LO QUE NO SALE EN LA TELE, NO EXISTE.
Pues sí. Eso parece. Lo que no se publicita en la caja tonta nunca sucedió y si ocurrió tararí que te vi. Sólo existe el furbo sobre hierba. Lo demás, pura filfa.
Mira que ayer domingo fue un día espectacular. Se jugó la final de la Copa de Baloncesto, con triunfo del Unicaja de Málaga, por primera vez en su historia. La esquiadora española María José Rienda ganó el slalom gigante de la Copa del Mundo, catorce años después de otro triunfo similar por otra deportista española. Rafael Nadal ganó el Torneo de tenis de Brasil. La selección española de fútbol-sala se proclamó campeona de Europa. El atleta David Canal batió el record de 400 metros, que llevaba 15 años de vigencia. El español Raga obtuvo su séptimo triunfo consecutivo en la Copa del Mundo de Trial. Se inauguró el Torneo de Ajedrez de Linares con los mejores jugadores del mundo (de hecho es el torneo más importante del mundo).
Pues bien, salvo unos segundos dedicados al Unicaja y a la selección de fútbol-sala, en las teles no se ha contado hoy lunes nada más que lo de siempre: los partidos de Liga del domingo, la repetición por enésima vez de sus goles, que el Beckham ha tenido un hijo y pare usted de contar. Yo no sé, francamente, como hay gente en este país de las Españas que pierde el tiempo jugando a otra cosa que no sea el fútbol. Nunca te sacarán en las teles, salvo que te mueras en un accidente garrafal. Y si no te sacan en la caja tonta, nadie te conoce, y si no te conocen, nadie te apoya, y sin apoyo no hay pelas para entrenar y si no hay pasta mejor que te dediques a ver el fútbol que echan por la tele. Un ciclo infernal, sólo roto cuando llegan las Olimpiadas en que –entonces sí- todas las teles pierden el culo pidiendo tropecientas medallas de oro del que cagó el moro. Si no fuese porque hay cierta política deportiva desde las alturas gubernamentales –escasa, pero menos da una piedra- de protección a los deportistas de otros deportes que no sean el fútbol, los aficionados a otros deportes nos comeríamos las piedras. ¡Si ni siquiera el baloncesto, el segundo deporte en asistencia de aficionados, tiene un puesto asegurado en las parrillas televisivas!
Así que démonos con un canto en los dientes viendo como los éxitos en las disciplinas más insospechadas llegan de vez en cuando, aunque de ellos tengamos que enterarnos en un rinconcito de los periódicos. Porque en las teles, casi nada de nada. Sólo fútbol y más fútbol. Precisamente el deporte del que sólo nos comemos una rosca cada dos siglos (en la selección española, ni eso).
Eso sí, del dedo artrítico del pie de Ronaldo nos hemos enterado esta semana hasta la saciedad. Cualquier día nos informan de los pelos que tiene en el culo o en las orejas. De Laporta, presidente del Barcelona, nos han repetido ad infinitum sus gestos victoriosos por la derrota de su rival, el Madrid. El día menos pensado las cámaras se meten en el vestuario del Atlético para ver si el cerebrín Torres mea colonia o agua bendita. Y, en fin, de la Juventus y el Chelsea, próximos rivales del Madrid y Barça en la Champion Li, sabemos más historias que de la última guerra civil. Eso sí, dices en la tele “Kasparov” y los muy burros se creen que es una marca de vodka. Pronuncias el bendito nombre de David Barrufet (portero de la selección española, reciente campeona del mundo de balonmano) y los asnalfabetos de Antena 3 o Tele 5 se creen que estás hablando de un humorista. Al deportista español con más títulos, sesenta y cinco, no lo conocen nada más que en su casa a la hora de comer. Claro que si hablamos de científicos, escritores, médicos famosos y gente interesante de esta sociedad que nunca sale en la pequeña pantalla, entonces es que no acabamos nunca. Y digo yo, ¿no será que sólo lo que no existe es lo que sale publicado en la televisión?
Mira que ayer domingo fue un día espectacular. Se jugó la final de la Copa de Baloncesto, con triunfo del Unicaja de Málaga, por primera vez en su historia. La esquiadora española María José Rienda ganó el slalom gigante de la Copa del Mundo, catorce años después de otro triunfo similar por otra deportista española. Rafael Nadal ganó el Torneo de tenis de Brasil. La selección española de fútbol-sala se proclamó campeona de Europa. El atleta David Canal batió el record de 400 metros, que llevaba 15 años de vigencia. El español Raga obtuvo su séptimo triunfo consecutivo en la Copa del Mundo de Trial. Se inauguró el Torneo de Ajedrez de Linares con los mejores jugadores del mundo (de hecho es el torneo más importante del mundo).
Pues bien, salvo unos segundos dedicados al Unicaja y a la selección de fútbol-sala, en las teles no se ha contado hoy lunes nada más que lo de siempre: los partidos de Liga del domingo, la repetición por enésima vez de sus goles, que el Beckham ha tenido un hijo y pare usted de contar. Yo no sé, francamente, como hay gente en este país de las Españas que pierde el tiempo jugando a otra cosa que no sea el fútbol. Nunca te sacarán en las teles, salvo que te mueras en un accidente garrafal. Y si no te sacan en la caja tonta, nadie te conoce, y si no te conocen, nadie te apoya, y sin apoyo no hay pelas para entrenar y si no hay pasta mejor que te dediques a ver el fútbol que echan por la tele. Un ciclo infernal, sólo roto cuando llegan las Olimpiadas en que –entonces sí- todas las teles pierden el culo pidiendo tropecientas medallas de oro del que cagó el moro. Si no fuese porque hay cierta política deportiva desde las alturas gubernamentales –escasa, pero menos da una piedra- de protección a los deportistas de otros deportes que no sean el fútbol, los aficionados a otros deportes nos comeríamos las piedras. ¡Si ni siquiera el baloncesto, el segundo deporte en asistencia de aficionados, tiene un puesto asegurado en las parrillas televisivas!
Así que démonos con un canto en los dientes viendo como los éxitos en las disciplinas más insospechadas llegan de vez en cuando, aunque de ellos tengamos que enterarnos en un rinconcito de los periódicos. Porque en las teles, casi nada de nada. Sólo fútbol y más fútbol. Precisamente el deporte del que sólo nos comemos una rosca cada dos siglos (en la selección española, ni eso).
Eso sí, del dedo artrítico del pie de Ronaldo nos hemos enterado esta semana hasta la saciedad. Cualquier día nos informan de los pelos que tiene en el culo o en las orejas. De Laporta, presidente del Barcelona, nos han repetido ad infinitum sus gestos victoriosos por la derrota de su rival, el Madrid. El día menos pensado las cámaras se meten en el vestuario del Atlético para ver si el cerebrín Torres mea colonia o agua bendita. Y, en fin, de la Juventus y el Chelsea, próximos rivales del Madrid y Barça en la Champion Li, sabemos más historias que de la última guerra civil. Eso sí, dices en la tele “Kasparov” y los muy burros se creen que es una marca de vodka. Pronuncias el bendito nombre de David Barrufet (portero de la selección española, reciente campeona del mundo de balonmano) y los asnalfabetos de Antena 3 o Tele 5 se creen que estás hablando de un humorista. Al deportista español con más títulos, sesenta y cinco, no lo conocen nada más que en su casa a la hora de comer. Claro que si hablamos de científicos, escritores, médicos famosos y gente interesante de esta sociedad que nunca sale en la pequeña pantalla, entonces es que no acabamos nunca. Y digo yo, ¿no será que sólo lo que no existe es lo que sale publicado en la televisión?
4 comentarios:
Tranquilo Juan, las propias "teles" se cargarán el fútbol. Eso sí, hará falta más tiempo del que les llevó cargarse las telenovelas. ¿Recuerdas que en este país se retrasó la salida de una etapa de la Vuelta porque el final coincidía con una telenovela? Somos más los que pasamos del fútbol que los que les gusta el fútbol; lo que pasa es que ellos están organizados.
De acuerdo con vosotros. En mi blog Sillón Bol http://www.blogia.com/sillonbol podés encontra una crónica de la final de la Copa del Rey
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