27 de marzo de 2011

EN TIERRAS DE LA PREMIER

El bueno de Pepe Pi, nuestro barman de guardia, ha tenido que hacer lo que muchos: coger la maleta y largarse de este país llamado Spain. La crisis económica no perdona y el bueno de Pepe ha visto como su pub cerraba por falta de clientes ya que éstos, a su vez, tenían falta de pasta y la pasta no está en los bolsillos del personal sino en las cajas fuertes de los bancos y cajas, que ni dan créditos ni tienen vergüenza.

Nuestro Pepe Pi, a primeros de año, hizo lo que su padre había hecho de joven: cogió la maleta y se fue a Londres en busca de trabajo. La única diferencia con su progenitor es que este, cuando se largó a Alemania, llevaba una maleta de cartón y Pepe se llevó una Samsonite de plástico. Sin embargo, en ambas maletas viajaba el mismo equipaje, salvando los sesenta años de distancia: la misma frustración, idéntica ansiedad por un futuro incierto, igual rabia.

Por esa razón, Pepe Pi no ha publicado ningún cuento de los suyos en esta temporada arquera. El otro día, cuando le comuniqué que a finales de junio cerramos también el kiosko, me dijo que me enviaría un cuento. Algo divertido, para no llorar. Y aquí está. Dice que los ingleses son tan o más fanáticos que los españoles en esto del fútbol, aunque lo disimulan con mejor humor. El rollo macabeo de la Premier lo inunda todo y en esa idea se inspiró para escribir el siguiente cuento paródico. Gracias, Pepito.
La otra noche era día de partido de Champions. El pub estaba casi vacío. La avalancha se esperaba a la finalización pero acodados a la barra había dos tipos bien trajeados, bien alimentados y probablemente muy bien follados. El caso es que –en la soledad del mostrador- pegué la oreja a ver qué decían pues los gachones no se andaban con reservas.


—¿Cómo vas con tus trabajadores?
—Mal. No estoy contento con el rendimiento que me dan. El albañil se presenta cada día con una pega. Que si ha sufrido un esguince mientras subía las escaleras, que si tiene unas molestias en la rótula… El tipo incluso me ha dicho que si quiero alinearlo en el tejado tendré que pagarle el doble.
—¿Y qué actitud disciplinaria vas a adoptar?
—Pues le rescindiré el contrato y me procuraré otro fichaje. Me lo traje para la empresa pensando que era un crack y resulta que es un bluf. Siempre está lesionado, no ha cuajado con el resto de la plantilla y me tiene el vestuario muy dividido.
—Ten en cuenta que las fichas de los albañiles de primera han subido mucho en esta temporada por culpa de la crisis de talentos…
—Ya lo sé, querido, ya lo sé… Tendré que  buscar en el mercado de primavera  entre los descartes de las principales empresas del sector. Ya me he hecho a la idea de que tendrá que ser extranjero, con los problemas añadidos que eso comporta. Que si adaptación a nuestras costumbres, filosofía empresarial y esas cosas.
—Pues tu máxima competencia, Mutiservicios Chinder, me he enterado que acaba de fichar a dos portentos de la fontanería y de la electricidad. Os va a dar sopas con ondas y vais a perder este año la liga de las diez mejores empresas del sector.
—Ya estoy hecho a la idea. Con los millones que tienen los de Chinder, así cualquiera ocupa el primer puesto… Si es que no hacen más que fichar superfiguras…
—Lo mejorcito de cada país. El electricista es rumano y el fontanero alemán. No te digo más.
—Debería prohibirse tanto personal foráneo. Desvirtúa el espíritu nacional porque no es lo mismo que llegue a tu casa un alemán que no sabe ni torta de inglés y que carece de humor inteligente que te atienda  un fulano natural del país. Los clientes lo agradecen…
—Sí, pero la gente lo primero que quiere es que le resuelvan la papeleta rápida y eficazmente, no que le hablen en su idioma entreteniéndole con un mal juego y oficio mientras el calentador sigue sin funcionar o se caen a pedazos los azulejos del baño. Los clientes quieren ganar el partido de la avería y les importa un bledo de donde sea oriundo el profesional.
—Ya… de todas formas… además de una excelente plantilla de trabajadores, equilibrada en todas las líneas y con ambición y buena técnica, es primordial un buen entrenador, alguien que sepa repartir juego entre todos y eso, por fortuna, les falla a los Chinder. Nuestro jefe de personal tiene más recursos técnicos y está más preparado.
—Pues ojito, macho, que corren rumores de que te lo quieren fichar. Medio de millón de libras le ponen encima de la mesa, más primas por cada avería perfectamente resuelta, sea quien sea el operario que mande al terreno de juego. Y todo libre de impuestos…
—Entonces vamos a estar muy jodidos… Por si acaso, cuando lo fichamos, le pusimos una cláusula de rescisión de un cuarto de millón. Quizás nuestra única baza sea nacionalizarlo…
—¡Qué barbaridad! Le va a quitar el puesto a uno de los nuestros… Así no se hace país y luego pasa que hacemos el ridículo cuando salimos al extranjero a competir.
—Lo importante son los títulos, macho, déjate de monsergas nacionalistas. Desde que lo fichamos para dirigir el equipo de empleados siempre hemos cosechado algún título… Las acciones han subido, hemos repartido beneficios en las dos últimas temporadas y estamos pensando en una ampliación de capital.
—Quizás tengas razón. Aunque es un maleducado y siempre se está metiendo con el resto de colegas, lo cierto es que empresa a la que va, empresa a la que le aporta éxitos y campeonatos. Qué pena que en este país no tengamos gente de su nivelazo y haya que importarla…
—Esperemos que en esta segunda vuelta del calendario los resultados mejoren porque no basta con tener un buen capataz y una plantilla más o menos aceptable. Se necesita algo de suerte y hasta ahora nos está siendo más negada que a los Chinder. Claro que parte de culpa la tienen las autoridades locales que actúan de árbitros de la situación y siempre barren para ellos. ¡Cómo los propietarios de Chinder son paisanos suyos!”

0 comentarios:

  © Blogger template 'Greenery' by Ourblogtemplates.com 2008

¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).