30 de septiembre de 2009

VIVO SIN VIVIR EN MÍ

Vivo sin vivir en mí,
y de tal manera espero,
que muero porque no muero.
(Sta Teresa de Jesús).
Anda el escribiente como la santa, salvando lógicamente las distancias de tiempo y creencias. Y es que estos últimos días de espera se me están haciendo eternos. Máxime con la presión mediática a la que soy incapaz de no sucumbir. Sí, sé que huyo de la realidad, como casi todos, pero eso es sano. Porque la apuesta merece la pena. Llevamos tantos años detrás de ella... Claro que a mí no me ha dado un duro ni me va a dar; muy al contrario, la cosa puede que me cueste (nos cueste) algún que otro nuevo pellizco impositivo del bolsillo, pero… ¡se les ve tan felices, tan ilusionados, tan, tan…!

Allá que se han ido hoy hacia el norte rico en busca de El Dorado. Cuatrocientos selectos representantes del deporte, la política y el famoseo. Cuatrocientos, que se dice pronto, gastando por un tubo con el dinero ajeno, aunque todo dispendio es poco si se consigue la gloria futura. No me pregunten quién paga eso porque es una pregunta algo tonta: pues usted, yo y el vecino. Como todos los sueños y todos los fracasos. Eso sí, las verdaderas ganancias se las van a llevar “ellos”. Y por eso se han ido todos allí, del rey para abajo. No se unen ni para evitar que la economía se vaya a freír espárragos o la educación salga de la cloaca, pero el acontecimiento futurible les une como amigos, a Zapatero y a Rajoy. Qué digo amigos, hermanos de sangre y leche. Y no somos los únicos. El gran Jefe del Imperio también acudirá a la cita “defendiendo” a su país. El que -por razón del cargo- no se arrodilla ni ante dios ni ante la historia, lo mismo baja la testuz estos días con tal de conseguir que su país resulte ganador de la nueva Tierra Prometida: las olimpiadas del 2016.

La palabra la tienen un centenar de caballeros, y algunas pocas caballeras: aristócratas, burócratas, antiguos deportistas, hijos de papá… Todos a sus pies, rey y emperador, incluidos.  No se sabe qué decidirán pues los gachones y las gachises son muy suyos y depende de cómo se levanten esa mañana. Cuentan los mal pensados –somos legión- que la cosa funciona más bien por enchufes, simpatías, afinidades nacionales, recompensas… Mas no importa, todos estamos rezando hacia la meca olímpica donde estos sacerdotes hacen su agosto todo el año. El CIO, el COI o el coño de la Bernarda del deporte ¿votarán por Chicago, Tokio, Río de Janeiro o…Madrid? Santa Teresa, Santa Teresa, que salga Madrid, por fa... ¡que si no vamos a coger una depresión de caballo y, algunos, hasta de elefante! Estoy que no duermo de tanta tensión como hay en el ambiente. Sabemos que somos los más guapos, divertidos y mejor preparados de los cuatro aspirantes, por eso no conceder a Madrid la candidatura olímpica de 2016 sería un gran palo, un enorme fracaso colectivo, un desastre que arruinaría la poca autoestima que aún nos queda en la entrepierna y que nos hace incapaces de salir a la calle a protestar por la crisis económica y el paro astronómico mientras que abarrotamos la plaza para mostrar una corazonada: Madrid será olímpico. Sólo por este bello y altruista gesto ya merecemos ser premiados. Sí, en eso estamos, pero que sea pronto, ya, mañana mismo, porque vivo sin vivir en mí con la tensa espera y los sordos rumores que corren de lado a lado: que si Río es el favorito, que si Obama viaja a Copenhague es porque tiene la seguridad de que va a ganar...  Que sea lo que dios quiera, o sea, el COI, pero ¡ya! No quiero estar en ascuas hasta el fin de semana.

Espero que se hagan realidad nuestras fantasías y que - por fin- nuestros mandatarios se dejen de rollos y cuentos y nos cuenten la verdad: cuánto nos va a costar el invento olímpico si al final nos lo conceden y cuanto nos ha costado la broma de presentar la candidatura en balde. Porque estas cosas tan oníricas, aunque luego se hagan realidad, cuestan un potosí. Como nos costó lo de Barcelona y la Expo del 92 o la del Agua reciente. Esos grandes acontecimientos a los que tan aficionados somos (venga pan y circo) no salen gratis ni se costean sólo con publicidad del Corte Inglés y Carrefour. Todavía está Montreal, 30 años después, pagando la deuda de sus olimpiadas del 76. Gran parte de las instalaciones chinas del último circo olímpico se están muriendo de risa dado su elevado coste de mantenimiento y el poco uso que se les da. Las cuentas del Madrid olímpico nadie las dice pero –conociendo al personal- hay seguridad absoluta de pleno al déficit, aunque los chicos de la antigua Filesa y los de la nueva Gurtel sabrán camuflar sabiamente las cuentas, tal como nos tienen acostumbrados desde hace años. Y no hablo del resto de la camada porque son tan catetos que sólo les preocupa forrarse en los feudos periféricos que controlan con mano de hierro.

Bueno, que me muero por saber si de una vez tengo que empezar a ahorrar para el dispendio que tendrá lugar en 2016, si los ricachones del COI tienen a bien concedérnoslo. Claro que hay otra visión más optimista de la misma cosa: los expertos de turno afirman que los efectos beneficiosos se prolongarán por lo menos hasta el 2015 y que la celebración atraerá a dos millones más de turistas. (Me encantan estos adivinos del futuro a cuyo lado Nostradamus era una colilla). Y, por supuesto, la imagen de Madrid y España se potenciará que no veas. Ante tan contundentes razones, y dado que como tales expertos siempre acaban equivocándose porque sólo dicen lo que quieren que digan quienes les pagan, sigo instalado en la duda metafísica, viviendo sin vivir en mí y muriendo por saber si de una vez los del COI nos abren las puertas con el chollo olímpico o nos dan con ellas en las narices. Sólo cabe esperar que si ocurre lo primero la broma no acabe de hundir nuestra maltrecha economía y, si pasa lo segundo, que los señoritos Gallardón y Zapatero –además del Borbón- se den por vencidos y empiecen a aplicar su sabiduría en las cosas de comer todos los días.


2 comentarios:

la aguja 1/10/09, 23:43  

Espera que voy a comprar un marco para este artículo.

Eso sí... Has de hacer la segunda parte "ganemos" o "nos roben", por utilizar un lenguaje acorde con los tiempos y el tema.

El domingo te leo...

Mi pronóstico...: me partiré la table del pecho si gana Chicago y Madrid se cae en la última votación.

Juan Puñetas 2/10/09, 22:45  

Gracias por el piropo, amigo, pero soy de la opinión que debe ser compartido por los que me han inspirado.

Gente mucho más culta, preparada e ingeniosa que el muá tiene en este tema una mina de oro de la que saldría una divertidísima obra de teatro, o película o libro, pero para eso haría falta unas enormes ganas de meter el dedo en el ojo olímpico, político y deportivo que muy pocos son capaces de tener.

No he querido ni esperar al domingo y en un par de horas he querido cerrar este capitulillo para así quedar en paz conmigo mismo y dejar tranquila a Santa Teresita.

En cuanto a tu pronóstico ya puedes ir partíendote medio pecho porque Madrid ha caído en la última votación. Como se presentaba por segunda vez consecutiva (cuando todo el mundo sabía que las Olimpiadas cambiarían de continente)no era cosa de hacerle el feo y quitársela de en medio a las primeras de cambio, así que los del COI han demostrado que, a su edad no les gana nadie a revolucionarios: han ningunedado al Emperador Obama, se han ciscado en el país más avanzado del planeta (Japón) y han dejado con un palmo de narices en el último momento a los que iban de quijotes sin serlo.

Encima se llevan las Olimpiadas a Sudamerica por primera vez y a un país que quiere salir de pobre.

Cualquier día de éstos son capaces de coger la metralleta y se echan al monte...

Ahora los brasileños están muy contentos, pero veremos al final qué risa les hace cuando les pasen a todos el cepillo para los reales que costará la broma. (De buena nos hemos librado por aquí...).

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