19 de diciembre de 2008

FUTBOLISTAS EN LAS PÁGINAS DE SUCESOS

 
En cuestión de días han sido noticia en España tres futbolistas, no por cuestiones profesionales si no extradeportivas. Concretamente, por tener la mano y la lengua muy largas. La cosa habrá de sustanciarse en sus justos términos por la vía de los tribunales pero hasta que se produzcan las pertinentes sentencias nadie les va a quitar el sambenito de ir por el mundo creyéndose los reyes del mambo.

* Sergio Ramos ya ha sido condenado en firme por un puñetazo que arreó a un periodista. Este ha manifestado que “Ramos estaba rodeado de jóvenes muy guapas cuando me pegó un puñetazo. Yo sólo le pedí permiso para grabar unas imágenes y mira cual fue su reacción, supongo que para chulear delante de la gente que se encontraba en el lugar”. Cuentan las crónicas que el futbolista ni se presentó al juicio. Pa qué…

* Lo de Victor Valdés ocurrió en un cine. Todo empezó cuando su acompañante femenina, en medio de la peli, encendió un cigarrillo. Un espectador quisquilloso le debió recordar que no se fuma en ciertos lugares o que le molestaba el humo. El caso es que afirma haber recibido un puñetazo en la cara sin mediar palabra y que posteriormente aquel tipo remató la jugada  abalanzándose sobre él, lo que requirió la intervención de los acomodadores y otras personas que estaban en la sala. El violento del cine resultó ser –oh sorpresa- el afamado portero del Barça, quien fue retenido por los espectadores hasta que llegó la policía.

* El tercer rompepelotas pillado en plan poco cariñoso con el personal ha sido el defensa colombiano del Sevilla Aquivaldo Mosquera, quien amenazó a un periodista del diario AS con estas bellas palabras: "Si sigues escribiendo así de mí te va a pasar algo peligroso". La amenaza se produjo delante de numerosos testigos, incluido el delegado del Sevilla, cuya rápida mediación impidió que el incidente fuese a mayores.

Ya hemos escrito alguna vez en el Arco que bastantes afamados futbolistas deberían cuidar sus formas dentro del terreno de juego, donde suelen dejar bastante que desear en cuanto a educación y respeto hacia el rival y el público que paga. Hasta hemos reclamado que a algunos los envíen a la escuela por la tarde como medida profiláctica ya que ganan demasiado dinero y tanto tiempo libre invita a la excesiva relajación. Ahora, de seguir la epidemia de Ramos, Valdés y Mosquera, va a ser cosa de que estos tipos –si es cierto lo que sus  agredidos han contado, que en el caso de Ramos ya se da judicialmente por probado- reciban una severa reprimenda en sus puestos de trabajo y en el ámbito público. Queremos deportistas fuertes, sanos y bien educados y si no saben aguantar la presión, que se dediquen a la petanca; si no saben controlar sus instintos “asesinos” (que al parecer les vienen muy bien para el fútbol), que aprendan a distinguir un estadio de un bar, un cine o un hotel; y si no entienden que así no se puede ir por la sociedad civil, que los metan en vereda educándolos convenientemente sus clubes respectivos que son –a la postre- los que les han subido al embarrado pedestal de idolillos de multitudes. 

2 comentarios:

la aguja 6/1/09, 4:38  

Hoy ha sido Kameni. Aunque ha sido mucho más civilizado que estos otros rompepelotas (por lo del fútbol lo digo, ¿eh?).

A lo mejor es que la presión a que están sometidos estos profesionales debe salir por algún lado.

Claro, que entonces deberían tenerlos encerrados hasta que se les pasara la mala uva, no vaya a ser que anden sueltos por las calles gentes al borde de un ataque de nervios...

En fin, que mi comentario deriva por donde no quería...

De los tres casos que comentas, y sin justificar eso de andar pegando, en el caso de Ramos lo cierto es que el tipo se pasó de pesado con lo de grabarle.

En cuanto a lo de Aquivaldo es que estos periodistas se creen con derecho a erigirse en jueces de algo que ni entienden ni llegarán nunca a entender más de lo que un mero aficionado al fútbol es capaz de ver. Como los forofos de hoy con Kameni.

Es durillo ser enjuiciado y puesto en la picota por gentes que no entienden de la misa la mitad.

Me gustaría que alguien pusiera nombre a la "violencia pasiva", para empezar a combatirla (¡ahí, Bibiana, ahí!). Esa en la que algunos son verdaderos maestros, provocando a los demás, malquistando, rallando (sí, con elle), insidiando... y poniendo carita de mosquitas muertas. Luego, cuando al paciente agredido se le acaba la paciencia y salta, sólo se ve un acto desproporcionado ante un "leve pisotón sin importancia".

Violencia pasiva lo llamo yo... Seguro que ya hay buenos trabajos sobre el particular.

Juan Puñetas 11/1/09, 21:19  

Supongo que en muchas ocasiones, como afirmas, sólo vemos el acto desproporcionado (que llama mucho la atención) mientras que la chinita y la zancadilla de cada día nos pasa desapercibida. Pero también es cierto que hay profesiones en que hay que lidiar con estas cosas, usando la mano izquierda, la templanza y hasta la bondad. Y la inteligencia, por supuesto. Estoy pensando en los policías, los jueces, los profesores, el personal sanitario que briega con el público y tanta gente que tiene que callar o aguantar, a veces demasiado y a veces ante ignorantes de tomo y lomo que parece que no distingan la hache de la be.

Los deportistas en general y los futbolistas en particular están sometidos a enorme presión mediática y de la otra, pero su deber entiendo yo que debe ser aguantar, dar quiebros o responder de manera inteligente a las provocaciones, algunas verdaderamente inadmisibles. Es lo que hay y tenemos lo que tenemos. Desgraciadamente...

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