2 de mayo de 2005

DOPADOS HASTA LAS OREJAS

Decíamos ayer… (jó, parezco Fray Luis de León), que lo de tragarse drogas blandas, sucias, limpias o duras es algo habitual en el mundo moderno y que viene de largo, casi desde que Noé se subió a la canoa. Decíamos ayer que los deportistas, por jugar con su cuerpo hasta extremos ciertamente exagerados, por acercarse al límite de sus posibilidades, tienden a usar y abusar de todo lo que les pueda hacer mejorar unas milésimas, subir un centímetro o aguantar dos segundos más. Cada minucia de éstas puede significar la gloria o el fracaso, una patada en el culo o una alforja de billetes calentitos. Así que, en tales casos, la tentación es alta y más de uno y más de mil, intentan superar el tope fijado o mínimo. El riesgo de quedarse como un pajarito en mitad de la competición o de pasar una vejez echando las muelas, algunos se lo pasan por el arco del triunfo y por el forro. Allá ellos.

Decimos hoy que más grave, infinitamente más grave, es lo que están haciendo miles y miles de muchachitos imberbes en nuestros países “desarrollados” (en los otros, el personal no tiene ni para echarse al coleto un triste vaso de agua incolora, inodora e insípida). Resulta que multitudes de jóvenes (los norteamericanos a la cabeza, como siempre) están enganchados a los esteroides y anabolizantes como si en ellos les fuera el sueldo. No los necesitan para aguantar al jefe, para currar durante dieciséis horas, para archivar la miseria personal. Están hasta los calcetines de esteroides y otras cacas por pretender asemejarse a esos atletas apolíneos y fibrosos que parecen salidos del Paraíso terrenal; por querer asemejarse a esas modelos a cuyo paso se giran hasta los árboles; por pretender parecerse a esos famosos tan guapos y guapas que aunque sólo saben decir “la pe con la a, pa”, salen en las revistas y en todas las camas enseñando palmito; en fin, por imitar a los grandes iconos de la modernidad más legañosa, que no la forman científicos, investigadores, inventores, pintores o sabios, sino horterillas de medio pelo, calientapollas de diseño, yogurcitos achocolatados o, pasando al deporte, nervudos atletas de mandíbula de roca, tenistas con las carnes más prietas que el palo de una chuleta de cordero, gimnastas con un modelado de músculos que a su lado el dios Apolo parece un carcamal.

Los efectos de toda esta basura médica (a la que habrá que unir horas de Play, semanas de sofá, toneladas de hamburguesas y otras mierdas) son devastadores para gente que, como los pollitos, aún no ha salido apenas del cascarón: pérdida de pelo, extravíos hormonales, infertilidad, agresividad y otras gaitas poco musicales. Claro que lo peor de todo es que se les queda el encefalograma cerebral más plano que el de un difunto. Poquito cerebro que tienen y lo poco que les dura. Así que, comparado con el desastre del coco, qué más da que se te caiga el pelo del sobaco o las uñas de los pies.

Los estudios más alarmantes vienen, como es natural, del Imperio, de los USA, donde sus semi-adolescentes (entre 8 y 12 años) andan más perdidos que una cabra en un garaje. Y todo con la anuencia del sector de la moda, de las pelis, de la industria del juego y, por supuesto –faltaría más- del mundo del deporte. Leo en la prensa deportiva sobre las deficientes medidas antidopaje de las grandes ligas profesionales (que no han firmado el Código Mundial Antidopaje), habiendo deportes como el béisbol, en el que no se suspende a un dopado hasta el tercer positivo y … sólo por 25 días. La verdad es que estos americanos son la mar de coherentes, a diferencia de los viejales europeos: en los EEUU es un paria el que no va dopado hasta las orejas (sea con kepchup, margarina, salchichas, guiski o pelis del Suarzenaguer ese de las narices), así que no es lógico que los deportistas deban ser una excepción, salvo aquellos que salen de higos a brevas al extranjero para darse un garbeo por los arrabales del planeta. Los europeos somos más hipócritas: vamos de orujo, cerveza, ginebra, humo y escarola hasta las cejas, pero salvamos la democracia de occidente con nuestra moral aún coleante: esa que es experta en guardar las formas y las buenas conciencias.

Total, que tenemos un porvenir más negro que el palo de un churrero. Porque los que vamos pa mayorcitos acabaremos sedados en cualquier visita a las urgencias del hospital del barrio para evitar nuestro sufrimiento tardío y el cargo abusivo a las arcas del Estado; y los que van para adultitos serios y responsables porque cuando estén en la edad de cotizar a Hacienda y fichar de 7 a 15, no van a poder ni con su cuerpo. Vamos, que van a estar peor que nosotros, los viejecitos. Menuda jodienda.

Hay numerosos jovenzuelos merluzones que, al parecer, no saben que el corpachón de la Serena Williams procede de un cruce de genes y de miles de horas de gimnasio, que los adorables músculos del Gervasio Ferrer los ha cincelado a fuerza de siglos y años de sacrificio un señor llamado Entrenamiento o que el Beckham será un bomboncito algo hortera pero que el tío está a todas horas corriendo (no confundir con el anglicismo “corriéndose”). Los milagros no existen, pipiolos.

5 comentarios:

Rulo Minas 3/5/05, 2:15  

¡Ondia!, Juan, según lo cuentas yo me bajo de este mundo en la próxima... ja ja ja.

Bueno, alguna solución habrá, hombre. Seguro que con jamón de Extremadura, aceite de Andalucía, bacalao de Bilbao, caldo gallego y pote asturiano, cocido madrileño, paella valenciana, plátanos de Canarias y ensaimada de Mallorca como postres... (me dejo las migas de Castilla-La Mancha y que me perdonen los de las demás regiones que no quiero que esto se haga eterno).

Quería decir que con estas comidas españolas no hay necesidad de dopaje, hombre (¡ondiá!, me dejaba la tortilla de patata).

Anónimo 5/5/05, 0:55  

Amigo Rulo, con esas majestuosas comidas que de sólo leerlas se me hace la boca agua, en efecto, sobran esteroides, dopajes y colocones. ¡A ver si algunos se enteran! Por cierto, ¿tú crees que a los de ERC y a los del PNV les gustará la tortilla española?
(Juan Puñetas)

la aguja 16/5/05, 0:24  

Seguro que se la comen...

Anónimo 24/4/06, 14:13  

la verdad esq este ombre deberia documentarse bastante mejor antes de hablar de estas cosas. Primero en nombres como Gervasio Deferr y no Ferrer como el cree q fue acusado de dopaje por marihuana y que aun no ha sido esclarecido. La verdad esq la mayoria de los deportistas de elite toman vitaminas o sustancias que les permiten la mejora de sus capacidades con una pastilla despues del desayuno. Si esto es asi, pero nadie en el mundo de elite es obligado a tomarlas y muchos de los deportistas no las toman, ¿pero acaso no entrenan y esculpen su cuerpo al igual que los demas? .No intento justificar a aquel que por mejorar su rendimiento toma de esas palabras acabadas en -ona o -ina y estoy de acuerdo en que la fama y la gloria son un plato muy dulce que hasta con trampas dan ganas de comer. Deberias saber sobre lo que escribes porque metes a todos en el mismo saco y la realidad esque solo se tiene en cuenta a aquellos que son sabidos en tomarlo y no a los demas. En cuanto a la gente que toma esto para transformar sus cuerpos deberian informarse antes de lo que van a tomar, efectos secundarios y demas y que sepan que el camino rapido no es el mejor. Aun asi, estando de acuerdo ctg en varios aspectos, te pido que busques informacion de verdad no blasfemias y vulgaridades que salen en los periodicos que todo el mundo cree, porque la verdad abordas el tema subjetivamente y sinceramente todo el mundo deberia saber mas de esto. Como alguien decia: "La verdad esta ahi fuera"

Anónimo 24/4/06, 14:14  

Hombre con "h". perdon!

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¡Gracias por vuestra plantilla! (El Puñetas, agradecido).