7 de septiembre de 2008

PUIG-CHORRADAS

 
Puig, ex diputado de Ezquerra (es un decir) Republicana de Cataluña y en la actualidad, a pesar de la enorme competencia, número uno en el hit parade de los políticos "cardo borriqueros" de este país de países y de paisecillos, se descolgaba a finales de agosto (en realidad durante todo el verano, en realidad durante todo el año, en realidad desde que lo conocemos públicamente) diciendo unas cosas que nos hicieron mucha gracia. Tanta que la hemos guardado hasta hoy para así poder rendirle un homenaje chistoso:

"Todo el mundo se atreve a pedir compromiso por el país a intelectuales, artistas, músicos y creadores culturales, pero parece que pedir compromiso a los deportistas sea un tabú. (...) Yo creo que, al contrario. Una clase  privilegiada como los deportistas de primer nivel tiene la obligación de tener un compromiso con el país, y no costaba nada tener un gesto hacia Cataluña y no hacer caso de las amenazas del Comité Olímpico Español".

El ultra nacionalista don Joan convocó una rueda de prensa para criticar la actitud de los tenistas Rafael Nadal y Tommy Robredo, que durante las olimpiadas no habían tenido ningún gesto público de amor o ternura hacia el país catalán: ni se envolvieron en la bandera cuatribarrada en las pistas de juego, ni fueron capaces de hacer una pintada en los servicios de la Villa escribiendo “Visca el Barça” ni tomaron productos de la tierra para aliviar la inevitable morriña. Nuestro Puig, guardián de las esencias patrias, se vio en la obligación de convocar a la servil clase periodística para poner a parir a los tenistas. Tras la evacuación de las memeces habituales quedose descansado  y fuese a cobrar la nómina mensual con la conciencia bien tranquila.

Antes de la Puigcharlotada, aunque estábamos de vacaciones en el Arco, las habíamos interrumpido con el dolor que es notorio para criticar gráficamente a la  señora De la Vega (vicepresidenta del Gobierno) por manifestar, poco antes de los Juegos Olímpicos y en plan sargento, que los deportistas tienen que hacer lo mismo que los famosos tres monitos: ni oír, ni ver ni hablar sobre cuestiones políticas. Para eso ya está ella, que cada vez que abre la boca sube el pan y así está de caro. Desde nuestro irracional punto de vista cada deportista puede y debe hablar de lo que le dé la gana, aunque se equivoque, como lo hace cualquier hijo de vecino. Otra cosa es que los demás tengamos que decir "amén" a sus paridas  simplemente porque las ha dicho el dos veces Campeón del Mundo de levantamiento de raqueta o el medalla de plata en gimnasia arrítmica. La autoridad deportiva que les adorna no tiene porqué venir correspondida con una autoridad en otros campos. Pero de ahí a que se les quiera silenciar va un abismo. El poder político tiende a aprovecharse de la imagen y de los éxitos de los deportistas y en cambio tolera de mala manera que éstos opinen en su contra o pasen de su habitual sinvergonzonería.

Don Joan (volvemos al ultra cortijero) también tenía recaditos que dar, sobre todo a esos chicos mucho más guapos, ricos y famosos que él -como son el Rafa y el Tom- porque no llevan a “su” tierra en la cartera, cosa que él hace hasta cuando va al WC. El tipo se cabrea porque no están tan “comprometidos" como él con la geografía natal.  Ay, pobre hombre, qué importante se cree, qué benefactor de Cataluña se piensa, que catalán de pro se ve, el muy cegato. Lo malo no es su altísima autoestima nacionalista; lo increíble es su pretensión de que todos sus conciudadanos –en el colmo del mal gusto- sean , sí, sí, como él. Y claro, entonces es cuando el camarada se nos antoja un borde, empieza a caernos mal y nos da la risa.

El problema con Nadal es que éste no es catalán (dicen que mallorquín, que no es lo mismo, aunque con el dinero que tiene ganado, puede comprar su libertad geográfica y presumir de no ser de ninguna parte y de todas) y, claro, repartir carnés de identidad falsos es una metedura de pata que debería haber acabado con la carrerilla circense de don Puigchorradas si en este país –y el suyo- exigiésemos a los políticos la misma calidad y excelencia que a los deportistas. Pero bueno, a don Puag  eso de pasar por un ignorante, se la trae floja.

2 comentarios:

la aguja 11/9/08, 15:18  

Éste infeliz, dolido por haber sido relegado por la actualidad deportiva (algo duro de aceptar para cualquier político eso de ser relegado ya sea de la actualidad o de la poltrona) ha conseguido llamar la atención sobre su persona.

Lo ha conseguido. Así que yo le aplaudo por conseguir lo que se propone.

Tambien, estoy de acuerdo con él en que Nadal no representa a España, pero es que tampoco representa a las Islas Baleares, ni a Cataluña, ni a Manacor…

El chaval se representa a sí mismo y a su empresa familiar (parece que el Interviú trae esta semana información suculenta sobre el particular); y como mucho, cuando juega la Davis, representa a la federación española de tenis.

¡Vamos, ya!, don Joan. Yo no le compro esa mercancía caducada. A otro perro con ese hueso…

Juan Puñetas 11/9/08, 23:15  

El camarada (de la Falange nacionalista catalana) es un experto en llamar la atención. Lo tiene bien fácil pues el número de tonterías que puede decir hoy día un político es infinito sin que se le caiga el pelo. El problema es que los demás nos reprimimos en ellas y hasta nos autocensuramos al tratar a personajes como éste mientras que ellos no tienen ningún problema en decir lo que se les viene a la cabeza. (Ojo, que he escrito "cabeza" y no "cerebro"). Pero, allá películas, que no seré yo tampoco quien salga defendiendo al niñito de Manacor...

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