16 de marzo de 2008

VICIOS PRIVADOS, VIRTUDES PÚBLICAS


Ya les supongo informados sobre el famoso duelo que se avecina entre el Consejo Superior de Deportes, o sea, el mismísimo Gobierno de España y la Federación Internacional de Fútbol, vulgo FIFA, junto con su oficinilla local, la Federación Española del señorito Villar. La cosa va de egos y de pelotas. Una orden ministerial sacada de la manga y la remanguillé quiere regular las elecciones para todas las federaciones estableciendo que las no olímpicas y las olímpicas no clasificadas para los juegos de Pekín, como el caso del fútbol, deben iniciar sus procesos electorales en el primer trimestre de este año, al que ya le quedan pocos días.

A esta imposición bastante gratuita ha respondido Ángel María Villar diciendo que él es mucho señorito y que nadie puede quitarle unos meses de gloria federativa. Vamos, que las elecciones tienen que ser a final de año porque así lo dicen sus estatutos peloteros y así será. Los clubes le apoyan, no se sabe porqué o si se sabe pueden ustedes imaginárselo: el futbolín es intocable.



El duelo, con semejantes cabezones, está servido. Pero Villarín le duraría a Zapatero y su jefe de personal, Jaime Lissavetzky, lo que un pastel a un goloso crónico: medio segundo. Es ahí donde entra el camarada Joseph Blatter, jefe máximo del furbo mundial, es decir, alguien con más poder que cualquier presidente de gobierno, incluido Zapatero. Así que, por si tenía pocos problemas nuestro flamante ganador de las últimas elecciones, ahora se le viene encima este peligrosísimo cacao Mucho talante y mucha diplomacia interpuesta va a tener que echar para salvar los muebles. “No hay amenaza ni presión, pero si toman cualquier decisión contra la Federación Española no tendremos más alternativa que intervenir. Estamos esperando la respuesta de las autoridades españolas, que deben entender que no tienen que intervenir en las organizaciones deportivas” –ha dicho el gallito italiano, jefe de la casa fifosa. Los cimientos del Estado han empezado a temblar con las amenazas del carcamal blattero, que puede hacer que España quede fuera de la Eurocopa y nuestros clubes de las competiciones championísimas. (A su lado, la derrota de Trafalgar sería una minucia ridícula).



¿Y ahora qué hacemos, ein, los que pretendemos ir por la vida de objetivos y neutrales, cosa que casi nunca conseguimos? ¿Tiramos una moneda al aire para ver a quien de los dos duelistas

apoyamos o repartimos nuestros cantazos hacia ambas cabezonerías y cabezotas?



Don Villar va camino de los 20 añitos seguidos como presidente de la Real (?) Federación Española de Fútbol. Con tantos años currados a las espaldas, no puede rasgarse las vestiduras en plan tiquismiquis porque el CSD quiera adelantarle unos meses las elecciones. Además, es vicepresidente de la FIFA, así que aunque todo fuese una estrategia de don Lissavetzky para apartarlo del poder, siempre le quedará ese otro chollo. El quid de la cuestión, ya digo, es que ni don Villarín ni su jefe, el tal Blatter, quieren que les mangoneen el negocio, aunque quienes lo hagan sean los mismísimos gobiernos democráticos. Por el contrario, ellos sí se consideran legitimados para chupar de las tetas de los Estados en beneficio de su propio negocio privado. Si la orden ministerial representa objetivamente una injerencia gubernamental en los terrenos íntimos de la Federación, vale, de acuerdo. Pero que estos señoritos se apliquen el cuento: ni un puñetero duro público para su negocio tan privadísimo. Nada de recalificación de terrenos para favorecer los pelotazos urbanísticos de los clubes. Nada de levantar costosísimas infraestructuras para que ellos monten sus campeonatos mundiales. Nada de meter policía, personal sanitario, etc en los estadios: que lo paguen los clubes, la Federación, la UEFA, la FIFA, su presidente y vicepresidentes. Repito: ni un puñetero euro público obtenido de nuestros impuestos para costear o aligerar las arcas de estos entes y personajes tan privadísimos.



Si don Villarín y don Blatterín están de acuerdo, adelante con los faroles. Y si no lo están (que no, si conoceremos el paño…), entonces el Gobierno tiene todo el derecho del mundo en meter sus narizotas para regular algunas cuestiones privadas de unas Federaciones y clubes que comen de lo público a dos carrillos. La peli ("Vicios privados, virtudes públicas") la tenemos ya demasiado vista.

2 comentarios:

la aguja 27/3/08, 15:14  

A día de hoy, y mira que ha llovido (y nunca mejor dicho) desde que has escrito este artículo, se guarda un tremendo silencio sobre el particular.

Han pasado las elecciones nacionales y este mutis a mí me huele a una de dos cosas, si no a las dos: o bajada de pantalones legislativos del CSD, o defenestración del Lissa, que parece que ha salido elegido diputado (iba de número siete por las listas de Madrid) y va a irse a algún cementerio de elefantes, tal vez a poner orden en la federacion socialista madrileña. Y allí seguirá con su manía de regular vía decreto y a lo mejor sus compis le ponen en su sitio. Mucho daño ha hecho este señor al deporte nacional con su ansia de figurar.

Juan Puñetas 31/3/08, 20:31  

A mí también me huele este silencio a chamusquina. Quizás lo de las elecciones les ha venido muy bien a ambos bandos para establecer estrategias. Quizás haya que esperar a ver quien es el nuevo jerifalte del deporte en España dentro del gobierno zetapenano. Lo único que está claro es que Villar piensa morirse con las botas puestas bien sea en la RFEF, bien sea en la FIFA o donde se chupe bien y se trabaje poco.

Esperemos acontecimientos refugiados detrás de los matorrales. Porque digo yo que algo pasará, ¿no?

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