14 de octubre de 2009

EL POLÍTICO SENTIMENTAL Y EL PRESIDENT LENGUARAZ



Como las noticias corren que es una barbaridad, los otros días nos enteramos que el 14 de agosto del presente año, don Joan Laporta, el muy honorable president del Barça, llamó al presidente de la Junta de Extremadura para decirle de todo menos “bonito”. ¿Y a qué vino el cabreo de don Joan ante el máximo dirigente de la Comunidad Autónoma extremeña? Cuentan las crónicas que todo arranca de un artículillo publicado por éste en el diario Marca (titulado “Querido President”) donde, además de declarar su amor al Barça (“para nosotros también es más que un club, es un sentimiento, una emoción, parte de nuestras vidas”) reprochaba al mandatario barceloní que “cuando hables como presidente del Barça lo hagas sabiendo que nos representas a todos”. Y es que don Joan anda de un tiempo a esta parte con la lengua politiquera muy desatada pues se le acaba el momio de la presidencia y ahora tiene que poner los huevos en otra cesta. Y en dónde medrar mejor que en el mundillo de la política barriobajera que se hace en este país y en el suyo. Así que, junto a la bufanda de hincha culé, se ha puesto también la de flamante independentista catalán que es una cosa que hoy día viste y abriga mucho. Lo malo es que no ha esperado a salir de su actual carguete si no que lo está utilizando para su promoción y autobombo a ver si así aumenta su meritorio currículum y consigue colocarse en los primeros puestos de la opción politiquera que pretende pues el hombre –como buen deportista que es- hace ascos a todo lo que no sea ganar y no es cosa de meterse en la puñetera política para ir de figura decorativa o de vulgar pegador de carteles cuando lleguen las elecciones. Él, elegido de los dioses, no puede contentarse con cualquier birria que le ofrezcan.

Siguen contando las crónicas que en esa llamada telefónica el Joan se empleó a fondo con el político extremeño llamándolo “imbécil” y otras cosas igual de lindas. Como el lector puede imaginar, episodio tan chusco no podía pasar desapercibido por el Puñetas pues si aquí le damos a la sátira y la crítica, sería imperdonable que dejásemos pasar la oportunidad que nos brindan estos dos señoritos. Y a eso vamos, claro…

Que todo un presidente de una Comunidad haga públicamente tan sentida declaración futbolera (me da igual que sea al Barça como al Cantidubidubidá C.F.) provoca la hilaridad de este firmante, pero es que yo me río muy fácilmente. Ese “sentimiento”, esa “emoción” que provoca el club de sus amores es algo tan incomprensible para el muá que todavía ando revolcándome por las esquinas. ¿Pero cómo puede provocar tan alto cariño un club profesional, millonario, formado por gente que gana más de lo que pesa, que mañana está en Barcelona y pasado mañana en Milan, que lo único que hace es salir a un campo de juego a intentar –en prosaica y rutinaria labor- meter más goles que el equipo rival? ¿Tan bajo ha caído la palabra “amor” y “sentimiento”? Se ama y se quiere a los seres vivos, ñoras y ñores, pero no a un club social… “El Barça es de las mejores cosas que nos ha pasado” –escribe el político sin el más mínimo rubor ni rigor intelectual. Pues, oiga, no quiero ni pensar cómo serán las peores… Menos mal que, acto seguido, escribe en el articulillo: “…el día que el Barça deje de ser tan universal como es, los que viven en la Diagonal, tendrán sólo un equipo de fútbol”. Universal o no universal, el Barça es sólo un equipo de fútbol, señor Fernández Vara. Déjese de patrañas deportivescas y de cuentos chinos sentimentaloides. Una cosa es que la publicidad y la propaganda nos vista de seda al mono (sea un club de fútbol, un banco, un partido político, una empresa energética, una televisión o una multinacional del automóvil) y otra que los idiotas del pueblo llano pensemos que el mono es inteligentísimo y que representa los más altos valores de la universalidad, la solidaridad, la sentimentalidad, el patriotismo, la leche, la releche y la caraba. Los alegres chicos de la gran masa social seremos tontos del culo (así nos consideran los elegidos de los dioses y quizás no les falte razón) pero a la mayoría aún nos queda todavía –no sabemos durante cuánto tiempo más- alguna neurona que funciona con cierta racionalidad. En cambio, a los monos, no les funciona ninguna y por eso su mundo (y, de rebote, el nuestro) va como va: un completo desastre.

En cuanto al otro president, el Laporta (al que entiendo que venda la burra del “mes que un club” pues ese ha sido y es su negocio para incautos creyentes), me da igual que sea independentista que dentista: cada cual se masturba políticamente como su pene/vagina le da a entender. Otra cosa es usar su cargo deportivo para hacer poltiquería personal, confundiendo las churras con las merinas. Y peor cosa es creerse el rey del mambo porque en la última campaña deportivo-publicitaria el equipo que él preside ha ganado el triplete y le encasquetó un 2 a 6 al Irreal Madrid, cosa que –según el amigo- “no acaban de superar los enemigos del barcelonismo y de la caverna”. Bagatelas infantiles, señorito mío, con la crisis y la torta que tenemos encima...  Llamar “imbécil” a un político elegido por el pueblo extremeño también es muy feo, máxime si luego te defiendes aduciendo que esa palabra no es un insulto, lo cual puede volverse en contra porque hoy o mañana otros podrán llamarte también “imbécil” sin que se les caiga la sonrisa de la boca. En lo de afirmar que “…parece que Fernández Vara quiera hacerse publicidad a mi costa” sí que tiene razón el jefe culé. ¡Dónde va a parar la influencia, el prestigio social, la inteligencia y el glamour de un president futbolero en comparación con un político elegido democráticamente para gobernar una deprimida comunidad autónoma!  Mejor haría el mandatario extremeño en dedicarse a trabajar noche y día por sus conciudadanos y poner al club de sus amores en el sitio estricto que le corresponde: un equipo de fútbol profesional muy famoso y supermillonario, pero nada más que eso, un equipo. Que no es poco…

San Joan Laporta, elegido de los dioses, empieza a parecerse cada vez más a aquel Jesús Gil y Gil, presidente del Atlético de Madrid. Además de las malas artes, por de pronto ya ha aprendido también a darle patadas al “imbécil” y “ostentóreo” diccionario…

2 comentarios:

la aguja 16/10/09, 0:55  

Humm... No había leído tu artículo y hoy he escrito sobre los roles. Pero lo mismo podía haber escrito sobre las representatividades, si es que se puede largar así...

¿Qué es eso de que el Joan cada vez que habla "nos representa a todos los barcelonistas"? ¿No será que el extremeño va extreñido del coco?

¡Qué coño va a representar el Joan a todo el "sentimiento" barcelonista! Tan sólo se representa a sí mismo y a la gente que ha puesto la pasta. ¡Ah, sí!, y al F.C. Barcelona. Pero nunca a los sentimientos de los demás, que eso es cosa poco sólida.

A mí, como español, me representa el rey (mal que me pese), el presidente del gobierno (le haya dado mi voto o no), el cuerpo de embajadores (elección indirecta...) y poco más. Ni el hijo del rey representa a España, que deben habilitarle como tal en el BOE cada vez que acude a un acto oficial internacional.

Así que me representan en tanto que español (y persona) muy poquita gente. Pero desde luego ninguno de esos que he mencionado representa mis sentimientos españoles... Es que es decir eso es de una memez que debería haberle costado el puesto al Varas ese por "imbécil". Si al final va a tener razón el otro...

Si quieres ser barcelonista y tener derecho al sentimiento, pon la pasta, alacrán... y hazte socio (o accionista en una SAD).

En fin, que seguimos a siglos luz de estos anormales, tan creídos ellos...

Juan Puñetas 18/10/09, 22:03  

Habría que reivindicar como asignatura obligatoria en todas las enseñanzas la Lógica. Actualizada, por supuesto, quitadas las telarañas y las casuísticas anticuadas. Empiezo a sospechar que una gran mayoría tiene en ésta una asignatura pendiente. Lo del sentido común, ese lo doy ya por desaparecido.

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).