1 de abril de 2005

SI MARADONA ES DIOS, YO SOY ATEO

Acabo de ver por la caja tonta una escena de nuestro desnortadísimo presidente del Gobierno nacional, mister Zapatero (alias, el sonrisas), saludando efusivamente a Diego Armando Maradona, aprovechando que estaba de visita para vender unas pacíficas armas al neandertal ese que responde al nombre de Hugo Chavez y que gobierna a coz y martillo al sufrido pueblo venezolano.

Al grano. Don Zapatero saluda a Dieguito recordándole que es Dios, como le dicen muchísimos argentinos, amigos de las hipérboles y la psiquiatría. Y también le cuenta que es un gran admirador suyo y que tal y cual.

La verdad es que vistos algunos de los personajes a los que admira don Pepe Luí (Castro, el mismo Chavez…) su comentario a Maradona debería ser considerado más como una ofensa que como un signo de querencia, pero en fin… Lo cierto es que en mi ya larga vida no creo haberme encontrado nadie que no admirase al Pelusa. Y, francamente, esto ya me resulta sospechoso. Y provocador. De modo que a estas alturas de la función, cuando uno ya peina canas y lleva en la faltriquera centenares de ilusiones perdidas (que es en lo que consiste básicamente la vida), por más que rebusco en los archivos de mi memoria no logro encontrar tanta heroicidad ni tanta deidad en el amigo Dieguito.

Maradona sólo jugó al fútbol (muy bien, por cierto), pero también lo hicieron Di Estéfano, Pelé, Cruyff … y a ninguno se le ha endiosado como al astro argentino. Que se sepa, Cruyff es un señor de lo más normal, que se cuida, hace honor a su fama y camina por el mundo con la cabeza bien alta. De Pelé o la Saeta Rubia, podríamos decir otro tanto. Pero el endiosado Maradona ha provocado y sigue provocando auténtico revuelo en su país de origen, más cercana la cosa a un histerismo y estupidez colectiva que a un normal sentimiento de cariño y aprecio popular. Francamente, ni su rendimiento deportivo fue excelentísimo (los periodistas e hinchas futboleros es que son la tira de exagerados) ni su comportamiento fuera de las canchas mostró nada que merezca ser recordado. Muy al contrario. Pero ahí está el tópico y siempre habrá un indocumentado (por muy presidente de gobierno que sea) que nos venga a recordar la divinidad maradoniana.

Hará casi un año, cuando el amigo padecía una de sus periódicas crisis personales y de salud (también las tuvo en el plano deportivo, pero de ellas nadie se acuerda), recorté de un periódico deportivo esta perla que guardo como oro en paño en el cajoncito de las majaderías: “Maradona resiste pese a la gravedad. Nadie duerme ni come en Argentina desde que se conoció la terrible noticia del internamiento de Maradona. La vida de éste sigue pendiente de un hilo”. Por aquellos días, un tal Gatti escribía que “Dios es argentino, Diego aguantará”. Algunas opiniones de futbolistas argentinos así como de allegados, lo ponían prácticamente en los altares. “Para muchos argentinos, Maradona es como un enviado de Dios”, decía Palermo. “Es como el dios de todos los argentinos”, afirmaba Carolai, un antiguo empleado suyo.

Ver a nuestro President Profident saludar a Maradona con el chiste de lo de Dios, trajo a mi memoria estas vicisitudes de hace casi un año. Sí, Dieguito hizo diabluras con la pelota, pero también –como todo hijo de vecino- la pifió en numerosas ocasiones en el terreno de juego. Fuera de él, se hizo un experto en deposiciones. De modo que dejemos las cosas en su justa medida: Maradona ha sido uno de los grandes jugadores de fútbol que nos han deleitado con su juego en algunas ocasiones. Sólo por eso es para darle un fuerte apretón de manos. Pero a continuación, merece también un buen tirón de orejas por todo lo que hizo rematadamente mal, y no precisamente en el plano deportivo. No hay más que ver su figura. Por mucho dios y muchos goles que haya metido, sólo es un hombre de carne y hueso, como los demás. ¡Lo único que hizo en su vida fue darle a la pelotita! Seguro que si llega a inventar alguna vacuna contra el cáncer a estas horas nadie le haría ni puñetero caso.

3 comentarios:

Anónimo 2/4/05, 14:00  

Esteban Laureano Maradona
Médico

Juan Puñetas 5/4/05, 1:22  

Muy bueno tu enlace, Naranjito. Pero ya ves, al Maradona médico -propuesto para Nobel- no lo conoce ni dios y al Maradona pelotero le rezan como un dios porque hacía malabarismos con una pelotita. Efectivamente, es cosa de psiquiatras.

Rulo Minas 6/4/05, 0:57  

Pues sobre este personaje tengo por aquí unos apuntes para escribir también un artículo en mi bitácora. No, no me lo has pisado, pero he de darme prisa en escribirlo porque no debe ser de buen gusto hablar mal de los que se han muerto... Y a este le quedan dos aspirinas y una rayita. Cualquier día se nos adelanta y comienza a criar malvas. Lo que este hombre padece son los efectos del sobreentrenamiento..., quiero decir, de la sobredosis (y el sobrepeso). Ahora bien, si yo fuera ZP le hubiera dicho lo mismo. ¿Para qué hacerme enemigos? ja ja

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