COLOCÓN INTELECTUALOIDE CON RONALDO AL FONDO COMO METÁFORA DEL FUTBOLEO
Hoy me voy a poner en plan intelectualoide. Más o menos al nivel de nuestros inteligentes sabios hispánicos. Ya saben, Javier Bardem y su madre, Joaquín Sabina y Victor Manuel o cualquier genio de lo audiovisual, sólo porque echan un garabato en un panfleto a favor de Cuba o en contra de alguien o algo que no les gusta. (Empiezo bien... O sea, provocando.)
Sentaré la premisa que dará lugar a mi breve pero singular y acertada disertación. (Ahora toca continuar con la clásica modestia y autobombo). Si Jesulín se rascó la cabeza una vez y dijo aquello tan poético de que “la vida es como un toro”, yo me rascaré hoy el cachete izquierdo del trasero para afirmar que “Ronaldo es una metáfora del fútbol y viceversa”.
Una vez sentado el axioma puñetero, llega ahora el momento del discurso reflexivo y razonado, que dados los tiempos tan presurosos que corren, debe ocupar un máximo de diez renglones o un minuto de telediario. Allá va. “Ronaldo, como el fútbol, es la veleidad personificada. La genialidad dentro de la más absoluta inanidad. La originalidad publicitada en un envoltorio de lo más previsible. La certeza de la irregularidad más absoluta. La inmadurez más madura. La seguridad más incierta. Ronaldo es como el fútbol, ni más ni menos, un vivo sin vivir en mí y a ti te encontré en la calle”.
Llegados a estas alturas del manifiesto o panfletillo, Juan Puñetas podría retirarse a vivir del cuento de este articulillo bitacorero hasta el próximo día. Pero hagamos como los grandes ases de la intelectualidad que nos envuelve. Repitamos el mismo disco o película sólo cambiando el título o las palabras. Y a seguir viviendo del cuento y de los derechos de autor. ¡Pista libre, que mancho!
“Ronaldo es al fútbol lo que el fútbol es a Ronaldo. Dentro y fuera del campo. O sea, ambos son caprichosos, veleidosos, irregulares, sorprendentes, amados y odiados a la vez, cínicos y sinceros, santo y seña de la vaciedad y la plenitud. Una pura contradicción. Si alguien quiere adentrarse en los círculos mágicos que explican el mundo del futbolín, que busque en la cuadratura ovalada del amigo Ronie, cuando está dentro y fuera de la verde pradera.“
A estas alturas del sermoncillo vivaracho y carpetovetónico que estoy hoy largando (ojo, sin haber probado antes ni una gota de alcohol), hay que incorporar el elemento rosa rosáceo como mandan los cánones de las costumbres sociales al uso. Demos al discurso, pues, un toquecillo popular y festivo. No ha llegado a los tres meses y el romántico Ronaldo ya se ha separado de su amada Daniela Cicarelli, con la que acariciaba esta temporada conseguir el Pichichi. Pues… ni Pichichi ni Pichicha. Monte usted todo un espectáculo circense en un castillo medieval de la Francia eterna, para que a los 86 días y con 27 palabras como corolario de despedida, la Daniela y el Ronald se hagan mutuamente mutis por el foro. “Como Ronaldito, así es el fútbol. Inmaduro y caprichoso. Hoy te persiguen los aficionados para besarte la pirula, mañana te la quieren capar. Si metes un gol, aunque sea con la cabeza, renaces de tus cenizas y regresas al éxtasis. Si no entra la pelotita te llaman gordo y comilón. En el fútboleo los amores tampoco duran más de 86 días. A menudo ni siete. Qué digo: el miércoles eres fantástico en la Champion y el domingo no vales ni para plantar cebollas. Hoy te renuevan por nueve temporadas pues eres un genio y mañana te pegan la patada en el culo porque eres un incompetente. Me caso y me descaso con la misma facilidad con que la meto y la saco (la pelota, ojo, de la portería rival). Si hoy tengo ganas, corro como un gamo y si no, que le den morcilla al respetable. Lo mismo estoy en una fiestecilla junto a los más zánganos del planeta que voy a Ramala a una cuestión de esas que llaman “humanitarias”. Valgo para cualquier tostada. Por eso hoy me aplauden y mañana me silban. Como el mismísimo fútbol, macho. Hoy los ultras nos resultan útiles para amedrentar a los rivales, mañana nos vituperan y eso sí que no puede ser. Las aficiones de la localidad se hermanan a las 19,30 y a las 19,40 ya están liándose a mamporros por un quítame allá ese penalty. Todo y nada es posible con tal de que el aire corra hacia el lado oportuno. Si el equipo desciende de categoría es que los demás hacen trampas, pero si se salva de la quema es mérito propio. En el fútbol cabe y vale cualquier cosa pues todo se alquila, se traspasa o vende”.
Y ahora -cumplido el reto y agotados los sabios argumentos- me voy a dar una ducha helada a ver si baja la emoción que me embarga ante tanta sensiblería y situación esquizofrénico- futbolero-ronaldesca según como venga el día y por donde sople el viento. Con mi proverbial finura e inteligencia he intentado plasmar esta situación, aunque haya sido de modo incomprensible, pero es que así es la cultura y así somos los intelectuales por estas tierras, ¿verdad, camarada Aute?
Sentaré la premisa que dará lugar a mi breve pero singular y acertada disertación. (Ahora toca continuar con la clásica modestia y autobombo). Si Jesulín se rascó la cabeza una vez y dijo aquello tan poético de que “la vida es como un toro”, yo me rascaré hoy el cachete izquierdo del trasero para afirmar que “Ronaldo es una metáfora del fútbol y viceversa”.
Una vez sentado el axioma puñetero, llega ahora el momento del discurso reflexivo y razonado, que dados los tiempos tan presurosos que corren, debe ocupar un máximo de diez renglones o un minuto de telediario. Allá va. “Ronaldo, como el fútbol, es la veleidad personificada. La genialidad dentro de la más absoluta inanidad. La originalidad publicitada en un envoltorio de lo más previsible. La certeza de la irregularidad más absoluta. La inmadurez más madura. La seguridad más incierta. Ronaldo es como el fútbol, ni más ni menos, un vivo sin vivir en mí y a ti te encontré en la calle”.
Llegados a estas alturas del manifiesto o panfletillo, Juan Puñetas podría retirarse a vivir del cuento de este articulillo bitacorero hasta el próximo día. Pero hagamos como los grandes ases de la intelectualidad que nos envuelve. Repitamos el mismo disco o película sólo cambiando el título o las palabras. Y a seguir viviendo del cuento y de los derechos de autor. ¡Pista libre, que mancho!
“Ronaldo es al fútbol lo que el fútbol es a Ronaldo. Dentro y fuera del campo. O sea, ambos son caprichosos, veleidosos, irregulares, sorprendentes, amados y odiados a la vez, cínicos y sinceros, santo y seña de la vaciedad y la plenitud. Una pura contradicción. Si alguien quiere adentrarse en los círculos mágicos que explican el mundo del futbolín, que busque en la cuadratura ovalada del amigo Ronie, cuando está dentro y fuera de la verde pradera.“
A estas alturas del sermoncillo vivaracho y carpetovetónico que estoy hoy largando (ojo, sin haber probado antes ni una gota de alcohol), hay que incorporar el elemento rosa rosáceo como mandan los cánones de las costumbres sociales al uso. Demos al discurso, pues, un toquecillo popular y festivo. No ha llegado a los tres meses y el romántico Ronaldo ya se ha separado de su amada Daniela Cicarelli, con la que acariciaba esta temporada conseguir el Pichichi. Pues… ni Pichichi ni Pichicha. Monte usted todo un espectáculo circense en un castillo medieval de la Francia eterna, para que a los 86 días y con 27 palabras como corolario de despedida, la Daniela y el Ronald se hagan mutuamente mutis por el foro. “Como Ronaldito, así es el fútbol. Inmaduro y caprichoso. Hoy te persiguen los aficionados para besarte la pirula, mañana te la quieren capar. Si metes un gol, aunque sea con la cabeza, renaces de tus cenizas y regresas al éxtasis. Si no entra la pelotita te llaman gordo y comilón. En el fútboleo los amores tampoco duran más de 86 días. A menudo ni siete. Qué digo: el miércoles eres fantástico en la Champion y el domingo no vales ni para plantar cebollas. Hoy te renuevan por nueve temporadas pues eres un genio y mañana te pegan la patada en el culo porque eres un incompetente. Me caso y me descaso con la misma facilidad con que la meto y la saco (la pelota, ojo, de la portería rival). Si hoy tengo ganas, corro como un gamo y si no, que le den morcilla al respetable. Lo mismo estoy en una fiestecilla junto a los más zánganos del planeta que voy a Ramala a una cuestión de esas que llaman “humanitarias”. Valgo para cualquier tostada. Por eso hoy me aplauden y mañana me silban. Como el mismísimo fútbol, macho. Hoy los ultras nos resultan útiles para amedrentar a los rivales, mañana nos vituperan y eso sí que no puede ser. Las aficiones de la localidad se hermanan a las 19,30 y a las 19,40 ya están liándose a mamporros por un quítame allá ese penalty. Todo y nada es posible con tal de que el aire corra hacia el lado oportuno. Si el equipo desciende de categoría es que los demás hacen trampas, pero si se salva de la quema es mérito propio. En el fútbol cabe y vale cualquier cosa pues todo se alquila, se traspasa o vende”.
Y ahora -cumplido el reto y agotados los sabios argumentos- me voy a dar una ducha helada a ver si baja la emoción que me embarga ante tanta sensiblería y situación esquizofrénico- futbolero-ronaldesca según como venga el día y por donde sople el viento. Con mi proverbial finura e inteligencia he intentado plasmar esta situación, aunque haya sido de modo incomprensible, pero es que así es la cultura y así somos los intelectuales por estas tierras, ¿verdad, camarada Aute?
1 comentarios:
Jo, macho; supongo que te lo has escrito de un tirón después de tenerlo ronroneando en la cabeza una temporadita.
En mi opinión, el amigo Ronaldo no es más que un niño grande con mucho dinero. Seguro que tiene una gran habitación dedicada solamente a un Scalextric que da 200 vueltas sobre sí mismo. Aunque esta definición seguro que se puede aplicar a muchos futbolistas y a muchos nuevos ricos.
Envidia ninguna, oye. Que lo gasten con salud.
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