POR OPTIMISTAS QUE NO QUEDE
Comenzó el circo de la Fórmula I. Y lo hizo con el duelo que previsiblemente marcará las carreras, Renault-Ferrari, aunque también el curso pasado se habló de lo mismo y luego pasó lo que pasó, que siempre ganaba el Schumacher de las narices. No lo digo enfadado, que conste. Es el mejor piloto desde hace años y tiene la mejor mecánica: ese Ferrari que va como un cohete.
Una digresión: una encuesta citada por el periódico AS hace unas semanas decía que ante la pregunta a los encuestados varones de qué preferían hacer en un fin de semana, si pilotar un Ferrari o pasarlo con la explosiva actriz Pamela Anderson, los interrogados, en un 86 %, contestaron que subirse al volante de tan mítico automóvil. Placer que Schumacher hace casi todos los días y encima le pagan una millonada.
Volvamos al redil. Empezó la Fórmula I y los cantamañanas de turno andan a vueltas con el pavo engreído: Fernando Alonso ganará el mundial. Llevo leyendo informaciones sobre la pretemporada de la Fórmula I y oyendo de vez en cuando a los exaltados chicos de Telecinco preparando el espectáculo que la cadena del W.C. piensa retransmitir en exclusiva para España: Fernando Alonso ganará el mundial. Recuerdo la temporada pasada en que a nuestro mítico piloto Alonso lo vitoreaban hasta en los accidentes o salidas de pista. Francamente, es demasiado.
De acuerdo en que Fernandito es un piloto aguerrido que cuando coja experiencia, le acompañe la suerte y el coche, nos dará muchos días de gloria, como suele decirse en estos casos. Pero me parece que es erróneo crear falsas expectativas, quemando a nuestro joven piloto antes de tiempo, al exagerar sus posibilidades reales de éxito aquí y ahora. Oyendo a estos cantamañanas, a veces parece que el neófito sea el veterano piloto alemán y que el maestro sea nuestra joven gloria asturiana. Qué falta de respeto para ambos.
Este año todavía no ha empezado el circo, como quien dice, y ya todos dan a Fernando Alonso como brillante vencedor. Temo este desbocado optimismo porque en este país a nuestros buenos deportistas los subimos a las alturas en menos que canta un gallo y los tiramos al estercolero en menos que rebuzna un rucio. Lo segundo viene a consecuencia de lo primero. Y Alonso, cuando habla y cuando actúa, demuestra que sabe donde está, cual es su tiempo ahora y cual será su futuro si hace las cosas bien, no se le suben a la cabeza tantos falsos halagos y se dedica a aprender y a perfeccionar las mecánicas.
Diario AS, 3 de marzo: “Gran Premio de Australia. Renault cree que ganará de calle en Albert Park. El equipo técnico de la escudería de Fernando Alonso está convencido de su superioridad. Todo es optimismo, aunque existen dos dudas: la fiabilidad del coche y la estrategia de carrera”. Ese mismo día Alonso afirmaba: “Hasta que no pasen unas carreras será difícil ver favoritos. El equipo ha hecho bien los deberes, pero no me fío. El año pasado las sensaciones eran buenas y Ferrari nos metió 40 segundos”.
Al mismo tiempo, el propio Schumacher afirmaba que “no tenemos a punto el coche por lo que partimos con una desventaja en las primeras carreras, pero creemos que es la mejor opción, ya que de lo contrario no lo hubiéramos hecho así”. O sea, que los que se juegan la vida al volante de los bólidos mantienen la cabeza entre los hombros, como magníficos campeones que son, mientras que todos los botarates que les rodean, algunos, en su misma escudería, y otros en los medios de información y propaganda, hablan y no paran haciendo pronósticos que barren para casa. Y es que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que comprobar cómo los cuernos te rozan la taleguilla. Y eso, más que miedo, da mucha sensatez. Quiero equivocarme, pero todavía es temprano para Alonso. Renault deberá mejorar mucho sus coches y Schumacher-Ferrari tendrán que coger una pájara de cuidado.
Una digresión: una encuesta citada por el periódico AS hace unas semanas decía que ante la pregunta a los encuestados varones de qué preferían hacer en un fin de semana, si pilotar un Ferrari o pasarlo con la explosiva actriz Pamela Anderson, los interrogados, en un 86 %, contestaron que subirse al volante de tan mítico automóvil. Placer que Schumacher hace casi todos los días y encima le pagan una millonada.
Volvamos al redil. Empezó la Fórmula I y los cantamañanas de turno andan a vueltas con el pavo engreído: Fernando Alonso ganará el mundial. Llevo leyendo informaciones sobre la pretemporada de la Fórmula I y oyendo de vez en cuando a los exaltados chicos de Telecinco preparando el espectáculo que la cadena del W.C. piensa retransmitir en exclusiva para España: Fernando Alonso ganará el mundial. Recuerdo la temporada pasada en que a nuestro mítico piloto Alonso lo vitoreaban hasta en los accidentes o salidas de pista. Francamente, es demasiado.
De acuerdo en que Fernandito es un piloto aguerrido que cuando coja experiencia, le acompañe la suerte y el coche, nos dará muchos días de gloria, como suele decirse en estos casos. Pero me parece que es erróneo crear falsas expectativas, quemando a nuestro joven piloto antes de tiempo, al exagerar sus posibilidades reales de éxito aquí y ahora. Oyendo a estos cantamañanas, a veces parece que el neófito sea el veterano piloto alemán y que el maestro sea nuestra joven gloria asturiana. Qué falta de respeto para ambos.
Este año todavía no ha empezado el circo, como quien dice, y ya todos dan a Fernando Alonso como brillante vencedor. Temo este desbocado optimismo porque en este país a nuestros buenos deportistas los subimos a las alturas en menos que canta un gallo y los tiramos al estercolero en menos que rebuzna un rucio. Lo segundo viene a consecuencia de lo primero. Y Alonso, cuando habla y cuando actúa, demuestra que sabe donde está, cual es su tiempo ahora y cual será su futuro si hace las cosas bien, no se le suben a la cabeza tantos falsos halagos y se dedica a aprender y a perfeccionar las mecánicas.
Diario AS, 3 de marzo: “Gran Premio de Australia. Renault cree que ganará de calle en Albert Park. El equipo técnico de la escudería de Fernando Alonso está convencido de su superioridad. Todo es optimismo, aunque existen dos dudas: la fiabilidad del coche y la estrategia de carrera”. Ese mismo día Alonso afirmaba: “Hasta que no pasen unas carreras será difícil ver favoritos. El equipo ha hecho bien los deberes, pero no me fío. El año pasado las sensaciones eran buenas y Ferrari nos metió 40 segundos”.
Al mismo tiempo, el propio Schumacher afirmaba que “no tenemos a punto el coche por lo que partimos con una desventaja en las primeras carreras, pero creemos que es la mejor opción, ya que de lo contrario no lo hubiéramos hecho así”. O sea, que los que se juegan la vida al volante de los bólidos mantienen la cabeza entre los hombros, como magníficos campeones que son, mientras que todos los botarates que les rodean, algunos, en su misma escudería, y otros en los medios de información y propaganda, hablan y no paran haciendo pronósticos que barren para casa. Y es que no es lo mismo ver los toros desde la barrera que comprobar cómo los cuernos te rozan la taleguilla. Y eso, más que miedo, da mucha sensatez. Quiero equivocarme, pero todavía es temprano para Alonso. Renault deberá mejorar mucho sus coches y Schumacher-Ferrari tendrán que coger una pájara de cuidado.
1 comentarios:
Tienes razón en eso que dices que encumbramos a nuestros mitos rápidamente y los derribamos con mayor velocidad aún (Eurovisión es un claro ejemplo).
Ya lo decía el poeta en su fábula 'El águila y la bala': "...que el que sube como un trueno suele bajar como un rayo".
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