunte algo. Ya sabes: hoy a cualquier pelandusca que sale en bragas (o su versión masculina) tiene más audiencia y es más referente social -y así nos luce el pelo- que un señor o señora con lustros de estudio, vivencias, luchas, etc. Sabemos la vida y milagros de la Obregón o la Belén Esteban pero nos preguntan por Gustavo Bueno, Jose Antonio Marina o Jose Luis Sampedro y nos quedamos a dos velas.

A pesar de todo, lo bueno de estas cosas es que permiten situar a cada uno en su lugar. Vamos, que se retrata. Y el chico (cuya cara -buen observador, Luis- no invita precisamente a pensar que sea un Einstein) seguramente ha firmado un articulo que le han puesto delante. Además, que quien entra en una secta -eso son los partidos políticos, desgraciadamente- se vuelve sectario y ya sólo ve por los agujeros de la capucha ideológica que le han puesto en la cabeza. Pobres desgraciaos... Entras en el chiringuito y desde ese momento ya sabes lo que tienes que ver, pensar y decir. Y si no, a la rue.

Y acabo: lo que más me ha encantado ha sido la reacción del señorito Carod diciendo que hay que respetar la libertad de expresión de Oleguer. Y esto lo dice un tipo que envía a sus esbirros y zangolotinos a cualquier conferencia o acto público donde el ponente es de la cuerda contraria para reventar el acto e insultar o apedrear al ponente: Arcadi Espada, Boadella, Savater, Gotzone Mora, dirigentes del PP, etc. "Lo que no quieras para ti, tampoco lo quieras para los demás". Ya me lo decía mi abuelo: aplícate esta norma, chaval, y siempre serás un hombre honrado y cabal.

Rafael García Librán 12/2/07, 16:15  

Oye, que totalmente de acuerdo.
No puedo añadir nada más.
Me gustaba cuando los futbolistas se parecían a Tintín y no hacían más que su trabajo. ¿No os ha llamado la atención que no se sabe nada de política, religión, aspiraciones en los comics de este personaje? No pasa lo mismo con Asterix.
Yo me pregunto, la gente no le da bola a los filósofos y pensadores porque no venden. Prefieren sacar a Obregón. ¿Qué pasaría si en la televisión sólo se pusiera buen cine y buenos programas culturales, y tertulias donde se respetase y se tratasen temas elevados?
¿La gente dejaría de ver la televisión? O ¿Se convertirían en culturetas? Lo primero sería malo, pero demostraría un poco de coherencia en la humanidad (vemos mierda porque es lo que queremos) lo segundo no diría nada bueno de la sociedad española (vemos mierda porque no nos molestamos en buscar otra cosa que pueda parecernos igual de interesante)

Pierdo un poco el norte y queremos hablar de oleger. Disculpadme, un saludo a los dos.

Anónimo 12/2/07, 20:27  

Tal como está el patio, si en la tele echasen buen cine, buenos programas culturales y tertulias tipo "La Clave" (años 80 en TVE), yo creo que el personal emigraría a otros canales donde echasen la basura habitual. Incluso estoy convencido de que cuando sólo había un canal en España, el personal veía cosas de cierta calidad porque no había otras alternativas.

No quiero que nadie piense que aquí vamos de elitistas ni detractores de la humanidad. Simplemente, es lo que hay. En todo caso somos una minoría la que estamos inadaptados a todo ésto que llamamos basura (y que a la mayoría les encanta cual perfume embriagador). Para suerte nuestra, también tenemos otras alternativas a que recurrir para satisfacer nuestros gustos tan poco mayoritarios. Que cada uno sea feliz como pueda, pero que no nos vengan con coñas marineras y gaitas. Entre otras cosas porque, casi nadie defiende la porquería visual que se traga. Lo reconocen pero parece que son incapaces de distanciarse de ella. E igual pasa en el deporte: lees la prensa deportiva, oyes un programa de tele o radio sobre deporte y te parece mentira que alguien se entretenga con semejantes bazofias. Pues...¡a millones! Y lo peor es que todos las critican, aunque ¡se las tragan! Menuda esquizofrenia llevamos encima...

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