14 de septiembre de 2007

LA GUERRA TELEVISIVO-PROGRESISTA DEL FURBO


Llevamos varias semanas sin pegar ojo por culpa de la guerra que en este país se traen dos grandes ejércitos mediáticos y empresariales, ambos la mar de progresistas y dicharacheros. Por un lado, el conglomerado Audio Visual Sport-Digital Plus-Sogecable y Cía y por el otro, el formado por Media Pro-La Sexta y Cía. En medio, un negocio de miles de millones, del que también chupan los clubes, y que los aficionados al furbo pagan gustosamente para no aburrirse las noches del sábado, sabadete y las tardes del domingo, dominguete.



El Puñetas ha estado muy atento al fragor de la batalla, que se veía venir cuando al primer ejército –también llamado el “Imperio del Monopolio”- le salió hace poco un adversario muy jovencito, imberbe pero cuajado de millones, que no está dispuesto a que el negocio siga siendo patrimonio exclusivo de los de siempre. Desde entonces, los derechos de emisión del fútbol andan como puta en rastrojo, con el personal atónito, pues aquí nadie se entera de nada (yo el primero) ya que todos dicen tener razón y todos andan de tribunales (los jueces, probablemente, tampoco se enteren de nada) mientras que los abogados, directivos y personal de ambos conglomerados económicos barren para casa con una desfachatez que atufa hasta las narices más acostumbradas al estiércol.


Estamos hablando de negocios nacidos al amparo del poder político, con concesiones televisuales bastante polémicas, tanto en el caso del Plus –cuando reinaba don Felipe González de la Otan- como la Sexta –cuando el Sr. Zapatero de las Treguas quiso premiar a sus amigos con una cadena del WC para que atontase aún más el panorama televisivo y cultural del país-. Hablamos, pues, de dos medios de origen eminentemente “progresista” y que, encima, tienen la desfachatez de presumir de ello. ¿Qué más progresista que el mundo del balón y del deporte en general? Así que el engendro del Plus se venía dedicando en cuerpo y alma a este menester, hasta que le ha salido reciente competencia con La Sexta, última telele autorizada, la cual está dedicándose casi por completo a la cosa espectáculo-deportiva gracias a que ha empezado a reventar el mercado poniendo billetes fresquitos encima de la mesa para llevarse al catre a los principales eventos deportivos, entre los que debe ocupar un lugar de privilegio todo lo que huela a futboleo.


Por si la confusión bélica no era pequeña, ahora la Federación Española de Fútbol (que en cuestiones de dinero tiene un olfato y un morro que se lo pisa), nos sale con que ella podría retransmitir y garantizar los partidos de toda la temporada. Incluso afirma que ha sacado del calcetín unos 10 milloncejos de euros para tan vital necesidad ciudadana. Hoy mismo, sin embargo, el diario EL PAIS (que juega en el bando de los Plus) “informa” –desinformando- que “la Liga no puede producir la señal de los partidos”. Ya se sabe: es la guerra y en ella todas las mentiras y trucos tienen cabida.


Siento defraudarles en las expectativas creadas, pero todavía no sé quien demonios ha iniciado las escaramuzas y quién tiene razón, si es que alguno la tiene. ¡Y eso que he indagado en ambas trincheras, disfrazado de Pedro Solbes, nuestro heroico ministro de Economía! Qué quieren que les diga: aquí hay mucho gato encerrado, aunque se les consiente porque ambos contendientes batallan con el loable propósito de hacer llegar a los televisores de los españolitos lo que la izquierda política y económica siempre ha tenido como sueño utópico: el fútbol de día y de noche, como un medio de liberación social y desarrollo individual. Ya Carlitos Marx y Federico Engels lo dejaron escrito hace unos cuantos años. Claro que mientras unos pretenden seguir haciéndolo sacándole los cuartos al dormido respetable (los plus y compañía), los otros lo pretenden gratis, a costa de la publicidad. Es por esto que el personal está decantándose cada día que pasa por los simpáticos chicos de la Sexta, a los que desea el mayor de los éxitos.


Nosotros estaremos atentos a las pantallas para seguir riéndonos a mandíbula batiente con las graves preocupaciones de estos ricachones mediáticos, tan progres y tan solidarios con las necesidades más perentorias del españolito medio: el furbo. Pobrecicos míos…

2 comentarios:

la aguja 19/9/07, 0:56  

Entre Felipe y José Luis estuvo Paco —don Francisco para los fanáticos— que intentó consensuar sin conseguirlo el tema de las retransmisiones deportivas (oye, qué a gusto me he quedao así, llamándoles por el nombre como si estuviera acostumbrado a recortar bonsais, tomar café o ir de boda en boda con ellos).

El bueno (o el canalla según quien te cuente el cuento) de Paquito trató de ponerse una toga salomónica y parió una ley (hay que tener bemoles para darle a eso el rango de ley) que no satisfizo ni a los que le llamaban bueno ni a los que le llamaban canalla.

Se trata de la Ley 21/1997, de 3 de julio, reguladora de las Emisiones y Retransmisiones de Competiciones y Acontecimientos Deportivos.

Después vino el Real Decreto 991/1998, de 22 de mayo, por el que se crea el Consejo para las Emisiones y Retransmisiones Deportivas, que como ya te podrás imaginar sirvió para crear un comité cuyas sesiones pagamos entre todos.

Y como decía Napoleón (éste sí que sabía): “si quieres que algo se haga, encomiéndaselo a una persona; si quieres que algo no se haga encomiéndaselo a un comité”.

Aún siguen por la casa de todos los españoles (yo no voy por allí, no vaya a ser que me manden fregar como si estuviera en mi casa) sin saber qué hacer con el dichoso fútbol y las retransmisiones deportivas.

Así que de aquellos polvos vienen estos lodos, amigo Juan. Y yo me pregunto: ¿qué hacen en Francia, Alemania o Inglaterra con los partidos televisados?

Juan Puñetas 19/9/07, 19:31  

Imagino que te refieres al señor ese que, en cuestión de deporte, tenía pocos Cascos. Aquello fue lo típico: sacar un conejo de la chistera. El pobre animal suele salir moribundo y en poco tiempo -en cuanto llega el frío mediático- la palma.

Lo que me divierte del asunto -y no sé si ha quedado claro en el articulillo- es que los tipos de uno y otro ejército -millonarios hasta las cejas- juegan a ser progresistas y tal, cosa que me regodea cantidubi porque aquí ya es de izquierdas hasta el señor Botín. Juegan con el analfabetismo político y cultural de la inmensa mayoría del personal. También me llama muchísimo la atención la posición de los chicos de Polanco (q.e.p.d),que pese a estar entre la espada y la pared (la Federación parece que también les tiene ganas) siguen dando una imagen de prepotencia como si ellos siguieran siendo los amos del cortijo. El chollo, tras más de quince años de exclusiva y monopolio, algún día tenía o tendrá que acabar. ¡Digo yo!

Es una pelea entre "hermanos", de la que el papá Jose Luí (que tiene intereses con los unos y los otros) está pasando olímpicamente, más o menos como en casi todo.

En fin, los ricos siempre andan en estas cosas, por muy progres que se vistan. Me irrita y molesta enormemente que nos tomen por idiotas con este descaro y desparpajo.

Gracias por recordarme la frase de otro que tal, Napoleon, porque por Andalucía tenemos a nuestro Napoleón particular -con un tamaño de cabeza similar o superior a don Francisco y al franchute-, que para cada problema se inventa una comisión, asesoría, observatorio y chiringuito. Y así vamos los andalucitos, de derrota en en derrota hasta la victoria final. Pero esta es otra historia...

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