9 de octubre de 2008

DE REGRESO A LA BARBARIE

Holanda ya no es lo que era. Los antiguos progres derivaron en halcones y ahora -convertidos ya en unos degenerados- aplauden hasta con las orejas que niños de 6 años en adelante se partan la cara en un ring ante miles de espectadores sedientos de bellas emociones. El argumento es que hay que canalizar la agresividad y la energía de los chavales evitando así que la ejerzan en las calles. Los críos, los padres, los vecinos y hasta las prostitutas del barrio rojo se felicitan por tan maravillosa medida educativa e higiénica.  No es sólo en el país de los tulipanes donde se han emborrachado con esta creencia, pero uno tenía a los Países Bajos como un país un poco más serio y decente. Los chicos aprenderán a controlar la violencia, a reforzar su autoestima y a fortalecer la disciplina interior. Sí, eso dicen los desnortados expertos psicopedagógicos, vendidos al poder y a lo que haga falta. Tras llegar a la cúspide civilizatoria algunos están tomando el camino de vuelta, de regreso a la primitiva barbarie, a una velocidad verdaderamente admirable.  
 

5 comentarios:

Anónimo 13/10/08, 17:19  

Nadie criticaba cuando nos pegaban los maestros en el colegio, tan bien nos arreaban los padres en casa y los chaveas mayores en el patio y nadie decía nada. Ahora porque se dan dos hostias los niños entre sí y con protecciones para no hacerse daño la gente lo critica. En esta mierda de sociedad menguante todo es fachada y parecer muy progre.

Juan Puñetas 14/10/08, 22:00  

A la vista de sus argumentos y de los míos, salta a la vista que no coindimos. Mejor dicho, coincidimos en lo de "sociedad menguante" y en lo de la fachada progre, lo cual demuestra que todos los caminos conducen a Roma, o sea, a la decadencia del imperio. Que dos mocosos se den mamporros en un acto público, con dinero de por medio,todo muy profesional y aséptico, mientras sus papás cuentan muy complacidos el billetaje de la velada, ni siquiera se les ocurrió a aquellos romanos tan brutotes.

la aguja 15/10/08, 0:07  

Aunque impetuoso y vehemente en su exposición, creo entender lo que quiere decir el primer comentarista. Ahora bien, tú has dado en el centro de la diana. Lo censurable es que se sirva como espectáculo. Que se den algún mamporro los niños no es del todo censurable. De hecho al boxeo se le llama el noble arte y su aprendizaje es una de las mejores gimnasias que se conocen. Los entrenamientos deben ser supervisados por profesionales (para mí el concepto de profesionalidad tan sólo obedece a factores de calidad). Y a la fase de combate libre no hay por qué llegar hasta que se alcancen ciertas edades. Lo reprobable es que se presente en un espectáculo, aunque sea, como me temo que ha sido, como una exhibición infantil. Hay que cuidar las formas, y más el boxeo en una sociedad pendeja y no sé qué más, en lo que ambos estabais de acuerdo. Los franceses tienen toda una pedagogía desarrollada en torno a la savate-boxe française, y los niños evolucionan sobre el cuadrado con algo que llaman dúo (me parece recordar), que no es más que una suerte de coreografía ensayada por ambos niños/niñas, porque además en edades infantiles se practica de forma mixta (qué contenta estaría la Aído… ¿o tendría que ser Aída?).

Juan Puñetas 19/10/08, 19:47  

"Que se den algún mamporro los niños no es del todo censurable". Hombre, eso es lo que pasa en todos los recreos escolares del mundo, pero el manual del profe supongo que dirá que en estos casos no hay que reirles las gracias a los mozos o mozas y que hay que reprenderlos con la cantinela de lo bella que es la paz, la educación, el respeto mutuo y otras zarandajas. Así que de peleas nada, aunque sea jugando en broma. Supongo que eso será -más o menos- lo que ponga el manual porque yo no he visto en ningún periódico ni tele que algún profesor haya animado a los alumnos peleones a seguir peleándose.

Deduzco de aquí que si los que trabajan con niños andan por estas cosas, el mensaje de algunos padres que consiste en "si te pegan, tú más" o "antes que te den, túa arrea" no será muy educativamente correcto. No digamos algunas prácticas públicas de maporros infantiles como las que denunciaba en el articulillo.

Yo sólo creo que habría que ponerse de acuerdo en los criterios de valoración porque al final quienes van a acabar con la cabeza mareada y como un trompo van a ser los chiquillos, que oyen unas cosas en los colegios y otras en casa y en la calle.

(Dicho todo ésto por alguien al que ni siquiera el noble arte del boxeo le hace tilín. Más bien, tolón, amiga Aguja).

la aguja 25/10/08, 1:14  

A lo mejor he sido mal interpretado, o quizá no me he sabido explicar, o también puedo estar equivocado.

Con lo de algún mamporro suelto lo que quiero decir es que si los niños juegan a pelear puede escaparse algún golpe. También es posible que cuando aprendan a andar en bici se caigan y se hagan daño.

Cuando digo jugar a pelear lo digo en un sentido lúdico (no digo que se peleen). Que se puede jugar a luchar es algo que todo el mundo entiende. Pero se puede jugar a pelear con unas reglas (la primera advierte de no hacer daño al compañero).

La coordinación que proporcionan estos deportes de combate es excelente: el trabajo por igual de ambos hemicuerpos, el trabajo independiente del tren superior y del inferior, la interacción con el compañero... Y no es necesario golpear al compañero para obtener estos beneficios.

Lo malo, nocivo, molesto, vomitivo, de la foto que presentas es que ese combate forma parte de un espectáculo de pago. (Y la gente a buen seguro aplaudió a rabiar en la creencia de que así animaban a los chavales).

Igual que no es de recibo inscribir al niño que está aprendiendo a andar en bici en un concurso de descenso de montaña y animarle a que gane lanzándose a tumba abierta.

No son pocos los padres y pedagogos que alientan a los niños a practicar artes marciales: karate, taekwondo... Quítale las protecciones a los mocosos de la foto y tendrás el karate o el taekwondo.

Igual estoy equivocado, pero hablo desde una experiencia de 25 años practicando artes marciales y deportes de combate. A mí me gustaría que mis hijos aprendieran a pelear y a defenderse en el deporte y en la vida, de la misma manera que me gustaría que aprendieran a respetar a los demás y a honrar a sus compañeros y antagonistas en el deporte y en la vida.

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