11 de junio de 2008

LA CAMPEONA AFGANA

Estamos estos días asistiendo a la Eurocopa futbolera, contemplando los grandes fenómenos de masas que provoca el fútbol. Los equipos clasificados mueven millones de euros en sus desplazamientos, con extensas concentraciones, buenos hoteles, excelentes comidas y todo tipo de seguridades para que a los niños mimados de la pelotita pinturera no les falte ningún capricho. Nadan en la abundancia y algunos tienen más millones que pesan. Las masas les aplauden a rabiar e incluso sus miembros más fanatizados tienen puestos sus caretos en la mesilla de noche. Algunos son capaces hasta de arrodillarse para rezarles un padrenuestro. ¡Queremos un gol tuyo, San Villa!


Pero no todo el deporte luce con estos fulgores y oropeles. Estamos en puertas de las próximas Olimpiadas, donde la desigualdad ya es más evidente. Allí acudirán países ricos y algunos países pobres, deportistas con la vida resuelta para cuatro reencarnaciones (tipo Nadal o Gasol) y pobres practicantes que se darían con un canto en los dientes si logran salvar el pellejo físico antes o después del evento. Porque a veces ser deportistas en según qué lugares es más arriesgado que escalar el Everest con alpargatas y con sólo un trozo de pan entre las manos. Tal es el caso de Mehbooba Ahadyar. Me he enterado de su existencia a través del suplemento dominical XLSEMANAL y hago aquí un breve resumen porque su esfuerzo y valentía merece quedar grabado también en las paginillas del ARCO con unas sentidas letras de homenaje y admiración por parte del Puñetas, no despachando el asunto simplemente con un enlace internetero.


Mehbooba es una mujer afgana de 19 años. Vive en un país donde siguen gobernando la vida y hacienda de las gentes unos hijos de puta llamados talibanes, a los que literalmente habría que borrar de la faz de la tierra (hoy no estamos por la labor de ser políticamente correctos), aunque como todos los desalmados y cafres, la vida suele sonreírles. Nuestra heroína, atleta de medio fondo, vive amenazada de muerte. Los grandes cabestros fundamentalistas no entienden de deporte ni de vida ni de alegría ni de sueños. Mehbooba será la única mujer afgana que acuda a la Olimpiada China si antes no la matan. Lleva tres años preparándose y no está dispuesta a rendirse a última hora. Lo hace prácticamente a escondidas pues el régimen taliban reniega del deporte en la mujer (y de otras cosas). Ya saben que ni siquiera acepta que vaya sola por la calle o que muestre la cara al sol de la mañana. Por eso nuestra pobre pero cojonuda mujer ha de entrenarse en las peores condiciones: en un “estadio” donde los talibanes ejecutan a sus víctimas, donde los alambres de espino lo cercan a modo de campo de concentración y donde no hay nada más que cemento. Por supuesto, ella corre con pañuelo y ropa que cubre todo su cuerpo.



Afirman en la revista que su familia la apoya, aunque todos andan asustados. Los niños de los vecinos, y seguramente los mismos vecinos, se ríen de esa loca a la que ven todos los días pasar corriendo por delante de sus pobres casas y de sus cabezas huecas. La Ahadyar, si logra llegar viva a Pekín y le autorizan a competir con una ropa que no sea tan ajustada y ligerita como la de la mayoría de las atletas rivales, tendrá el honor de quedarse la última en la serie que le toque. Sin embargo, a veces los últimos son los primeros. Confiemos que, en nombre del casi ya fenecido espíritu olímpico original, se permita correr a esta chica en Pekín. Llegará a una minutada de sus competidoras, pero probablemente se llevará la mayor ovación de la carrera. Por valiente y por ser una mujer de bandera.


Desde aquí pediría a los programadores de las telecacas que retransmitirán las olimpiadas, que no nos dejen sin las imágenes de la bella Ahadyar. Y si son en directo y anunciadas previamente, mejor. No todos los días se tiene la oportunidad de aplaudir a rabiar a una campeona que, aún quedándose la última, gana la carrera. Todavía hay ocasiones en que el deporte puede hacernos vibrar el alma.

2 comentarios:

la aguja 17/6/08, 0:22  

Pues esta chica practica otra religión, la del deportismo (no todo va a ser futbolismo). Fíjate hasta qué punto puede esta chica sentir la llamada de esa nueva religión, que se juega la vida (literalmente) por competir.

No me extraña que las mentes mediavales de esos países prohíban a las chicas correr por las calles. Se trata de no perder cuota de mercado. Supongo que lo entienden como dos religiones frente a frente. O sea una afrenta (juego de palabras no muy afortunado, lo sé).

Que digo yo que para estas mentalidades medievales cualquier cosa que haga pensar a las personas es un peligro a su religión. Mientras los tienen "mentalizados" en su religión no se les escapan. Cuando sus súbditos miran para otros lados es cuando estos imanes y ayatolás se vuelven celosos.

Pero bueno, por estos mundos occidentales estamos igual. Ahora los políticos europeístas (nótese la ventosidad del final de la palabra) quieren censarnos a todos los bitacoreros (bloggers) para poco a poco irnos maniatando y amordazando.

Pensar es peligroso (para el poder establecido).

Juan Puñetas 27/6/08, 19:36  

Aún suscribiendo por completo lo del deportismo (tema al que habrá que meter mano una temporada de éstas, dado que cada vez se vive más como religión que como espectáculo), no me negarás que la chica le echa bemoles. Quizás sólo desde una creencia tan fuerte como el deportismo saque las fuerzas para jugarse la vida ante esos homínidos burrescus llamados vulgarmente "talibanes". A mí, aunque se escondan detrás motivaciones que no comparto, cuando alguien se juega el pescuezo por algo en lo que cree (siempre que no ponga en peligro la vida de los dem-ás), merece que le aplauda con las manos, las piernas y las orejas.

Lo lamentable es que, como señalas, por estos mundos occidentales que se creen las maravillas de las maravillas cuando se ponen enfrente del espejo de esos talibanes o los tíos del rutbante, también cuecen habas y habones. La opinión libre refleja un pensar que en en algunos casos puede ser también libre y eso, naturalmente, es peligroso. Los bitacoreros no correremos peligro de muerte pero hay formas muy sutiles de matar sin que a uno lo tengan que meter en una caja de pino o de caoba.

  © Blogger template 'Greenery' by Ourblogtemplates.com 2008

¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).