10 de febrero de 2008

SOY UN PATÁN SIN SENTIMIENTOS

Desde que “ahorrar es revolucionario” (slogan del diario progresista “Público”, en su campaña de cultura gratis los fines de semana: una peli, un cuento y un librito de pintura), el Puñetas se ha apuntao a gastarse un euro cada uno de esos tres días para, al mismo tiempo que se llena las manos de tinta leyendo las cosas que interesan a don Ignacio Escolar, Manuel Rico y otros ilustres periodistas de izquierdas, poder ser un revolucionario de sofá ahorrándose un dinerillo en la cosa de la cultureta, que viene muy bien para gastar en otras necesidades más perentorias como el pan, la leche y el aceite.



Como era de prever, el diario más a la izquierda de este país dedica muchas páginas al mundo del famoseo, el cine y el deporte. También el mundillo del espectáculo se ha vuelto revolucionario últimamente. Pero entre col y col te encuentras un buen pepino. Así que hoy, que no tengo un gran tema que echarme a las teclas, voy a fusilar literalmente un articulillo que “Público” puso en su página 59 del domingo 27 de enero de 2008 para solaz y entretenimiento de sus queridos y cultos lectores. El mismo se titula “Lo sé, soy un patán sin sentimientos” (escrito por José Ramón Pérez) y dejo a la apreciación del lector cómo interpretarlo. A mí me ha encantado su fina ironía, digna del Puñetas de las mejores tardes, pues no sé si el autor habla en serio o en broma. Publicándose en el diario generalista nacional que más páginas dedica al deporte, y ahora entregado con fervor a la cultura regalada en los duros tiempos del canon de la SGAE, sigo en la duda de si su autor está entre los intelectuales que tienen repelús por el deporte o entre aquellos que lo consideran el octavo arte (el séptimo es el cine, ¿no?). Ya digo, me encanta el articulillo que ahora mismito copio de pe a pa:



“Soy un patán sin sentimientos. Mis amigos intelectuales tienen razón: no entiendo de pintura, no me gusta la ópera, el ballet me deja frío. Tímidamente yo intento transmitirles lo que siento al ver a Vince Carter elevado sobre sus compañeros mortales, volando tan alto como Ícaro pero aterrizando con mucha más pericia y, ya puestos, con dos puntos más para su equipo.


Mis amigos ponen los ojos en blanco y me pasan un ensayo sobre Leonardo. No, no Di Caprio. Otro que también fue famoso. “Persevera”, me dicen. Y yo me avergüenzo por mis chuscas pasiones. Pero, pecador de mí, los oigo hablar sobre la delicadeza que exuda El Lago de los Cisnes y no puedo evitar rememorar la imagen de Kaká atravesando el campo con el balón cosido a la bota, escoltado por el felón Gattuso, y esquivando a sus enemigos con invisibles giros y quiebros que siguen la cadencia de una música que sólo él parece escuchar. Porque, desde luego, Gattuso no la escucha.



Me guardo estas imágenes para mí mientras me flagelo interiormente. Pero después se ponen a hablar de los coros de Tanhäusser, y en un descuido se me escapa un tarareo al recordar el You’ll never walk alone entonado por 40.000 almas en Anfield. Mis amigos se desesperan. “Tanto deporte te ha embrutecido”, me dicen, “y por eso no puedes sentir la epifanía que provoca el arte en el espíritu”. Estoy hundido.



Ni siquiera sé lo que es una epifanía, pienso. Pero mi mente ya está otra vez revolcándose en el barro: sin saber por qué, me hace revivir el último gol de mi equipo, y de repente siento que yo también podría volar como el gran Carter. Sí, lo sé: soy un patán sin sentimientos. “

2 comentarios:

la aguja 15/2/08, 11:58  

El culto al deporte se ha transformado en religión fundamentalista.

Sus predicados no pueden ser falsables, por lo que todo se autojustifica a sí mismo.

Si hay que ir a Polonia a ver al equipo, se va. Pero de irse de vacaciones con la jefa y los niños, 'na de na'. Y si se va, pues se va a un chamizo de alquiler, para que la jefa siga currando (comida, camas, lavar, planchar...).

¿Que no lo entiendes? Pues entonces es que eres un pobre hombre, mísero de ti, que no tiene cultura deportiva.

Triste me parece que ese fundamentalismo se haya trasladado a la fórmula one, animando a un tío que no necesita de afición, pues a la velocidad a la que pasa no se entera ni de cánticos ni de berridos ni de olas humanas.

En mi opinión, cretinos y estúpidos es el perfil que dan los conversos al deportismo (ya ves que le he cambiado el nombre a la religión, para abrazar a los nuevos feligreses de Montmeló).

Juan Puñetas 20/2/08, 23:38  

Lo que cambia el mundo, tío Facundo. Todavía recuerdo (porque me lo han contado y porque lo oía in situ) cuando en las postrimerías del franquismo, los que iban de izquierdas y críticos del sistema (unos cuantos gatos, aunque luego salieron antifranquistas hasta de debajo de las piedras) decían que el Régimen usaba el fútbol para perpetuarse y "distraer" al personal. Hoy día, en cambio, poco menos que la gran mayoría (los de izquierdas, los de derechas y los mediopensionistas) ven el fútbol como un medio de liberación.

Los desatinos y burradas de entonces dieron paso a las de ahora.

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