19 de septiembre de 2010

NOS TOMAN POR EL PITO DEL SERENO

El Puñetas no sólo no es nada patriotero sino que abomina intelectualmente del concepto “patria”, pero una cosa son las ideas y otra –desgraciadamente- la realidad. Aunque usted se declare ciudadano del mundo, apátrida u otra virguería parecida, los burócratas, gobiernos y gente del común no entenderán de estas raras y vulgares sutilezas así que cada vez que vaya a mear le pedirán el Documento Nacional de Identidad, el pasaporte o el CIF. Usted, por mucho que proteste, seguirá siendo considerado como un hijo “natural” de su terruño, lo quiera o no. El Estado, sus guardianes y sus palmeros, que no admiten excepciones ni saben ver tres en un burro, antes que verle como un ser único, individual, especial, irrepetible y excepcional, le verán como un número más de la gran masa nacional, como un minúsculo átomo que no puede tomar iniciativas propias y romper la baraja por las buenas, negándose a tener baraja alguna,  como una piececita más del reloj, que no va por libre sino bien amarradita al engranaje patrio. En estos casos, qué hacer además de ciscarse en la madre que parió a quien te toma –siguiendo las leyes humanas y divinas, por supuesto- como una mierdecilla más de la gran cagada cósmica, terrícola, continental, nacional, autonómica y localista que hay que aguantar como si formara parte de nuestra mismísima genética.  En estos casos, pragmatismo manda, hay que bajar la cerviz, aguantarse y tirar para adelante camino del redil y el abrevadero.

Hoy hemos decidido hacerle caso a los de la madre que los parió y nos hemos levantado con el carnet de identidad en la boca. Nacimos y vivimos accidentalmente en un territorio llamado Spain, ergo somos españolitos para todo lo que usted mande, sean cosas duras o maduras. Por eso vamos  a poner el gritito en el cielo ante varias noticias que nos han dejado con el ánima patriótica por los suelos.

Entremos en materia. ¿Nos toman a los españolitos por el pito del sereno? A tenor de lo que uno ha leído los últimos días, sí. Un líder político español visita territorio ídem y algunos histéricos de un país vecino (dicen que “amigo”, o sea, que guárdate de amigos así) claman a Alí Babá acusando al politicastro de “provocar”. Otros buenos amigos, los gibraltareños de su Viejísima Majestad, no sólo siguen agrandando el peñón a costa del territorio español circundante sino que, cuando les parece, envían a sus patrulleras al pueblo vecino de la Línea (o sea, al extranjero, o sea, a Spain) para que atrapen a sus cacos. En contrapartida, la españolísima Guardia Civil caminera no puede poner su tricornio a la viceversa porque entonces la retienen y le sacan todos los colores menos el verde. En Murcia los dueños de una discoteca, llevando durante muchos años el nombre de “La Meca”, se han visto obligados a cambiarlo, así como la decoración del local, porque unos cromagnones  de fuera –muy sensibles para estas pijoterías- se sienten muy ofendidos por tal bagatela. La broma les va a costar a los discotequeros cien mil eurillos de nada pero habría que darles una medalla porque han conseguido evitar una “guerra con el islam”, según amenazaban los especímenes prehistóricos. Se ve que en tu propio país, sobre todo si se llama España, los de fuera te pueden amenazar y mangonear sin que a nadie se le caiga los pantalones o se le manchen.

Pero, no desespere lector, estas cosas no sólo existen en el mundillo politiquero o religiosero. También en el mundejo del deporte a los españolitos nos toman por el pito del sereno y hemos de asumirlo con una natural sonrisa.

Cristianito Ronaldo, el de las bicicletas, afirmaba la semana pasada ante los primeros abucheos del Bernabéu por su manera de jugar: “La energía que gasta el público en pitar es la misma que podría emplear en apoyarnos”.  Y añadió esta perla más: “A veces es mejor que el público nos ayude para motivarnos mejor”. Esta mamarrachada no creo que se le ocurriera decirla en Manchester cuando jugaba en la Premier League porque estoy seguro que lo habrían puesto de patitas en el Atlántico. Aquí, como somos un pelín idiotas, se permite ese lujazo. El público paga una millonada para verle meter goles y hacer buenas jugadas junto con su equipo. Ese ya es suficiente esfuerzo como para pedirle encima que le motive y que le apoye. Yo, afición, exigiría una rebaja en el precio de las entradas por apoyar al equipo. ¿Pero qué se han creído estos niñatos de la pelota?

Otro niñato, sólo que más crecidito, es Joan Laporta, quien lejos ya del Barça, anda en batalla electoral porque se cree ungido por los dioses y aspira a convertirse en “molt honorable”. Como el señorito –al contrario que el muá- es de esos a los que les encanta llevar el carnet de identidad en la boca (en este caso, el catalán), se le ha ocurrido una parida la mar de graciosa para que, en caso de que el territorio donde él vino al mundo accidentalmente se declare independiente un día de estos, su Barça querido no sufra las consecuencias negativas: jugar contra el Santa Coloma o el Puigcerdá. "Se podría perfectamente jugar la liga catalana, la liga española o la liga de los pueblos ibéricos, con Portugal, España y Cataluña”. Y remató la faena de aliño con esta boutade: “El Barça podría escoger en qué Liga jugar”. O sea, que los españolitos son y serán idiotas y ante la pérdida hipotética de un territorio no tendrían ningún inconveniente en seguir como hasta ahora, con el Barça en la Liga española, el cava en los frigoríficos y el Seat o el Nissan en el garaje de casa. Hasta los amigos portugueses harían el esfuerzo de sumarse a la nueva situación geopolítica ayudando a crear una Liga Ibérica.  Muy listo el Joanito…

Ya decía en el titular de este artículo tan atípico, con la  vista puesta en estos cinco ejemplillos que he reunido hoy, que algunos nos toman a los españolitos y españolazos por el pito del sereno. Algo muy feo sabiendo, sobre todo, que ya no hay serenos. Para una vez que me pongo el traje patrioteril resulta que algunos de fuera se lo toman a pitorreo. ¡Menudo ojo clínico tengo!

4 comentarios:

otro que se iría si pudiera 23/9/10, 15:48  

El histriónico Sánchez Dragó (a veces hay que serlo para que te escuchen... otra cosa ya es que te hagan caso...) que este país debería llamarse Expaña...

Lo preocupante es que empiezan a ser muchos ya los intelectuales que abogan por tomar las de Villadiego... esto... quiero decir... todo lo contrario... salir pitando de Villadiego y de Expaña para poder vivir decentemente (al terreno ideológico me refiero con lo de vivir decentemente).

Juan Puñetas 26/9/10, 22:08  

También dijo el histriónico, pero sensato por parte de Oriente, que "si alguien habla mal de España... es español". El tío tiene todos los palos de la baraja.

Lo cierto es que llevamos unos añitos (desde que dejamos de ser el lugar donde nunca se ponía el sol) en que andamos con el rabo entre las piernas por mucho que el G20 nos haya puesto una silla de plástico en sus reuniones o que vendamos la burra de que somos una potencia del mundo mundial. Si una potencia como los muás somos lo que somos, no quisiera estar en el pellejo de las que ocupan los últimos lugares. Ya que no podemos tomar la de Villadiego, tomemos al menos la de Villaconejos, que está más cerca, aunque sea en fiestas de guardar y de huelga general.

Un saludete de otro que también se iría si fuera treinta años y un día más joven.

finalmente me voy de verdad 30/9/10, 0:18  

Hoy leo este especial de El País. Agur.

Juan Puñetas 6/10/10, 21:35  

¡No se vaya, hombre! ¡Espéeeereeemeee!

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