26 de septiembre de 2010

"ME PERSIGUE EL FÚTBOL..." (2 DE 2)

"" Señor Pi, si yo no fuera un tipo tan racionalista y tan estudioso y culto, sé que a estas horas ya estaría como un cencerro, loco de atar, con la masa encefálica hecha  puré y caldo de pollo. Me dan ganas de suicidarme porque soy incapaz de despistar a mi cruel perseguidor. Ni siquiera el día 29 de este mes, en que habrá una huelga general, me temo que don balón y el puñetero fútbol harán mutis por el foro en la gente, en los medios y en los estadios. Sólo pido un día de respiro, de paz, de descanso para mi cerebro. Me persigue a pares y nones, en medio del gentío y de mi soledad. ¿Qué puedo hacer que sólo esté en mi mano? A mi edad ya no puedo irme a algún país remoto ni a un poblacho perdido donde el fútbol y su odiada pelotita no tengan cabida ni existencia. ¿Cómo vencerle, don Pepe? ¿Cómo derrotar a este gigante que va a acabar con la poca cordura que aún me queda? ¡Cómo le agradecería un consejo de amigo!

Le dije que volviera en un par de días mientras yo pensaba sobre el particular y buscaba también consejo externo. Se lo planteé crudamente a mi mejor amigo, el Puñetas. La paranoia de este hombre, con sus angustias acuciantes, sus ideas de estar perseguido por fuerzas incontrolables y casi demoniacas, el considerarse un chivo expiatorio… Difícil cuestión. Al final nos pusimos de acuerdo, el Juan y el Pepe: hay problemas que sólo se solucionan por saturación. Y eso fue lo que, días más tarde,  le recomendé a Lorenzo Piernagorda:

—Mira, Lorenzo. Lo tuyo tiene muy difícil solución porque este mundo idiotizado ha tomado el fútbol como una religión, como la única política, como el mejor medio de placer sexual, como el negocio más brillante. Lo tienes crudo, macho. O te suicidas, venciendo a tu enemigo por falta de contrario al que joder vivo, o le vences empleando sus propias armas, la saturación más desvergonzada. Yo te recomiendo que veas y oigas fútbol todos los días y a todas horas. En el bar, en casa, en la cama, en el Inem, en la calle, en los libros… Fútbol y sólo fútbol, macho. Empápate de las biografías de los futbolistas, de los negocios de los directivos, de la cultureta de los periodistas deportivescos, suscríbete a cuatro o cinco periódicos de la cosa futbolera, al Digital Plus, duérmete todas las noches escuchando la voz opiácea de los santones de las ondas hertzianas hablando de don balón y de doña pelota. Atibórrate de fútbol, juega al futbolín, colecciona cromos de la Liga, estudia libros sobre tácticas y estrategias a desarrollar en el campo de juego… Que tu vida gire y gire sólo en torno al nuevo Dios. Sé que lo vas a pasar muy mal, pero que muy mal. Mas sé fuerte, digno de alguien que va por la vida con el apellido de Piedragorda. Si no logras vencer esta cruel batalla frente a tu pelmazo enemigo es porque habrás sucumbido en tu lucha valerosa y, perdida la razón, toda, ya no podrá hacerte más daño ni tú sufrir más. Pero si logras derrotarle –derrocha infinita paciencia, amigo, sé más listo que él, un pobre juego&deporte que cualquier sociedad un poco civilizada consideraría digno de niños de teta- entonces tu poder sobre él será tal que lograrás ser inmune a su atosigante e infantilodide parafernalia. Irás entonces por la vida, la calle y los bares luciendo la mejor de las sonrisas, inmune a sus ladridos, a sus balidos, a sus cantos sirenísticos de paz, felicidad y placer que sólo engatusan a los seres imperfectos, esto es, a los humanos terrícolas. Si logras superar la gran prueba que te propongo, pasarás a ser un verdadero superhombre, o sea, un dios humano al que los problemas de la pelotita futbolera le traerán al pairo y le importarán tres cojones. Entonces habrás conseguido algo más: la felicidad más exquisita.

Lorenzo Piernagorda me miró incrédulo, enarcando una ceja en plan zapatético, y me dijo:

—Acepto el reto. Enchufa la tele y empiezo la terapia con el Atlétic-Barcelona de la Sexta.

Se bebió seis gintonics pero salió del pub como había entrado. La terapia no podía empezar con mejor pie…
NOTA DEL EDITOR

El próximo día 29 los sindicatos mayoritarios han convocado Huelga General para protestar contra todos menos contra el gobierno de don Zapatero. Nosotros, ese día, aprovechando que el Támesis pasa por Madrid, vamos a ir también de huelga, pero de teclas caídas. Lo anunciamos porque no vamos a ser menos que esos famosuelos de la cultureta, el cine y la cosa intelectualoide que siempre aprovechan estos fastos para poner su nombrecito serrano en los manifiestos al uso para que la morrallita vea lo que hacen sus vanidosos idolillos. La diferencia, en nuestro caso, es que no somos nadie fuera del Arco. Por eso mismo, el próximo día 29 haremos huelga contra el gobierno de Zapatero, contra los 17 gobiernos autonómicos, contra los tropecientos mil gobiernos locales, contra las diputaciones, contra los sindicatos (palmeros del poder toda la legislatura menos un ratito, para despistar), contra la oposición, contra los burócratas de la unión europea, contra Obama, contra la guerra de Afganistán, contra Eta, contra las televisiones, contra los bancos, contra la actual ley electoral, contra los intelectuales desaparecidos en subvenciones varias, contra la internet cochambrosa, contra todos los que viven del cuento y… hasta contra mí, que hago cosas que podría hacer mejor y no hago lo que debería hacer frecuentemente. Ese día el Puñetas ayunará, sólo se alumbrará con la luz del sol, no comprará nada, paseará mirando al mar, se sentará en un banco a leer el diccionario y, llegada la oscuridad, a eso de las nueve, se meterá en la cama para –en tanto llega el bendito sueño- ciscarse en todos los ejércitos de fulanos y fulanas que bienviven metiendo sus manos -todos los días del año- en el cerebro, en el corazón y en la cartera del personal de a pie.  Nos leemos de nuevo el 3 de octubre, una vez el Támesis vuelva a su habitual cauce, esto es, a pasar por Londres.

1 comentarios:

Pancho Pijote 6/10/10, 23:34  

Para completar esta historia le ha faltado el personaje de Sancho Panza, que Pepe Pi no da la talla para el puesto.

Así como Alonso Quijano se volvió majara por culpa de los libros de caballerías, así se vuelven majaras los quijotes de hoy en día, tragándose libros y revistas, periódicos y días después, previas y moviolas...

Esto da para otro cuento; se lo digo yo...

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).