12 de marzo de 2008

CHICA LISTA, CHICO TONTO - EMPIEZA EL CHOU OLÍMPICO

CHICA LISTA, CHICO TONTO. Seguro que este articulillo gustará mucho a más de una feminista bilirrubinosa. Pero es que dónde va a parar la una y el otro. La chica, aunque ya gaste los mismos años que el añejo Puñetas, es Martina Navratilova, que hoy es noticia porque ha recuperado la nacionalidad checa, ahora que por allí los tanques soviéticos sólo están en las fotos del horror comunista. Está por hacerse todavía la simbiosis peliculera entre el deporte y la política, reflejando las historias de muchísimos deportistas que han tenido que emigrar de sus países para poder trabajar en lo suyo, que han sido carne de cañón de sus respectivos Estados totalitarios o que han devenido en puro montaje propagandístico. En fin… Doña Martina, toda una señora en las pistas de tenis durante muchísimos años, tuvo que largarse de su país porque "mi federación no me permitía jugar en territorio americano, donde se disputaban la gran mayoría de los torneos y así no podía continuar con mi carrera". Eran los gélidos años de la Guerra Fría entre los USA y la URSS, más sus respectivos satélites. Martina (que no abandona la nacionalidad estadounidense) mantiene lazos familiares y profesionales con su país de nacimiento. Cuando nos hacemos mayores la infancia asoma a nuestros ojos con más vehemencia y cariño. Retornamos la vista hacia aquellos años, paisajes y vivencias. No es bueno olvidar y aunque no tengas ninguna necesidad siempre viene bien regresar al claustro materno y familiar, donde también se engloban las calles en que jugamos, la tierra que estrujamos con las manos y el cielo con el que tuvimos nuestros primeros sueños. Me encantó siempre verla en las pistas de tenis, inclusive su valentía al declararse lesbiana. Ahora que, para valiente, ese chico atontolinado llamado Lewis Hamilton, corredor de Fórmula I, que a sus pocos años se cree muy listo simplemente porque conduce un sofisticado cuatro latas a 300 por hora. En una entrevista que acabo de leer demuestra su escasa formación intelectual diciendo majaderías de este tenor: “Tras el último año, ahora tengo más experiencia, soy un poquito más viejo y mucho más sabio”. Y explica, el muy tonto, que ahora es más sabio porque sabe qué esperar, es consciente de su preparación y porque sabe ahorrar energía. (¡Menuda paradoja en la Fórmula I!). Tenemos un sabio viejo o un viejo sabio que se pasa la mayor parte de su tiempo encajonado en un bólido viendo como la vida transcurre veloz tras el asfalto, llevado en volandas por los mass media hasta la mayor de las obscenidades: hacerle creer que es alguien importante. Sólo lleva un añito en el candelero, todavía no ha ganado ningún campeonato, pero ya se cree el rey del manbo. Bienvenido al club de los sabios, querido tonto. (Dicho sea, por supuesto, sin el más signo de mala leche o insulto. Es una manera de hablar o de entendernos).


EMPIEZA EL CHOU OLÍMPICO. La China chinesca, la del uniforme uniformado y la de las masas masificadas, la China de los derechos torcidos y del comunismo capitalizado, ha dado el disparo de salida para las próximas olimpiadas. Veremos grandes acontecimientos, pero el primero ya está aquí: la cara norte del Everest, la cara tibetana, ha sido cerrada a cal y canto. Las olimpiadas universales que cantan los vivales del COI han puesto el candado al monte más alto del planeta, haciéndolo más pequeño y enano. Más o menos, a la altura de los jerifaltes que gobiernan, masacrando o exiliando, a gran parte de su pueblo. Argumentan los sátrapas que el medio ambiente de aquellos lares corre serio peligro. Los mismos que han ampliado la carretera que sube hasta el campamento base para facilitar el paso a la llama olímpica en ese desfile de pasarela habitual y, de paso, para que los turistas puedan llegar hasta la zona con total comodidad. Parece ser que la pasarela antorchera llevará el fuego fatuo hasta la mismísima cumbre del Everest por esa cara Norte. Una estrategia política más de los Juegos chinescos, en un intento de legitimar la soberanía china sobre la región tibetana y de evitar que las protestas aparezcan en las telecacas de medio mundo. Largas tardes de gloria nos prometen los Jueguecitos de la Cochinchina. (Otra manera de hablar…)

2 comentarios:

la aguja 27/3/08, 15:09  

Sólo faltaba que el morenote éste nos saliera filósofo. Seguro que contaba con una cohorte de aduladores que pretenderían canonizarlo en vida. Aunque muchos seguidores no iba a tener por estas Españas, que aquí tenemos ídolo patrio y no se nos puede tocar. Un servidor, que es ignorante y gusta oficiar de ello, no acaba de entender cómo es posible que la tontería esa de los colores son los colores se haya traspasado del fútbol a la fórmula guan, donde está más que claro que los pilotos sólo se preocupan de ellos mismos y de que sus egos sigan engrasados y bien alimentados. El otro día me decía una señora muy guays ella, en el mismo corazón de la Asturias más estúpida, que ella era "alonsista". Joder, Puñetas, si es que vivimos en un país de catetos.

Sobre el tema de los JJ.OO. de Pekín, yo de momento no voy a decir más que aquello de "chinita tú, chinito yo", que cantaba Miliki. Que ya llevo diciendo bastante desde hace cuatro años (recuerdo que todavía hacía mi bitácora en HTML cuando escribí la primera crítica al COI y sus mariachis). Pero si voy a vaticinar que lo bueno está por llegar todavía. Tiene que llover, tiene que llover, a cántaros…

Juan Puñetas 31/3/08, 20:47  

El problema cada vez más grave de los deportistas de élite es que deben empezar desde muy pequeñitos para tener luego un lugar bajo el sol del éxito. Y claro, descuidan los estudios salvo que tengan unos padres o protectores a los que les interese más la inteligencia de su mocosete que la fama y la pasta gansa que pueda ganar en un futuro. Así que ahí tenemos al nuevo Sócrates de la Fórmula I sin haber pasado antes más que por la escuela elemental. Claro que lo de la escuela es lo de menos: el gran aprendizaje se hace fuera de ella y de ese cementerio de elefantes llamado universidad, pero es que ni por libre se cultivan. Digo yo que, con todo lo que tienen que decir estos famosetes del deporte y de otros menesteres, y con lo que ganan, bien podrían tener en nómina un asesor cultural o lingüístico o simplemente para actuar de apuntador en las diferentes ruedas de prensa y entrevistas, evitándoles así hacer el ridículo. Parece, sin embargo, que el dinero que emplearían en esta contratación lo consideran tirado a la basura o inútil. Una esterilidad y un despilfarro.

En lo del chou olímpico, como dices, quizás lo mejor esté por llegar aunque tengo la impresión que el pulso que se le está echando a la China mandarina por parte de los tibetanos lo va ganando ésta por goleada. Los Juegos se celebrarán, no habrá boicot alguno y los periodistas allí destinados se dedicarán a ver y disfrutar de la sopa boba que los mandarines chinos les pongan todos los días. Ni ver, ni oír ni hablar. Sólo transmitir lo que les digan. El negocio es demasiado redondo para perder unas migajas por una cosa tan nimia como los derechos humanos de unos tipos que se reproducen como conejos y que sólo comen arroz.

Fuera tópicos de sano cachondeo, sólo nos va a quedar eso: reírnos de las olimpiadas como nunca nos hemos reído de ningún acontecimiento deportivo. O adoptar una táctica más sencilla: no decir de ellas ni mú. Tiempo habrá, que antes llegará la Eurocopa y ya andan los medios preparando el terreno. Ya sabes, somos unos de los favoritos, apúntate a Digital Plus y verás las patadas y codazos en alta definición. El negocio funciona así: te venden un cuento chino y luego si te he visto no me acuerdo. Una vez que ya has pasado por taquilla no te devuelven la entrada aunque el espectáculo luego sea un puro fraude.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).